Argentina: La lucha continúa
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Diez puntos de balance del Partido de la Liberación (PL) sobre las Legislativas del 23 de octubre de 2005
1.. Los comicios no concitaron la adhesión, el entusiasmo ni el nivel de
participación que el gobierno de Néstor Kirchner y los partidos oligárquicos de
oposición quisieron presentar. La "primera dama", que no votó, dijo que había
participado el 82 por ciento del padrón. Pese a excusarse de hablar bien tarde
el domingo supuestamente para aguardar cifras oficiales, estaba faltando a la
verdad porque el nivel de participación nacional fue del 70,9 por ciento, la más
baja desde 1983 a la fecha.
2.. Ganó el gobierno de Kirchner y su Frente para la Victoria, acompañado del PJ
en varios distritos, con el 40 por ciento de los sufragios (sin contar el voto
en blanco y anulados porque en este caso su cosecha no superaría el 37 por
ciento del padrón). Esto implica una victoria que no debe desconocerse. Pero no
es un triunfo plebiscitario como el presidente ordenó vocear a sus ministros
Alberto Fernández, Aníbal Fernández y José Pampuro. Más bien es una "victoria
digna", como antes había dicho el presidente.
3.. La "dignidad" de esa victoria está cuestionada no sólo por el 30 por ciento
que no fue a votar y por el 9 por ciento que votó en blanco o anuló el voto,
sino también por otras imposturas del oficialismo. Fue alevosa la compra de
votos, la "caravana de la felicidad" bonaerense repartiendo cheques de Nación,
gente acarreada a los actos, el acuerdo con Raúl Otacehé y demás intendentes
mafiosos del Gran Buenos Aires y gobernadores tan poco progresistas como Felipe
Solá, José Manuel de la Sota, Juan Carlos Romero, etc. La victoria kirchnerista
fue conseguida en parte en base a votos de sectores populares que consideraron
su gestión como progresista, sobre todo en contraste con los desastres menemista-delarruísta-duhaldista,
por paliativos en lo económico-social, por ciertas medidas en derechos humanos,
etc. Pero también hay que decir que parte de los votos llegaron trabajados por
la coerción de esos aparatos siameses duhaldistas separados por el poder a
último momento, los burócratas ex menemistas Andrés Rodríguez, Gerardo Martínez,
José Luis Lingeri y otros por el estilo.
4.. El discurso de la "primera dama" en la paqueta capilla adjunta al Hotel
Intercontinental indica el rumbo de conciliación con los monopolios que
ratificará el gobierno. Dijo Cristina de Kirchner: "El proyecto apunta a
reconvertir lo que fue la gran tragedia nacional que llegó para todos los
argentinos. Por eso sabemos que en la reconstrucción de la patria ningún
argentino puede estar ausente". Ese concepto de que la crisis destruyó "a todos
por igual" es falso y no se compadece con la realidad de bancos y monopolios que
ganaron antes con el modelo neoliberal y fugaron 40.000 millones de dólares
durante la crisis de 2001.
El llamado a la unidad nacional que hizo la señora de Kirchner a esos monopolios
ya lo había formulado unos días del comicio al hablarles tiernamente a esos
representantes en el Sheraton de Pilar ante el pre-coloquio de IDEA. Lo insólito
es que semejante prueba de disposición a pactar con los monopolios no sea
advertido por un periodista lúcido como Horacio Verbitsky, quien en su columna
de Página/12 escribió el domingo 23: "(Cristina Fernández de Kirchner) aunque
escape de los símbolos del Partido Justicialista e insista en la necesidad de
coaliciones más amplias, encarna el estilo y los valores propios del peronismo
en su versión 1973". Los valores expuestos en los discursos de la ganadora del
domingo 23, lo mismo que la acción de gobierno de estos dos años, no parecen
encarnar ese estilo y esos valores camporistas de 1973. Más aún, se trata de un
gobierno que por medio de Roberto Lavagna ha reconocido que abonó 13.500
millones de dólares al FMI y demás organismos multilaterales de crédito. Y
aunque se empeñen en negarlo, que va a permitir aumentos de tarifas de las
privatizadas así como que Repsol y otros pulpos sigan deglutiéndose la renta
petrolera argentina de 7.100 millones de dólares anuales.
5.. La derecha expresada por Mauricio Macri ganó la Capital Federal y Jorge
Sobisch en Neuquén, pero en general la derecha hizo una pésima elección, al
perder el duhaldismo en Buenos Aires, el menemismo en La Rioja, Luis Barrionuevo
en Catamarca, Ricardo López Murphy en Buenos Aires, etc. Domingo Cavallo
directamente no poder presentarse en Capital.
Además hay que puntualizar que Macri, al obtener el 33,9 por ciento de los
sufragios, quedó 3 puntos por debajo del caudal que tuvo en setiembre de 2003
cuando se presentó a elecciones para la jefatura de gobierno porteño.
Macri no aumentó en porcentaje de votos sino que perdió, aunque el desastre del
gobierno de Aníbal Ibarra y la división de quienes lo apoyaban le permitió en
esta oportunidad llegar primero. Macri se proyecta como cabeza de un frente de
derecha, que eufemísticamente llaman de "centro derecha" del mismo modo como la
bestia parda de Alvaro Alsogaray denominó a su engendro Unión de Centro
Democrático (UceDe). Evidentemente es un peligro para el pueblo porque el
privatizador y hombre de negocios turbios contra el Estado ahora se presenta con
la "piel de cordero" a favor de la educación pública. En este personaje converge
lo más granado del mundo empresario, la reacción ideológica de la Cruzada
Blumberg -"mano dura" policial- y el populismo rentable por presidir el club de
fútbol más popular de Argentina (Boca Juniors). Su peligrosidad radica en que
puede ser puente entre la derecha neoliberal (López Murphy-Sobisch) y la derecha
peronista (Menem, Duhalde y Rodríguez Saa).
6.. El centrismo o democratismo burgués del ARI se fue derechizando en este
tiempo, con una Elisa Carrió que terminó enredada en alianzas con elementos
oligárquicos como Enrique Olivera, ex jefe de gobierno porteño con De la Rúa y
el "ganso" del Partido Demócrata mendocino, Gustavo Gutiérrez. Carrió no hizo
una mala elección en Capital, donde sumó cuatro diputados y otros tres por
provincia de Buenos Aires, con lo que conserva sus intenciones de ser candidata
a presidente en 2007. Para los sectores populares se quemó por basarse en
Olivera, descendiente de un fundador de la Sociedad Rural Argentina, y por
justificar el accionar de vaciamiento y fuga del grupo Suez en Aguas Argentinas.
7.. La centroizquierda hizo una mejor elección y ganó Santa Fe por medio de
Hermes Binner, del Partido Socialista y el Frente Progresista. Pero en la medida
que esas formaciones se basan en la alianza con la UCR, tanto en Santa Fe como
en Córdoba, y teniendo en cuenta las posturas bien conciliadoras de Binner con
el presidente Kirchner, anticipamos que quienes apuesten a Binner a 2007 pueden
llevarse un fiasco. El socialista puede terminar deglutido por la alianza de
"centroizquierda" con que se vestirá Kirchner o su esposa Cristina como
candidatos presidenciales dentro de dos años. Esto lo deberían pensar
detenidamente los que, como el PC y sus aliados del Encuentro de Rosario, del
que forman parte Binner y otros dirigentes del Partido Socialista y la UCR. Si
apuestan a eso pueden terminar peor que cuando hicieron el Frente Grande con
Chacho Alvarez y Graciela Fernández Meijide.
8.. Los diversos partidos de izquierda hicieron una pésima elección con casos
patentes como Patricia Walsh (2 por ciento), Jorge Altamira (0,80), Néstor
Pitrola (1,47), Raúl Castells (0,28 por ciento en provincia de Bs As: 17.000
votos cuando había pronosticado conservadoramente 50.000), Patricio Echegaray
(0,53 por ciento), PTS-MAS (0,63 por ciento en Bs As y 0,24 en Capital) y así
los demás. Sumados todos, incluso quienes como Luis Zamora ya no se reconocen de
izquierda, los partidos reformistas de este signo sumaron 900.000 votos, 5 por
ciento del total. Como toda regla, esta tiene sus excepciones: el PO sacó 12 por
ciento en Salta y 7 por ciento en Santa Cruz, donde se presentó como Frente
(FUT). En base a estas excepciones y a que el PO dice tener 225.000 votos en
todo el país, Néstor Pitrola se ufanó ante Canal 7 de que el suyo es el
principal partido de la izquierda, contándose las costillas frente al MST y el
PC. En realidad el fracaso de estos sectores no debemos medirlo sólo por la poca
cantidad de votos que obtuvieron sino sobre todo por otras dos cosas: pusieron
como central participar en una campaña electoral despreciada por las masas
populares y luchadores; e hicieron una campaña sin consignas antiimperialistas.
Para graficarlo: si los candidatos del PO, MST-Unite y PC-Encuentro Amplio
hubieran puesto bien grande en sus centenares de miles de afiches la consigna de
"Fuera Bush", en vez de sus propios nombres y apellidos y sus fotos, hubieran
tenido un mejor papel. O al menos hubieran combinado mejor su electoralismo con
un pequeño aporte antiiimperialista.
Esta izquierda reformista se debate en una alternativa falsa, de cara a 2007. Un
sector de la misma clama por la "amplitud" y en los hechos acepta la dirección
política de Carlos Heller, gerente del Banco Credicoop; y la otra dice ser
"combativa" y cae en un sectarismo bien ilustrado por la estúpida consigna del
trotskista PO: "por un frente 100 por ciento de izquierda". En nuestra opinión,
lo correcto es jugar un rol combativo en todas las luchas obreras, populares y
antiimperialistas; formar un frente político antiimperialista para elevar esas
luchas sociales con una estrategia de lucha revolucionaria por el poder, y
colocar como una cuestión secundaria la táctica electoral, acorde a las
circunstancias concretas. En este caso nosotros llamamos a no votar, anular el
voto o votar en blanco.
9.. ¿Acaso ese fracaso de Altamira, Echegaray y Ripoll implica un descenso de
las luchas, una derechización de la sociedad? Para algunos de ellos y
comunicadores progresistas afines, sí. Veamos lo que escribió Eduardo Aliverti
el 24/10 en Página/12: "En primer lugar, convendría asumir algo que ya estaba
claro antes de dar las urnas su veredicto. Sin embargo, por anomia intelectual o
porque se trata de una observación cáustica acerca del nivel de conciencia de
las mayorías, (muy) pocos se animan a reconocerlo: las elecciones confirmaron el
aval o la aceptación del pueblo, como se quiera, respecto de la dirigencia
política tradicional.Y también es probable que no se trate de eso sino de una
sociedad que, como ya se sostuvo hace poco desde esta columna, a la par de una
creciente liberalización de sus costumbres individuales y su movilidad cultural,
es profundamente conservadora en lo político". En síntesis, Aliverti, uno de los
promotores del "Encuentro de Rosario", explica el fracaso de los candidatos
afines en función de la "conservadora" sociedad argentina. ¿Acaso cree que del
Argentinazo, las luchas piqueteras, las huelgas obreras, las fábricas
recuperadas, etc, no queda nada en la conciencia popular? 10.. El hecho de que
el 30 por ciento del padrón no fuera a votar es un hecho auspicioso, que
demuestra la crítica que mantiene un buen sector del pueblo hacia los políticos
corruptos. No los pudo echar en 2001 pero tampoco se deja engatusar con sus
cantos de sirena. Ese promedio nacional de abstenciones se elevó en Santiago del
Estero al 48 por ciento, en Salta al 37, en Corrientes al 36 y en Córdoba al 33.
En esto se vio desairado Verbitsky, que el lunes 24 en Página/12 se entusiasmaba
con una participación del 80 por ciento del padrón, que no se dio, y escribía:
"nada más importante podrían ratificar las elecciones de ayer". El 30 por ciento
de abstención no es por supuesto todo de gente politizada pues también están
metidos allí una parte de los apolíticos, los cómodos, los analfabetos
políticos, etc. Pero debe convenirse que la mayoría de los mismos refleja
objetivamente la conducta de la gente que dice: "yo no voto, son todos ladrones"
y otras cosas por el estilo, incrementadas desde diciembre de 2001. Además el
voto en blanco y los votos anulados llegaron a un buen nivel. El diario La
Nación, en artículo de Adrián Ventura, sostuvo el 25/10: "Según datos
extraoficiales conocidos ayer, la suma de los votos en blanco, nulos e
impugnados en todo el país llegó al 8,98 por ciento. los datos son más altos en
Santa Cruz (9,46 por ciento); Buenos Aires (11,36 por ciento) y Neuquén, donde
el voto en blanco y el voto nulo se convirtieron en la segunda fuerza (30,73 por
ciento), se colocó detrás del Frente Popular Neuquino y le sacó ventaja al
Frente para la Victoria".
Esos guarismos son corroborados por el artículo de Pablo Abiad, de Clarín: "Este
domingo, los blancos y nulos fueron el 9 por ciento del total. Sin embargo, en
el sitio del Ministerio del Interior (www.elecciones2005.gov.ar) no se
incluye esta incidencia: sólo se pueden leer los 18.528.264 votos positivos; es
decir, a un candidato u otro. "En la web no se la difunde porque es irrelevante,
no influye en la elección de autoridades", dijo el director nacional electoral,
Alejandro Tullio. Al ignorarse en el conteo final los 1.567.985 votos negativos,
estos se eliminan de la base de la que se sacan los coeficientes finales y, en
consecuencia, los porcentajes de todos los partidos se vuelven más abultados.
Según Tullio, así lo establece la ley. Por ejemplo, en la provincia Cristina
Kirchner le ganó a Chiche Duhalde por 46,01 a 19,70 contemplando sólo los
7.072.898 votos positivos. Estas cifras se reducen a 41,34 contra 17,70 si se
computan también los negativos". Si tomamos en cuenta el 1.500.000 de votos en
blanco y nulos (9 por ciento), y del 30 por ciento que se abstuvo le sumáramos
sólo la mitad como gente que quiso protestar de modo conciente (dejando la otra
mitad sin considerar por ser apolítica "crónica"), resultaría que una fuerza
opositora así considerada sería la segunda en el mapa nacional. Se ubicaría
segundo detrás del Frente para la Victoria, que obtuvo el 40,1 por ciento de los
sufragios y por encima del PJ con el 11,2 por ciento, la UCR con el 13,8, la
derecha macrista-Sobisch con el 7,9 y el ARI con el 7,3. No hacemos estas sumas
y restas para ver cómo se puede tomar el poder mediante las elecciones burguesas
sino al sólo objeto de ver la verdad tal cual es, sin esconder los números
molestos para el poder y sus maquinarias electorales.
También para salirle al cruce a los balances derrotistas de los partidos de
izquierda reformista que quieren identificar y justificar su fracaso del 23 de
octubre con una supuesta desmovilización y baja de conciencia del pueblo
trabajador. El PL ratifica su postura de haber llamado a no votar, anular el
voto o votar en blanco (ver Liberación nº 209 en www.pl.org.ar). En esa
táctica convergieron muchos argentinos y otros partidos, organizaciones
populares y personalidades como Alicia Castro (Frente para el Cambio-ALBA),
Jorge Daffra (Fregen), dirigentes gremiales como Perro Santillán y Pablo
Kirschbaum, intelectuales como Hugo Alberto de Pedro, músicos como David
Lanuscou, PCR, MPR Quebracho, movimientos piqueteros, CCC, Tendencia Clasista 29
de Mayo, CTD Aníbal Verón, asambleas barriales, JR-20, TUPAC, movimientos
juveniles y culturales, etc.
28 de octubre de 2005 Secretariado Nacional del Partido de la Liberación (PL) de
Argentina.