Argentina: La lucha continúa
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El Ferrocarril una cuestión nacional
La timba de los subsidios (Parte I)
Juan Carlos Cena
Argenpress
Cuánta más deficiencia en los servicios, más transferencias de dinero a los
concesionarios de los trenes suburbanos. Un mano a mano, un timo a cielo abierto
entre los comerciantes/industriales nacionales ferroviarios y el Estado.
Terminó el proceso electoral, la Cumbre de los Pueblos y la otra, la de los
Presidentes. En todo este transcurso, especialmente en el electoral, muy
letánico por cierto, un denso manto de mediocridad lo cubrió, de izquierda a
derecha. Muy pocas hendijas aparecieron, diría, casi ninguna, por donde se
escapara un débil rayo de luz que simbolice una idea, reinó la medianía, la
oscuridad. A muy pocos de los candidatos y de los involucrados se les cayó una
idea, aunque sea abollada. Todo era un decir vacío, como una oquedad negra y
profunda, vulgar y pueril. Así las cosas y como así la dimensión de las mentiras
pronunciadas.
La cuadratura de algunas sonrisas impostadas, después del conteo de las
papeletas, intentaban demostrar alguna satisfacción, luego de haber cumplido
constitucionalmente con este acto "democrático", que es el de colocar un sobre
dentro de una urna. No voy a entrar, porque ya se ha escrito y dicho bastante, a
opinar sobre los porcentajes. Sólo decir que fue una de las campañas donde la
magnitud de los olores a embuste, superchería y esas cosas fue muy vigorosa y
omnipotente.
Sobre el país, el sentido de nación, del estado de situación del ser nacional
que lo habita, nada, del territorio nacional violado por la soja y el saqueo de
nuestros minerales estratégicos, del despojo de las tierras a nuestros
aborígenes, nada, de nada. La tinelización de la cultura se presentó enterita en
este carnaval teatralizado por muy malos y mediocres actores, para terminar
digo: que se dijo poco y se mintió mucho, como siempre. Y como siempre digo: a
los hombres hay que mirarles las manos no la boca, para poder saber más o menos
quienes son.
Hay toda una historia en la historia de las mentiras electorales. No me voy a
referir a todas, significarían varios tomos, sino sólo a las que tienen que ver
con el ferrocarril, y no muy lejos en el tiempo, sino acá, a la vuelta.
Empecemos con Carlos Saúl Menem, el adalid del embuste y la simulación, que
llegó a la Capital Federal enropado con pilchas federales, patilludo, con un
decir cansino y arriojanado. Al tiempo, no pasó mucho, se sacó el poncho, se
recortó las patillas y el flequillo, y se calzó un ambo de corte inglés, todo en
un acelerado proceso camaleónico. Se metamoforseaba el riojano, de no creer, y a
que velocidad.
Sobre los ferrocarriles durante su primera campaña electoral: ¨…se ha dicho de
privatizar todas las empresas estatales. Yo diría que hay una fiebre de
privatizaciones, si seguimos así, lo digo con todo respeto al señor Presidente
de la Nación y al ministro Terragno que en algún momento nos va a privatizar al
Gobierno Nacional, nos va a privatizar los gobiernos Provinciales y hasta los
gobiernos Municipales. Yo creo que a esto hay que ponerlo con mucho cuidado,
porque por ahí en las privatizaciones va también la entrega de lo que es la
soberanía nacional¨.
Más adelante habló del levantamiento de ramales y de los posibles cierres de
talleres con sus consecuencias, dijo: .."Nosotros los vamos a reactivar"
Palabras pronunciadas en Laguna Paiva, lugar simbólico y significativo para los
ferroviarios por la resistencia de las mujeres paivenses y los ferroviarios en
la huelga de 1961. Conocedor de esos códigos, Carlos Saúl levantó los decibeles
en su entonación: ¨Yo entiendo que un proceso de privatización significa
disponer de los bienes del Estado, esos bienes nos pertenecen a todos, y en un
régimen democrático ni el señor Presidente y menos un Ministro, por sí solos
pueden, mediante decreto entregar lo que es de todos nosotros¨.
Luego en el local de la Unión Ferroviaria, bastión gremial de la nostálgica
renovación, adicta entusiasta a don Antonio Cafiero, fue escenario, donde se
produjeron en medio de zancadillas, empujones, la mayor cantidad de saltos
mortales. Eran los artistas gremiales circenses, que con su caña de salto
retráctil ejercían ese ejercicio, diría, costumbrista en la política nacional.
Nadie me lo contó estuve ahí ese día.
La Asociación de Acción Ferroviaria –integrada por los gremios ferroviarios
firmantes del Plan de las Cámaras, empresas contratistas, cargadores y cómplices
anónimos- presentaba al candidato peronista ganador en la interna el tan meneado
Plan, al decir de uno de nuestros dirigentes "meticulosamente elaborado"
En el frontispicio del escenario de ese salón de actos de la Unión Ferroviaria,
una leyenda escrita decía: "El transporte, la energía, las comunicaciones, son
parte indelegable de la soberanía nacional" Bajo esa leyenda estaba la cúpula de
la CGT. Unidos los ex 25, los ex 20, el Movimiento Sindical Menemista y otros
ex, todos rodilla en tierra en la línea de largada.
Llegó Menem, una comisión salió a recibirlo encabezada por Pedraza y Ubaldini.
Rauda fue la entrada. Comenzaba otro proceso renovador, de blanqueo, reciclaje
colectivo y mutación. Menem ya manejaba el nuevo circo. Ubaldini solo, soñando
con Walesa y los 26 puntos.
Menem recibió el ejemplar del plan de las manos de José Pedraza. La claque
aplaudió. Menem dijo entre otras cosas: ¨Lo que nos interesa es poner a la
República Argentina de pie, y ponerla de pie significa llevar a cabo este tipo
de encuentro, este tipo de entendimientos. El firme contrato de los trabajadores
del riel es hacer menos deficitario el servicio ferroviario, pero ojo, menos
deficitario en el campo de lo económico, porque hay algo que olvidan los
predicadores de una privatización constante y permanente (se refería a Angeloz)…Que
los medios de transporte en manos del Estado no tan solo deben buscar
rentabilidad en el campo de lo económico, o al menos pérdidas menores en dicho
campo"…"Hay otro aspecto que es fundamental y que está por encima de lo material
que hace a la función social: estos servicios en manos del Estado han de servir
para llegar a los lugares más apartados de la República Argentina como fuente
permanente de progreso, de desarrollo y de crecimiento, y para eso están los
ferrocarriles,
por eso la nacionalización que puso en marcha el general Perón, por eso nuestra
defensa de esta fuente de trabajo¨.
Todo lo contrario de lo anunciado ocurrió. Todo fue un gran engaño. Pero la
sociedad avaló este proceder, no estuvo solo. Es que con las privatizaciones, en
especial la de los ferrocarriles, lo que se iba a ahorrar de su déficit, un gran
volumen de recursos, iba a engrosar en el cuerno de la abundancia e iba a
contribuir al derrame de la copa. Se concesionaron los Ferrocarriles Argentinos,
bajo la batuta del Banco Mundial, cuyos ejecutantes fueron los cipayos
tecnócratas nacionales.
Con esta política, que deviene del engaño electoral para aplicar un proyecto
anti nacional, el ferrocarril fue desintegrado. Este, no cumple más una función
social, ya no va a todas partes, ha dejado pueblos sin agua, sin comunicación,
abandonó en estado de quebranto las economías regionales por la desconexión
territorial, ya no transporta todo, sino lo que le conviene.
El ferrocarril sufrió un brutal descuartizamiento y un posterior saqueo de sus
restos. No es más un servicio público. Predomina el lucro. No existe más el
pasajero, ahora es un cliente. Y las cargas son para los sectores que
transportan sus propios productos a valores más bajo que el costo, o a un
determinado tonelaje, el Estado les ha proporcionado una empresa gratis.
Con esta acción: el ferrocarril desintegrado, más lo ferroviarios expulsados, el
sistema comente en un mismo acto un gigantesco FERROCIDIO.
A pesar de la resistencia de los ferroviarios que protagonizaron dos formidables
huelgas, una en 1991 y la otra en 1992.
Luego de la década del 90, vino el gobierno de la Alianza, que no sólo convalidó
lo realizado por el gobierno de Menem, sino que permitió la continuación en la
Secretaria de Transporte del ingeniero Jorge H. Kogan, como Secretario de
Transporte junto a su séquito de cipayos como garante de que la cuestión
ferroviaria iba a continuar tal como fue diseñada por el Banco Mundial, Kogan es
uno de sus empleados más reputados por sus patrones, el banco.
En este período, desde el proceso de la campaña electoral hasta la tocata y fuga
de De La Rúa en helicóptero, la mediocridad estuvo de fiesta. El grado de
ineptitud fue profundo. Las principales cabezas del Poder ejecutivo volaron, una
se rajó marcando el camino de la inutilidad y la cobardía, y la otra, la del
aburrido, la rajó el hartazgo del pueblo.
Luego de los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre del 2001, todo siguió
igual, sólo hubo un recambio de jerarquía, nadie se fue y todos se quedaron
todos.
Dos presidentes al hilo, todo un circo nacional.
Llegaron las elecciones prometidas. Comenzó la campaña. El tema del ferrocarril
flotaba sólo entre dos candidatos, sólo eso.
El actual presidente elaboró un proyecto, junto a su equipo. Todo estaba
contenido en un libro llamado Plan de Gobierno, que sufrió modificaciones. El
caso del ferrocarril fue elaborado por técnicos idóneos en el tema. Fuera de
eso, los discursos del candidato Kirchner tenían un duro contenido, amonestaba a
los concesionarios y sus abusos, prometiendo revisar las concesiones, los
subsidios, y las inversiones, y que él que no estaba en la cuadratura de la ley,
esta le iba a caer con todo el peso de sus tablas, más todos los rayos y truenos
del universo.
El Plan de Gobierno sobre el tema ferroviario decía sucintamente: "Bajo las
condiciones de las privatizaciones por concesión de los ferrocarriles en las que
se supone que el interés público se halla expresado en las condiciones
contractuales acordadas con las compañías privadas, la excesiva flexibilidad
puede conducir a la erosión de las condiciones originales y hasta de su razón de
ser particularmente si se tiene en cuenta que una vez que las concesiones se
pusieron en marcha los concesionarios cuentan con una posición mucho más fuerte,
ya que el Estado a cedido su capacidad y control"
"En la Argentina, con la orientación del Banco Mundial, tuvo lugar la primera
experiencia de importancia en concesiones ferroviarias en países en desarrollo"
"Desde los comienzos las concesiones estuvieron asociadas a una cierta reducción
de los costos operativos, conseguida principalmente mediante la eliminación de
puestos de trabajo en gran escala"
"Un estudio del Banco Mundial señala que muy pocos son los ferrocarriles que han
sido privatizados. La mayor parte de los gobiernos, en distintos países, han
optado por otorgar concesiones o licencias ferroviarias. Seguramente esto se
debe a que así se lograría lo mejor de ambas opciones: el Estado retiene el
control final sobre la infraestructura, mientras que el sector privado
desarrolla las funciones de explotación con una mayor eficiencia." Está
demostrado, en el día a día que no es así.
"En la Argentina, con vistas a este objetivo, resulta imprescindible retomar
este concepto, y anular el carácter casi monopólico del uso de la
infraestructura concesionada, fuera de los servicios metropolitanos de Buenos
Aires".
"Un requisito de esta clara subdivisión no es sólo lograr una separación entre
infraestructura y operación, sino la obtención, de manera simultánea, de una
mayor gama de alternativas:
1. Que el Estado tome a su cargo asegurar una infraestructura que recorra todo
el país, manteniendo su unidad como condición indelegable.
2. Que sobre esa misma infraestructura pueda desarrollarse más de un operador de
carga o de pasajeros de larga distancia, y que esta posibilidad esté abierta al
sector privado interesado.
3. Que dicha infraestructura permita ser concesionada, en su mantenimiento y
conservación, bajo estándares prefijados"
"Por su parte las concesiones de cargas presentan fuertes reducciones en las
tarifas y en su actividad, con relación a las previsiones, lo que se traduce en
el incumplimiento de las inversiones previstas, de manera especial en aquellas
que tienen que ver con la infraestructura. A fines del 2001 dos concesionarios,
con cuatro líneas, presentaron a sus empresas en concurso preventivo de
acreedores, acumulando simultáneas y crecientes penalidades por incumplimientos
contractuales. Coincidentemente el estado nacional introdujo también su cuota de
incumplimientos, lo que provocó una situación de emergencia ferroviaria".
"Pese a que la privatización tuvo como uno de sus objetivos aliviar al estado de
ciertas cargas y riesgos, no cabe duda de que las consecuencias de esta
situación han vuelto a colocarlo en situación de actor preponderante, con los
riesgos que ello implica, ya que de no ser así las compañías se verán en
situación de quebranto y el Estado indefenso para salir en auxilio para lograr
mantener esos servicios"
"Los planes de inversión previstos en las sucesivas renegociaciones, al amparo
del decreto W 543, se han visto suspendidos."
"La privatización de los ferrocarriles con la ausencia del Estado rector, trajo
como consecuencia un fuerte deterioro, y en muchos casos cierres de industrias
que nacieron y se desarrollaron, a partir de los años 60, acompañando el
desarrollo y la modernización de su material. Fue una industria no sólo
complementaria de los ferrocarriles en la Argentina, sino que además representó
una fuente de divisas, al exportar más del 20% de su producido en la década de
1975 a 1985"
"Tal como fue denunciado oportunamente por la Organización Internacional del
Trabajo, la reestructuración ferroviaria en la Argentina ejerció un fuerte
impacto sobre el nivel de empleo de los trabajadores ferroviarios. Los puestos
de trabajo en el sector pasaron de alrededor de 90.000 a menos de 20.000"
"Reconstituir el rol del Estado en el sistema ferroviario argentino con fuerza
de ley. Para ello se elevará al Honorable Congreso de la Nación un proyecto que,
luego de su promulgación, permitirá la unificación de los distintos entes en
liquidación -la C.N.R.T ferroviaria, el O.NA. BE., Belgrano S.A., en un solo
ente con capacidad y facultades para controlar el patrimonio, seguimiento de los
contratos de concesión, apoyo eficaz en las eventuales re negociaciones,
definición de políticas de prioridad de inversión con fondos públicos, y operar
con tendencia a la participación privada. Ya está redactado el proyecto de ley
citado, y se propiciará un instrumento legal que cubra el tiempo de promulgación
de dicha ley, y la urgencia que la operatividad exige. Recuperar el nivel de la
infraestructura ferroviaria del país, efectuando las inversiones que permitan la
utilización eficiente de la misma, por sí o por terceros operadores de cargas y
pasajeros, evitando en la práctica el carácter monopólico, inscripto en las
atribuciones del proyecto de ley descrito en el punto anterior" Nada ocurrió
"Readecuar definitivamente los contratos de concesión volviendo a los objetivos
originales de la operación. Separar definitivamente de los mismos los planes de
inversión previstos en las sucesivas negociaciones a partir del decreto W 543, a
ser efectuados con fondos a través de la empresa"
"El Estado nacional retendrá la facultad de definir las tecnologías a ser
incorporadas a su patrimonio, teniendo como objetivos la participación adecuada
de las industrias argentinas y su óptima complementación dentro del Mercosur,
como así también las definiciones de uniformidad tecnológica que aseguren mayor
participación, de la industria local, merced a las economías de escala que
favorezcan las negociaciones de transferencias de tecnologías y los
mantenimientos futuros en operación. Esto es, el Estado y su potencialidad, como
motor del desarrollo tecnológico e industrial del país" Esta es una de las
mentiras fuertes, la compra de chatarra a España y a Portugal, grafica y
ratifica la mentira electoral.
En ningún momento ni en ningún lugar del Proyecto se menciona la reestatización
de los Ferrocarriles, ni se nombra al Sistema Integrado de Transporte, Industria
y Comunicación destruido. No lo cita ese Proyecto ni lo mencionaron los
primitivos asesores. A pesar de ello, por el solo hecho de señalar la revisión
de los Contratos de Concesión y la recuperación de la infraestructura era un
avance, sólo eso. Pero antes de terminar la campaña, más precisamente en Cruz
del Eje, Córdoba, podemos inferir, que ahí, fue la última mención al ferrocarril
y su situación.
Todo cambió, mejor dicho, nada cambió. Las palabras de la campaña se
desvanecieron en el aire, y lo escrito en el Plan de Gobierno en negro sobre
blanco, lo cubrió la invisibilidad. Un silencio sepulcral llenó los espacios.
Nada ocurría. Pero cuando comenzó a ocurrir, al contrario de lo escrito y dicho
como parte de la campaña electoral, el recién gobierno electo, profundizó la
política concesionarista diseñada y aplicada durante la década menemista para
con el ferrocarril. Se incrementaron los subsidios en los trenes suburbanos y se
condonaron los cánones a los concesionarios de cargas a través de facilidades de
pago, se modificaron contratos a través de las addendas. Cuestión imposible de
desmentir, sólo hay que verificar números oficiales.
Ya por ese tiempo las instalaciones y el material tractivo ferroviario comenzaba
a sufrir un desgaste y una fatiga, por la falta de conservación y mantenimiento
en su infraestructura. En la que el día a día de los accidentes, cancelaciones
de servicios, y otras anomalías demostraba y daban un alerta de que el deterioro
iba en aumento, en forma exponencial.
Desde el Mo.Na.Re.FA. alertábamos de los posibles accidentes y, que se
aproximaban sin avisar, algunos colmados de fatalidades. Llegaron unos de
repente como anunciaciones, los hubo varios y fuertes. Les llamamos los
Kromañones ferroviarios, uno fue en Empalme Maldonado, entre los puentes de
Palermo en la línea Mitre-TBA, con heridos y contusos. Fue un atentado, dijeron
desde la empresa. Siempre dice eso. Hoy, están renovando las vías de ese
Empalme, después del accidente, con rieles carísimos de alta velocidad. El
último fue el del hartazgo, este se hizo presente en la bronca de los pasajeros,
el hartazgazo fue en Haedo. Digo, ¿se vienen los azos como en el 60?
Todos se suman a las malas prestaciones de los servicios en todas las líneas, el
aumento en el valor de los boletos, los atrasos, el hacinamiento en cada viaje,
más las vejaciones, toqueteos y aprietes de punguistas, scruchantes, degenerados
y afines, entre otras cuestiones, la acumulación de esos trances en el tiempo,
fueron las causales de la ira colectiva.
El gobierno le dio una muy mala lectura a este acaecimiento social. Buscó chivos
expiatorios dentro de una concepción conspirativa de los sucesos sociales, y dio
un aviso: de que todo el que se oponga a este gobierno es conspirador y está
complotando. El país es una gran conspiración. El hartazgo no conspira, se
expresa de mil maneras, como hartados haya.
Terminó la campaña electoral, el recuento de los votos, la Cumbre de los Pueblos
y la otra, la de los Presidentes, ahora emerge a la superficie el país real.
La conspiración de los mediocres continúa, se abrió el libro de pases de los
indecentes, scruchantes, punguistas, políticos y timadores de subsidios.
Abajo, en el seno del pueblo trabajador, la lucha continúa…
Correo de contacto: ferroprensa2004@yahoo.com.ar