Argentina: La lucha continúa
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Centro Comunal El Galpón
Un mercado de alimentos orgánicos para la compra directa al productor
Organizado por una mutual, reúne a unos 100 productores. Venden productos sin
agroquímicos ni transgénicos. Fue inaugurado ayer en Chacarita y desde el 19
abrirá todos los sábados.
María Sol Wasylyk Fedyszak.
Página 12
Hortalizas, gallinas, quesos sin conservantes ni agroquímicos, en el Centro
Comunal El Galpón.
Una invitación a la alimentación sana, libre de químicos y transgénicos, con
productos cuyos precios son fijados por los productores pero también por los
consumidores, en el marco de una economía social. Estos principios aparecen
plasmados en la realidad, por primera vez en el país, con la inauguración del
Centro Comunal de Abastecimiento El Galpón, donde una vez por semana se venderán
productos libres de agrotóxicos, en un proyecto que conecta el precio justo con
el consumo responsable.
Hojas de lechuga reluciente, zanahorias, hortalizas, frutas sin químicos, carnes
libres de hormonas, patos, cabritos, gallinas, pero también quesos, prepizzas
integrales, dulces sin conservantes y artesanías varias fueron los protagonistas
del acto inaugural de este nuevo espacio, un proyecto impulsado por la
Asociación Mutual Sentimiento, que a partir del 19 de noviembre funcionará todos
los sábados a partir de las 9 de la mañana en Federico Lacroze 4181, en la
estación Chacarita.
La apertura contó con la bendición de un sacerdote católico pero también con la
ceremonia de la Pachamama. Más de 30 productores mostraron su trabajo y hubo más
de 300 visitantes hasta pasado el mediodía.
"Con el tiempo nos fuimos contactando con organizaciones y movimientos que
producían verduras orgánicas sin agrotóxicos, como por ejemplo el Movimiento
Agrario de Misiones (MAM), el Movimiento de Campesinos de Santiago del Estero
(Mocase) o de Formosa (Mocafor), organizaciones de Máximo Paz y de diversas
partes del país. En total estamos vinculados con 100 organizaciones productoras
de la Argentina", relató Graciela Draguicevich, presidenta de la mutual. Esta
asociación fue conformada en 1998 por un grupo de ex detenidos y exiliados
políticos de la última dictadura y cuenta además con una farmacia de remedios
genéricos y un centro de atención primaria de salud, entre otros
emprendimientos.
Uno de los puntos importantes de esta iniciativa es que "se trabaja sin
intermediación ociosa, es decir, quienes venden son los mismos productores y
esto tiene dos objetivos: por un lado, los precios son bajos y, por el otro, hay
una transmisión de la cultura, de la forma de vida del campo, de su vínculo con
la familia", explicó Draguicevich.
Cuando desde el Gobierno se lanzó la ayuda para emprendimientos "lo que faltó,
para completar el círculo, era un centro de ventas, no un centro mercantilista,
sino que trabajara con el comercio justo y el consumo sustentable, apuntando a
proteger la tierra y los productores", destacó. El comercio justo implica la
fijación de precios entre ambas partes y rechaza el trabajo infantil y la
explotación.
Cuando la gente se acerque a comprar "se les ofrecerá hacerse socios de la
mutual, por 50 centavos, y si no puede abonarlos, se les dará el carnet igual.
Esto posibilitará tener una base de datos para convocarlos a plenarios de
consumidores y productores para la formación de los precios". En el predio,
estudiantes de Agronomía de la UBA vendían frascos de mermeladas de zapallo y
zanahoria a 3,50 pesos, mientras que los productores del Mocase distribuyen
envases de 450 gramos de miel a 6 pesos. Como ejemplo, las chauchas libres de
agroquímicos, cosechadas en Marcos Paz, cuestan 3 pesos el kilo, mientras que el
repollo se cotiza a 2 pesos.
Miguel Rodríguez, coordinador de ventas del Movimiento Agrario de Misiones, está
a cargo de la promoción de la yerba Titrayju. "Más de 1300 familias conforman el
movimiento y para ellas ésta es otra alternativa de comercialización más justa".
Aprovechando el diálogo con este diario, Rodríguez relató la situación de los
yerbateros, conversación que en una góndola de mercado hubiera sido imposible.
"Por ley, el kilo de hoja verde debe venderse a 38 centavos. Pero al pequeño
productor le pagan 10 centavos y debe firmar como si hubiera percibido los 38,
porque si no no le compran."
El Galpón permite un acercamiento a productos más sanos hacia la gente de la
ciudad, pero también abre espacios de intercambioque, según sus impulsores,
apunta a transitar desde una economía de mercado a una economía social.