Argentina: La lucha continúa
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Testimonio de una visita a Zanon
(Proceso de trabajo y nuevas relaciones sociales de
producción)
Eduardo Lucita
Si alguien quiere estudiar las transformaciones en determinado proceso de
trabajo y la constitución de nuevas relaciones sociales que de ellas se derivan,
no tiene más que viajar a Neuquén y visitar FASINPAT – la fábrica sin patrones.
El jueves 13 fui a Neuquén invitado por la filial del Banco Credicoop a dar una
conferencia sobre el "ALCA y las consecuencias para la Argentina", aprovechando
el viaje me corrí hasta Zanon al menos para saludar, ya que estaba en deuda por
las numerosas veces que fuí invitado y no pude viajar. Los compañeros de prensa
me pidieron que al regresar escribiera algo para la página web de la fábrica. No
se me ocurre otra cosa que hacer un relato de mis impresiones de una mirada
demasiado rápida.
Llegué a la fábrica por la mañana del viernes, antes de las 9hs., el compañero
que estaba de control a la entrada me recibió muy amablemente como si me
conociera, la verdad yo no lo recordaba, pedí por Christian Moya lo fueron a
buscar pero estaba reunido. Mientras esperaba observé la salida y entrada de
camiones vacíos y cargados, un compañero se sube al acoplado y controla la
mercadería con el remito de salida que le entregaron en la sección Ventas. Los
controles cruzados funcionan pienso para mí.
Christian sigue ocupado, de repente no se de donde se aparece Raúl Godoy, con su
infaltable gorra invertida, me recibe efusivamente, me pregunta que hago ahí,
que cómo me mandé sin avisar, pasá tomemos unos mates y charlemos, y entramos a
lo que creo es la recepción o la oficina de prensa.
Dos computadoras trabajando, en otro escritorio varios compañeros discuten algo
sobre remeras, los talles, que las anteriores encogieron... Raúl sigue cebando y
no para de atender el teléfono, son colegios que quieren visitar la fábrica, me
entrega un ejemplar del nuevo Estatuto del gremio y me cuenta el proceso de
discusiones, aunque dice tienen que trabajarlo mejor.
Entre mate y mate pregunta a distintos compañeros quién me puede acompañar a una
visita por la planta, pero están todos ocupados. Christián sigue sin aparecer,
yo sigo mirando el movimiento de camiones y la llegada de tres contingentes de
estudiantes secundarios que vienen de visita. Hay quienes los estaban esperando,
todo parece muy organizado.
Otro llamado telefónico, la conversación gira en torno al vencimiento de los
plazos para que el Juez otorgue la Cooperativa. Un aire de preocupación
atraviesa todo el recinto, en eso aparece Carlitos Acuña, se toma un mate y dice
yo llevo a Lucita.
Entramos a la planta, no esperaba algo tan grande. He sido ferroviario durante
más de 20 años y sé lo que son grandes talleres, Tafí Viejo y Remedios de
Escalada, los dos con más de 5000 obreros en aquellos tiempos, trabajé 4 meses
en talleres Diésel Eléctrico de Alta Córdoba –en esa estadía conocí a la que es
mi compañera desde hace más de 30 años- pero esto es diferente, mucho más
moderno, tanto por el layout de planta como en las maquinarias.
Lo primero que me impresiona es ver varias líneas de producción funcionando al
mismo tiempo, cintas transportadoras con controles ópticos, máquinas que operan
solas, grandes hornos con temperaturas de 1500 grados, hay un alto grado de
automatización. Pero ¿dónde está la gente pregunto? porque si son 450
trabajadores/as en tres turnos debiera haber por lo menos 100 en la planta y sin
embargo salvo en el inicio del proceso, donde se trabaja la arcilla y se hace la
mezcla y la molienda, no se los ve.
Carlitos Acuña me explica el proceso desde sus inicios, que la fábrica esta
trabajando al 35% de su capacidad instalada. Me dice que la actividad principal
es de control, que las máquinas hacen prácticamente todo y los trabajadores
hacen el seguimiento y control de los diferentes procesos, que requieren prestar
mucha atención y concentración.
Es lo que se llama la desmaterialización del trabajo, que exige mucho menos
esfuerzo físico pero mucho mayor actividad mental. La innovación tecnológica, la
revolución microelectrónica, ha transformado el origen de los incrementos por
productividad. Y esto ha determinado cambios cualitativos importantes en la
composición del trabajo, en la medida que el trabajo manual es sustituído, en
distintas proporciones se guna las ramas de la economía, por el trabajo
intelectual.
Claro que en una situación como esta, donde los trabajadores han impugnado la
propiedad privada, han desplazado al patrón y a los capataces, han terminado con
el monopolio del saber que estos ocultaban y se apropian. Se han reapropiado del
conocimiento y la información de todo el proceso productivo. Y en esta
experiencia juega un papel diferente.
Nos detenemos en la sección de prensado –nada menos que una fuerza de 40.000
kilos- que presiona a la masa y hace el "bizcocho" que luego pasa a los hornos
para su cocción. Me explica que antes bajo la presión de los ritmos de
producción impuestos por patrones y capataces muchos compañeros en el apuro
perdían los dedos en esa prensa. Desde que ellos se hicieron cargo repusieron un
sistema de seguridad que la patronal había anulado y los accidentes se
terminaron.
A medida que nos internamos en la planta el ruido se hace sentir, no es
estruendoso pero sí constante y también hay un polvillo que flota en el ambiente
que me molesta, observo que todos los trabajadores tienen protección en sus
oídos y barbijos contra el polvo. Me advierten sobre el piso mojado y la arcilla
resbaladiza, todos calzan zapatones industriales que los protejen de accidentes
y resbalones.
Se hacen las 10 de la mañana, es la hora del refrigerio, no se de dónde pero en
cada sección aparecen 3, 4 ó 5 trabajadores, se reúnen en una mesa y toman mate,
hacen chanzas y se ríen. Observo que en cada uno de esos grupos pasa de mano en
mano una hoja. Alcanzo a reconocer en uno de estos grupos a Julio Araneda, a
quien conocí en Buenos Aires en reuniones de Nuestra Lucha. Me acerco a
saludarlo me presenta a los compañeros, me cuentan el trabajo de la sección,
sale el tema de la última Jornada, las discusiones sobre la producción, sobre
como aplicar los excedentes financieros, y también problemas políticos.
Aparentemente hay un problema con la campaña electoral, no rechazan a la
izquierda, al contrario, pero hay cierta disconformidad con sus formas de
intervención, con sus métodos, algo que también me dieron a entender en otras
secciones.
Pregunto sobre la hoja que veía pasar de un lado a otro. Me dan un ejemplar: de
un lado muestra los metros de producción por cada línea de trabajo y del otro en
un gráfico de barras muestra los niveles de calidad alcanzados en cada línea. Lo
que, entre mate y mate y entre chanzas y bromas, estaban analizando eran los
niveles de producción y calidad alcanzados. El promedio de calidad es del 75% en
toda la fábrica, pero hay líneas de producción que superan el 90% y otras que
apenas arañan el 60%. Esas disparidades discutían, mientras tomaban mate y se
reían.
Pienso, no se han reapropiado solamente del conocimiento del proceso productivo,
sino también de la información que fluye de ese proceso, y este conocimiento
implica la posibilidad de transformarlo, de introducir cambios por su propia
iniciativa.
Cada tanto le suena el celular a Carlitos y me deja solo en la planta. Miro el
funcionamiento de las cintas transportadoras, el ingreso y salida de los hornos,
la "chupadora" que levanta los cerámicos ya cocidos y los deposita suavemente en
otro lado.
Estoy allí parado solo y de pronto veo una especie de cajón amarillo de dos
metros por tres, que se desliza lentamente a ras del suelo y viene directo hacia
mí, me corro a un costado pero el aparato gira y me enfoca nuevamente, me vuelvo
a correr y esta vez pasa de largo, llega hasta una parrilla cargada de
cerámicos, la levanta, vuelve sobre si misma haciendo el recorrido inverso y la
deposita en otro lugar. Busco y no encuentro ninguna guía. Luego me enteraría
que esas son las "tortugas amarillas" que automáticamente trasladan cosas de un
lado a otro del proceso de producción y que la guía es subterránea.
Carlitos reaparece, pasamos por la sección de esmaltado y luego por la que hace
el porcelanato, una materia prima distinta y un pulido con piedras costosas.
Luego vamos a la Sección del Tercer Fuego, allí el proceso es más lento pero más
preciso, se hacen las guardas y los cerámicos con dibujos especiales.
En el sector diseño me explican como fueron abandonando los diseños viejos,
modelo italiano, y ahora ellos hacen sus propios diseños. Hablan con orgullo de
la línea mapuche, una serie de guardas con dibujos aborígenes que ellos hicieron
a partir de una relación con la comunidad indígena de la zona. Hay una cantera
con arcilla que los antiguos patrones explotaban sin tener en consideración a
los verdaderos habitantes históricos de ese territorio. Hoy la relación ha
cambiado y unos otros participan solidariamente de las luchas reivindicativas de
cada uno
Estamos nuevamente en la zona de las cintas trasportadoras detrás de una máquina
aparece Alejandro López, el nuevo Secretario General del Sindicato, charlamos un
rato me manifiesta cierta preocupación porque después de cuatro años de no
resolverse las cuestiones legales se pueda naturalizar esa situación, su mirada
es de más largo alcance. Me compromete para una discusión en extenso sobre la
cuestión.
Pasamos por la oficina de la Auditoría, me explican que allí controlan todo el
movimiento de dinero, toda la documentación pasa por allí para su aprobación. No
se escapa nada dicen con orgullo.
Vamos a la cocina me presentan a las compañeras que me convidan un sanwiche, más
atrás, creo un segundo comedor, hay un grupo de compañeras jóvenes algunas,
trabajadoras otras de la universidad, se están reuniendo para discutir un
balance de su participación en el encuentro de Mujeres de Mar del Plata.
Carlitos me abandona nuevamente y me deja solo con las chicas. Converso un rato
largo luego me voy, Susana me acompaña a encontrar la salida y vamos hacia
adelante a una oficina desde donde se controla por pantalla todo el movimiento
externo e interno.
Aparece Raúl, me lleva a una oficina administrativa contigua, hay varios
compañeros entre ellos el abogado Mariano que pide silencio, está llamando a
Buenos Aires al despacho del Juez que tiene demorado el asunto de la
cooperativa, el hombre no está, su secretaria dice que salió de viaje y que
resolverá el asunto el martes que viene, ¿pero si había dicho que lo resolvía
este martes…?
Otra vez la preocupación cruza el ambiente. La tensión dura poco se abre la
puerta y entra Chiquito, que habla hasta por los codos. Reaparece Carlitos,
entre todos se ponen a recordar en medio de carcajadas los primeros tiempos,
hace 4 años, cuando las carpas en la puerta, el peregrinaje por Bs.As. buscando
solidaridad, la entrevista pedida a Moyano, que no los recibió pero si los
esperaban una doble fila de matones; que fueron a la Universidad y que ahí sí
recibieron solidaridad de estudiantes y docentes y recolectaron fondos; que
fueron a ver a DeGennaro que les dijo que "siendo independientes no les daba más
de seis meses de duración", y encima "nos pidió un peso a cada uno para la
campaña de la CTA". Se reían pero todavía lo tienen atragantado. Cuando comenté
que yo tenía muy buena relación con Víctor, Chiquito me dice "ya que Ud. es
amigo le pido un favor, entréguele este almanaque del 2006 y esta nota que le
hago ahora. Ya que nos dio seis meses de vida que se entere que ya llevamos 4
años!!". (la semana que viene cumpliré el encargo)
Vamos con Carlitos a la zona de administración me muestran unas oficinas muy
bien puestas, obviamente allí estaban antes los directivos, me cuenta que esas
oficinas las ocuparon hace poco, antes no se animaban. Me recuerda cuando
estábamos colaborando en Grissinópoli, no había donde sentarse y lo hacíamos
sobre los viejos envases de lata, no muy cómodos por cierto, hasta que César un
compañero subió al primer piso y encontró una sala con una mesa de reuniones y
14 sillas. Les dice a los trabajadores/as porque no las bajaban? "A no, esas son
del directorio…"contestaron.
Es que la dominación no es solo explotación económica, es también alienación,
naturalización del patrón, pensar que las cosas están dadas de una vez y para
siempre; que siempre tiene que haber alguien por arriba de uno. Afortunadamente
en Grissinópoli bajaron las sillas y aquí en Zanón ocuparon también esas
oficinas.
Es una demostración practica de que los trabajadores pueden producir sin
patrones, pero que la inversa no es posible. Y van tomando conciencia de ello.
Quedo solo de nuevo, salgo al playón y me encuentro otra vez con Chiquito, no
para de hablar, me cuenta del proceso productivo, de las discusiones, del apoyo
de las familias, de su hija que estudia en la universidad, del nuevo Estatuto.
Que fue delegado pero que ahora no porque el es partidario de la rotación, que
está orgulloso porque lo han elegido entre los compañeros que viajaran a la
reunión de recuperadas en Venezuela; que en Zanón están presentes todas las
tendencias políticas, que hay un verdadero pluralismo democrático y de respeto,
amparados en un proyecto de vida y producción que los cobija a todos, aunque
también se queja de ciertos métodos…
Se acercan las 14hs. y termina el turno, Chiquito emprolija su lugar de trabajo,
que esta ordenado y limpio como pude observar en toda la planta. Sobre su mesa
de trabajo está la planilla de producción, toda marcada y con anotaciones en al
margen, me la muestra y se la guarda en su mochila.
Vamos saliendo, ya es hora de la asamblea. En el camino me comenta que los
turnos tienen horario pero que ellos tienen que pensar mas allá del turno. Salgo
con la impresión que en todo el recorrido no vi mayores tensiones a pesar de que
la actividad es intensa, todo el mundo presta atención a su tarea, incluso
cuando conversábamos, pero no están tensionados, se los ve alegres como si algo
les hubiera cambiado las vidas.
Todos los días a las 14hs. cuando se juntan el turno entrante y saliente hay una
asamblea informativa, no más de 20 minutos. Alejandro López, pide silencio, me
presenta a mí y a dos compañeros de la Correpi que también estaban allí, somos
recibidos afectuosamente. Informan sobre la situación del Juez y deciden tomar
una serie de medidas, ir a ver a Alberto Fernández que esa tarde estaría en
Centenario; cortar el puente al otro día, enviar una delegación a Bs.As. Luego
se pasa a realizar unos sorteos solidarios, me ofrezco a sacar el número del
premio por el día de la Madre, lo gana la compañera Mónica.
Aparece Christian! Se disculpa estuvo todo el día a las corridas, le creo, me
invita al comedor, las compañeras me sirven lo que por la hora debía ser la
última porción de fideos con estofado que quedaba, no quisiera creer que la
tenían reservada para mí.
Se me acaba el tiempo, Alejandro López se ofrece a llevarme al centro a buscar
mis cosas, en el camino me pide que vuelva con más tiempo para cambiar ideas, me
comprometo. Retiro mi bolso del hotel y salgo disparado al Aeropuerto, llego
justo para tomar el vuelo. Me desplomo en el asiento, caigo en la cuenta que
estoy cansado, fueron no menos de 7 horas parado. Mientras el avión carretea
pienso cómo ordenar lo que vi y escuché, me lamento de no haber tomado nota, de
no tener preguntas pensadas, fue todo muy improvisado. Cierro los ojos un
momento, me zumban los oídos y la azafata anuncia que en diez minutos
aterrizamos en Aeroparque.
Pienso en las innumerables discusiones sobre los alcances y los límites de la
autogestión, sobre la autonomía y los ahora populares micropoderes, sobre la
cuestión del Estado, si hay o no nuevas relaciones sociales en estas
experiencias…
Recuerdo la vieja máxima leninista: "La teoría nace de la acción y al mismo
tiempo la enriquece". Si alguien quiere estudiar las transformaciones en
determinado proceso de trabajo y la constitución de nuevas relaciones sociales
que de ellas se derivan, pienso no tiene más que viajar a Neuquén y visitar
FASINPAT – la fábrica sin patrones.
Llego a casa, estoy molido, enciendo la máquina y me pongo a escribir estas
líneas con entusiasmo y esperanza.
* Integrante del colectivo Economistas de Izquierda (EDI) y director de la
revista marxista Cuadernos del Sur.