Argentina: La lucha continúa
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Violaciones a los derechos humanos en jurisdicción del Primer
Cuerpo Del Ejército
El juez Rafecas procesó, con un fallo
inédito, a 14 ex represores
El magistrado equiparó las prácticas en centros clandestinos con el delito de
tortura
Lucio Fernández Moores
Clarín
En una resolución inédita, donde se describe con detalles lo que significó la
vida diaria en un centro clandestino de detención durante la última dictadura,
el juez federal Daniel Rafecas procesó ayer a catorce represores acusados
por la privación ilegal de la libertad y los tormentos aplicados en perjuicio de
decenas de desaparecidos.
La decisión del juez fue adoptada en el marco de la causa que investiga los
crímenes ocurridos en jurisdicción del I Cuerpo de Ejército durante la
dictadura. El magistrado resolvió sobre los represores, tanto militares como
policías y gendarmes, que actuaron en los centros clandestinos de detención
conocidos como Atlético, Banco y Olimpo (ayer se informó erróneamente sobre
Automotores Orletti).
En la resolución, el juez enumeró las "prácticas degradantes" a la que eran
sometidos los detenidos ilegales, y entre ellas mencionó "el tabicamiento, la
supresión de la identidad, el engrillamiento, los tubos o leoneras en los que
eran alojados, la prohibición de hablar o comunicarse, la asignación de una
letra y un número en reemplazo del nombre, la tortura sistemática, los castigos
permanentes, la falta de higiene, la exposición en desnudez, y la imposición de
tormentos físicos".
Para Rafecas, que citó en reiteradas ocasiones de su extensa resolución de más
de 800 páginas al informe "Nunca Más", todas esas prácticas en conjunto
constituyen el delito de tormentos, más allá de los casos —la mayoría— en
los que hubo picana eléctrica o torturas similares.
Los procesados son Guillermo Cardozo (acusado de 105 casos), Eugenio
Pereyra Apestegui (105 casos), Juan Carlos Avena (105 casos), Samuel Miara (158
casos), Raúl González (158 casos), Eduardo Kalinec (158 casos), Juan Falcón (158
casos), Eufemio Uballes (158 casos), Gustavo Eklund (158 casos), Luis Donocik
(158 casos), Roberto Rosa (158 casos), Oscar Rolón (10 casos), Julio Simón (111
casos) y Juan Antonio Del Cerro (151 casos).
Todos los imputados habían sido detenidos el mes pasado, aunque uno de ellos,
Arlindo Luna, fue beneficiado con una falta de mérito, por lo que se ordenó su
libertad. Del resto, Miara era conocido por la apropiación de los mellizos
Reggiardo—Tolosa; Rosa, por el escándalo del prostíbulo Spartacus; y González,
por la banda de comisarios que protagonizó varios secuestros extorsivos ya en
democracia. "El Turco" Simón y "Colores" Del Cerro eran conocidos por su
sadismo.
En su resolución, Rafecas sostuvo que "el plan estatal de represión" llevado a
cabo por la dictadura estuvo "contaminado de las prácticas e ideologías propias
del gobierno nacionalsocialista de Alemania de las décadas del '30 y '40 del
siglo XX". El magistrado estableció como diferencia que los campos de
concentración del nazismo eran abiertos, es decir conocidos y a la vista de
todos, mientras que los centros clandes tinos estaban ocultos.
Rafecas citó a Hanna Arendt para decir que los campos de concentración fueron
concebidos para "transformar a la personalidad humana en una simple cosa, algo
que ni siquiera son los animales". Destacó que los secuestrados eran suprimidos
de su identidad y diferenciados a través de números y letras —como en el régimen
nazi— y mencionó los relatos de varios detenidos que recibieron "clases de
nazismo".
Para el juez, los tres centros clandestinos de detención fueron en realidad
la continuidad de uno mismo, ya que de uno a otro no sólo fueron trasladados
los secuestrados sino también sus verdugos, el mobiliario y los implementos
usados para las torturas.
Atlético funcionó entre 1976 y fines de 1977 en los sótanos de una dependencia
de la Policía Federal, en Paseo Colón. La construcción de la autopista llevó
todo transitoriamente a 200 metros de la autopista Ricchieri y el Camino de
Cintura, donde se llamó "El Banco". Finalmente, todo volvió a Capital, en
Lacarra y Falcón, donde estaban las nuevas oficinas de Automotores de la
Federal. Allí funcionó "El Olimpo".
Testimonios de detenidos
Este es uno de los testimonios de las víctimas citados por el juez Rafecas,
sobre Miara:
"Violó a una detenida que estaba en proceso de tortura. La habían dejado atada
en la mesa de torturas y se habían ido, la habían dejado en la amansadora, entro
él y la violó atada en la mesa de torturas, esto es para ir pintándolo como es".
"Había una prisionera que ahora está desaparecida. Ella lloraba y yo trataba de
apoyarla. Cobani (apodo de Miara) pescó algo y supuso que algo pasaba entre
Juanita y yo. Me lleva aparte y me dice: flaco, ¿te gusta la rubia? ¿Querés que
esta noche te la lleve a tu tubo?" Nos pasamos la noche hablando, por supuesto
que no pasó nada. Los dos lloramos como nenes".