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Argentina: La lucha continúa

Investigaciones científicas privadas en el hospital infantil

En Córdoba, dos médicos denuncian que en el Hospital Infantil se realizaban investigaciones científicas privadas.

Dr. Bryan Mac Lean, ex Jefe de Residentes H. Infantil (2001-02)
Dr. Diego Degiorgis, ex Jefe de Residentes H. Infantil (2004-05)

Desde hace por lo menos 8 años en el Hospital Infantil de Córdoba se desarrolló una práctica de investigación clínica orientada por la Industria Farmacéutica, actividad que se interrumpió a fines del año 2003, después de un prolongado sumario administrativo, se aplicaron severas sanciones a un grupo de profesionales médicos y bioquímicos del Hospital, algunos de ellos vinculados al Centro Estudios de Desarrollo de Proyectos Avanzados en Pediatría (CeDPAP).
Se había llevado adelante numerosos ensayos clínicos farmacológicos, elaborados con deficiencias bioéticas seriamente destacadas por el sumario administrativo pero además con características especiales que las hicieron inaceptables para nosotros. Por ejemplo: ¿que investigar?, las hipótesis o la pregunta a responder en los estudios, no fueron generadas en nuestro ámbito ni surgieron del análisis de nuestros problemas concretos de salud, estas fueron provistas, junto con todos los protocolos (o manuales de las investigaciones) por los financiadores-patrocinadores en más de una veintena de ensayos clínicos realizados en el Hospital Infantil.
La mayoría de las investigaciones fueron pruebas multicéntricas o con un diseño de varios ensayos sobre la misma área fármaco-terapéutica (antibióticos, anti asmáticos, anti alérgicos, vacunas, antihipertensivos) todas ellas tuvieron un común denominador, probar medicamentos sobre los niños que concurrían al Hospital y a los Dispensarios.
En este modelo, quienes elaboran el diseño y plan de investigación pertenecen a los países desarrollados y sus industrias farmacéuticas son las patrocinadoras del estudio. En general buscan contactar algún grupo de profesionales que se organicen como una empresa que pueda desarrollar este tipo de proyectos en países del tercer mundo, como el nuestro, donde la legislación sobre estos temas es más permisiva y los costos son menores.
En el Hospital comenzó a funcionar la organización privada CDPAP como soporte logístico de los acuerdos financieros de algunos médicos con la Industria Farmacéutica para realizar las investigaciones clínicas, recibiendo como contraprestación importantes sumas de dinero, relegando al sector público a mero instrumentos de estos empleados jerarquizados.
Después de todos estos años de trabajo científico en el Hospital deberíamos encontrar una práctica sistemática o un hábito científico en esa comunidad, sin embargo esto no fue desarrollado porque para adherir a los protocolos el pago monetario por casos fue el principal estímulo utilizado en los residentes, aprovechando que la mayoría de estos no recibía salario, incluso se recurría a la coerción por parte del jefe de Pediatría para que se cumplan los protocolos. Durante años el CDEPAP del Dr. Tregnaghi pago $20 al residente de guardia que "descubriera" una neumonía en la radiografía y el premio aumentaba a $50 si en el hemocultivo desarrollaba un neumococo, creemos que así no se hace ciencia. Para nosotros la ciencia es un producto social y su avance puede incluso aceptar estímulos económicos de forma pública y transparente, pero si el lucro es lo que determina el sentido de la investigación médica en nuestra población, nuestros niños corren graves riesgos.
Después de tantos años de investigaciones en el ámbito municipal, los cordobeses deberíamos contar con una consolidada estructura pública de investigación médica, sin embargo esto no sucedió, mientras el Dr. Tregnaghi ha logrado desarrollar una inmensa actividad comercial de investigaciones clínicas multipropósito cuya capacidad logística se basa en el CDPAP.
De forma muchas veces inexplicable, los médicos nos olvidamos que el Hospital Público es del público, del pueblo, y disponemos de él en forma arbitraria, y fue arbitrario y a la vez injusto que en la población más pobre de niños cordobeses, se ensayen vacunas que años después salen al mercado con un costo superior a los u$s 400, inalcanzables para ellos.
En el Hospital Infantil se llevó adelante una práctica de investigación clínica coherente con las actitudes políticas, económicas y sociales que caracterizaron a los años 90, sufriendo una fuerte manipulación y tergiversación de los principios básicos de la medicina y de la ciencia por parte de un grupo de profesionales detrás del cual se esconden importantes intereses económicos. En una época de gran confusión política y moral muchos profesionales de niveles operativos, sin conocer profundamente lo que pasaba, creyó de buena fe que aportaba a un objetivo altruista y que no era incorrecto alcanzar algún beneficio económico menor.
Muchos médicos nos preocupamos por las dificultades de nuestros pacientes para acceder a sus tratamientos, muchas veces buscamos muestras gratis para ellos, con esta preocupación algunos incorporaron pacientes a estos protocolos para que accediesen a una vacuna o antibiótico en ensayo. Pero este tipo de razonamiento es el que llevo a justificar, por ejemplo, que para evitar la transmisión del HIV-SIDA de madre a hijo en mujeres africanas se utilizara placebo, mientras que en similares estudios pero en EEUU todas las embarazadas recibían los antiretrovirales correspondientes (NEJM 1997 Sep 18).
La mercantilización y monetarización que el neoliberalismo esta impregnando a la práctica y a la investigación médica no es exclusiva del Hospital Infantil si no que es un modelo que se replica corrompiendo todos los ámbitos de la medicina pública. Frente al modelo de la salud individual y la ciencia mercantil oponemos la vocación de servicio del equipo de salud y con la solidaridad y el respeto por nuestros pacientes como principio liminar podremos construir una práctica de cuidados de la salud e investigación científica bien hecha, rigurosamente controlada y éticamente beneficiosa para nuestros niños.

Córdoba, Septiembre 2005.
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