Argentina: La lucha continúa
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En las cárceles no hay Derechos Humanos
En Magdalena la vida no tiene valor
Elena Luz González Bazán
Argenpress.info
La vida y la muerte son dos instantes, muy distintos y diferentes, entre ambos
media la existencia de cada una de las personas, sus nombres, apellidos, sus
historias, sus vocaciones, amores y sufrimientos, dejan todos, absolutamente
todos, una estela, esa que tiene que ver con la maravillosa esencia de vivir y
existir. Algunos lo hacen con real dignidad y son recordados, otros la
existencia injusta los lleva por caminos dolorosos y terminan soportando que son
los eternos condenados, el de ser pobres. Simplemente eso, la pobreza encarcela,
deja una estela de injusticia y la muerte sobrevuela sobre cada una de estas
vidas.
En Magdalena, como María, la mujer condenada por ser prostituta, protegida por
Jesús, 32 personas encarceladas, por el sólo motivo de estar en la cárcel, han
muerto.
Ahora bien, uno puede preguntarse porqué existen los motines, porqué los presos
se rebelan, y la realidad es que la falta de libertad lleva a querer ser libres…
así muy sencillo y lógico.
Por otro lado las condiciones infrahumanas de las cárceles argentinas son el
lugar indicado para que cualquier encarcelado, justa o injustamente quiera
volar, literal y prácticamente.
En otro orden, quienes son los carceleros no tienen la mejor fama de ser
aquellos indicados custodios de la reinserción social.
Y en otro de los órdenes para evaluar, el Estado que tenemos, arbitra, posee y
pone a disposición y construye los ámbitos represivos inapropiados, son
desastrosos, tienen capacidad para una cantidad determinada de hombres o mujeres
y esas cifras se superan en forma geométrica. Los lugares de encarcelamiento no
responden a ninguna convención internacional que legisle, o hable sobre las
condiciones humanas de los presos.
Esto es así, en la Argentina estar preso es parte de otra forma de tortura, no
hay políticas de reinserción en la sociedad, lograr que los presos puedan
estudiar, formarse, tener un oficio es obra de algún extraviado, ningún
gobierno, ni nacional, ni provincial hasta la fecha ha pensado en el proceso
carcelario y la problemática social que implica; porque quienes mueren en las
cárceles no son importantes, son presos…
Siempre los motines, según la información oficial comienza por problemas entre
presos, siempre ellos o ellas son los responsables, siempre queman colchones, se
golpean o toman rehenes, siempre todo se sale de control. Hay un Estado que no
controla nada…
En este caso, en el penal de Magdalena, a 120 kilómetros de la Capital Federal,
en este penal, en horas de la madrugada y como siempre por causas desconocidas,
donde siempre los presos son los únicos responsables se ocasionó un motín, se
quemaron colchones y frazadas, luego los redujeron y el saldo son 32 muertos,
hasta las 14 horas del día 16 de octubre del 2005.
Sus nombres y sus realidades no las conocemos, apenas menos de la mitad han sido
reconocidos por sus apodos.
Por otro lado y en esas insólitas declaraciones de los funcionarios, el
intendente de Magdalena, Fernando Carballo, negó esta mañana que haya habido un
motín en el penal de esa ciudad, es más sostuvo que fue un hecho desafortunado.
'No hay ningún motín, hubo un hecho desafortunado y se está tratando de
restablecer el orden', dijo Carballo en declaraciones a una radio de esta Ciudad
de Buenos Aires.
Por otro lado, el ministro de Justicia bonaerense, Eduardo di Rocco dijo que la
revuelta comenzó el 15 de octubre a la noche cuando 60 presos del pabellón de
autodisciplina se enfrentaron entre ellos, o sea en el pabellón de buena
conducta, por tal motivo en este pabellón las llaves de luz, según los
funcionarios, son manejadas por los mismos reclusos.
Por otro lado y siempre responsabilizando a los presos, el jefe penitenciario
bonaerense, Fernando Díaz, aclaró que los incidentes comenzaron a raíz de un
enfrentamiento registrado entre los internos del pabellón 16.
Mientras tanto, los familiares de los detenidos pasaron toda la noche en la
puerta del penal. Reclamaban que los dejaran entrar y que se diera a conocer la
lista de los fallecidos. Pasadas las 11.30, y con la situación totalmente
controlada, los familiares comenzaron a ingresar al penal para cumplir con el
día de visitas, sostiene la información suministrada por la agencia oficial
Télam.
Podemos agregar que en esta unidad carcelaria, la número 28, que es la de
Magdalena, registra en el año, el más sangriento de los motines, superando al de
la provincia de Córdoba, y al del penal de Coronda en la provincia de Santa Fe.
En el de Coronda, hubo 14 muertos, 10 acuchillados, uno degollado y dos
quemados, además de los heridos, esto fue el 11 de abril del corriente. La
población carcelaria es de 1.400 personas; la capacidad real, según información
oficial, es de 1.100 habitantes.
El motín en Córdoba fue el 10 de febrero de este año, el saldo fueron 8 muertos
y los encarcelados 1.500, los muertos fueron dos guardiacárceles, un policía y
cinco reclusos, 35 heridos de diferente consideración.
Si miramos y buscamos hacia atrás, nos encontramos con un hecho producido en
Villa Devoto, en marzo de 1978, ahí murieron 61 internos, esto se denominó el
Motín de los Colchones.
En el penal de Olmos, el 6 de mayo de 1990 hubo un saldo de 33 presos muertos.
En 1996, en Sierra Chica el motín ocurrido durante Semana Santa, conocido como
Los doce apóstoles, fue de una ferocidad increíble.
En este penal de Magdalena estuvo Jacobo Timmerman, una vez que obtuvo que fuera
pasado a disposición del PEN cuando eran tiempos dictatoriales.
Podemos sostener, que las formas aberrantes, las declaraciones altisonantes de
funcionarios, la inhumanidad con que se siguen tratando a quienes son acusados
de delinquir, porque miles aún no tienen proceso, es parte de un sistema infame
que más que nunca criminaliza la pobreza.
Las cárceles argentinas se suman, la pobreza, la desocupación, la falta de
expectativas, una sociedad y un sistema que empobrece a los más pobres y
enriquece a los ricos, haciendo que la brecha sea de 30 veces entre unos y
otros, genera que las cárceles se llenen de ladrones de gallinas y de hombres y
mujeres que se los hace responsables por todas las calamidades sufridas.
Mientras los denominados ladrones de guante blanco, algunos, muy pocos, los que
algo purgan, lo hacen en cárceles de lujo, entre televisores y visitas, ricas
comidas y salidas.
Los presos de Magdalena, estos muertos, que son nuestros, están apilados, porque
para los presos no hay derechos humanos…