Argentina: La lucha continúa
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"Se cumplen 513 años del mayor genocidio de la historia"
El cable de Télam sobre el 12 de octubre que sorprendió
El genocidio más grande de la historia, la conquista y colonización de América,
cumple mañana 513 años de su acto inicial, cuando Cristóbal Colón pisó por
primera vez una tierra que lejos de pertenecer a un "nuevo" mundo, era habitada
por distintas culturas desde hacía miles de años.
Los pueblos con organizaciones socio-políticas más complejas comenzaron a
desarrollarse desde dos mil años antes de Cristo, y a la llegada de los
españoles no había una, dos o tres culturas como suele enseñarse y difundirse,
había infinidad de culturas a lo largo de todo el territorrio americano.
No obstante, normalmente se conoce y se nombran sólo a aquellos pueblos que
entraron en contacto con el español, los que además tenían una organización
expansionista.
La multiplicidad de situaciones y la heterogeneidad cultural es una
característica de este largo período americano conocido y reducido al término de
"precolonial" dejando en una nebulosa la riqueza cultural del continente.
Sobre esa riqueza accionaron los europeos a partir de 1492.
Con la llegada de los conquistadores se inició un exterminio que arrasó con 90
millones de pobladores de la región y quebró el desarrollo cultural de este lado
del Atlántico.
Un mundo que fue invadido por el apetito imperial y la soberbia eurocentrista, y
sumió en la desolación la cosmovisión milenaria de la vida americana.
Definido primero como "Descubrimiento de América", luego como "Día de la Raza",
más tarde como Encuentro de Culturas, la llegada de los peninsulares fue, para
los pueblos originarios y para la historia universal, una conquista, una
invasión, una masacre.
El poder en América comenzó a recorrer el camino de la aculturación, de la
evangelización, la colonización, la destrucción de las economías autóctonas, y
todo pasó a ser dominio de los invasores, tanto las riquezas naturales cuanto
los hombres.
Las riquezas se fueron a la metrópoli y los hombres murieron en los socavones,
en el dolor frente a tanta barbarie, en las enfermedades que llegaron de Europa.
Siglos después se abrieron los procesos de independencia con luchas que
recorrieron el continente y que fueron lideradas por los criollos, quienes
expulsaron a los españoles.
Más tarde, los criollos edificaron los Estados Nacionales pero dejaron afuera a
los pueblos originarios, invadieron sus tierras y los persiguieron.
Se imponía una concepción racista al interior de los poderes locales.
No obstante, en las márgenes de esta historia y en medio de la destrucción, de
la atomización y del dolor más profundo, hubo permanentes luchas de resistencia.
Y continuaron circulando los valores de las viejas culturas, que se fueron
transmitiendo de abuelos a nietos en la más absoluta intimidad y clandestinidad.
"Ser" fue la aspiración que las distintas culturas originarias buscaron en forma
subterránea.
Hoy mantienen vivo su origen y su cultura entre 50 y 60 millones de habitantes
de Latinoamérica, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT).
Bolivia, Perú, Guatemala y Ecuador son los países donde la población es
mayoritariamente indígena, luego sigue México y Honduras y el conjunto del
subcontinente, donde el mestizaje testimonia las huellas originarias.
No obstante, las cifras sobre población indígena son difíciles de precisar por
la misma discriminación y negación que sufren los pueblos originarios.
Distintos historiadores coinciden en que el 12 de octubre no hay nada que
celebrar, que no se puede celebrar la conquista y destrucción de pueblos.
Coinciden en que el festejo como "acto civilizatorio" -que es la idea que rigió
para justificar su conmemoración- niega el valor de la vida humana, desconoce a
los pueblos originarios y a los avances en las investigaciones de las ciencias
sociales, que revelan "la otra historia".
Los pueblos originarios contemporáneos fueron los primeros en oponerse al
festejo del 12 de octubre y organizaron un contrafestejo el día anterior como el
último momento de libertad.
Como parte del contrafestejo, los reclamos por sus derechos vienen de lejos, la
tierra, los recursos naturales, la identidad, la lengua, y abarcan todo el
territorio latinoamericano.