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Argentina: La lucha continúa

La inflación mata

Claudio Lozano*

Presentada la Información del INDEC respecto a los valores de la pobreza y la indigencia en el primer semestre del 2005, quedó claro que el descenso de las tasas correspondientes a dichos flagelos era cada vez menor. Asimismo, la publicación del Indice de Precios correspondiente a septiembre exhibe la fragilidad de la situación vigente. Prácticamente, en un par de meses, todo el descenso reflejado fue eliminado por el avance de los precios.

En este sentido, en base a la última información disponible del INDEC, surge que por cada punto de crecimiento de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) crecían en 100.480 los indigentes y por cada punto de crecimiento de la Canasta Básica Total (CBT) crecían en 146.056 las personas pobres.

De esta manera el crecimiento del 4,8% de la CBA de julio a septiembre (a razón de un crecimiento del 1,1% en julio, del 1,5% en agosto y del 2,2% en septiembre) habría arrojado a la indigencia a 482.304 argentinos más. De esta manera las personas en situación de indigencia ascenderían a 5.796.891 y la tasa de indigencia pasaría del 13,6% al 14,8% lo que significa un aumento de la tasa del orden del 8,8%. (ver Cuadro Nº 1).
Cuadro Nº 1: Aumento de la cantidad de personas en situación de indigencia y en la tasa de indigencia por los aumentos de la CBA de junio a septiembre 2005.


 

Fuente: elaboración propia en base a datos oficiales del INDEC e información de Clarín del 6/10/20005
Por su parte la CBT creció de junio a septiembre un 2,9% (1,1% en julio, 0,6% en agosto y 1,2% en septiembre). De esta manera se habrían incorporados a los contingentes de pobreza 406.162 argentinos más, con lo que la pobreza afectaría a 15.451.132 argentinos. La tasa de pobreza pasaría del 38,5% al 39,5% de la población, lo que supone un crecimiento de la tasa del orden del 2,6%. (Ver Cuadro Nº 2)
Cuadro Nº 2: Aumento de la cantidad de personas en situación de indigencia y en la tasa de indigencia por los aumentos de la CBA de junio a septiembre 2005

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Fuente: elaboración propia en base a datos oficiales del INDEC e información de Clarín del 6/10/20005
La citada fragilidad de la situación así como la imposibilidad de "recuperar los ingresos de la población" en un contexto donde se mantenga el alza de los precios, obliga a precisar las razones por las cuales esto ocurre.

Corresponde señalar que el movimiento alcista de los precios reconoce varias razones que amenazan con encadenarse y potenciarse en tanto no se asuman las definiciones adecuadas.

En primer termino, el Estado y la política económica en curso resultan incapaces a la hora de transformar la ventajas que Argentina exhibe respecto de otros países, en beneficio para el conjunto de la población y para nuestro desarrollo.

Así , producciones como alimentos y petróleo donde Argentina es productora y exportadora y donde exhibe costos de producción inferiores a los del resto del mundo, terminan siendo en términos "tendenciales" los puntales que sostienen la evolución de los precios. El predominio de mercados oligopólicos en ambos casos transforma las "ventajas" (rentas) argentinas en ventajas del capital privado (y muchas veces extranjero). Esto no solo impacta deteriorando el nivel de vida de la población sino que al elevar el costo de reproducción de la fuerza de trabajo y elevar el porcentaje que representan los alimentos en el consumo de los trabajadores, limita la demanda sobre la producción industrial.

Por ende, sin una regulación pública que garantice abastecimiento del mercado interno a precio razonable (es decir, sujeto a los costos locales e independiente del precio mundial) no habrá solución a este problema.

En segundo lugar, la reestructuración económica vivida por la Argentina en los últimos treinta años se expresa en una notable oligopolización de sus principales mercados. Esto permite que un conjunto reducido de empresas pueda fijar precios de insumos fundamentales con independencia de su estructura de costos y a expensas del resto de la comunidad. Esto se ha expresado tanto en la fijación de precios internos que se establecieron a un dólar de $ 4 y que nunca retrocedieron, como en el fenómeno de concentración de las cadenas de comercialización vía el hipermercadismo. Esto requiere una decisión de regular mercados que de otra manera incumplen acuerdos y transforman al Estado en una suerte de observador tardío que solo se ocupa del tema cuando los bolsillos populares ya fueron esquilmados. La organización de los trabajadores al interior de las principales empresas, la asociación de los consumidores y los pequeños y medianos productores, la aplicación de la ley de abastecimiento, la sujeción de los subsidios o beneficios de distinto tenor de los que participan estas empresas a su comportamiento en el terreno de los precios, son algunos de los instrumentos disponibles. Cabe señalar en este punto que resulta fuertemente contradictorio el discurso presidencial con la práctica en la materia. Así, el Presidente Kirchner cuestionó a los hipermercados. Sin embargo, este mismo año (2005) la Comisión de Defensa de la Competencia autorizó al Grupo Paullman (Chileno-Alemán) a "controlar" a Disco-Jumbo-Cencosud-Easy-Unicenter y otros supermercados del interior. El gobierno permitió de este modo que un solo Grupo empresario maneje la mitad de la facturación de los hipermercados. Así, no vamos a poder resolver el problema.

Por último, a medida que se agota la capacidad instalada, resultan más notorios los déficits en materia de inversión y consecuentemente el futuro deparará mayores presiones inflacionarias. En este terreno, la visión oficial de que esto se resuelve "subsidiando la inversión privada" y aplicando el criterio de "reprivatización" sobre las empresas de servicios públicos, no permite alentar demasiadas expectativas.

Premiar con "apoyo fiscal" a quienes obtienen ganancias extraordinarias es "convalidar" su escaso comportamiento inversor. Reprivatizar con nuevos capitales extranjeros o con especuladores locales, impide que el Estado retome el control sobre precios fundamentales para el desarrollo económico.

Si por cada punto de crecimiento de la canasta alimentaria hay 100.480 indigentes más, queda claro que la inflación mata.

Es por lo tanto una decisión de vida o muerte asumir el control público sobre los principales mercados de la economía Argentina, discutiendo así el monopolio de la inversión, por lo tanto del futuro, que tienen hoy los capitales más concentrados.

* Claudio Lozano es Diputado Nacional y miembro de la Mesa Nacional de la CTA (Central de Trabajadores