INCENDIO EN UNA DISCOTECA DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
El horror, entre la tragedia y la imprevisión
Prof. Juan Carlos Sánchez
Argenpress
Fueron segundos y bastaron para que una bengala impactara en el techo revestido
de material plástico, sumamente inflamable, para que se desatara el incendio en
Cromagnon Disco, una discoteca de Buenos Aires en donde, desde hace un tiempo,
se realizan recitales de rock.
Era el recital del incipiente grupo 'Callejeros' que, entre otras cosas, se
caracteriza por sus festejos bengalísticos y al cual habían asistido cerca de
4.000 espectadores, cuando la capacidad del local, aún reconociendo lo exiguo de
las disposiciones municipales, era de 2.000 personas.
Está todavía muy fresco, en aquellos que tenemos memoria, la tragedia de la
disco Keyvis en Olivos que lamentablemente no tuvo la suficiente respuesta
judicial, pues se absolvieron a los funcionarios encargados de la verificación
municipal, que dependían del Municipio de Vicente López, al igual que no se pudo
determinar la participación de dos jóvenes como promotores del incendio en forma
fehaciente.
Hoy estamos lamentando un hecho que cuenta, al momento de escribir esta nota,
con un saldo de aproximadamente 180 muertos y de casi 890 heridos, cuando se
podría haber evitado este alto costo en vidas mediante una oportuna intervención
de las autoridades de fiscalización y de quienes tenían a su cargo la
organización del espectáculo.
Sin embargo, y esto lo hemos conocido hoy, aparentemente ya habría existido otro
principio de incendio anteriormente y que pudo ser sofocado oportunamente por el
personal de la disco incendiada, lo cual revela la inexistencia de controles
oportunos y de una adecuada capacitación de dicho personal para resolver
eventualidades como las que acabo de describir.
A pesar de la existencia de la pertinente habilitación municipal, la puta
cultura argentina sigue vigente porque evidentemente ha fallado el debido
contralor necesario para este tipo de locales bailables pues seguramente, y no
tengo dudas, la corrupción y la venalidad han dejado su huella, han mostrado la
hilacha...
¿ Tragedia o imprevisión ?. En rigor de verdad, es una combinación de ambas
cosas pero debe reconocerse la gran influencia del segundo factor pues un
espectáculo de esta naturaleza en estas fechas tan especiales requiere tomar
ciertos recaudos, teniendo en cuenta la naturaleza de quienes actuaban.
Sin embargo, no le echemos solamente la culpa a los funcionarios venales porque
también existe la que debe atribuirse a quienes han organizado el evento.
Indudablemente, el exceso de espectadores con respecto a la capacidad del local
y la ausencia de un operativo interno de control, incluyendo la revisación
exhaustiva de los asistentes y la prevención ante la sabida posibilidad del
lanzamiento de piroctenia con motivo de este espectáculo, hablan claramente de
la negligencia incurrida y que es inexcusable para quienes tienen a cargo la
gestión de este tipo de eventos musicales. Por otro lado, resulta inadmisible el
trabado intencional de las salidas de emergencia para evitar el ingreso de
personas sin su billete de acceso, lo cual fue corroborado por el personal
policial y de bomberos que actuaba en el lugar, al igual que el testimonio
ofrecido a los medios por parte de los sobrevivientes a esta tragedia.
Corrupción, negligencia e impericia fueron el marco en el cual se ha
desarrollado un espectáculo masivo, cuyas consecuencias tenemos a la vista y que
son producto de la cultura institucionalizada, desde hace años, en la Argentina
y en Latinoamérica.
Corrupción, como concepto cultural que engloba el 'vale todo', pues mientras
exista la venalidad para la celebración de los actos públicos y privados y ello
sea aceptado socialmente, que permitirá estos hechos luctuosos y que no podrá
ser erradicado mientras la impunidad constituya la norma por excelencia y la
condena firme sea la excepción a la regla; negligencia, como conducta adoptada
por quienes deben velar por la vida y los bienes de los ciudadanos, en el caso
de los funcionarios públicos obligados al contralor de este tipo de locales y de
espectáculos y por los que deben asegurar el normal desarrollo de los eventos de
cualquier tipo, en el caso de los dueños, gerentes, productores y encargados que
deberían tomar conciencia de su rol y actuar en consecuencia ante la mínima
posibilidad del entorpecimiento de la actividad por conductas que pueden
lesionar tanto a los espectadores como al personal que depende de ellos e
impericia, como ausencia de una verdadera formación para el control y
organización de eventos que debe ser subsanada por el Estado, como ente
regulador de las conductas sociales e individuales con el fin de asegurar el
orden público.
Estas tres cuestiones, acompañadas de esa sensación del 'acá no pasa nada',
'está todo bien' que flota en la marea social como respaldo de las conductas
disvaliosas en una sociedad, son las causas del hecho que hoy lamentamos los
argentinos y el mundo, las cuales deberían ser erradicadas mediante una
presencia estatal destinada a la prevención y control de este tipo de
actividades al igual que de una toma de conciencia individual y social acerca de
las consecuencias dañosas para la sociedad y para la ciudadanía que ellas
tienen.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y Omar Chabán, responsable del local
incendiado, hoy prófugo de la justicia, tienen la palabra y el deber de hacer,
el deber de indemnizar material y moralmente a las familias destruidas por una
simple bengala pero también nuestra sociedad debe comenzar a exigir el
cumplimiento de sus deberes a los funcionarios y a construir una nueva cultura,
la del trabajo, del esfuerzo y de la asunción de responsabilidades que pueda
reemplazar a esta puta cultura argentina, la misma que sigue permitiendo el
acontecer de estos hechos y de otros que carcomen seriamente el orden público y
la convivencia en sociedad.
Y desde esta columna, el envío del más sentido pésame a los familiares de los
fallecidos y del deseo de pronta recuperación para los heridos en esta tragedia
que hoy enluta a la Ciudad de Buenos Aires y a la Argentina toda.
* Juan Carlos Sánchez es Profesor de Ciencias Jurídicas, Políticas y
Sociales en I.S.P.'Dr. Joaquín V. González'.