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Argentina: La lucha contin�a

 

El Kapitalismo
Te Exprime,
Te Encarcela
y
Te Asesina.


La Matanza de Croma��n.


"�Ibarra, Chab�n, la tienen que pagar!".
"Ol� ol�, si no hay justicia qu� quilombo se va a armar".
"No fue la bengala, no fue el rocanrrol, a los pibes los mat� la corrupci�n".
"Yo sab�a que a los asesinos los cuida la polic�a".
"�Kirchner, Ibarra, Chab�n, culpables por igual!".
"�Oh, que se vayan todos, que no quede ni uno solo!".

Consignas coreadas en la marcha del primero y tres de enero del 2005,
tras los asesinatos en la disco Rep�blica de Croma��n..

"Hacen muy bien en no confiar, no conf�en en nadie salvo en ustedes mismos."

Presidente N�stor Kirchner. Reuni�n con los familiares masacrados
en Rep�blica de Croma��n, 4/1/05.

Quieren Sitiarnos Volvernos Temerosos.
Que Silenciosamente Votemos Tiranos.
Quieren Saciar Voracidades Tremendas.
Que Siniestramente Vendamos Todo.
Quieren S�trapas Vomitivos, Tramoyas.
Quemar Sonrisas, Voluntades, Talentos.

Estrofas del poema colectivo y an�nimo en
Construcci�n permanente QSVT, volante
y afiche repartido el 20/12/04.

(...) "Estamos en una dictadura del capitalismo, ejecutada por peque�os se�ores
que, estando en campa�a nos prometen cosas muy seductoras, y que cuando llegan
al gobierno act�an como reyes sin coronas, nos reprimen cuando queremos manifestarnos
en contra de algo que les molesta, tal como si fu�semos sus s�bditos, y no el
soberano. Pero creemos que al criticar este sistema, debemos proponer otro
como alternativa. Y para nosotros la alternativa es una democracia participativa
horizontal y directa".
Asambleistas de Mar del Plata, 12/04.

En pocas semanas, a los que daban por muerto el Que se Vayan Todos desde p�gina/K, y a los que le contestaban tir�ndoles con el pueblo por la cabeza para enterrar a la multitud, a ambos, se les quemaron los papeles.
La vieja dicotom�a entre espontaneidad y organizaci�n, entre intelectual analizante y objeto social a analizar, no sirve para entender como piensa y se mueve la multitud.
En el siglo XXI no se requiere de prensas partidarias como el andamio al costado del encofrado que edifica la organizaci�n popular. Hoy la internet, como una gran an�nima imprenta del siglo XXI, act�a de v�nculo material y afectivo al mismo tiempo. Como canalizador de la catarsis y organizador de la lucha. Como disparador de iniciativas y �gora de disidencias y acuerdos para la acci�n.
Ante un acontecimiento in�dito, una vez mas, la multitud desborda con sus acciones y consignas las previsiones de las viejas vanguardias. En las marchas los gritos de ira no se hacen esperar: "De Kirchner para abajo no s�lo tienen que renunciar sino que tienen que ir todos presos".
Despu�s del 30 de diciembre en medio del dolor, entre el duelo y la espera, entre un santuario improvisado y la asamblea, entre la solidaridad y la entrega de los cuerpos que se apilan en la morgue, nace la lucha. Se act�a como multitud y se la integra singularmente. No hay dispositivo externo a la propia pr�ctica que pueda conducir el proceso desatado.
Como aquel accionar destituyente del 20 de diciembre del 2001, como el repudio inmediato a la ejecuci�n de la planificaci�n criminal del 26 de junio de 2002 en el Puente Pueyrred�n. De igual modo, el 1 y 3 de enero de 2005, ning�n organismo previo a la matanza convoc� a los luchadores.
Si por izquierda entendemos una acci�n destituyente contra el capital-parlamentario que no demanda el Que Se Vayan Todos para que venga la seguridad y el orden al estilo Blumberg, entonces, hay que reconocer que la pr�ctica de la multitud volvi� a estar a la izquierda de buena parte de la izquierda partidaria. Sus valientes militantes, el primero de enero, aturdidos pero alertas, se subordinaron a los tiempos de la multitud que estaba escribiendo de manera aut�noma una nueva p�gina antisist�mica de la historia Argentina. Pero como ninguna lucha comienza de cero, y nadie est� impedido de aprender de sus errores, en esta oportunidad y por el momento, la porci�n de la izquierda partidaria que estuvo en las calles, actu� respetando la autoconducci�n de la lucha de la multitud. Respet� su dolor y baj� sus banderas cuando as� se lo pidieron los familiares y amigos de los fallecidos.
La coloratura de la multitud alberga en su seno a las nuevas figuras del trabajo, pero con ella tambi�n se moviliza una porci�n de la sociedad civil que la expolia. Las dos coinciden cuando irrumpen en el espacio p�blico, tienen circunstancialmente objetivos en com�n, pero son estrat�gicamente sujetos sociales antag�nicos.
Nada es mas dif�cil para el poder que conducir a un sujeto que no puede representar, que no aspira a ser Uno, a ser estado, a ser pueblo. Y nada es mas dif�cil que organizar el poder constituyente de los muchos diferentes que est� en las calles. �Qui�n resolver� el acertijo? �Qui�n dotar� de conciencia a los adolescentes? �Qui�n terminar� con el estado que no est� para autodepurarse sino para profundizar el genocidio capitalista? Nadie, absolutamente nadie, est� en condiciones de hacer las tares que le competen a la multitud. Ella, y s�lo ella, determinar� hasta donde est� dispuesta a llegar. Cu�l ser� el uso que haga de sus nuevas formas organizativas y cu�les ser�n los m�todos que escoja para obtener justicia en la tierra.
El ocio es mercanc�a como el trabajo, pero por otros medios.
Por mas que el poder y sus lacayos quieran ningunear la crisis org�nica en la que est�n involucrados, la multitud le martilla los t�mpanos grit�ndole el peor de los insultos posibles: �Que se Vayan Todos que no quede ni uno s�lo!
Los j�venes, esos millones que los medios quieren invisibilizar y endemoniar pregunt�ndose porqu� llevan a sus hijos a los recitales, no hacen mas que fingir comprensi�n mientras lentamente van transformando a la v�ctimas en victimarios. Sus familias que hoy son mas de nueve millones de pobres y alguna vez integraron la clase media, ahora, son la multitud.
El 60 por ciento de los 15 millones de argentinos de menos de 22 a�os son pobres. A su vez tres millones y medio de los ni�os y adolescentes son indigentes. Un mill�n de j�venes no estudia ni trabaja. La pobreza de los p�beres se duplic� en s�lo 5 a�os. Pas� del 31 por ciento en el �99 al actual 60 por ciento.
Los chupatintas de la transversalidad nos aleccionan que volvimos a un pa�s normal �Pero acaso que cre�an que era un pa�s capitalista normal? �C�mo entienden que el capitalismo sali� de su crisis mas terrible sino con una acumulaci�n originaria a costa de salarios infrahumanos, desocupaci�n estructural y el ahorro de las medidas de seguridad mas elementales que protege a la fuerza de trabajo de la que viven?
La muerte de la multitud a manos de los empresarios tiene muchas caras. Seg�n los datos oficiales que completan la estad�stica final del 2003, con relaci�n al 2002, hubo 70.514 accidentes laborales mas. Dentro de los damnificados los que sufren mas son aquellos que componen la casta laboral de los empleados precarios, en negro, y con un pie permanente en el desempleo. De los 414.559 siniestrados casi la mitad ganaba menos de $ 600, 200 d�lares al mes. Se estima que la tasa de heridos se duplica en el caso de los empleados no registrados. En un pa�s normal, del 2002 Duhaldista al 2003 ping�inista, se increment� en un 20 por ciento las v�ctimas laborales del capitalismo. En esto tambi�n con "K" estamos peor que antes de su llegada a Balcarce 50.
La distinci�n entre tiempo de trabajo y tiempo libre para los millones de trabajadores j�venes, precarios y polivalentes es cada vez menos clara. La diversi�n tambi�n es una mercanc�a y salir vivo de un espect�culo se ha vuelto todo un trabajo. El reinado de la subordinaci�n de la multitud en el capital, del comando del estado y los patrones que engordan con la mercanc�a de la actividad inmaterial del esparcimiento, que se transforma en el precio de una entrada a un recital, no es mas, que la continuaci�n de la jornada laboral. El ocio es mercanc�a como el trabajo, pero por otros medios. Plata, quiero plata, dec�a Chab�n. Frase que pod�a pronunciar cualquier patr�n al que se le acerque un micr�fono.
El sistema capitalista para mantener a los par�sitos sociales de los patrones y el lucro que los alimenta, les pisa la cabeza a cada integrante de la multitud, tenga o no un empleo, con los nuevos cuatro jinetes del apocalipsis: Pobreza, delincuencia, c�rcel y muerte. El imperio del dinero le escupe en la cara a cada joven: Me llevo tu tiempo, cada d�a de tu existencia, te encierro y si lo necesito te arranco la vida de manera fulminante.
Nada mas claro que el valor de un ticket de concierto para comprobar que ir a escuchar a una banda es un placer que valoriza el capital de los empresarios. Un pasatiempo que se vuelve una pr�ctica riesgosa cuando la vida vale menos que una localidad. En los recitales de cientos de personas que organizan los desocupados, asambleas populares y los obreros de Zan�n, nunca hubo un muerto. La polic�a no existe mientras dura el espect�culo y los asistentes y organizadores se cuidan a s� mismo.
Donde el uso del tiempo no tiene un valor monetario, donde no existe el dinero como forma de la repugnante relaci�n capitalista que todos llevamos en el bolsillo, donde recrearse no tiene precio, la vida no se entrega a cambio de un par de horas de placer.
Esta vez la matanza la ejecut� Omar Chab�n y An�bal Ibarra. Un empresario progre y un gobierno que administra un presupuesto de 5.000.000.000 millones de pesos. El capital mata. Y el estado como forma de capital mata tambi�n. Todos los fines de semana es la ganancia de los empresarios que transforman el recreo en capital, la que toma de reh�n a 400.000 j�venes que alimentan su fortuna. Pero en realidad el que mata es el sistema social capitalista de los chabanes y los ibarras que pueblan todo el planeta. El men� es variado: fusilamiento en cortes de ruta y guerras en Irak; tortura policial por ser joven de un barrio pobre y ocupaci�n de Hait�; ejecuci�n a la salida de una cancha de f�tbol y epidemias evitables en Somal�a; prisi�n por reclamar un salario y hambrunas planificadas en Ruanda; el cierre de las puertas de un supermercado en Paraguay para que durante el incendio los futuros carbonizados no se lleven algo sin pagar y asfixia en una disco de Buenos Aires.
De la pasant�a y la cadeter�a, del taller y el plan social, de la venta ambulante y el cirujeo, de la reposici�n en el supermercado y la prostituci�n, del puntero al delibery, del microemprendimiento y las horas desempleadas por un presente sin futuro, se pasa, al recital como fiesta de los cuerpos, el calor de la tribu urbana, los abrazos de clanes suburbanos, el aguante de la carne que no se resigna a morir expoliada por el patr�n, la polic�a asesina y el estado genocida.
Desde el 30 de diciembre la multitud organiza sus propios organismos deliberativos y ejecutivos. No hace falta que nadie le venga a ense�ar c�mo se redacta un volante, se organiza un marcha, o se hace un cord�n de seguridad.
Su uso c�nico de los medios masivos es un arma de doble filo con la que est� dispuesta a lidiar. No conf�an en el poder y mientras construyen sus �mbitos y territorios m�viles de contrapoder arremeten con cuanto oportunista quiera canalizarlo.
el aguante de la carne que no se resigna a morir expoliada por el patr�n, la polic�a asesina y el estado genocida.
�La multitud es homog�nea? Decididamente no. Y esa heterogeneidad es su fortaleza y su debilidad. Si fuera compacta como la vieja clase obrera industrial ocupada ya estar�a organizada en uno o varios partidos y hace tiempo se hubiera planteado la toma del poder. Su multiplicidad permite que su polifon�a de lugar a que el progresismo de todos los colores, de los Gra�a y los Leuco a los empresarios del rock, de los pol�ticos progres a los peque�os burgueses jacobinos, de los curas a lo Farinello y sindicalistas de la centroizquierda, puedan meter la cuchara.
La multitud es fuerte porque nadie puede mandarla sino es obedeciendo. Y es d�bil en comparaci�n al pueblo que adoptaba una conducci�n separada de s� que la dotara de fines mediatos antes sus conatos inmediatos de sublevaci�n. Pero en tiempos posfordistas esa impotencia del pueblo es el baluarte de la multitud. Su emancipaci�n ser� obra de s� misma o no habr� liberaci�n social. A cada individualidad del com�n nadie podr� expropiarle su propia revoluci�n.
Con argumentos calcados de la �poca de la dictadura militar, recreados durante mas de 20 a�os por Alfons�n y Menem, De la R�a y Duhalde y ahora por Kirchner, se apela a la miserabilidad de apuntar como infiltrado a todo aqu�l que vaya mas all� de pedir la cabeza del chivo expiatorio de Chab�n y la de alg�n inspector de z�calos que se olvid� de cambiar la carga de los matafuegos. Para el poder un poco de jaleo es digerible pero a la larga hay que volverse a llorar a la casita, a seguir produciendo plusvalor para el patr�n, a vivir de changas y comer salteado. �Qu� La vida sigue y los pol�ticos saben que hacer! Y si no son Ibarra y Kirchner los que hagan justicia habr� que ser un poquito paciente y esperar. Y los que vengan despu�s, all� por el a�o 2.015-2.020, o qui�n sabe cu�ndo, tendr�n su orgasmo con las urnas. As� de pat�ticos son sus argumentos. As� de ladino ha sido por dos d�cadas el capital-parlamentario.
Ibarra ya entreg� todo lo que estaba dispuesto a sacrificar. No se va a ir por las suyas. Para que se vaya la multitud tendr� que echarlo. El tiene bastante experiencia en esto de "bancarse" insurrecciones. La centroizquierda y los CGP, los peronistas y radicales, la CTA y la mayor�a de los organismos de derechos humanos le hicieron el aguante post argentinazo. No olvidemos que fue parte de los muertos vivos que pasaron con su cara de amianto por el incendio del 19 y 20. Mientras tanto Kirchner se hizo el zonzo todo lo que pudo mirando el glaciar Perito Moreno, mientras degustaba un corderito patag�nico y mandaba la plata de la provincia de Santa Cruz, de puro nacionalista que es, al extranjero.
Las instancias mediadoras, los sindicatos y partidos, los canalizadores de las demandas antisist�micas que describen todos los manuales de las contrarrevoluciones exitosas quedaron obsoletos ante la nueva forma de dominio que adopt� el capital en la era posfordista. Los nuevos tratados de c�mo abortar insurrecciones y rebeliones se est�n escribiendo mientras el conflicto no est� definido. Muchas de sus p�ginas est�n escritas en castellano y datan con posterioridad al 2001. Pero ni todos los piqueteros amigos del poder y sus medios compinches, ni todas sus agrupaciones solventadas por el erario p�blico y sus intelectuales aut�nomos de cotill�n, pudieron impedir que el reclamo les explotara, y sin estaciones intermedias le estallara en la cara a la m�xima autoridad estatal. El fuego viene de abajo y para los de arriba se transforma en una hoguera que no se apaga ni con todas las promesas de un verano �Pum para arriba!, del socio de Hadad, Marcelo Tinelli; el canje de la deuda de, cara de piedra, Lavagna; y el gobierno popular en disputa de Humberto Tumini.
Antes del 19 y 20, Ibarra y De la R�a, hubieran entregado al jefe de bomberos, a un subsecretario del mont�n, a los sumo al jefe de polic�a. Se cerraba la disco por un tiempo y se le hac�a caer todo el peso de la ley capitalista sobre las espaldas de un funcionario detestado, y a otra cosa mariposa. En cambio despu�s de la primera insurrecci�n Argentina del nuevo siglo, todas las coordenadas, entre demanda explosiva, carencia de mediaci�n y justicia distra�da, han sido alteradas.
La bronca estalla y los cuerpos resistentes en lucha se co-relacionan y crean campos de fuerzas antag�nicos a los due�os del poder.
La multitud madura, �Vaya si madura! Pag� con el subconsumo, y con cada libra de su carne enflaquecida, la estafa de la devaluaci�n de los ingresos de los que se reciclaron crey�ndose los due�os del Que Se Vayan Todos. Volvi� a confiar pero no firm� ning�n pagar� en blanco. Cuando se harta saca tarjeta roja y el voto se transforma para los pol�ticos en un irreverente paga dios. Si la Nueva Clase cree que sus cantos de sirena sirven para engrupir a la multitud como si fuera una plebe pol�ticamente analfabeta, o no entendieron el cambio epocal que estamos viviendo, o subestimas al nuevo sujeto hist�rico.
Las victorias y derrotas del capital son permanentes como las de la multitud. Porque superviviente es la crisis del dominio estatal del capital ante cada potente acci�n de la multitud cuando creyeron resolidificado su dominio. Son las dos caras de una misma moneda. La que vive de los dem�s y la que hace todo el trabajo. No son tiempos para que nadie pueda interpretar el estado de �nimo de las masas y actuar como los viejos partidos que enfr�an o calientan los conflictos seg�n la correlaci�n de fuerzas. La bronca estalla y los cuerpos resistentes en lucha se co-relacionan y crean campos de fuerzas antag�nicos a los due�os del poder.
La multitud no necesita cientistas sociales que la psicoanalicen, ni aspirantes a patrones pol�ticos que la conduzca. Ella misma es quien se autolidera. No precisa organizadores profesionales sino que se autoorganiza. No hace falta ense�arle sobre la antagon�a de clase que existe entre ellos y los matones uniformados. La consigna �Ibarra, Chab�n la tienen que pagar! es una lecci�n pol�tica antisist�mica de la multitud para quien est� dispuesto a aprenderla. Se unifica en un grito de seis palabras el dominio desp�tico del estado y el capital sobre la multitud. Desde hace tres a�os el capital-parlamentario ha sido registrado como el causante del actual estado de postraci�n del cincuenta por ciento de los argentinos en la pobreza. Y de ah� no se volvi�. Que sigan so�ando los que creen que "K" canaliz� esa demanda de hartazgo con la clase pol�tica.
�Ni a�n muerto me detendr�n dicen las remeras del taller popular de serigraf�a debajo de la estampa de Dar�o Santill�n! Sin dudas Dar�o. Ni a�n muerto tus compa�eros consecuentes abandonaron tu lucha que fue, y es, la de ellos. Tu singularidad fue parte del com�n, y lo colectivo que lucha encierra tu singularidad. De igual forma podemos decir que ni a�n muertos las v�ctimas del Croma��n de Chab�n dejarar�n de pedir justicia. Ni a a�n muertos sus padres, hijos y amigos, el com�n de la multitud, dejar� que se olvide este crimen social. En cada nueva lucha reaparecer� el rostro de Kosteki y la sonrisa de Cabezas; las caricias de los novios asesinados el 30 de diciembre y las enfermeras del amor detenidas en la legislatura; los 500 a�os de resistencia de los ind�genas expulsados de sus territorios y los obreros que se autogestionan; los asamble�stas aut�nomos que hasta el d�a de hoy contra viento y marea sostienen el QSVT y los nuevos delegados sindicales clasistas; los presos pol�ticos de Caleta Olivia y los estudiantes revolucionarios; las caras tiznadas de los espectros de R�o Turbio y la fortaleza de las madres del dolor; las historias truncas de la AMIA y la ternura de los motoqueros asesinados que salvaron la vida de mas de uno el 20 de diciembre de 2001.
Se podr� decir que la justicia de los ricos no puede hacer justicia de manera completa, y es cierto. Se podr� alegar que Ibarra y Kirchner no se van a ir sino es con una insurrecci�n, y es cierto tambi�n. �Pero quien puede predecir hasta donde puede llegar la multitud si no ve satisfecha sus demandas? "Si no hay justicia habr� quilombo", bramaban 5.000 almas el primero de enero de 2005. El grito de guerra preanuncia que la batalla no ser�, ni corta, ni f�cil. Se va por la cabeza de los mandam�s del estado, que no es poca cosa. De igual modo el 3 de enero Ibarra demostr� que, de ahora en mas, Los Pacificadores taponar�n la entrada de la Jefatura de Gobierno y los polic�as de civil actuar�n como en la �poca militar cazando luchadores sin identificarse. La gestapo del capital-parlamentario va naturalizando su accionar posfascista. Los organismos de derechos humanos amigos del "presi" mutis por el foro.
El aprete a familiares por agentes de inteligencia del estado, la m�sica f�nebre que est�n dejando en sus contestadores, las comisiones que se arman para cambiar algo y entonces nada cambie, son las trampas que est� armando el estado porte�o y nacional contra la multitud. El nombramiento de Juan Jos� Alvarez en el �rea de seguridad del gobierno de la Ciudad, con el respaldo de Duhalde y Kirchner, demuestra, que de la transversalidad mas all� del aparato descompuesto del partido peronista ya no queda nada.
La corporaci�n pol�tica se blinda contra la multitud. Como siempre en momentos cr�ticos para el capitalismo y sus instituciones, los centroizquierdistas y conservadores, las fracciones nacionales y populares del peronismo y la curia, los medios masivos y los sindicalistas progres que juntaban firmas para el Frenapo mientras la multitud echaba a De la R�a, todos, absolutamente todos, cierran filas contra los embates por justicia, aqu� y ahora, de las familias y los cientos de miles de an�nimos que conviven con su dolor. Para el poder, la plebe republicana, los pobres en las calles, los desheredados del capitalismo, la multitud, tiene que abandonar las calles. Se buscar� enga�arla, disuadirla, embretarla en tr�mites parlamentarios burocr�ticos, bloquear sus iniciativas, sobre todo dividirla, y si hace falta, reprimirla y matarla.
El progresista de Ibarra con la anuencia del progresista Kirchner giran a�n mas a la derecha. El arribo de Ju�n Jos� Alvarez es mas de lo mismo. Alvarez llega habiendo acumulando todos los aplazos posibles por parte de la multitud y todas las condecoraciones al valor de los poderosos. Fue subsecretario de presidencia de la naci�n con Menem, en el 2001 ministro de Seguridad del gobernador bonaerense "hay que meter balas a los delincuentes" Ruckauf. Cuando el 19 y 20 eyect� al guapo de De la R�a que repart�a muerte por todo el pa�s antes de su fuga en helic�ptero, Ruckauf, tambi�n abandonaba su sill�n de gobernador. Ah� "Juanjo" Alvarez dio el salto a la naci�n y, recomendado por Ruckauf, fue funcionario del ex presidente, por una semana, Rodr�guez Sa�. C�mo en el peronismo nada se pierde, todo se transforma, sigui� con el gobierno de Duhalde. Desde all� hizo sus armas en las grandes ligas del crimen social a gran escala. Pas� a ser Secretario de Seguridad Interior de la Naci�n, planificando, ejecutando y justificando la cacer�a contra piqueteros el 26 de junio de 2002 en Avellaneda. C�mo en Argentina nadie va preso, aun siendo c�mplice de los mas flagrantes cr�menes, fue nuevamente convocado. En el 2003 el gobernador Felipe Sol� le ofrece el ministerio de seguridad de la provincia de Buenos Aires. Puesto en el que dur� s�lo dos meses y tras su fracaso arrib� Le�n Arslani�n. Alvarez es un viejo conocido para propios y extra�os. Hombre de Duhalde, en la �ltima d�cada, estuvo con Menem, Ruckauf, Rodr�guez Sa�, Sol� y ahora con el "golden boy" del progresismo Ibarra. Por lo visto para el PJ como partido de poder vale todo. Hoy con uno y ma�ana con otro. Este es el hombre que eligi� Ibarra, Duhalde y Kirchner para la seguridad de la Capital Federal. Un criminal que viene a resolver los cr�menes de sus socios pol�ticos de siempre. �Kirchner lo hizo!
El asedio en julio del a�o pasado a la legislatura de la ciudad de Buenos Aires, y el cerco a la jefatura de gobierno porte�a el �ltimo tres de enero, demuestra, que la bronca tiene muy claro a sus destinatarios. No es un grupo de "loquitos" a quien enfrenta el estado, sino a miles de s�ntomas singulares de un malestar social multitudinario.
El primero de enero bastaba ver el apoyo que recib�a desde los balcones a su paso la marcha. Comprobando que el combate contra la impunidad por la masacre de Croma��n es s�lo la punta visible de un iceberg que esconde un repertorio repleto de agravios. La solidaridad activa en las calles de unos cuantos miles, se coteja, con la complicidad compa�era de millones de argentinos que respaldan a las v�ctimas del homicidio m�ltiple del barrio de Once.
Estamos ante una pol�tica autosoberana.
Es preferible pagar todos los errores que puedan cometer los j�venes por su inexperiencia que ponerse en manos del mas viejo y probado comit� central. Si ning�n tipo de autocomplacencia, es mejor ser parte de la lucha de padres y amigos, allegados y colaboradores, todos militantes de la multitud, que confiar en cualquier promesa del estado y sus patrones, propalada, por otros empresarios encargados de vender noticias enga�osas y falsas desde los medios masivos de comunicaci�n.
Si en las marchas se dijo "Que no se quiere pol�tica", mientras que la pol�tica como pr�ctica colectiva de los an�nimos tienen acorralado a Ibarra, entonces, bienvenida esta antipol�tica. Una hacer autodeterminado que dej� de entender a la pol�tica como lo pol�tico estatal. Un �mbito de la aristocracia del voto de donde no puedan venir las respuestas y acciones que necesita la multitud para ser feliz. La que est� efectuando la multitud es una aut�ntica y noble pospol�tica. Que despide al estado como agenciamiento que piensa por ella y dec�a saber lo que necesitaba el soberano. Estamos ante una pol�tica autosoberana. Y si bien por el momento no resulta una pol�tica constituyente posestatal, si lo es, una pol�tica destituyente antiestatal.
Para millones de j�venes la pol�tica no es s�lo corrupci�n y negociado. Sino tambi�n leyes de flexibilizaci�n laboral, despidos de sus padres, una educaci�n y salud colapsada, polic�a mata gente, pol�ticos de doble discurso, una prensa canalla a su servicio, y patrones negreros.
Es la propia pr�ctica, reflexi�n e imaginaci�n de la multitud la que le marca la cancha al estado. El capital-parlamentario no es �nicamente el gobierno por la fuerza, tambi�n es consenso. Y consenso es el acuerdo que le brindan los ciudadanos a las instituciones y leyes del sistema. En este campo es donde lo pol�tico estatal es cada vez menos dirigente y mas dominante. Por lo tanto cada vez mas d�bil y cuestionable. La cultura del joven sumiso dispuesto a morir en un recital, caerse de un andamio a cambio de dos pesos la hora, ser atropellado mientras reparte una pizza en tiempo r�cord, y delinque o se muere de hambre en silencio en su casa, est� fuertemente cuestionada.
Cada epifen�meno reenv�a la lucha a una cr�tica feroz al estado actual de las cosas y se produce un comportamiento antag�nico contra el estado carcelero, sus mentirosos funcionarios, los empresarios inescrupulosos y los periodistas c�mplices.
Tres a�os de pr�cticas autodeterminadas han dejado valiosas ense�anzas. Las experiencias se sedimentan y se sacan conclusiones. Se aprende de los errores. Se mide a los aliados. Se juzga a quienes traicionan. Se confraterniza con el compa�ero leal. La multitud no es complaciente, siquiera consigo misma. Est� alerta contra el estado pero tambi�n contra sus debilidades. Es fuerte porque es mas potente que cada uno de sus actos. Es sin�rgica, o lo que es igual, unida en la acci�n y la reflexi�n vale mas que la mera sumatoria de cada uno de sus integrantes. Es poderosa porque con su energ�a alimenta al sistema o lo puede hacer colapsar cuando as� se lo proponga.
Cada vez que gana el espacio p�blico hace tronar el escarmiento. Alerta al poder �Qu� ni sue�en! Que est� contenta con ellos. Que cuando exista una convicci�n terminante que la clase pol�tica est� incapacitada de cambiar un sistema que administra y disfruta, su aliento en la nuca, los perseguir� hasta que se vayan todos.
La propia lucha contra tanta impunidad es constituyente de la multitud.
La multitud sabr� medir sus tiempos. El cerebro colectivo del trabajo distribuido por toda la trama social es el cuerpo, la inteligencia y el estado de �nimo de la multitud. Todo en uno y al mismo tiempo. Piensa y act�a por s� misma. Se equivoca y corrige. Se detiene y toma aire para esperar el momento oportuno y volver a arremeter contra todo lo que la obstaculiza.
Ha aprendido de su capacidad destituyente. Sabe como organizarse. Corea consignas que despu�s ser�n gritadas en todo el planeta por todos los que luchan contra el imperio del capital y sus sirvientes. Se reconoce poderosa. Sabe hacer pol�tica.
La propia lucha contra tanta impunidad es constituyente de la multitud. La antagon�a contra quienes las humilla la transforma y repotencia. Su propio comportamiento aut�nomo es la medida de su plan. El movimiento es su estrategia. La redes informales su forma de comunicaci�n. La rep�blica del com�n una de sus metas.
Es dif�cil organizarse asambleariamente mientras el capitalismo es el reino de la diferencia que une separando. Que a�sla al productor del pol�tico, al gobernante del gobernado, a la multitud del capital. Es dif�cil luchar mientras se lloran los muertos. Es dif�cil no equivocarse cuando el estado, las ONGs sist�micas, los empresarios, los medios y los l�deres autoproclamadados, le tienden una y mil celadas. Pero es s�lo la multitud la que puede resolver las tareas y los desaf�os que se le presentan. En su hora dolorosa y con sus sacrificios sobrehumanos se est� midiendo con ella misma. Con su tenacidad y lucidez, con sus flaquezas y fortalezas, con su pasi�n y su resistencia, con su deseo y su astucia. La que enfrenta al poder desde su propia potencia. La que le opone al estado su autoorganizaci�n.
La horizontalidad asamblearia es la muerte de la verticalidad del estado. La democracia directa de la gratuidad es el fin de la representaci�n pol�tica capitalista. La unidad de la multitud no mediada por el dinero es la sepultura del v�nculo social de la mercanc�a. Pero no estamos en el 2002 donde el cuarenta por ciento del circulante era cuasi monedas y el trueque abarcaba millones de participantes. El imperio de la mercanc�a se ha restablecido, es por esto, que la tarea de los que luchan es mucho mas dif�cil. Necesitan comer y para eso venderse a los patrones. Al hacerlo fortalecen al amo que los desprecia y los mata, pero al mismo tiempo, afila su antagon�a con reclamos impostergables. Este siempre ha sido el desaf�o hist�rico de las mujeres y hombres que quisieron liberarse del capital y el estado. Esta es la tarea que afrontan millones de j�venes argentinos, y en el mundo entero, en la actualidad. Como destituir a los pol�ticos que representan al ciudadano como forma delegada de la soberan�a, y al mismo tiempo, constituirse como sujetos autosoberanos mas all� del dinero, el mercado y el estado.
Del propio sujeto social autosoberano depender� que llegue una nueva democracia como autogobierno antipatronal y antiestatal.
�Qui�n posee la f�rmula para terminar con tanta injusticia, con tanto atropello, con tanta desidia, con tanta explotaci�n? �Qui�n dispone de las llaves del reino de los hombres libres? Las respuestas est�n en las personas que buscan emanciparse de sus amos. Unicamente la multitud decide en cada momento hasta d�nde quiere llegar. El cambio social que hace falta no es un tire y afloje cosm�tico sino un cambio social de ra�z. Para que no exista "Nunca Mas" homicidios en masa como en Croma��n, el futuro, no es un destino hist�rico al que la multitud llegar� por fuerza del destino. Ser� obra de su propia imaginaci�n, de los lenguajes comunes que cree y de las acciones que afiancen su autogobierno. Si el anticapalismo es la felicidad de multitud, nadie puede imponer la felicidad. Est� en los propios sujetos independientemente organizados establecer como quieren disponer de sus vidas.
Dejarse mandar no es de hombres libres. Delegar es padecer. Mandar sobre la multitud es una impostura. La ira, la indignaci�n, y porque no el odio contra los empresarios y el estado, es la cara oscura, la pasi�n tenebrosa pero indispensable, que alimenta y se trasmuta en el amor entre iguales, la fraternidad de los agraviados, y la amistad entre los millones de an�nimos del com�n.
La autonom�a de la multitud, su antagon�a contra el poder, lleg� para quedarse. Del propio sujeto social autosoberano depender� que llegue una nueva democracia como autogobierno antipatronal y antiestatal. Un proyecto constituyente de un nuevo mundo que no est� en este mundo, pero que se construye en este mismo instante. Una sociedad de mujeres y hombres libres. El anticapitalismo del individuo social que fabrica su destino como integrante de la multitud.
Colectivo Nuevo Proyecto Hist�rico.
6 de enero de 2005.
El Kapitalismo te Exprime,te EncarceLa y te Asesina. La Matanza de Croma��n.



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