Argentina: La lucha continúa
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Denuncian mafias detrás del transporte de pasajeros en santa fe corrupción sobre ruedas
Carlos del Frade
Argenpress
'Merced a la connivencia fraudulenta de ciertos funcionarios públicos de la
Subsecretaría de Transporte de la provincia de Santa Fe, mediante un modus
operandi que podríamos denominar sin ambages mafioso, se han producido hechos
reñidos en su totalidad con normas puntuales de la Constitución de la Nación
Argentina' y dieron 'como favorecidos a todo cuanto vengo denunciando a Empresas
del Transporte Automotor de Pasajeros algunas propiedad del señor Agustín
Bermúdez', el 'zar del transporte automotor de pasajeros' que 'ha llegado a
ostentar en la actualidad, por lo menos el sesenta y cinco por ciento de la
totalidad del transporte urbano de la ciudad de Rosario y el cincuenta por
ciento de los servicios urbanos' del sur de la provincia de Santa Fe. Esto dice
la denuncia presentada por Gregorio Hordichuk, ex presidente de la Cámara
Empresaria del Transporte Urbano de Pasajeros de Rosario entre los años 1986 y
1990. El escrito presentado en distintos tribunales santafesinos es una lista de
irregularidades que apunta sus dardos contra el actual titular de la
Subsecretaría de Transporte de la provincia, ingeniero Miguel Latorre y también
está plagado de denuncias que van de lavado de deudas a amenazas verbales y
físicas.
El nudo de la denuncia
Las irregularidades 'han tenido como objetivo incumplir, evadir, dar por tierra
con un sinnúmero de leyes, decretos leyes, decretos, ordenanzas, fueren de
origen provincial, municipal y o comunal dentro de la República Argentina',
marca el texto de la denuncia.
Se han 'creado empresas del transporte automotor de pasajeros' en la provincia
de Santa Fe 'como por ejemplo Empresa Continental SRL con domicilio en calle San
Martín 2690 de la ciudad de Rosario que conforman junto a '9 de Julio SRL' y
'América SRL', las empresas provinciales del señor Agustín Bermúdez, con los
mismos recorridos y aumentos de horarios en el corredor Andino - Puerto General
San Martín - Rosario - Villa Gobernador Gálvez - Alvear, con un solo objetivo:
blanquear deudas con la nación (AFIP y DGI), con la provincia, los municipios y
comunas (ingresos brutos ley 5.110 y otras y derechos de piso y plataforma,
patentes e infracciones, a nivel nacional, municipal y comunal)'.
Muchas fueron las empresas que 'quedaron curiosamente caídas en este engorroso
trayecto. También ellas eran propiedad del señor Agustín Bermúdez. Cabe entonces
preguntarse, por qué razón cayeron dichas empresas mientras Bermúdez continúa
prestando servicios con nuevas empresas', dice Hordichuk.
La respuesta es 'obvia, siendo la siguiente. Porque aquellas empresas han
fenecido en sus servicios, llevando a cuestas la pesada carga de adeudar al
fisco y otras reparticiones que conforman la recaudación de los erarios
nacionales, provinciales, municipales y comunales liberando de dicha forma a las
nuevas empresas creadas por el mismo dueño, que salen al ruedo impecables en su
conformación económica financiera'.
Se especula con ello 'con el olvido de los funcionarios de los entes
recaudadores quienes contrariamente a lo que ocurre en un juicio sucesorio,
parecerían condonar graciosamente al magnificente deudor de las deudas que
mantenían sus empresas sepultadas'.
A continuación se enumeran las empresas que corrieron la suerte descripta con
anterioridad: Primera Junta SRL, línea 128; Transporte General Las Heras, lína
142; Don Bosco SRL, línea 111; Empalme Graneros, línea 110; Empresa Zona Sur,
líneas 144, 145 y 146; Martín Fierro SA y Martín Fierro SRL, líneas 101, 102,
103 y 153.
Todas 'siguen perteneciendo al señor Agustín Bermúdez bajo otros nombres y
conformaciones o disfraces jurídicos. Lo que resulta incalificable es el hecho
de que todas estas anormalidades fueran conocidas por muchas autoridades y
funcionarios a través de denuncias, publicaciones periodísticas, comentarios
radiales, televisivos y ninguno de ellos, a través del tiempo que transcurrió
luego de su conocimiento cabal, les interesó investigar, denunciar, o actuar de
acuerdo a sus atribuciones o responsabilidad por las funciones que se
desempeñaban. Los actos y hechos conocidos a ultranza por muchos, parecieran no
tener suficiente entidad para que el/los responsable/s, tuvieran las sanciones
que merecían y que aún la vindicta pública puede resolver', se esperanza casi
melancólicamente Hordichuk.
Su empresa la Gran Rosario SRL dejó de existir y, según su ex propietario, fue
el estado santafesino 'el responsable directo por la falsa, funesta' y 'dolosa
actuación de sus autoridades y funcionarios' que cayeron en 'vicios y
corruptelas' que denuncia en los cuadernillos que aporta como prueba documental.
Los hechos 'acontecidos y narrados no hacen más que confirmar los grados de
irresponsabilidad, impunidad y dolo con que muchos empresarios se desenvuelven
en distintas áreas y para lo cual, deben contar con la aquiescencia, mirar
distraído o compungido de funcionarios y autoridades de turno, que ni siquiera
tienen la moralina de tapar con tierra las heces que dejan en su inmundo
trajinar político administrativo', concluye de manera tajante la denuncia.
Este escrito fue presentado por primera vez ante el juzgado del santafesino
García Porta el 23 de mayo de 2002 y un año después, el 13 de abril de 2003,
ante la jueza rosarina Raquel Cosgaya.
En la actualidad, enero de 2005, se encuentra en el juzgado de la octava
nominación de la capital santafesina.
Agustín Bermúdez, en tanto, sigue creciendo y ampliando los límites de su
negocio.
Ya ha llegado a la propia ciudad de Santa Fe.
Detalles
Hordichuk define el origen de estas 'irregularidades' en el año 1994 y las
señala como hijas de las relaciones habidas entre la Subsecretaría Provincial
del Transporte de Pasajeros de Santa Fe y distintas empresas del territorio.
El resultado fue que su empresa 'Gran Rosario SRL' llegó a la quiebra el 13 de
setiembre de 2001.
En ese lapso reclamó por 'la competencia desleal por las rebajas de tarifas no
autorizadas que aplicaban las empresas competidoras y la cantidad de servicios
no autorizados que en definitiva -por incumplimientos de la provincia al no
ejercer su poder de policía-' terminaron ocasionándole daños y perjuicios
también denuncias en su momento.
Entre las faltas más 'graves y relevantes y que daban lugar a un trabajo en
negro de todas estas prestaciones al margen de la ley con violaciones además, a
los pagos de las leyes previsionales e impuestos, dado que al trabajar estas
unidades sin patentar, sin habilitar, sin inspección técnica, sin seguros, tasas
de transporte y violando normas vigentes en la materia, daban lugar a jugosas
recaudaciones, por las cuales no se tributaba ni se declaraba como era de
imperio legal hacerlo'.
En el cuadernillo número uno, adjuntado como pruebas documentales, figura 'la
adquisición de un galpón en calle David Peña 678 de la ciudad de Rosario, por
parte de la señora María Cristina Pradolini (esposa del ingeniero Latorre) al
señor José Bermúdez (hermano de Agustín Bermúdez)'.
Allí también se establece otra fuerte presunción de la relación entre la familia
Bermúdez y Latorre, a la sazón titular de la cartera que entiende en materia de
transporte en la provincia tal como ocurre en el presente.
'Mediante el pago de un recupero por un siniestro del cual resultó responsable
la empresa Martín Fierro, recibo de la doctora Elda Pedemonte, abogada, un
cheque de quinientos pesos con fecha de emisión 13 de mayo de 1999, con
dirección en calle David Peña 678 de Rosario, domicilio que según la guía
telefónica resultaría también y curiosamente el domicilio del ingeniero Miguel
Angel Latorre, a la fecha, subsecretario de transporte de la provincia de Santa
Fe, función que inhabilitaría o inhabilita al ingeniero de estar relacionado
comercialmente con empresarios, como sería el caso de Agustín Bermúdez, titular
de la empresa Martín Fierro SA', dice la denuncia.
Además se agrega que el señor José Bermúdez 'cobra en ese momento la venta del
galpón que le efectuara a la señora esposa del ingeniero Latorre, con cheques
emitidos por Agustín Bermúdez' según se describe con fechas y números.
Todas estas irregularidades fueron remitidas e informadas a funcionarios de la
Dirección General de Transporte de la Municipalidad de Rosario (Alejandro
Boggaino) y al entonces y hoy gobernador, Jorge Obeid.
Siguen las denuncias sobre coches sin patentes, 'sin habilitar, sin inspección
técnica' y 'a pesar de las múltiples infracciones detalladas, no se retiran
unidades ni se confeccionan multas'.
En 1995 la prensa informaba que catorce líneas de colectivos 'han pasado todas a
engrosar esta nueva sociedad jurídica, Rosario Bus SA y el cierre de las
mismas'.
También aparecen constancias de la falsificación de 'las mediciones a pesar de
haber solicitado al Automóvil Club Argentino y la Dirección General de Vialidad
Nacional que eleven sus mediciones y las mismas no coinciden con las elevadas
por la Dirección General de Transporte provincial y si con las de 'Empresas Gran
Rosario SRL'. También falsean otros controles involucrando a la Cámara
Empresaria del Transporte Multimodal de Pasajeros que desmiente totalmente el
hecho', se agrega como resumen de las pruebas presentadas en los cuadernillos
que acompañan la denuncia legal.
Luego viene una crónica del conflicto mantenido con delegados de la Unión
Tranviarios Automotores, la intervención de la secretaría de Trabajo de la
provincia y la imposibilidad de lograr una conciliación obligatoria. Eran los
primeros días de enero de 2001.
Todo termina en la concesión de los permisos precarios de las líneas 104 y 209 y
el traspaso del personal de 'Empresa Gran Rosario SRL' a la firma 'América TA.
SRL'.
Pero desde el 26 de enero de 2001 la propia Subsecretaría de Transporte de la
provincia había otorgado los mismos permisos y personal a la entonces
desconocida empresa 'Continental TA SRL' que 'pertenece al grupo de empresas de
Agustín Bermúdez y es el primer paso para blanquear deudas con la nación,
provinciales y municipales' y esa misma maniobra ya había sido hecha 'en el
municipio de Rosario con las empresas hoy desaparecidas prestatarias del
servicio urbano con anuencia del municipio y de la UTA'. Esas firmas eran
'Primera Junta', línea 128; Transporte General Las Heras, línea 142; Don Bosco
SRL, línea 111; Empalme Graneros, línea 110; Zona Sud, líneas 144, 145 y 146 y
Martín Fierro SA y SRL, líneas 103, 101, 102 y 153. Estas catorce líneas fueron
paralizadas el 8 de mayo de 2002 por falta de pagos de salarios.
Otro de los papeles incorporados como material digno de ser investigado por la
justicia santafesina son las declaraciones periodísticas del ex titular del
transporte provincial, Carlos Muia quien expresó: 'Soy una víctima de la mafia',
según se publicó en el diario 'Rosario/12' del 22 de junio de 2002.
En junio de ese año, el juez santafesino de la segunda nominación, José Manuel
García Porta 'procesó al subsecretario y al director de la Dirección Provincial
de Transporte de la provincia por considerarlos incursos en el delito de
'Incumplimiento de Deberes de Funcionario Público y Abuso de Autoridad'.
Luego siguen atentados explosivos contra empresarios del transporte, contra
unidades de la empresa 'Gran Rosario', amenazas telefónicas y de grupos de
personas 'contra la propiedad, bienes y vida de los socios'.
Hordichuk también manifiesta haber recibido un sobre con un detalle descriptivo
de 'juicios de apremio a la Administración Provincial de Impuestos por cobro de
ingresos brutos no tributados pertenecientes aparentemente a las empresas de
transporte automotor de pasajeros América SRL y 9 de Julio SRL, ambas empresas
pertenecientes al Grupo Agustín Bermúdez. Según dichos listados -sin saber a
ciencia cierta la veracidad de los mismos- ambas empresas estarían adeudando al
erario público hasta el año 1998 por ingresos brutos calculados al 16 de
setiembre de 2002, la friolera de cuatro millones quinientos veinte y tres mil
doscientos dieciocho pesos'.
Toda una síntesis de lo único transversal que existe en la provincia y el país:
los factores de poder. Empresarios casi monopólicos, funcionarios que se
repiten, cierta dirigencia sindical y algunos jueces que decretan la impunidad.
El resultado es grandes ganancias para pocos y servicios públicos de dudosa
eficiencia.