Argentina: La lucha continúa
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La derecha Venezolana se acerca a la derecha argentina
Modesto Emilio Guerrero
Argenpress
Varios movimientos escurridizos muestran una aproximación sucesiva entre
agrupaciones derechistas de Argentina y Venezuela. La tendencia va de lo
empresarial a lo político, pero lo mediático es el eslabón inteligente.
La reciente asociación de Cisneros con el diario derechista argentino La
Nación mediante AOL, su acuerdo para proveer 'inteligencia mediática y
contenidos' al Canal 9 de Buenos Aires (usina ideológica de la nueva derecha
local, del Grupo Hadad, y al grupo Monetta), la compra del paquete accionario en
el Grupo Editorial El País-Planeta, de España, con el que Cisneros ingresa a
millones de lectores de habla hispana, y sus 'cabezas de playa' en Chile,
Brasil, Perú, Ecuador y Colombia y 11 países más de Centroamérica y el Caribe,
señalan que esa aproximación es más que una tendencia, una realidad política que
va mucho más allá de los intereses económicos.
Esta estrategia preventiva de ambas derechas es el intento de imponer una
respuesta ordenada al nuevo proceso político que vive América del Sur. Esa
respuesta es económica, política y cultural. Tiene como objetivos el control
social de las poblaciones y la capacidad de actuar sobre los regímenes
políticos. El 1° de enero de 2005, el Grupo Cisneros, pactó con el Diario La
Nación para producir, emitir, editar y controlar contenidos y negocios de la red
Internet.
'Según se conoció ayer, la empresa editora del diario LA NACION y de su versión
digital, LA NACION Line, y la empresa de acceso a Internet AOL Argentina SRL
suscribieron un acuerdo mediante el que iniciaron un proceso de fusión de sus
divisiones de contenidos y negocios de Internet. De esta manera, SA LA NACION
pondrá un pie en el negocio de la provisión de acceso a Internet. Con esta
fusión, SA LA NACION ingresa en el negocio de provisión de acceso a Internet
ampliando la oferta de servicios y de contenidos exclusivos para sus clientes'.
(La Nación, 06/01)
Esto reza el informe publicado por el Diario La Nación, uno de los más
conservadores de Argentina; en su haber tiene el apoyo a todos los golpes
militares contra este país entre 1929 y 1976. También sostuvo a Pinochet, a Meza
en Bolivia, a Goulart en Brasil. En abril de 2002, la Dirección de este matutino
porteño alzó alborozada sus copas cuando un golpe fascista derrocó a Hugo Chávez
e impuso la brevísima dictadura proyanqui de 47 horas en Caracas. Uno de los
principales protagonistas del montaje golpista contra el proceso revolucionario
en Venezuela fue Gustavo Cisneros. Ahora pacta con La Nación a través de su
consorcio y Time Warner, Inc.; ambos controlan el capital y la hemorragia
ideológica de AOL Latin America.
Gustavo Cisneros Rendiles, ungido como el 'empresario global' (quizá porque su
única frontera es el lucro y el lucro no tiene fronteras), nació en Venezuela
aunque es originario de una familia cubana de ultraderecha que llegó a Caracas
en la década de los 40 y se enriqueciò en los 50 a la sombra de la dictadura de
Marcos Pérez Jiménez. Gustavo, el último emperador de los Cisneros, se formó en
las redes comerciales y financieras legales e ilegales entre Caracas y Miami
durante los años 60 y 70, fue ejecutivo del Chasse Manhathan Bank, del Consejo
de las Américas, pertenece al selecto entorno de Bush padre, es ficha de
confianza en el Partido Republicano y dueño del más extenso sistema de medios
del continente.
Todo un factotum del poder imperialista y el control social en el hemisferio.
En 1980, la acumulación de tanto poder incomodó a competidores en la derecha
republicana y la encargada del ataque fue la Fundación La Rouche, cavernarios
del ultranacionalismo yanqui. La Rouche publicó el libro 'Narcotráfico S.A.'
donde detalla la historieta de las relaciones de the Cisneros family con las
redes de la cocaína entre Miami, México, el Caribe oriental, Colombia y
Venezuela.
Su poder político es tan 'global' que financia decenas de 'plumas' y artistas de
alto nivel literario como el argentino Andrés Oppenheimer, columnista de la CNN
y del Miami Herald, uno de los diarios que amparan a los 'Comandos F-4' del
terrorismo cubano exiliado en la Florida, grupo que fue parte del asesinato del
Fiscal venezolano Danilo Anderson hace apenas dos meses.
Canal 9 de Argentina le abrió en 2004 al 'pulitzer' Oppenheimer un programa
semanal de entrevistas, todas dirigidas a crear una matriz de opinión pro
estadounidense, por ALCA y anti cualquier cosa que huela a revolución social. La
Nación lo mantiene como uno de sus columnistas de cabecera junto al mexicano
Castañeda y el peruano Vargas Llosa, todos neoliberales sin frontera.
Gustavo Cisneros es conocido en fuentes judiciales y políticas del Caribe como
'El patrón de la OEA'. No es un secreto muy guardado su estrecha relación
financiera con César Gaviria, el anterior Secretario General del organismo
hemisférico y ex presidente de Colombia, con quien acordaba Resoluciones y
Proyectos de interés estadounidense y de sus gobiernos leales en el continente.
Por ejemplo la autodenominada 'Carta Democrática' de 2002, confeccionada con el
objetivo de aislar y derrocar al gobierno nacionalista de Chávez, fue acordada
con el cuerpo de abogados del Grupo Cisneros; la versión de uno de los abogados
venezolanos participante es esa operación, es que dichosa 'Carta' le costó a
Gustavito 3 millones 800 mil de dólares entre honorarios y 'pagos
institucionales a funcionarios de la OEA'.
El proyecto de informatización de la educación latinoamericana presentado a las
Naciones Unidas en octubre de 1999, sirvió para postular a Gustavo Cisneros como
su Director Ejecutivo... desde la OEA, claro.
De ambas cosas fue gestor a sueldo Gaviria y la organización profesional que
conduce. En fuentes de Venevisión, en Caracas, corrió la versión en enero de
2000, que el principal vendedor del servicio digital y de transmisión de la
data, sería el Grupo Cisneros a través de AOL y sus inversiones en satélites.
Esto es lo que llaman 'pagarse y darse los vueltos'.
El enemigo se organiza
Esto comenzó hace poco tiempo, menos de dos años, aunque los primeros pasos se
conocieron a mediados de los años 90, en pleno imperio neoliberal. Argentina se
había convertido en el principal inversor externo en Venezuela, después de EEUU
y España, con 1.392 millones de dólares aportados por 9 empresas de la talla de
Techint, Pérez Companc, Impsat, etc.
En 1995 ingresaron 236 millones de dólares 'venezolanos' a la economía sureña en
fábricas de pintura, televisión por cable, emisiones satelitales, especulación
bursátil, mercado del arte, de la moda y de la droga. Venezuela siempre
país-puente de los carteles colombianos en el sistema sudamericano del
narcotráfico. Pero eso ya es historia.
Pero en aquellos años el interés se reducía a lo comercial. Ni el chavismo era
un peligro institucional ni Venezuela vivía un proceso revolucionario, ni
América del sur estaba plagada de las insurrecciones, movimientos y brotes
dislocantes de los últimos 5 años.
Esta vez, la aproximación procura ser más integral, sistemática y con preceptos
más definidos en la defensa del sistema político que los mantiene como
capitalistas. Se trata de la puesta en marcha de una resistencia 'con el perdón
de esta palabra tan cara a nuestras tradiciones militantes'.
Por lo menos tres razones le quitan el sueño a las nuevas derechas de Argentina
y Venezuela. Una, las votaciones masivas por fórmulas electorales tenidas como
'de izquierda' o 'progresistas'. Otra, la amplia simpatía por el líder
nacionalista Chávez y el bolivarianismo militante en América del sur, y
finalmente, el surgimiento de la Comunidad Sudamericana de Naciones (CNS), una
entidad que incomoda a Washington, más por lo que se mueve debajo que por lo que
figura arriba en los cócteles de la Comunidad.
La última preocupación es el surgimiento del dislocante 'Etnocacerismo' en Perú.
El temor es que la cosa no pare ahí. Ya es suficiente con el chavismo, la Unión
Nacional de Trabajadores de Venezuela, el zapatismo, la CONAIE y los sindicatos
ecuatorianos, las insurrecciones bolivianas, los Sin Tierra y el poderoso
movimiento obrero brasileño, los piqueteros. Ellos, como los buenos abogados,
quieren prevenirse de la jugada contraria con medidas cautelares. Y eso en
estrategia hemisférica significa control social de las masas. Para ello, los
medios y las telecomunicaciones son clave. Cisneros lo sabe, lo probó en
Venezuela entre enero y abril de 2002.
Se trata de un 'temor preventivo', para acudir a una palabrita puesta de moda
por el gobierno del joven Bush.
Esa búsqueda de las derechas de Venezuela y Argentina se amplía a otros países
como Colombia, Chile y Brasil y está en perfecto acomodo con las políticas de la
OEA y la Secretaría de Asuntos Interamericanos de los EEUU que atiende los
riesgos políticos en América latina.