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Argentina: La lucha contin�a

 

Estado ausente, codicia y corrupci�n las claves de la masacre


El crimen del boliche de Once, con su saldo monstruoso de 185 muertos - en su mayor�a j�venes y ni�os - y cerca de 800 heridos, nos provoca un profundo dolor, una inmensa tristeza y el reclamo urgente de verdad y justicia.

La masacre que conmueve a la sociedad argentina no ha sido producto de la fatalidad, sino de una conjunci�n de causas que ser� necesario analizar con profundidad, para sacar las conclusiones adecuadas y fijar las l�neas de acci�n destinadas a producir todos los cambios legales, t�cnicos y culturales que impidan nuevas desgracias irreparables.

Ante todo, es indispensable rodear a las familias destrozadas por la muerte de sus seres queridos, de la solidaridad activa de la comunidad y los organismos especializados. Asimismo, es oportuno destacar los m�ltiples gestos solidarios, conocidos y an�nimos, y el esfuerzo y voluntad que desplegaron trabajadores estatales y no estatales que se pusieron de manifiesto desde el mismo instante en que se desat� el infierno en la 'Rep�blica de Cromagnon'.

A partir de ahora, tenemos el compromiso de no olvidar lo que ocurri� ese fat�dico 30 de diciembre de 2004 y, mucho menos, permitir que una vez m�s se instale la impunidad sobre todos los responsables de semejante horror.

Debemos ser claros y categ�ricos, esta tragedia sin precedentes tiene dos grandes causas: un Estado ausente, y por lo tanto c�mplice, y la codicia voraz de empresarios inmorales.

En efecto, la aplicaci�n del modelo neoliberal implantada durante la �ltima dictadura militar y profundizado a partir de los �90 en nuestro pa�s, transform� al Estado en un instrumento al servicio de los grandes grupos econ�micos y los intereses del privilegio, en perjuicio de las funciones esenciales destinadas a la protecci�n de la vida de los habitantes, la preservaci�n del patrimonio material y cultural de los argentinos y la garant�a del respeto a los derechos constitucionales, tales como el trabajo, la alimentaci�n, la salud, la educaci�n y la vivienda digna.

La falta de controles apropiados, la carencia de estructuras id�neas para ejercerlos y la ausencia de instrumentos aptos para enfrentar situaciones como las vividas en los �ltimos d�as, son el producto de pol�ticas deliberadas fundadas en una ideolog�a que privilegia al mercado y los negocios por encima de la gente. En ese marco, la vida es una mercanc�a y las personas son objetos descartables. Especialmente, si son j�venes y pobres.

La cat�strofe de 'Cromagnon' expresa crudamente la crisis de un sistema inhumano y perverso. Este ha sido uno de sus emergentes, visible y medi�tico, pero no el �nico. All� est�n los centenares de chicos que mueren diariamente por desnutrici�n o falta de asistencia m�dica oportuna y apropiada. Tambi�n est�n las decenas de v�ctimas del descontrol en la noche porte�a, donde cotidianamente se produce la muerte de chicos y chicas por el gatillo f�cil, las agresiones de los 'pato vicas' o la violencia asociada con las drogas. Estas son otras de las expresiones crudas del mismo modelo, al que debemos cambiar sustancialmente y cuanto antes.

Otra clave de la desgracia es la voracidad lucrativa de los empresarios inmorales, que burlan las normas m�s elementales de convivencia y aprovechan las fisuras de un Estado ineficiente, corrompen a sus agentes y acumulan ganancias a cualquier costo. El humo t�xico provocado por el incendio en el boliche no deja lugar a dudas: la codicia mata.

Resulta imprescindible, entonces, que tanto el Estado nacional como los provinciales y el de nuestra Ciudad Aut�noma recuperen su rol de contralor, como as� tambi�n establecer una pol�tica de recuperaci�n para el Estado de los bienes y servicios que le fueran despojados durante los a�os del furor neoliberal.

Lo p�blico, con una fuerte participaci�n de la sociedad en la gesti�n, debe reemplazar a los empresarios que todos los d�as tienen a la vida de nuestros ciudadanos como variable para sus negocios. Se trata exclusivamente de vender entradas, o lucrar con el agua, la electricidad, el petr�leo y la salud. La vida de la gente y el pa�s nada importan seg�n esa concepci�n mercantilista y nefasta.

Frente a este escenario tan complejo y conmovedor, las entidades y personas que firmamos esta declaraci�n, proponemos la constituci�n inmediata de una Comisi�n Investigadora, en el marco de la Legislatura de la Ciudad Aut�noma de Buenos Aires, abierta a los familiares de las v�ctimas, organismos de derechos humanos y otras organizaciones sociales que indague a fondo y sin pausa, toda la cadena de responsabilidades involucradas en este episodio (desde el Gobierno de la Ciudad, a la Divisi�n de Bomberos, hasta el empresario organizador del evento), eleve a la justicia las imputaciones correspondientes y promueva las reformas necesarias a nivel de las pol�ticas p�blicas, para que estos episodios lamentables no vuelvan a suceder.

Al mismo tiempo, planteamos la necesidad de un debate amplio y profundo en todos los �mbitos de nuestra comunidad, para tomar conciencia de las causas que ponen en peligro la vida y el bienestar de los argentinos y, sobre todo, para ser protagonistas de los cambios impostergables que nos demanda la realidad.

Finalmente, hemos dispuesto acompa�ar las actividades que se desarrollar�n el jueves 6 de enero de 2005, a las 20 horas, en Plaza Miserere.

CTA - Central de Trabajadores Argentinos
APYME - Asamblea de Peque�os y Medianos Empresarios
IMFC - Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos
Movimiento Humanista
Asociaci�n de Ex Detenidos Desaparecidos
Liga Argentina por los Derechos del Hombre
MEDH - Movimiento Ecum�nico por los Derechos Humanos
MTL - Movimiento Territorial Liberaci�n
Casa Abasto Centro de Integraci�n Social
Herman@s de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia
MOPASSOL - Movimiento por la Paz, la Soberan�a y la Solidaridad entre los Pueblos
Di�logo 2000
Centro Nueva Tierra
Asociaci�n de Empleados de Farmacias
ATC - Asociaci�n de Taxistas de la Capital
APDH - Asamblea Permanente por los Derechos Humanos
Asamblea Barrial de Floresta
Observatorio Internacional de Prisiones
Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Pol�ticas
Servicio Paz y Justicia (SERPAJ)

Y siguen las firmas...



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