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Argentina: La lucha continúa


Carmen
Año Nuevo en 2 x 2.

Claudia Korol

No es tango ni es literatura. Carmen espera que cambie el año en la Cárcel de Ezeiza. Una cama, un rancho, algunas fotos en la pared. Tiempo que sobra para revisar la vida, para contar lo que falta y lo que se tiene. Tiempo que falta para su hijo, para sí. Prisiones. Una vida de comisarías. Contravenciones. 21 a 21 días, así se va la vida. Y ahora esta cárcel absurda. El gobierno necesita mostrar que puede. Puede tener presos a mujeres en estado de prostitución, vendedores y vendedoras ambulantes, travestis. Puede mostrar su firmeza gobernando contra los pobres. Así negocia con el macrimenemismo su lugar en el Olimpo. Carmen está presa, como los 16 de la Legislatura, como los hombres y mujeres de Caleta Olivia que reclaman trabajo. Los presos de Ibarra y de K.
Los tipos y tipas del gobierno saben perfectamente de la inocencia de Carmen en los hechos que se le atribuyen. Lo saben, pero no les importa. Los cretinos negociaron la convivencia miserable del código, que niega a una parte de la humanidad. Ese código que ya está entrando en vigencia, para engordar la caja chica de la yuta.
Business are business, dicen los fernández, los duhaldes, que todavía intentan diferenciarse de los otros fernández y duhaldes, diciendo que ellos son los buenos, y sus socios-tocayos son los malos. El bueno y el malo. La vieja trampa policial. Confiemos, argentinos, en los duhaldes buenos, en los derechos y humanos. Y miremos para otro lado, así no recordamos a las carmen, a las margaritas, a las marcelas, a las mujeres de Caleta Olivia, que pasarán este 31 paredes adentro de las cárceles de la desmemoria.
¿Nunca Más? Así dijeron las cacerolas algún 19 y 20 de diciembre, y así repicaron casi un año. Señora de clase media: ¿no hay cacerolas que golpeen por las mujeres presas? Presas por buscar la posibilidad de convivir dignamente con nosotras, en una ciudad en la que todas seamos "ciudadanas". Presas por reclamar trabajo, educación. Presas por decir que no quieren ser encerradas en los corralitos de las pobres, las zonas rojas. Presas por luchar por sus derechos. ¿Cómo nos hacemos cargo, compañeras feministas, de las consecuencias que tiene para una mujer, ser conciente de sus derechos, e intentar ejercerlos?
Carmen está presa. En el pabellón le dicen "piquetera". Lo que resulta malo para unos es una prenda de honor para otros. En vano se cansó de repetir a sus compañeras de prisión, que ella no hizo nada por abrir la puerta de la Legislatura, que en aquella oportunidad en que se discutía su suerte, estaba tan cerrada. Ella no fue contra la puerta, dice. Aunque claro, ¿qué es una puerta cerrada ante la inminencia de que te cierren las posibilidades de sobrevivir? Ella dice que no fue, y sin embargo las presas, que vieron una y otra vez las imágenes de la televisión la llaman piquetera, que es la manera que en la Argentina se nombra a quienes luchan.
La puta se ha vuelto piquetera. Putas y piqueteras son despreciadas por las señoras blumberg que pululan con velitas en las noches "seguras" de buenos aires. No hay coros kennedy que canten a las putas y piqueteras presas. No hay cámaras de tv. No hay diputados ni diputadas que reclamen por ellas, ni que legislen para ellas, salvo unos pocos que a veces las recuerdan. No hay defensores del pueblo que las arranquen del calabozo.
Carmen está presa. Hoy es 31 de diciembre. A la hora de los brindis, cada cual sabrá cómo es el color de su libertad.

Claudia Korol. 31 de diciembre del 2004