No murieron por un secuestro extorsivo, no murieron por una bala perdida, no
murieron por algún agente representante del gatillo fácil, no murieron por un
asalto a mano armada.
Murieron por otra causa.
No murió uno, ni dos, ni tres; murieron casi doscientos y pueden ser aún más,
según evolucionen quienes están internados en estado grave.
¿Qué clase de crimen es este entonces?
El crimen de un mercader de la muerte, el crimen de un ser insensible,
insaciable, que sólo tiene como aire para respirar, el dinero.
El crimen de un ser que a sabiendas -porque el que junta dinero como manera de
vida sabe muy bien que actos realiza- permitió que en un lugar que puede
albergar a mil y pico de personas, ingresaran casi cinco mil.
A su vez, el mercader, hizo cerrar las puertas con candado, para que nadie
ingresara sin pagar su entrada. Y tenía para ello, en otras puertas, a los
gorilas de siempre que custodian a los jóvenes para que no cometan actos de
vandalismo -como ser: entrar sin pagar la entrada- y otros excesos.
Me pregunto: ¿habrá marchas de silencio? ¿Saldrán miles y miles de personas a la
calle para protestar por esta atrocidad? ¿La prensa tomará cartas en el asunto y
dirá un montón de cosas como en otros casos? Otros casos muy diferentes a este
que me lleva a escribir un sentimiento, a la vez que un pensamiento.
¿Habrá alguien que tome la bandera y desde las escalinatas del Congreso salga a
pedir por los funcionarios coimeros que permitieron que este crimen suceda?
Porque este tipo de crímenes, tiene anuncios previos.
¿Irán a la cárcel los funcionarios responsables?
Omar Chabán, el asesino directo junto con sus socios inmediatos en cuanto al
local y sus socios funcionarios que callaron y aceptaron la habilitación y que
ante semejante encuentro de personas, cerca de cinco mil, nada hicieron sobre el
tema seguridad, digo: ¿Omar Chabán estará mucho tiempo en la cárcel?