Nuestro Planeta
|
Con la comida no se juega
(Versión actualizada 2004)
Mariano Cereijo
La haine
El debate y la controversia de los transgénicos es interminable. Auténtica olla
a presión, que da cabida a políticos, corporaciones, organizaciones sociales,
investigadores y científicos. Dudas, casos y estudios se cruzan de un lado a
otro. Nada del otro mundo, si se tratara de determinar el sexo de los ángeles o
descifrar qué fue antes: el huevo o la gallina. Pero la cosa es seria. En la
olla se habla de alimentos y cultivos que ya están en nuestros platos y campos.
Parece ser que vendieron la piel del oso sin cazarlo. Es decir, alguien
garantizó nuestra seguridad alimenticia, sin demostrarla al 100%.
Primero: Existe un desconocimiento preocupante acerca de los genes . El genoma
no es constante e invariable como se pensaba, sino fluido y dinámico . Los genes
pueden tener varias funciones, interactuar entre ellos y depender de muchos
factores. Pero todo se complica en la transgénesis, ya que es difícil predecir,
dominar y controlar, el comportamiento de los genes de otras especies, que se
insertan a un determinado ser vivo, para proporcionarle nuevas propiedades y
características. Además, un gen con una función en un ser, no tiene porque
repetirla idénticamente en otro .
Por todo esto, recientes estudios advierten ya de "inactividad" ,
"inestabilidad" , "alteraciones imprevistas" e "integración al azar" , de la
secuencia transgénica en el ser vivo receptor. El resultado puede ser un
organismo "deformado" y/o alterado en su funcionamiento y comportamiento. Las
consecuencias podrán ser más o menos graves, dependiendo del gen o genes
afectados y de su manifestación posterior.
Carlos de Prada -escritor y periodista- dice que "…los manipuladores, no sólo de
genes, sino también, con frecuencia, de verdades, no conocen cómo aparecen los
cambios "genéticos" en la Naturaleza, y sin embargo se atreven a producirlos
ellos en sus laboratorios con impredecibles consecuencias" .
Segundo: No existe voluntad política ni corporativa en realizar estudios
intensos, serios, rigurosos e independientes, sobre las consecuencias de los
transgénicos en la salud humana.
El Dr. Domingo Roig, toxicólogo de la Universidad de Tarragona (España),
advirtió que "No se han realizado los suficientes estudios experimentales sobre
los potenciales efectos adversos de los alimentos modificados genéticamente en
la salud animal ni, por supuesto, en la humana, que puedan servir de base para
justificar la seguridad de estos productos" . Belinda Martineau, creadora del
tomate transgénico Flarv Savr de Calgene, señaló que "Proclamar de manera tan
simple que estos alimentos son seguros porque no existe evidencia científica que
pruebe lo contrario, no es lo mismo que decir que se han realizado extensos
estudios y aquí están los resultados" . La Agencia Francesa de Seguridad
Sanitaria de los Alimentos (AFSSA, por sus siglas en francés) indicó que "son
necesarios estudios de toxicidad sobre animales de laboratorio para evaluar los
efectos de una exposición prolongada a pequeñas dosis de OMG (Organismos
Modificados Genéticamente) sobre sistemas vitales..." .
Michael Meacher, ex ministro de Medio Ambiente en Reino Unido , también destacó
la carencia de investigación y advirtió posibles presiones a científicos, con
posiciones incómodas para el gobierno y la industria biotecnológica. Al Prof.
Ignacio Chapela, hasta el momento se le ha denegado su titularidad en la
Universidad de Berkeley en California, a pesar de la mayoría aplastante de
expertos y compañeros que la apoyan. Este hecho podría tener su origen, en sus
hallazgos de contaminación genética en México -ocasionada por maíz transgénico-
que han originado una preocupación mundial sobre la seguridad de estos cultivos,
que evidentemente no agrada a la industria. Esta hipótesis, se refuerza ante la
turbiedad del proceso que vive el Prof. Chapela y ante el acuerdo de 25 millones
de dólares, entre la Universidad de Berkeley y la conocida multinacional
biotecnológica Novartis (Ahora Sygenta) .
Fenómeno similar, fue reconocido por el Grupo de Ciencia Independiente (ISP, por
sus siglas en inglés), cuando denunció, que existe un patrón sistemático de
supresión y tergiversación de datos científicos, adversos a la industria
biotecnológica .
Y es que las aprobaciones, se basan en la denominada "equivalencia substancial"
de la variedad transgénica, respecto a su contraparte no transgénica; y existe
cuando ambas son parecidas en las características generales (metabolismo,
grasas, composición, etc...). Para el Dr. Arpand Pusztai, este método es absurdo
ya que "…una vaca alcanzada por el BSE (la enfermedad conocida como "el mal de
las vacas locas") es equivalente a una vaca sana por el hecho de que el 99,999%
de sus proteínas, grasas, etc… tienen una composición idéntica" .
La "equivalencia substancial" facilita la aprobación de un alimento transgénico,
ya que suele evitar estudios pormenorizados, rigurosos e individuales, que
desentrañe posibles efectos adversos a largo plazo. De los estudios que hay,
algunos son financiados por las multinacionales y los resultados son dudosos,
limitados y podrían estar manipulados a favor de éstas. Al respecto, Amigos de
la Tierra realizó un informe sobre la aprobación en Reino Unido, del maíz
transgénico T25 de la compañía Aventis (Actualmente Bayer). En el mismo se
observan diversas opiniones cualificadas, que denuncian irregularidades en el
informe presentado por la compañía . En Estados Unidos, la Agencia de Protección
Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), no exige en los estudios de las
empresas, ciertos parámetros para medir posibles alergias . Y en un informe
fechado en febrero de 2002, la Academia Nacional de Ciencias de los Estados
Unidos, reclamó al Departamento de Agricultura, un proceso de evaluación de
transgénicos "sustancialmente más riguroso y transparente" .
La Dra. Mae-Wan Ho, realizó un informe sobre el maíz híbrido NK603xMon810,
cuestionando el estudio efectuado por el Comité Asesor del Reino Unido sobre
Liberaciones al Medio Ambiente (ACRE, por sus siglas en inglés), que concluyó
que dicho maíz transgénico no planteaba riesgos en la salud humana y en el medio
ambiente. La Dra. Ho, contradijo la seguridad del maíz y observó numerosos
vacíos, como la falta de estudios toxicológicos y alergénicos, falta de pruebas
en vacas o cerdos, etc... Este caso abre otra dimensión al debate. Según
descubrió Amigos de la Tierra, 8 de los 13 miembros de ACRE tenían vínculos con
la industria y 6 estaban a sueldo con entidades que cultivaban transgénicos.
Esta sospechosa conexión gobierno-empresas, se hace más visible en Estados
Unidos, donde la bibliografía consultada establecía lazos entre multinacionales
y funcionarios del gobierno y de la Administración de Medicamentos y Alimentos
(FDA, por sus sigla en inglés) .
Sobre el maíz dulce transgénico Bt11 de la compañía Sygenta -aprobado
recientemente en la Unión Europea- en un comunicado de Ecologistas en Acción ,
se leía que el gobierno de Austria no estaba conforme con los informes aportados
por la empresa, ya que hay "carencia de análisis toxicológicos, de pruebas sobre
los efectos a largo plazo del consumo de la proteína transgénica y de pruebas
alergénicas adecuadas". En Francia, la AFSSA rechazó por tercera vez el Bt11 y
subrayó la falta de pruebas en animales de laboratorio. En Bélgica, el Conseil
Consultatif Belge de Biosécurité, determinó que Sygenta no había proporcionado
suficientes datos . El Comité Científico para los Alimentos Europeo, afirmó que
la compañía aportó "...una evidencia escasa sobre la seguridad del producto" .
La Dra. Ho y el Prof. Joe Cummins, denunciaron que las pruebas en el Bt 11, se
realizaron con toxinas naturales y no con las producidas por las plantas
transgénicas . Y el Institute of Science in Society, expuso que en generaciones
de seis variedades transgénicas (incluida el Bt 11), los fragmentos insertados
se habían fraccionado y habían cambiado de posición. Dicha inestabilidad,
contradice los análisis de riesgo iniciales, establecidos en la Directiva
2001/18/CE, sobre la liberación intencional en el medio ambiente de organismos
modificados genéticamente .
Tercero: El procedimiento de aprobación de los transgénicos en algunos países,
está hecho a medida de las multinacionales.
En Estados Unidos, los alimentos transgénicos aprobados por la FDA, no pasan por
una evaluación sensata y rigurosa. Dicha aprobación se caracteriza por: 1-La
consulta es voluntaria y no obligatoria; 2-La FDA no analiza los estudios
originales, sino el resumen de evaluación presentado por la empresa; 3-"Las
empresas pueden y muchas veces no responden a la solicitud de la FDA de datos
adicionales"; 4-Se desestiman errores que podrían haber sido detectados con
análisis más cuidadosos; 5-La FDA avala con la "equivalencia substancial" del
alimento, afirmando que han sido informados por la multinacional sobre la
inocuidad del alimento, pero sin arriesgarse a emitir un pronunciamiento claro y
serio sobre las consecuencias del alimento .
En Europa, en la reciente aprobación del maíz Bt11, fue la empresa quién
presentó sus estudios que se discutieron y se contrastaron con otros, para luego
votar. En el Consejo de Ministros de Agricultura, seis países se opusieron, seis
votaron a favor y tres se abstuvieron. Sin embargo, la Comisión lo aprobó a
pesar de las dudas y de la fuerte división existente, mostrando el favoritismo a
las empresas y la irresponsabilidad hacia la ciudadanía.
El Lic. Jorge Linares, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (México
DF), afirma que los transgénicos deberían basarse en cuatro principios éticos:
responsabilidad colectiva, precaución, protección de la autonomía y justicia
distributiva . Por supuesto, ninguno se respeta hoy.
Cuarto: Proliferación anárquica y enmascarada. El alimento transgénico ya ha
sido aprobado. No existe etiquetado que lo diferencie del resto. Casi 70
millones de hectáreas transgénicas en el mundo , pero ningún sistema fiel de
información, seguimiento y control.
Estados Unidos, con el 63% del total de cultivos transgénicos en el mundo, firma
acuerdos de libre comercio (:- o) que facilitan sus exportaciones, invaden
mercados y benefician a sus empresas. Como no existen métodos de control ni de
elección, los consumidores de otros países también se exponen a los transgénicos
sin percatarse . Por otro lado, la contaminación genética es un hecho constatado
y real, que conlleva la dispersión silenciosa de los transgenes a otras
variedades y alimentos normales. En otros lugares del mundo, contrabando y
plantaciones transgénicas ilegales. Vista gorda. Primero expandir de cualquier
forma. Luego legislar, legalizar y finalmente monopolizar.
En la solidaridad se esconde otra forma de propagación muy peligrosa. En varios
países se ha detectado ayuda alimenticia con porcentajes transgénicos . En
Nicaragua, una ONG llamada "Soy Nica", promociona el uso de la soja, incluso
como sustituto del vaso de leche en niños de preescolar. Dispone de una
microempresa de productos derivados de la soja, que fue financiada por la
Fundación Interamericana-IAF . Basta un pequeño paseo por la web , para
descubrir que "La Fundación Interamericana (IAF) está gobernada por un Consejo
Directivo integrado por nueve miembros designados por el Presidente de EE.UU...".
En Argentina, con el "Plan de Soja Solidaria" de telón de fondo, la diputada
María E. Talotti elaboró una ley que pretende imponer la soja, obligando su
inclusión en comedores, colegios, hogares y jardines maternos de Buenos Aires,
alegando que se está "...contribuyendo a mejorar la situación de muchos niños,
adolescentes y adultos que por distintas razones no reciben la alimentación
adecuada." . Mientras, numerosos expertos desaconsejan la soja, especialmente en
niños menores de cinco años y sobretodo en menores de dos .
Y este amor platónico a la soja ¿A qué se debe?. Es muy sencillo y a la vez
monstruoso. Si se analiza que el 61% de la soja en el mundo es transgénica y
patentada, se deduce el interés que tienen algunos en inventar nuevo hábitos
alimenticios y de esta forma abrir mercados.
Quinto: Los OMG no entienden ni obedecen las normas burocráticas y
administrativas que el humano crea. Carecen de ética y moral. Un OMG no para
cuando el semáforo está en rojo, no va a la iglesia, ni tampoco se indigna, al
ver las fotos de presos torturados en Irak. Un transgénico, no sabe ni entiende
si es de consumo humano o no. Unos los pueden comer las personas y otros no.
Pero él desconoce esa clasificación humana. El se rige por otras leyes muy
diferentes.
Es así, como genes que no son aptos para consumo humano, ya se han filtrado en
la dieta humana . El caso más conocido fue el del maíz transgénico Starlink . No
es apto para el humano, pero logró contaminar maíz normal que si lo era. Luego,
se filtró a los "Taco Bell" de la marca Kraft, hasta que se detectó. Para ese
entonces, muchas personas ya lo habían ingerido, y hoy se cree que podía ser la
causa de decenas de alergias, en ciudadanos estadounidenses.
Este caso deja clara una cosa: Las normas humanas no valen y la inocuidad de los
transgénicos pasa por domarlos. Algo imposible hoy en día. Los manuales, los
paquetes tecnológicos, la lógica y el saber científico se quedan en papel
mojado, ante la cantidad y complejidad de fenómenos y procesos, que puede sufrir
el ADN manipulado y el OMG dentro del ecosistema. Creemos conocer el universo y
a duras penas llegamos a Marte.
Sexto: Dijeron que no pasaría, pero parece que ya está pasando.
El estudio más importante, para determinar las consecuencias en la salud y el
medio ambiente de un alimento transgénico, fue efectuado por el Dr. Arpand
Pusztai, en el Instituto Rowett de Escocia. Las pruebas de laboratorio en ratas
alimentadas con patatas transgénicas, mostraron debilitamiento del sistema
inmunológico, desarreglos en el desarrollo de órganos internos, interferencia en
el crecimiento de ratas jóvenes y cambios en la estructura y función intestinal
.
El Dr. Stanley Ewen, histopatólogo consultante en el Grampian University
Hospitals Trust (Aberdeen – Escocia), citó información que profundiza en las
consecuencias gastrointestinales de ratas alimentadas con patatas transgénicas y
narró efectos en el hígado de ratas femeninas, alimentadas con soja transgénica
. Pruebas en ratones con patatas transgénicas portadoras de la toxina Bt,
revelaron problemas en la parte inferior del intestino delgado (ileón) . Un
informe presentado a la FDA, anterior al año 1999, descubría daños en el
estómago de ratones femeninos, alimentados con tomates transgénicos Flavr Savs .
En pruebas efectuadas a la soja transgénica RR, se detectó una reducción
considerable de fitoestrógenos . Y en los estudios del maíz transgénico Chardon
LL, se observaron diferencias significativas en grasa, fibras y proteínas,
respecto a la contraparte natural .
Patrice Courvalin, Director de la Unidad de Agentes Antibacterianos del
Instituto Pasteur , se adentra en otro de los riesgos: resistencia a
antibióticos. El problema médico sería grave. Muchos antibióticos podrían quedar
neutralizados por las bacterias patógenas. Advierte que las posibilidades y
mecanismos de intercambio de material genético entre organismos es inmensa.
Bacterias patógenas podrían asimilar el gen transgénico de resistencia, en el
aparato digestivo, a través de un alimento transgénico que lo contenga. También
por las bacterias de los campos, una vez la planta transgénica se descompone.
Courvalin cita genes de resistencia, utilizados ya por las multinacionales. El
gen blaTEM-1, se inserta en un maíz transgénico de la empresa Novartis y es
capaz de generar la penicilinasa, que puede degradar las penicilinas (penicilina
G, ampicilina, amoxicilina, etc...).
En el año 2002, en la Universidad de Newcastle se realizaron las primeras
pruebas en humanos, demostrando que después de una sola comida, material
transgénico había sido adquirido por las bacterias del intestino, en tres de las
siete personas con colostomía que participaron del ensayo . Contrariamente a lo
que dice la ciencia corporativa y privada, el material transgénico no pudo ser
eliminado en el aparato digestivo humano. Dicha persistencia, también permitiría
que los genes transgénicos se pudieran transferir a la sangre y al genoma de
células de mamíferos, con el riesgo de cáncer .
En Filipinas, personas que viven cerca de campos de maíz transgénico, tuvieron
diversos problemas, coincidiendo con la época de mayor presencia de polen en el
ambiente. Terje Traavik, director del Norwegian Institute for Gene Ecology,
detectó que las muestras de sangre contenían los anticuerpos que el organismo
genera, ante la presencia de la toxina Bt, que es la que contiene el maíz
transgénico Bt11 . En Reino Unido, el York Nutritional Laboratory denunció año
atrás, un aumento del 50% de alergias relacionadas a la soja . En Irlanda, el
Irish Doctors' Environmental Association, detectó un incremento de alergias en
niños, también relacionadas con la soja . En los tres casos expuestos, no hay
pruebas exactas de que el maíz y la soja transgénica, sean la causa de
afectaciones y alergias; pero existen sospechas, que deberían inducir medidas
preventivas e investigaciones profundas. Sobretodo, porque investigaciones
realizadas por Tayabali y Seligy, detectaron que la toxina Bt11 y sus
subespecies, producían toxicidad en células humanas expuestas . Algunos
tecnócratas, alegarán que el aerosol Bt utilizado en agricultura biológica,
también produce dicha toxicidad. Pero omiten que solo puede afectar a quién lo
aplica, si éste no toma las precauciones adecuadas. Y si se limpia bien la
cosecha que se roció con Bt, se eliminarán las bacterias y sus esporas. Sin
embargo, las cosechas transgénicas, llevan las toxinas Bt en cada una de sus
células, por lo que la ingestión de éstas es inevitable. Además, se pueden
propagar con el polen, contaminar otras cosechas y plantas silvestres y acabar
filtradas en nuestra dieta, sin enterarnos (claro ejemplo, el del maíz Starlink)
.
Otro riesgo, es el consumo de alimentos transgénicos atiborrados con químicos.
En Estados Unidos, según el Departamento de Agricultura, ha existido un aumento
neto de 50 millones de libras de pesticidas, coincidiendo con el ascenso de los
cultivos transgénicos . En Argentina, en seis años se ha multiplicado por diez,
la cantidad de Roundup (Glifosato) aplicado en los campos, debido al incremento
de cultivos de soja transgénica que lo requieren . El glifosato es peligroso,
puede provocar diversos problemas en la salud humana y como todos los
agroquímicos, desarrolla un impacto negativo en el medio ambiente .
Existen otros factores de riesgo menos conocidos, como la alimentación de
animales de granja, con forraje transgénico, o la proliferación en el ambiente,
transferencia y posible recombinación, del transgén barnasa, utilizado para
obtener la esterilidad en la planta.
Durante la fase de creación del OMG, también pueden surgir potenciales riesgos
para la salud de las personas. La ingeniería genética permite crear rápidamente
en un laboratorio, millones de recombinaciones genéticas inéditas, entre ADN de
distintas especies, que no podrían ocasionarse en la naturaleza. Como se decía
antes, los organismos transgénicos son altamente inestables, por lo que pueden
fragmentarse, produciendo efectos inesperados y transfiriendo genes a otras
especies cercanas (transferencia horizontal). Por si fuera poco, los virus y
bacterias son manipulados genéticamente y sirven de banco de genes para otras
modificaciones. Por eso, en el año 2003, el Grupo de Ciencia Independiente
advirtió que estos productos no son seguros y que sus peligros son inherentes al
proceso mismo de ingeniería genética, afirmando que manejar genes puede causar
la creación accidental de supervirus, secuencias transgénicas que pueden inducir
cáncer o acelerar el desarrollo de bacterias resistentes a antibióticos .
Conclusión: Dudas, anomalías, bacterias patógenas, falta de transparencia,
incertidumbre, favoritismo, secretismo, virus, estudios incompletos,
recombinaciones, científicos presionados, dólares, administración corrupta,
riesgos, sospechas, química, debate, alergias, confrontación, laboratorios,
falta de voluntad, informes defectuosos, procedimientos inadecuados, presiones,
desinformación, equivalencias, cáncer, desconocimiento, interrogantes, etc...
Creo que se me quitó el apetito, ¿y a usted? (:-(