Nuestro Planeta
|
Estados genéticamente modificados: colusión, corrupción y traición – y otros crímenes y fechorías estatales
M. K. Dorsey
Colusión: f. Pacto que acuerdan dos personas con el fin de perjudicar a un
tercero: la colusión es, a veces, un delito.
Corrupción: f. Soborno o cohecho: la corrupción de los altos cargos del
gobierno. || Perversión o vicio: corrupción de costumbres, de menores. ||
Alteración de la forma o estructura de algo: corrupción de la materia orgánica.
Traición: f. Violación de la fidelidad o lealtad que se debe: podría perdonarte
cualquier error, pero no una traición. || Delito que se comete contra la patria
o contra el Estado, en servicio del enemigo.
© Espasa Calpe, S.A.
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
El 15 de julio de 2004, J.K. Galbraith señaló en el Guardian de Londres:
"En EE.UU. los gerentes corporativos están aliados estrechamente con el
presidente, el vicepresidente y el secretario de defensa. Importantes figuras
corporativas se encuentran también en altas posiciones en otros sitios en el
gobierno federal". Esta configuración vale para numerosos sectores –
especialmente en las industrias de la biotecnología y de las "ciencias de la
vida".
No menos de siete altos miembros de la administración de George W. Bush tienen
estrechos vínculos con firmas biotecnológicas; cuatro son miembros del gabinete.
Ann Veneman, Secretaria de Agricultura de Bush, fue directora de la empresa de
biotecnología Calgene, posteriormente adquirida por Monsanto. En 2000, Monsanto
fue integrada a la compañía farmacéutica Pharmacia. Operando independientemente,
Monsanto donó más de 12.000 dólares a la campaña presidencial de Bush. La
compañía ha perseguido dos objetivos, entre otros: evitar el etiquetado
obligatorio de los alimentos biotecnológicos y un mejor acceso a los mercados
internacionales para sus productos agroquímicos y sus semillas genéticamente
modificadas. La Secretaria Veneman pasa mucho tiempo haciendo presión durante
negociaciones comerciales bilaterales y multilaterales para lograr regulaciones
favorables que permitan que las compañías de EE.UU. exporten cultivos GM a los
países en desarrollo.
Tommy Thompson, el antiguo gobernador del estado Wisconsin de EE.UU., sirve como
Secretario de Salud y Servicios Humanos (HHS) y es responsable de la seguridad
de los alimentos, farmacéuticos y por la Administración de Drogas y Alimentos de
los Estados Unidos, que autoriza la biotecnología en EE.UU. Thompson, partidario
desde hace tiempo de organismos genéticamente modificados (OGM), aceptó dinero
de Monsanto en anteriores campañas electorales. También utilizó fondos estatales
para una zona biotecnológica de 300 millones de dólares en Wisconsin. Antes de
llegar a ser Secretario de HHS, él y otros 13 gobernadores encabezaron un
esfuerzo financiado por Monsanto para "persuadir" a los estadounidenses de los
beneficios de cultivos GM. En la reunión de 2004 de la Organización de la
Industria Biotecnológica (BIO), el Secretario Thompson declaró ante la reunión:
"El etiquetado obligatorio sólo asustará a los consumidores. El etiquetado
implica que los productos biotecnológicos son inseguros".
Antes de que el Ministro de Justicia John Ashcroft fuera derrotado por un
difunto en su campaña para el Congreso, había recibido la mayor cantidad de
dinero que Monsanto haya jamás donado a un candidato al Congreso. Donald
Rumsfeld, el Secretario de Defensa, fue presidente de Searle Pharmaceuticals
cuando fue adquirida por Monsanto. El republicano de Texas, Larry Combest,
antiguo presidente del comité de agricultura de la Cámara de Representantes,
recibió miles de dólares de Monsanto para su campaña por la re-elección. También
apoya enérgicamente los alimentos GM. Clarence Thomas, el juez de la Corte
Suprema cuyo voto por Mr. Bush ayudó a decidir la elección, fue un abogado de
Monsanto de 1977 a 1979.
Incluso el presidente Bush, poco después de llegar al poder, anunció su
compromiso personal de consumir organismos genéticamente modificados
"inofensivos". En el verano de 2003 Bush colmó de elogios a la Organización de
la Industria Biotecnológica (BIO). Esto lo convirtió en el único presidente de
EE.UU. en el poder que haya hablado en esa reunión anual.
Sólo días antes de su presentación ante la BIO, Bush participó en una reunión
con el Presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, y el Primer Ministro de
Grecia, Costas Simitis, sobre la moratoria europea respecto a los OGM. Cuando la
reunión fue interrumpida para almorzar, Bush se levantó y dijo: "Vamos a comer
un poco de alimento genéticamente modificado para el almuerzo". Según su
portavoz, Ari Fleischer: "Lo dijo con una gran sonrisa y todos se rieron". El
presidente se negó a decir si algo en el menú del almuerzo de trabajo había sido
genéticamente modificado.
Ante este telón de fondo de colusión, corrupción e ingenua propaganda política
emerge y se desarrolla el trabajo del Conjunto de Arte Crítico (CAE, por sus
siglas en inglés).
CAE comenzó en 1986 como un colectivo de artistas. Según un miembro, su misión
es: "establecer una red que tenga un impacto cultural – y que obtenga
suficientes recursos financieros, de equipos y de trabajo para comenzar a
construir una plataforma para una voz pública. "El colectivo presentó y produjo
una amplia variedad de proyectos para una audiencia internacional en lugares de
actuación que van de la calle, al museo y a Internet. CAE también ha escrito
cinco libros. El más nuevo se intitula: "The Molecular Invasion" (Autonomedia,
2002).
Desde 1997, el cofundador Steve Kurtz, profesor de arte en Buffalo, Nueva York,
impulsó al CAE a confrontar las premisas, promesas y prácticas de la industria
de la biotecnología. El impulso desafiaba claramente los deseos de la industria
así como los de la administración Bush, por sus estrechos lazos con las firmas
biotecnológicas.
En el campo de la biotecnología, CAE convierte los rarificados discursos y
prácticas en una expresión pública y no especializada. A los miembros del CAE
les preocupa que los no-especialistas, como ser los ciudadanos a pie, podrían no
comprender la importancia de la revolución biológica. Como señala un miembro del
CAE: "Hay tantos elementos ocultos, y hay tanta información errónea,
generalmente de directivos del mercadeo y de la ciencia-ficción, que es difícil
crear una discusión razonable". Este participante agrega: "A diferencia de la
revolución de la comunicación, poca gente utiliza (directamente) las
aplicaciones y la información de la revolución biológica, a pesar de que afecta
indirectamente a todo el mundo".
En mayo de este año, sin embargo la labor del CAE se complicó considerablemente.
Temprano por la mañana del 11 de mayo de 2004, Steve Kurtz se despertó y
encontró a su mujer, Hope, muerta de un paro cardíaco. Kurtz pidió una
ambulancia. Llegó acompañada por la policía – como sucede normalmente cuando se
informa de un fallecimiento. La policía encontró tubos de ensayo y platos petri
que Kurtz estaba utilizando en un proyecto artístico. Al sentir sospechas,
llamaron a la Fuerza Conjunta contra el Terrorismo – creada después de los
ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Como en una escena de la cinta
"Enemigo del Estado", dentro de horas, agentes del FBI detuvieron a Kurtz por
ser "sospechoso de bioterrorismo" y acordonaron todo el bloque alrededor de su
casa. Durante los días siguientes, docenas de agentes en trajes lunares para
Hazmat (sustancias peligrosas), provenientes de una serie de agencias del
mantenimiento del orden, registraron todo el trabajo de Kurtz, lo analizaron
inmediatamente y confiscaron ordenadores, manuscritos, libros, equipos. Incluso
requisaron el cadáver de su mujer para analizarlo. Mientras tanto, el
Departamento de la Salud de Buffalo clausuró su casa por ser un riesgo para la
salud.
Sólo después de que el Comisionado de Salud Pública del Estado de Nueva York
probó muestras de la casa y anunció que no existía una amenaza para la seguridad
pública, Kurtz pudo volver a su casa y recuperar el cuerpo de su esposa. El FBI,
sin embargo, no devolvió el material confiscado, incluyendo el material gráfico
para una próxima exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Massachusetts.
Aunque la mayor parte de los observadores supusieron que la Fuerza Conjunta
comprendería que su investigación inicial había constituido un terrible error,
los funcionarios federales prefirieron insistir en su "caso" contra Kurtz y
otros.
¿Por qué y cómo es posible detener y encarcelar a un artista cuyo trabajo ha
sido apoyado y exhibido por una larga lista de museos y galerías en todo el
mundo? Muchos miembros de una creciente coalición internacional para apoyar a
Kurtz y al CAE también se lo preguntan.
El caso original que el gobierno quería presentar era que Kurtz era un "bioterrorista",
y se derrumbó. El gobierno, sin embargo, insiste. El 28 de junio de 2004, la
oficina del Fiscal de EE.UU. (parte del Departamento de Justicia de EE.UU.,
dirigido por John Ashcroft) presentó una acusación de 20 páginas, 4 cargos, en
la Corte del Distrito Federal, acusando a Kurtz y a un colega, Robert Ferrell,
jefe del Departamento de Genética de la Universidad de Pittsburgh de tratar de
defraudar a la Universidad ¡de un monto de 256 dólares! Al revisar correos
electrónicos del ordenador de Kurtz, el FBI afirma que él y Ferrell cometieron
fraude postal al compartir variedades de bacterias inofensivas sin haber llenado
los formularios adecuados en sus universidades.
En una creciente operación policial, que cada día se parece más a una caza de
brujas, el Fiscal de EE.UU. ha citado a colegas de Kurtz, incluyendo a la
profesora Claire Pentecost, del Instituto de Arte de Chicago, a la profesora
Beatriz da Costa de la Universidad de California, así como a la editorial
Autonomedia de Nueva York, donde CAE publicó sus ensayos teóricos.
Embarazados, sospechados de sobrepasar sus límites e impulsado por culturas
organizativas que recompensan un proceso exitoso, no importa cuál sea su mérito
o legitimidad, el FBI y la oficina del Fiscal de EE.UU. en Nueva York, dirigida
por Michael Battle, un africano-estadounidense conservador al estilo de Clarence
Thomas, nombrado por Bush, presentan su caso contra Kurtz y Ferrell incurriendo
en grandes gastos y con un riesgo potencialmente mayor para la seguridad
nacional – especialmente si existen verdaderos terroristas entre nosotros.
Una vez que el FBI y Battle supieron que su "sospechoso de bioterrorismo" era el
artista que decía ser, esos presuntos funcionarios del mantenimiento de la ley
optaron por no renunciar y continuar su verdadero trabajo de búsqueda de
genuinos terroristas. Las acciones del Fiscal de EE.UU. Battle y del FBI no sólo
constituyen una injusticia sino que equivalen a una puesta en peligro de otros,
-de nuevo, si hay verdaderos terroristas que capturar. El intento, fallido desde
el comienzo, de crear un caso del FBI y del Fiscal de EE.UU., la identificación
errónea y la calumnia contra Kurtz como "bioterrorista", y ahora la acusación y
el próximo absurdo juicio no son casos únicos. Un Comité Judicial del Senado,
poco después de los ataques de septiembre de 2001, calificó al personal y a la
dirección del FBI de "ignorantes e ineptos" en sus esfuerzos por reaccionar ante
el terrorismo. Parece que defectos endémicos similares también plagan la oficina
del Fiscal de EE.UU.
Un estudio de diciembre de 2003 de la Universidad de Syracuse sobre procesos por
terrorismo en Estados Unidos desde los atentados del 11 de septiembre de 2001
muestra que mientras investigadores federales como el Fiscal de EE.UU. Battle,
lanzan amplias y agresivas operaciones policiales, éstas resultan inútiles y sin
mérito en la mayoría de los casos.
Según los investigadores de Syracuse, hasta enero de 2004, los investigadores
federales recomendaron procesos contra más de 6.400 individuos que el gobierno
concluyó que habían cometido actos terroristas o que deberían ser acusados de
algún crimen porque al hacerlo se podría "prevenir o desbaratar potenciales o
reales amenazas terroristas".
De estas 6.400, sólo 184 personas han sido condenadas por crímenes que se
consideraron relacionados con el "terrorismo internacional". Sólo cinco
personas, menos de un 0,07% han sido sentenciadas a veinte años o más en
prisión. ¡Por cierto, los acusados fueron sentenciados a una pena de prisión
promedio de sólo 14 días! En numerosos casos, los "sospechosos" no fueron
condenados en absoluto. La cantidad de temas que el Departamento de Justicia
clasificó como "terrorismo" o "antiterrorismo" no sólo es aleccionadora, sino
inquietante y considerablemente mayor de lo que sugieren los discursos,
comunicados de prensa e informaciones sobre cada caso.
La acusación contra Kurtz y Ferrell es una manifestación del fracaso de la
cultura organizativa y del malestar imperante. Es un subproducto de la torpeza
judicial. La acusación recuerda también lamentablemente el "caso" organizado a
la rápida por el Fiscal de EE.UU., como si fuera una batalla de tartas, contra
el abogado Earnest James Ujaama – que fue erróneamente identificado como
sospechoso en los atentados de Madrid. El caso de Ujaama, como la acusación
contra Kurtz y Ferrell, son brillantes ejemplos del amenazante legado de un
Departamento de Justicia antidemocrático, injusto, que ha enloquecido. La
necesidad de acción correctiva es urgente.
Estos casos son indicios de la fragilidad de la democracia actual en Estados
Unidos. Juntos constituyen señales de alerta precoz ante crecientes formas de
tiranía estatal, en nombre del combate contra el terrorismo, que apuntan de
manera inquietante hacia el totalitarismo. La actual forma de actuar, revelada
por los investigadores de Syracuse, de acusar a un gran número de individuos de
"sospechosos de terrorismo" en casos que frecuentemente resultan en ninguna o en
reducidas penas de prisión, no reduce la posibilidad de terrorismo. Un enfoque
semejante es una amenaza para la seguridad, ya que se gastan considerables
recursos y los presuntos auténticos terroristas siguen libres.
¿Existen vínculos entre las relaciones biotecnológicas de la administración y la
aparente persecución interminable de Kurtz, Ferrell y otros afiliados al CAE?
¿Hay alguien en la administración que decide castigar a estos artistas para dar
un ejemplo de lo que te sucede si te opones a la biotecnología? Puede ser que
las respuestas a estas preguntas jamás sean conocidas – pero vale la pena
formularlas en tiempos de creciente terror estatal – especialmente a la luz del
profético, claro, análisis de Galbraith sobre los lazos entre las corporaciones
y el gobierno.
* Michael Dorsey, Environmental Studies Program, Dartmouth College