Nuestro Planeta
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La guerra del agua
Harmhel Antonio Dalla Torre Salguera
El agua brota como el mayor conflicto geopolítico del siglo XXI ya que se
espera que en el año 2025, la demanda de este elemento tan necesario para la
vida humana será un 56% superior que el suministro... y quienes posean agua
podrían ser blanco de un saqueo forzado. Se calcula que para los 6.250 millones
de habitantes a los que hemos llegado se necesitaría ya un 20% más de agua. La
pugna es entre quienes creen que el agua debe ser considerado un commodity o
bien comerciable (como el trigo y el café) y quienes expresan que es un bien
social relacionado con el derecho a la vida. Los alcances de la soberanía
nacional y las herramientas legales son también parte de este combate.
Para comprender el problema, hay que considerar un rosario de datos basados en
la extracción, distribución y consumo del agua -lo muestran la Biblia o el Corán-
que poseen la edad del mundo; que han dado lugar a conflictos de gran magnitud.
Lo nuevo del caso es que, desde hace una década, se acumulan las cifras que
presagian que el planeta se encamina a una escasez cada vez más marcada.
El problema es que el agua es un recurso que se da sentado en muchos lugares, es
muy escaso para los 1.100 millones de personas que carecen de acceso Aragua
potable, a las que habría que sumar otros 2.400 millones de personas que no
tienen acceso a un saneamiento adecuado.
Más de 2.200 millones de habitantes de los países subdesarrollados, la mayoría
niños, mueren todos los años de enfermedades asociadas con la falta de agua
potable, saneamiento adecuado e higiene. Además, casi la mitad de los habitantes
de los países en desarrollo sufren enfermedades provocadas,directa o
indirectamente, por el consumo de agua o alimentos contaminados, o por los
organismos causantes de enfermedades que se desarrollan en el agua. Con
suministros suficientes de agua potable y saneamiento adecuado, la incidencia de
algunas enfermedades y la muerte podrían reducirse hasta un 75 por ciento.
La mayoría de las regiones, el problema no es la falta de agua dulce potable
sino, más bien, la mala gestión y distribución de los recursos hídricos y sus
métodos. La mayor parte del agua dulce se utiliza para la agricultura, mientras
que una cantidad sustancial se pierde en el proceso de riego.
La mayoría de los sistemas de riego funcionan de manera ineficiente, por lo que
se pierde aproximadamente el 60 por ciento del agua que se extrae, que se
evapora o vuelve al cauce de los ríos o a los acuíferos subterráneos.
Los métodos de riego ineficiente entraña sus propios riesgos para la salud: el
anegamiento de algunas zonas de Asia Meriodinal es el determinante fundamental
de la transmisión de la malaria, situación que se reitera en muchas otras partes
del mundo.
Casi la mitad del agua de los sistemas de suministro de agua potable de los
países en desarrollo se pierden por filtraciones, conexiones ilícitas y
vandalismo. A medida que la población crece y aumentan los ingresos se necesita
más agua, que se transforma en un elemento esencial para el desarrollo. En
algunas zonas, la extracción del agua ha tenido consecuencias devastadoras en el
ambiente. La capa freática de muchas regiones del mundo se reducen
constantemente y algunos ríos, como el Colorado en los Estados Unidos y el
Amarillo en China, se secan con frecuencia antes de llegar al mar. En China, las
capas freáticas acuíferas del norte han descendido treinta y siete metros en
treinta años y, desde 1990 desciende un metro y medio cada año. El mar interior
de Aral, en Asia Central, ya ha perdido la mitad de su extensión. El lago Chad
era hace tiempo el sexto lago más grande del mundo, en la actualidad ha perdido
casi el 90% de su superficie y esta agonizando.
Este recurso es un bien tan necesario que podría pasar a ser objeto de peleas
políticas, si se lo observa sólo como un negocio: represas, canales de
irrigación, tecnologías de purificación y de desalinización, sistemas de
alcantarillado y tratamientos de aguas residuales. No debe olvidarse el
embotellamiento del agua, puesto que es un negocio que supera en ganancias a la
industria farmacéutica. El origen de esta comercialización del agua habría que
buscarla en noviembre de 2001, cuando los recursos naturales al igual que la
salud y la educación, empezaron a ser objeto de negociaciones en la OMC
(Organización Mundial de Comercio). La meta final es la liberalización de los
servicios públicos para el 2005. Esto que suena árido y aburrido, puede
simplificarse: lo que hasta ahora era regulado por los estados, pasará a ser
mercado de libre comercio. Dentro de este contexto, existen dos escenarios
probables: La apropiación territorial: Esto podría realizarse mediante la compra
de tierras con recursos naturales (agua, biodiversidad), tampoco se descarta un
conflicto militar. Esta última hipótesis, nos transporta a la última guerra en
Irak (Marzo 2003) y la apropiación de las grandes petroleras estadounidenses de
los recursos iraquíes. No se descarta que con esa guerra hayan querido controlar
los recursos hídricos de los ríos Eufrates y Tigris... ríos caudalosos en una de
las zonas más áridas del planeta.
La privatización del agua
En los últimos tiempos, las grandes corporaciones han pasado a controlar el agua
en gran parte del planeta y se especula que en los próximos años, unas pocas
empresas privadas poseerán el control monopólico de casi el 75% de este recurso
vital para la vida en el planeta.
Los gobiernos de todo el mundo -incluidos de países desarrollados- están
abdicando de su responsabilidad de tutela de los recursos naturales a favor de
las empresas, según ellos, para mejorar la provisión del servicio. Las grandes
corporaciones no son muchas. Las francesas Vivendi y Suez (clasificadas en los
puestos 51 y 99 respectivamente en el Global Fortune (500 de 2001). La Alemana
RWE (en el puesto53), que adquirió dos importantes empresas de agua, Thames
Water en el Reino Unido y American Water Works, en Estados Unidos de
Norteamérica. La intervención privada dio pie, en algunos lugares a un aumento
exagerado del costo del agua. En la Provincia de Tucumán-Argentina-, la empresa
Vivendi enfrentó la furia popular y en Sudáfrica la empresa concesionada con el
suministro no tuvo problemas en cerrar la canilla de un 80% de los pobladores de
Alexandra Township por falta de pago.
El Banco Mundial juega un papel clave, fomentando las privatizaciones prestando
dinero para las reformas en el sistema de agua-, invirtiendo y finalmente como
juez en caso de conflicto entre los inversionistas y los Estados. Mientras
poblaciones no tienen acceso a la salubridad, grandes corporaciones venden agua
pura embotellada para subsanar el mal. Entre 1970 y 2000, la venta del agua
creció más de 80 veces. En 1970, se vendieron en el mundo mil millones de
litros. En 2000, 84 mil millones. Las ganancias fueron de 2.2 mil millones de
dólares.
Los acuíferos más grandes que se conocen son:
1. Acuífero de Areniscas de Nubia con un volumen de 75 mil millones de metros
cúbicos.
2. Acuífero del Norte del Sahara con un volumen de 60 mil millones de metros
cúbicos.
3. Sistema acuífero Guaraní con un volumen de 37 mil millones de metros cúbicos.
4. Gran Cuenta Artesiana con un volumen de 20 mil millones de metros cúbicos.
5. Acuífero Altas Planicies con un volumen de 15 mil millones de metros cúbicos.
6. Acuífero del Norte de China con un volumen de 5 mil millones de metros
cúbicos.
El Acuífero Guaraní. El acuífero posee 132 millones de años. Sus orígenes se
remontan a cuando Africa y América aún se encontraban unidas. Su extensión tiene
las conocidas dimensiones del continente americano: 1.190.000 kilómetros
cuadrados, una superficie más grande que la de España, Francia y Portugal
juntas. Es conocido como el Gigante del MERCOSUR porque este inmenso reservorio
de agua pura se extiende desde el pantanal en el norte de Brasil, ocupa parte de
Paraguay y Uruguay y finaliza en la pampa Argentina. Incluso se sospecha que, a
enormes profundidades, el acuífero se encuentra conectado con los lagos de la
patagonia. El volumen total del agua almacenada es inmenso. El volumen
explotable en la actualidad es de 40 a 80 kilómetros cúbicos, una cifra
equivalente a cuatro veces la demanda total anual de la Argentina.
La investigación sobre el Sistema Acuífero Guaraní (SAG) estuvo, hasta 1997, a
cargo de la Universidad de Santa Fe y Buenos Aires, de la Universidad de Uruguay
y de varias Universidades Públicas Brasileras. Pero a partir de esa fecha paso a
ser parte de un proyecto financiado por el Banco Mundial y todo se tiñó de
sospechas. En la Argentina, a través de un estudio realizado por Elsa Bruzzone
se llegó a una preocupante conclusión: La cíclica presencia del Comandante del
Ejército Sur de EEUU, en la Triple Frontera -Brasil, Paraguay, Argentina-, la
declaración del Departamento de Estado y los rumores de que allí habría
terroristas tiene un objetivo el control del Sistema Acuífero Guaraní (SAG), un
verdadero océano de agua potable subterráneo que tiene allí su principal punto
de recarga. Brasil, también puso el grito en el cielo, al declarar a través de
Aurelio Garcia que: EEUU puso al Banco Mundial y a la Organización de Estados
Americanos al frente de un proyecto que busca detectar la magnitud del recurso,
asegurarse su uso de manera sustentable, evitar la contaminación y mantener un
control permanente hasta cuando lo considere conveniente.
Quienes defienden la iniciativa de la Organización de Estados Americanos
aseguran que por falta de dinero en las Universidades, se busco el apoyo de
aportes provenientes del GEF, un fondo donde todos los países del mundo ponen
dinero para desarrollar estudios y proyectos ambientales. Se presentó un buen
proyecto y este fue aprobado, lo que significa que de alguna manera se están
recuperando el dinero invertido en aquel fondo. El Banco Mundial maneja el
aporte. Es como el operador de cuenta de un banco.
El alcance del problema del agua no sólo apunta al bolsillo de cualquier
consumidor, sino que es una estocada al estómago del fundamentalismo de mercado
imperante en la aldea global, por lo cual todo tiene precio y con mayor razón lo
que es escaso. La revista Fortune expresó: El agua promete ser en el siglo XXI
lo que fue el petróleo para el siglo XX, el bien precioso que determina la
riqueza de las naciones. Sin embargo, 160 gobiernos reunidos en la Haya -Holanda-
en el 2000, acordaron definir el agua como una necesidad humana y no como un
derecho del hombre. No es pura semántica... Un derecho no se compra.