Argentina: La lucha continúa
|
Los incendios forestales
Christmar Montilla
Ecoportal.net
Los Incendios forestales: son fuegos naturales o provocados que queman la
vegetación de un bosque. Los silvicultores suelen distinguir entre tres tipos de
incendio forestal: los fuegos de suelo, los fuegos de superficie y los fuegos de
corona. ¿Qué se puede hacer al respecto?
Los silvicultores suelen distinguir entre tres tipos de incendio forestal: los
fuegos de suelo, que queman la capa de humus del suelo del bosque pero no arden
de forma apreciable sobre la superficie; los fuegos de superficie, que queman el
sotobosque y los residuos superficiales; y los fuegos de corona, que avanzan por
las copas de los árboles o arbustos. No es infrecuente que se produzcan dos o
tres de estos tipos de incendio al mismo tiempo. Los programas de lucha contra
el fuego son frecuentes en muchos países, e incluyen la prevención de incendios,
la lucha contra incendios y el uso del fuego en la gestión de los suelos. Esta
técnica de deforestación, muy utilizada para despejar grandes Áreas de bosque
con fines agrícolas y otros, es muy dañina para el medio ambiente. La gran
cantidad de dióxido de carbono desprendida contribuye al efecto invernadero. La
desaparición de los árboles y la cubierta vegetal destruye habitats, acelera la
erosión y multiplica la carga de sedimentos de los ríos, haciendo que las
inundaciones estaciónales sean mucho más graves.
Tipos de Incendio y Sus Consecuencias
Existen varias formas en que la vegetación se quema, y cada una con su
consecuencia. Estepa patagónica Los llamados pastizales corresponden a la estepa
patagónica, cubierta en su mayoría por pastos secos como el coirón, unos
matorrales bajos y semiesféricos. A esto se le suman sauces en los cauces de los
arroyos y arbustos espinosos desperdigados por el medio de la nada.
Estos pastos no se queman como usualmente se ven en otras partes del país. Los
pastos de la estepa se queman a mucha temperatura y producen mucha llama. Cuando
el viento este en calma, se queman lentamente, pero cuando el viento sopla, las
llamas son llevadas como la espuma de las olas, haciendo que el fuego avance a
una velocidad vertiginosa. Ni siquiera los caminos son capaces de detener el
avance d e un fuego con viento.
Cuando el fuego ha pasado, no queda nada sobre y debajo del suelo. Si la
combustión fue rápida hay una probabilidad de que las raíces hayan sobrevivido,
y la planta vuelve a recuperarse en un lapso de dos o tres años. Si no es así le
demandara un poco más de tiempo, pero no más de diez años. El problema es que al
no haber vegetación el suelo queda expuesto. El viento hace un trabajo
erosionador impresionante. En días de viento, a muchos kilómetros de distancia
se ven las columnas de polvo elevarse en los cerros. Es ese mismo polvo que se
junta formando dunas y ayudando a la desertificación de la Patagonia. Cuando
llueve, el panorama no es mucho mejor, ya que el agua se lleva gran parte del
suelo expuesto, dejando profundos surcos y causando aluviones de barro que
cubren lo que queda intacto.
El incendio de bosques, árboles en general, es más complejo. Pero puede ser
reducido a dos aspectos básicos: el fuego de copa y el fuego de sotobosque. El
fuego de copa es el más peligroso. Es cuando el viento sopla con furia. Todo el
follaje del árbol arde al mismo tiempo en una gigantesca llamarada. El calor
generado ronda los 600 a 1000 grados, e incluso puede alcanzar los 1500.
Serviría para derretir el hierro. Como en un bosque un árbol no se quema solo,
el efecto es abrumador. Esta gran masa incandescente eleva tanto la temperatura
del aire que genera su propio microclima, absorbiendo aire y expulsando el aire
caliente en una turbulencia que tiende a girar sobre si mismo, generando una
especie de tornado al revés.
En esta turbulencia son lanzadas ramas y hojas encendidas en lo que es una
verdadera lluvia de fuego, que luego encienden más árboles a cientos de metros
de distancia. El sonido que produce este tipo de fuego es ensordecedor. Nadie
puede dejar de estremecerse ante el fragor de una tormenta de fuego con llamas
que alcanzan el centenar de metros de altura. Es este tipo de fuego que merece
el titulo de "incontrolable".
El segundo tipo de fuego es cuando no hay viento. Los árboles se queman
lentamente y las llamas consumen las plantas del sotobosque. Es posible caminar
con relativa seguridad al lado del fuego. Es aquí donde los brigadistas pueden
trabajar en su lucha por cercar, controlar y apagar el fuego. Mientras que en el
fuego de copa el viento a veces hace que un árbol queme sus hojas pero no el
tronco (lo que en cierta forma es una ventaja, ya que el árbol no muere y en dos
años esta brotando de nuevo) en el fuego de sotobosque todo se quema lento y a
fondo. Incluso las raíces se queman a varios metros bajo el suelo. Pueden estar
quemándose semanas antes de apagarse, y hacer que un fuego rebrote en cualquier
momento, en cualquier parte.
Prevención de Incendios
La mayor parte de los incendios forestales se deben a descuidos humanos o son
provocados. Son comparativamente pocos los incendios originados por los rayos.
Las condiciones climatológicas influyen en la susceptibilidad que un área
determinada presenta frente al fuego; factores como la temperatura, la humedad y
la pluviosidad determinan la velocidad y el grado al que se seca el material
inflamable y, por tanto, la combustibilidad del bosque. El viento tiende a
acelerar la desecación y a aumentar la gravedad de los incendios avivando la
combustión.
Estableciendo la correlación entre los diversos elementos climatológicos y la
inflamabilidad de los residuos de ramas y hojas, es posible predecir el riesgo
de incendio de un día cualquiera en cualquier localidad. En condiciones de
riesgo extremo, los bosques pueden cerrarse al público.
Aunque las organizaciones relacionadas con el control del fuego combaten todos
los incendios, los fuegos debidos a causas naturales siempre han sido un
fenómeno natural dentro del ecosistema. La eliminación total de los incendios
puede producir cambios indeseables en los patrones de vegetación y puede
permitir la acumulación de materiales combustibles, aumentando las posibilidades
de que se produzcan incendios catastróficos. En algunos parques y reservas
naturales, donde el objetivo es mantener las condiciones naturales, normalmente
se deja que los incendios provocados por los rayos sigan su curso bajo una
meticulosa vigilancia.
Detección y Lucha Contra el Fuego
Uno de los aspectos más importantes en el control de los incendios forestales es
el sistema que permita localizarlos antes de que tengan ocasión de extenderse.
Las patrullas forestales con base en tierra y las torres de vigilancia han sido,
en gran medida, desplazadas por aeroplanos o helicópteros que detectan los
incendios, determinan su localización en el mapa y vigilan su desarrollo.
Los fuegos de suelo, una vez declarados, son difíciles de extinguir. Cuando la
capa de humus no es muy profunda, es posible apagarlos con agua o arena. En la
mayor parte de los casos, no obstante, se controlan excavando zanjas a su
alrededor y dejando que se extingan por sí mismos. Los fuegos de superficie se
limitan limpiando el área adyacente de vegetación baja y restos, o haciendo
cortafuegos de emergencia para confinar el área. Los fuegos de corona son
difíciles de extinguir. Se puede dejar que lo hagan por si mismos, pueden ser
detenidos con agua, o limitarse por medio de contrafuegos. Las áreas de
contrafuego se crean quemando con cuidado una franja de bosque a sotavento del
incendio para que cuando el fuego llegue al área quemada no pueda ir más allá.
Consecuencias de los Incendios
El bosque sube más el paso del fuego, porque tiene más que perder que la estepa.
La consecuencia más inmediata es la erosión hídrica, cuando el agua se lleva la
tierra, y esto es debido a la característica del suelo andino en sí.
A diferencia de lo que muchos piensan, el bosque se sustenta en una capa de
tierra medianamente fértil de unos 60 centímetros de espesor. Debajo de eso hay
capas de suelo gredoso, arenoso, pedregoso y muchos más, todos inútiles para que
algo crezca encima. Normalmente esta delgada capa fértil es sostenida por las
raíces de los árboles, pero cuando se queman ya nada sujeta esta tierra y
entonces es erosionada por el viento y el agua. El resultado puede ser una
tierra yerma sin capacidad de regeneración a corto y mediano plazo. Mientras que
en unos pocos años las plantas y arbustos pueden volver a crecer en terreno
arrasado, si no hay tierra sobre la que sustentarse la recuperación se hace muy
difícil.
La naturaleza no permanece impávida ante el fuego. Tiene sus mecanismos para
recuperarse, pero para esto hay que evitar tocarla, dentro de lo posible. En
muchos lugares no es necesario hacer nada. La recuperación se inicia apenas pasa
el fuego. Pero donde el daño es mayor se puede requerir la intervención humana
para reconstruir lo que la misma mano humana ha destruido. Esto hay que tomarlo
con pinzas, ya que es más peligroso hacer mal una recuperación que no tocar el
lugar.
¿Que Hacer?
Los incendios forestales se deben a descuidos humanos y es por ello que somos
nosotros los que de emergencia debemos tratar de buscar una solución al
problema.
Uno de los aspectos más importantes en el control de los incendios forestales es
el sistema que permita localizarlos antes de que tengan ocasión de extenderse.
Las patrullas forestales con base en tierra y las torres de vigilancia han sido,
en gran medida, desplazadas por aeroplanos o helicópteros que detectan los
incendios, determinan su localización en el mapa y vigilan su desarrollo.
Como sabemos que los fuegos de suelo, una vez declarados, son difíciles de
extinguir, lo que se hace en la gran parte de los incendios es tratar de
controlar excavando zanjas a su alrededor y dejando que se extingan por sí
mismos. Eso es lo que aplican algunos parques y reservas, donde el objetivo es
mantener las condiciones naturales.
Llama la atención que a veces los fuegos son usados para eliminar residuos tras
una tala, favorecer el crecimiento de plantones de árbol, o impedir que se
acumulen productos combustibles. En las condiciones controladas de la
silvicultura los incendios benefician tanto a la fauna silvestre como al ganado.
Pero para tratar de subsanar las secuelas de incendios descontrolados, a juicio
del Fondo Mundial para la naturaleza lo ideal seria desarrollar, a partir de los
estados, proyectos de reforestación.
Christmar Montilla es Locutora Radial - Venezuela
Asoprovida - Asociación Protectora de la Vida