La firma, en octubre, por el presidente brasilero Luís Inácio Lula da Silva de
una nueva medida provisoria promoviendo el avance de la agricultura transgénica
del país se debe, en gran parte, a las presiones de los productores del sur del
país, principal polo productor de soja genéticamente modificada, a partir de
semillas traídas de Argentina. Sin embargo, el principal foco de resistencia a
este nuevo modelo agrícola, de impactos ambientales y sociales todavía poco
conocidos, está viniendo de la propia región sur, pues el estado de Paraná
pretende convertirse en la primera área vetada a los transgénicos en el país.
Diversas cooperativas, movimientos sociales, sindicatos de trabajadores rurales,
como la Federación de los Trabajadores en Agricultura Familiar (Fetraf) y el
Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), enviaron hoy carta al
Ministerio de Agricultura y a la Presidencia de la República manifestando su
apoyo al pedido del Gobierno del Estado de Paraná para que el estado sea
declarado área libre de transgénicos. Se trata de la primer instancia brasilera
en que coinciden la opinión y la práctica de la administración pública y de la
sociedad civil en relación a la aplicación de la ingeniaría genética en gran
escala en la producción agrícola.
De acuerdo con el movimiento, la decisión favorable del Ministerio de
Agricultura a la petición de los paranaenses podrá garantizar la no
contaminación de los cultivos paranaenses y medidas de fiscalización más
intensas. "La introducción ilegal de soja transgénica, principalmente en el
Estado de Rio Grande do Sul, trajo graves perjuicios al medio ambiente, a los
consumidores y a los agricultores brasileros", comentan los productores
paranaenses que apoyan la iniciativa del gobierno.
Según ellos, la introducción clandestina de semilla de soja transgénica creada
por la transnacional Monsanto "impidió que la población brasilera tenga la
oportunidad de escoger si desea o no consumir y someter al medio ambiente al
cultivo de transgénicos. Impidió además que fuesen tomadas medidas para
garantizar la segregación y la rotulación de la producción transgénica, y de
esta forma, proteger a los agricultores que quieren plantar semillas
convencionales o promover el cultivo agroecológico".
Se trata de la tercera petición enviada por el estado de Paraná al ministro de
Agricultura, Roberto Rodrigues. Esta vez, con la adhesión de innumerables
organizaciones de agricultores y con el pedido adicional a la Presidencia de la
República, los paranaenses esperan que el estado simbolice oficialmente la
resistencia a la agricultura transgénica en el país. * Periodista de Adital