Medio Oriente - Asia - Africa
|
Traición en las alturas: sionistas del Pentágono, AIPAC e Israel
James Petras
La investigación del FBI sobre agentes del espionaje israelí en el Pentágono
forma parte de una lucha importante entre sionistas prominentes del Pentágono y
el aparato de seguridad estadounidense. Desde que el régimen de Bush llegó al
poder ha habido una violenta guerra política y de organización entre los
sionistas del Pentágono y sus colaboradores militaristas, por una parte, y los
militares profesionales y el aparato de inteligencia, por la otra. Este
conflicto se ha manifestado en una serie de asuntos mayores que incluyen la
guerra en el Oriente Medio, los motivos aducidos para la guerra, la relación
entre Israel y EEUU, la estrategia para el imperio, así como asuntos tácticos
como el tamaño de la fuerza militar que se necesita para las guerras coloniales
y la naturaleza de la ocupación colonial. Desde el 11/09/2001 hasta la invasión
de Irak, los sionistas del Pentágono y los militaristas civiles tuvieron
ventaja: Marginaron a la CIA y establecieron sus propios servicios de
inteligencia para "cocinar los datos", lograron imponer la doctrina de guerras
secuenciales, empezando por Afganistán e Irak y proyectaron guerras contra Irán,
Siria, Líbano, Arabia Saudita y otros países musulmanes. Los sionistas del
Pentágono aumentaron el poder de Israel en el Oriente Medio y promovieron su
colonización expansionista de Palestina, a costa de soldados estadounidenses,
gastos de presupuesto insoportables y objeciones de la CIA.
Los aparatos militar y de seguridad estadounidenses se han vengado. Primero
desenmascarando las mentiras sionistas sobre las armas de destrucción masiva de
Irak, después exponiendo el papel de cliente sionista de Ahmed Chalabi como
agente doble de Irán, seguido por una investigación de dos años sobre sionistas
del Pentágono que pasan documentos a la inteligencia militar israelí y a la
policía secreta, el Mossad.
Hay más en juego que una guerra de empujones entre el grupo de ‘Israel Primero’
del Pentágono y sus adversarios en el ejército estadounidense, cuerpo
diplomático y agencias de inteligencia. El asunto fundamental es la libertad del
pueblo estadounidense para decidir o por lo menos influenciar a sus líderes
políticos y sus funcionarios sin estar sujetos a la manipulación y el control
por parte un gobierno extranjero (Israel) y sus agentes estratégicamente
situados en puestos de poder.
Israel ha subvertido durante décadas la política exterior estadounidense para
que sirviera a sus intereses por medio del poder organizado de importantes
organizaciones judías en los EEUU. Lo que es nuevo en el caso actual de
espionaje en el Pentágono es que, más que presionar desde fuera para conseguir
políticas favorables a Israel, los leales a Israel están en altos cargos del
gobierno tomando decisiones estratégicas sobre la política global de EEUU y
proporcionando a sus tratantes israelíes documentos secretos que pertenecen a
debates de alto nivel en la Casa Blanca sobre temas de guerra y paz. Hoy la
política del Pentágono y el espionaje de AIPAC es especialmente peligrosa –
porque lo que está en juego es una nueva guerra estadounidense y/o israelí
contra Irán que encenderá todo el Oriente Medio.
El asunto del espionaje de alto nivel por parte de destacados estrategas
políticos sionistas como Douglas Feith, Elliott Abrams, Paul Wolfowitz y otros
del gobierno de Bush es la culminación de una larga serie de políticas
estratégicas promovidas por AIPAC diseñadas para acrecentar las metas
expansionistas israelíes en Oriente Medio.
Wolfowitz, Feith, Abrams, Perle, Rubin y compañía fueron los promotores más
entusiastas de la guerra contra Irak. Trabajaron en estrecha colaboración con
otros ideólogos sionistas, como el que escribía los discursos de Bush, David
Frum, para promover la noción de "ejes del mal", para implicarse en una sucesión
de guerras contra regímenes musulmanes hostiles a la política colonial israelí
en Palestina y más allá. Wolfowitz y Feith montaron la agencia ‘de inteligencia’
paralela (Oficina de Planificación Especial) dirigida por el correligionario
sionista Abram Shulsky que usó a Chalabi para proporcionar datos falsos sobre
Irak para precipitar dicha guerra. Un ejército de académicos y periodistas
ideólogos del ‘Israel Primero’ escribieron, hablaron y actuaron para justificar
el ataque estadounidense contra Irak como primera parte de una guerra regional
para destruir a todos y cada uno de los regímenes críticos del expansionismo
israelí. Cohen, Rubin, Kristol, Foxman, Ledeen y muchos otros proporcionaron
propaganda "experta" sobre por qué los soldados de EEUU deberían matar y ser
matados para que Israel fuera más grande. Reuniones y consultas casi diarias
tuvieron lugar entre los prominentes funcionarios sionistas y jefes militares y
de la inteligencia israelíes en las oficinas de Feith y otros sionistas. Las
oficinas del Pentágono de Feith y Wolfowitz parecía que fueran un burdel de alto
standing para funcionarios israelíes destacados. A juzgar por las
políticas subsiguientes está claro que los sionistas del Pentágono recibieron
sus instrucciones de sus contrapartes israelíes – a Israel se le dio mayor
financiación, acceso ilimitado a los estrategas políticos de EEUU e información
relativa a la política estadounidense en el Oriente Medio. Entretanto los
oficiales del espionaje y el ejército estadounidense fueron marginados, sus
objeciones a las posiciones israelíes eliminadas, su mera presencia vista como
un obstáculo para la consciente visión de Sharon de un Israel Más Grande –
compartiendo (¿?) la dominación de Oriente Medio
Dado el alto nivel de colaboración estructural e integración de los sionistas
del Pentágono de EEUU y las organizaciones judías estadounidenses con el estado
israelí, las fronteras de lo que son las políticas e intereses de Estados Unidos
y lo que son prerrogativas e intereses israelíes se difuminan. Desde la
perspectiva de los sionistas del Pentágono y sus partidarios judíos organizados,
es "natural" que EEUU gaste miles de millones para financiar el poder militar
israelí y su expansión territorial. Es "natural" transferir documentos
estratégicos del Pentágono al Estado israelí. Como indica Haaretz, "¿Por qué
tendría que robar documentos Israel cuando puede buscar lo que quiera en
reuniones oficiales?" La rutina del espionaje por medio de consultas oficiales
entre israelíes y funcionarios sionistas de EEUU era de conocimiento público en
toda la rama ejecutiva. Pero no le llamaban espionaje sino que la denominaban
‘intercambio de inteligencia’, sólo que los israelíes mandaban ‘desinformación’
a los sionistas del Pentágono para servir sus intereses mientras estos últimos
pasaban la política real, posiciones y estrategias del gobierno de EEUU.
La historia de los sionistas clave del Pentágono revela una pauta de deslealtad
hacia los EEUU y de ayuda secreta a Israel. Harold Rhode y William Luti, ambos
sionistas fanáticos de Pentágono a las órdenes de Feith, Wolfowitz e I. Lewis
Libby han estado bajo investigación del FBI por pasar documentos a Israel. Rhode
tuvo recientemente suspendido su pase de seguridad. Operativos de la CIA en
Bagdad informaron que estaba constantemente informando a Israel por su teléfono
móvil sobre planes de EEUU, despliegues militares, proyectos políticos, activos
Iraquíes y mucha otra información confidencial. Michael Ledeen, otro influyente
estratega político sionista que trabajó en el Pentágono, perdió su pase de
seguridad después de ser acusado de pasar material clasificado a un ‘país
extranjero (Israel)’. En 2001 Feith contrató a Ledeen para trabajar en la
Oficina de Planes Especiales que manejaba documentos de alto secreto. El mismo
Feith fue despedido en marzo de 1983 del Consejo Nacional de Seguridad por
proporcionar a Israel datos clasificados. El FBI investigó a Wolfowitz por haber
proporcionado documentos a Israel sobre una propuesta de venta de armas de EEUU
a un país árabe.
Está claro que agentes israelíes, no simplemente ideólogos sionistas, infestan
la cúpula del Pentágono. La cuestión no es meramente una cuestión de adoptar
esta o aquella posición política a favor de Israel sino de trabajar
sistemáticamente sobre una gama entera de asuntos para reforzar el poder israelí
por encima de y en contra de los intereses imperiales estadounidenses.
Lo que sorprende no es la actual investigación sobre espías israelíes en el
Pentágono sino por qué no han sido detenidos, acusados y sentenciados hace una
década o dos.
El problema de la colaboración organizativa Americana Judía con el espionaje del
Pentágono – es decir, el papel de AIPAC como cómplice en el actual caso de
espionaje - no es excepcional. En sus libros, el antiguo agente del Mossad,
Victor Ostrovsky (The Other Side of Deception, 1994), y Gordon Thomas y
Martin Dillon (Robert Maxwell: Israel’s Superspy, 2002) describen como
las fuerzas de seguridad israelíes han alistado a judíos sionistas extranjeros,
a los que llaman sayanim, para servir como respaldo de partidarios y
colaboradores en las operaciones israelíes en el exterior. AIPAC no es meramente
un ‘lobby’ en pro de Israel sino un antiguo puesto de escucha y de recogida de
información pública y gubernamental confidencial para Israel. A un nivel más
‘filosófico’ existe una creencia insidiosa muy extendida entre los líderes de
las principales organizaciones judías como AIPAC de que la cuestión básica para
todos los judíos es si la "política es buena para los judíos" - sucintamente
definida para aludir al interés del Estado de Israel y sus gobernantes actuales.
En el intento de "Defender Israel a toda costa" es muy probable que algunos de
estos funcionarios sobrepasen la línea del espionaje en tiempo de guerra.
El Presidente Bush ha declarado que es un "Presidente de tiempo de guerra"- EEUU
está implicado oficialmente en una guerra colonial de agresión contra el pueblo
Iraquí. En estas circunstancias, el espionaje en tiempo de guerra es un delito
capital… incluso si los agentes de espionaje son israelíes. No es de extrañar
que la máquina de propaganda sionista e israelí esté trabajando sin descanso
para socavar la investigación sobre el espionaje.
Después de que fuera anunciado por primera vez por la televisión CBS, el resto
de los medios de comunicación dieron destacado espacio a las negaciones
israelíes y de AIPAC. Lo que es más grave, la retransmisión de la CBS dañó
deliberadamente la investigación del FBI sobre las conexiones entre el Pentágono
y AIPAC en el espionaje. El FBI culpa a las revelaciones de CBS respecto a
Franklin, cuando este último ya había confesado y estaba trabajando con la FEDS
para implicar a AIPAC y a agentes israelíes. Los ideólogos sionistas en los
medios de comunicación de EEUU y la prensa israelí tratan de quitar importancia
al incidente – primero con las vehementes denegaciones y después reduciendo el
caso de traición a una cuestión de intercambio rutinario de información por
parte de un único funcionario Gentil "del nivel más bajo", torpe pero
fanáticamente en pro de Israel. Se olvidan de mencionar que fue contratado y
dirigido por Douglas Feith y Paul Wolfowitz para que fuera su experto sobre Irán
implicado profundamente en el manejo de documentos de alto secreto y en formular
la política respecto a Irán.
Los funcionarios israelíes declaran que el Mossad y la inteligencia militar
prometieron solemnemente dejar de espiar en los EEUU después del caso de
Jonathan Pollard. "Nunca hemos espiado en EEUU desde…", aducen. En realidad, más
de 800 espías israelíes que se hacían pasar por estudiantes de ‘arte’ y turistas
fueron expulsados después del 11-S y varios agentes del Mossad que se hacían
pasar trabajadores de mudanzas en New Jersey y Tennessee fueron expulsados.
La arrogancia del poder israelí entonces en EEUU, del cual se jactó públicamente
Sharon, se basa en gran parte en el sencillo principio abrazado por todo
sionista fanático trátese de académicos de la liga Ivy o de criminales
neo-fascistas (como Elliot Abrams) es "Lo que es bueno para Israel es bueno para
EEUU". "Bueno para Israel" significa hoy guerras sangrientas de EEUU contra los
adversarios de Israel, apoyo incondicional a la expansión y el pillaje israelí
en Palestina y ahora espionaje en EEUU por el bien de Israel. Guiados por este
eslogan es fácil de ver cómo todo aquello en EEUU que pudiera ser útil para la
inteligencia israelí, sean documentos, directivas o debates estratégicos sobre
grandes asuntos de tiempo de guerra que tienen lugar en la Casa Blanca, son
objetos legítimos para su transmisión a la inteligencia israelí.
Antes que encarar la evidencia, los ideólogos sionistas se han dedicado a
ataques ad hominem contra su agente de espionaje como meramente un
funcionario de categoría media que no influía en la política. Pasan por alto el
hecho de que era el ‘botones’ de sus jefes sionistas que sí verdaderamente hacen
política y trabajan con los más altos escalones del estado israelí para
‘coordinar’ la política de EEUU de modo que se acomode a las necesidades de
Israel. El poder de la máquina de propaganda Israelí-Sionista estadounidense es
tan agobiante que el FBI tuvo que investigar durante 2 años, realizar
interminables escuchas telefónicas, videos y fotos, entrevistar a docenas de
funcionarios del gobierno y no del gobierno antes de que pudieran prepararse
para presentar los cargos. A pesar de ser grabados y fotografiados en el acto de
tomar documentos de alto secreto, los funcionarios de AIPAC lo niegan todo y
después contratan una ringlera de abogados muy poderosos. Ya los medios de
comunicación pro sionistas sugieren que el espionaje Sionista-AIPAC es realmente
un caso de ‘manejo ineficiente de documentos sensibles’ – un caso de poner
documentos de alto secreto en el buzón equivocado. ¡Talmente!
En menos de dos días los medios de comunicación pro Israel enterraron la
historia, y fueron publicados una serie de ‘informes de noticias’ presentando
las denegaciones de AIPAC, Israelí ridiculizando a su topo en el Pentágono como
un idiota fanático (Haaretz) y lanzando un contraataque cuestionando los motivos
de la investigación y el servicio de contraespionaje del FBI. Los medios
publicaron historias de "personas enteradas" anónimas que hablaban supuestamente
de que el FBI desestimaba los cargos de espionaje sustituyéndolos por cargos por
"manejo ineficiente de un documento clasificado" o incluso que simplemente
abandonaban el caso por completo. Aducen que el espía que entregó un documento
clasificado a intereses israelíes no sabía que era un delito, un caso de error
de juicio inocente y bienintencionado. Esta pieza de propaganda ha quedado
completamente desacreditada cuando se reveló que el agente israelí (Franklin)
confesó y ha estado cooperando con el FBI durante los pasados meses.
Nada captura tanto el poder y la penetrante y corrosiva influencia del aparato
EEUU-Sionista sobre la política de EEUU como el silencio absoluto de ambos
candidatos principales al encarar un lapso del alto nivel de seguridad y
potencialmente dañando la investigación de espionaje. John Kerry, el candidato
Demócrata a la zaga de Bush en las encuestas de sondeos rehúsa denunciar los
‘fallos de seguridad’ Sionistas del Pentágono a pesar de que la seguridad
nacional figura en el centro de su campaña. La razón está muy clara: Kerry está
atado a la máquina política sionista de AIPAC-Israel-Sionistas estadounidenses y
está dispuesto a sacrificar la seguridad de EEUU por el voto sionista aún cuando
encara el asunto del espionaje israelí en tiempo de guerra.
Los republicanos fueron un paso más allá – enviando a sus principales políticos
a una extravagancia política de AIPAC organizada en Nueva York dos días después
de que AIPAC fuera citado por el FBI como el intermediario israelí en el pase de
documentos secretos. En ningún momento de la historia moderna reciente ningún
gobernante ni partido de oposición han confraternizado en festividades públicas
con una organización dedicada al espionaje exterior. La explicación es la
situación política inaudita y única que existe hoy en EEUU – el poder
extraordinario que un estado pequeño y económicamente dependiente ejercita sobre
un estado imperial global por medio de sus agentes político-religiosos,
organizados y ricos.
Si Israel puede conseguir lo que quiera de sus patriotas sionistas situados en
puestos destacados del gobierno de EEUU, entonces ¿por qué se dedica al
espionaje? Hay varias explicaciones.
La entrega en mano de documentos por Franklin se puede ver como un movimiento de
ahorro de tiempo y mejora de la seguridad. Si lo descubren, los mentores de
Franklin pueden simplemente negar estar implicados – estaba actuando por su
cuenta, un argumento destacado en la prensa israelí. La idea de Franklin como
una especie de ‘incontrolado’ no explica por qué le contrataron, le retuvieron y
le encomendaron las tareas delicadas y fue alabado por los sionistas destacados
(Feith, Wolfowitz, Ledeen y Abrams) hasta el momento en que fue descubierto. En
segundo lugar el documento transferido proporcionaba a Israel información muy
oportuna sobre un importante debate de alto nivel: La política de EEUU hacia
Irán, más especialmente quien estaba a favor o en contra de un asalto militar
contra Teherán. Esto permite a Israel planear su propia estrategia militar
sabiendo de antemano la posible respuesta de Washington e instruir a sus más
altos colaboradores del Pentágono sobre cómo preparar el terreno para la
aceptación de la agresión israelí. Fundamentalmente Israel quería estar en el
núcleo de decisión de la Casa Blanca en cada etapa de la estrategia política de
Oriente Medio a través de Wolfowitz, Feith y compañía y por medio de informes
documentados confidenciales que el Mossad podría analizar directamente. Había
‘necesidad’ de espiar, porque el Mossad no depende meramente de una fuente de
información, ni opera solo con un vestigio. Tiene relaciones directas formales e
‘informales’ (de espionaje) con estrategas políticos ‘amistosos’
gubernamentales. Opera en muchos niveles, legales e ilegales, por medio de
colaboradores sionistas así como de agentes exteriores, a través de agentes con
pasaportes falsos y por medio de sionistas durmientes locales, que pueden ser
activados para tareas específicas…
Conclusión:
Las investigaciones y evidencias son generalmente suficientes para proceder con
las acusaciones, interrogatorios y persecución de los líderes y tratantes
extranjeros en un caso importante de espionaje, especialmente en tiempo de
guerra. Miles de inocentes del sur de Asia, Arabes y Musulmanes han sido
detenidos y encarcelados con excusas más débiles ("sospechas"). Pero en el caso
del espionaje israelí-AIPAC-Pentágono los procesos legales normales son
inoperantes.
La cuestión del enjuiciamiento por espionaje depende del poder político - una
lucha entre el Estado Israelí apoyado por los candidatos principales a la
Presidencia y partidos, las máquinas políticas Sionistas-Americanas y sus
acólitos en los medios de comunicación, por una parte y, por otra parte el FBI,
el aparato profesional de inteligencia (CIA, DIA), el Fiscal del estado y su
personal investigador y muy pocas voces políticas sueltas. Los denominados
movimientos progresistas y críticos políticos están extrañamente silenciosos:
Aún cuando se declaran en contra de la guerra, fallan en denunciar un caso de
espionaje que está íntimamente relacionado con la próxima guerra de Oriente
Medio – un ataque israelí contra Irán. ¿Por qué los judíos progresistas no
denuncian el espionaje de AIPAC para promover una nueva guerra contra Irán? Una
declaración firmada "No en nuestro nombre" los separaría claramente de estos
agentes de guerras extranjeras. Tres días después de la denuncia inicial, los
medios de comunicación han enterrado la historia. El FBI está demorando
cualquier tipo de anuncios. El fiscal está bajo presión política, unilateral y
tremenda. La falta de algún tipo de medio de comunicación hace de la república
de EEUU un gigante impotente, atado con nudos por enanos maliciosos, incapaz de
defenderse, incapaz de definir sus propios intereses políticos. El último
informe del FBI nos dice que ese agente israelí confeso se preparaba para
dirigir a las autoridades a sus contactos en el gobierno israelí cuando la CBS
reventó el caso. ¿Estaba enterada la CBS del peligro para los servicios secretos
israelíes y trataba de socavar la investigación? Sin duda se hará algún tipo de
declaración oficial, quizás incluso se formulará una acusación contra el
funcionario de categoría media por cargos secundarios y el FBI puede incluso
atreverse a entrevistar a Wolfowitz y Feith respecto a lo que sabían de la red
de espionaje, con consecuencias previsibles. Sin embargo si hubiera algo que
vaya más allá de una entrevista, los medios sionistas cargarán con lo de
"antisemitismo", un "Segundo Caso Dreyfuss", lo que probablemente acabará con la
investigación actual.
La lucha ‘subterránea’ entre los sionistas del Pentágono y el aparato de
seguridad de EEUU continuará. Si Bush sale reelegido, Wolfowitz probablemente se
convertirá en Secretario de Defensa. Si sale elegido Kerry, el sionista en el
armario, Richard Holbrooke, se hará cargo del Pentágono.
Los ciudadanos norteamericanos tendrán que enfrentarse a una grave pregunta: Si
los servicios de seguridad son incapaces de defender nuestro país del espionaje
en los puestos de altura – ¿Qué es lo que hay que hacer?
En cualquier caso nosotros nos enfrentamos a un inminente ataque militar contra
Irán diseñado y promovido por los sionistas, que es probable que lleve a una
conflagración general que sólo puede beneficiar a los neofascistas que dirigen
el estado de Israel. Y ustedes tienen miedo de que les llamen antisemitas por
oponerse al espionaje de Israel y a las guerras regionales.
31 de Agosto de 2004