Medio Oriente - Asia - Africa
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Los hombres que están vendiendo a Palestina
Ali Abunimah
The Electronic Intifada
David Hirst, el veterano corresponsal de The Guardian, informó en 1996 sobre
los temores existentes en el entorno de Yasser Arafat de que los Israelíes
volverían a las fuerzas de seguridad Palestinas en contra del líder Palestino.
Según Hirst, un dirigente Palestino le dijo que los Israelíes habían
"infiltrado" las fuerzas de seguridad de tal modo que "algunos de sus líderes
ahora dependen de ellos al menos tanto como dependen de Arafat. Ha llegado el
tiempo en el que los Israelíes deciden que Arafat - que discute demasiado- ha
servido a su propósito." El dirigente le dijo a Hirst, "los Israelíes están
cortejando a Abu Mazen [Mahmoud Abbas], uno de los negociadores secretos del
acuerdo de Oslo, para que asuma el puesto de Arafat, y que contarán con Muhammad
Dahlan, jefe de Seguridad Preventiva en Gaza, para dirigir el golpe."
Hace siete años tales temores y luchas intestinas podrían desestimarse como
paranoicas. Y todavía, conforme escribo esto, Arafat se aferra desesperadamente
a los escombros de su bombardeado cuartel general, habiéndolo declarado
"irrelevante" los israelíes, mientras que el "primer ministro" Palestino
escogido por EEUU e Israel, Mahmoud Abbas, se cierra en una disputa con Arafat
sobre la formación de un gabinete. El punto fundamental es la insistencia de
Abbas para que Dahlan sea colocado a cargo de la seguridad. Parece que en este
caso la paranoia de Arafat ha estado justificada. Aún los observadores más
superficiales se inclinan a ver en ésto una conspiración.
Abbas y Dahlan han estado disfrutando recientemente de una prensa favorable en
los EEUU. The Los Angeles Times indicó que los partidarios de Abbas esperan que
"ayudará al partido de Arafat Fatah a desprenderse de un pasado plagado de
corrupción." En cuanto a Dahlan, un editorial de The New York Times le llamó el
"Gazano duro," que "presionó al Sr. Arafat para que adoptara severas medidas
represivas contra Hamas y otros grupos militantes," y observó "a menudo ha
tratado con oficiales Israelíes y Americanos, que le tienen en gran
consideración."
Este amable trato coincide con el hecho de que entre los principales apoyos se
encuentran Tony Blair, y George W. Bush, que se declaró "complacido" ante la
designación de Abbas. Es imposible encontrar ninguna mención relativa al hecho
de que Abbas y Dahlan están implicados en la corrupción que plagó a la Autoridad
Palestina desde el principio. En una columna anterior, recordé el chalet de
Abbas, de US$ 1,5 millones construido entre la inmundicia de Gaza. Dahlan
también se construyó un chalet, tan lujoso que comenzó a hundirse en el suelo
arenoso de Gaza, y tuvo que ser reforzada su base con apoyos especiales.
En 1997 un reportaje de investigación realizado por los periodistas de Haaretz
Ronen Bergman y David Ratner ("El Hombre que tragó Gaza," 4 abril 1997),
detallaba los orígenes de parte de esta riqueza. Dahlan, según este informe y
muchos otros, se benefició de un monopolio sobre la importación de gasolina a
Gaza. Los dueños de gasolineras Palestinas eran forzados a comprar el producto a
precios inflados y el Servicio de Seguridad Preventiva de Dahlan pasaba buena
parte de su tiempo protegiendo a petroleros Israelíes.
Más grave quizás --e igualmente olvidado-- es que los servicios de seguridad de
Dahlan fueron blanco de numerosas alegaciones por parte organizaciones de
derechos humanos Palestinas e internacionales, de abusos graves, incluida la
tortura.
La extensión de la corrupción de la Autoridad Palestina, en la que están
implicados Abbas y Dahlan, se conocía desde los primeros días. Sin embargo, en
los "buenos viejos tiempos" de Rabin, Peres, Clinton y el "Coordinador Especial
para Oriente Medio" Dennis Ross, la única gente que se pronunció sobre ello de
modo contundente y muy vocal fueron los propios Palestinos, e irónicamente, los
derechistas israelíes opuestos a los acuerdos de Oslo que buscaban cualquier
información para desacreditar a sus enemigos. Ross, cuando le preguntó el año
pasado Caroline Glick del Jerusalem Post, por qué la administración de Clinton
nunca mostró mucha preocupación acerca de esta corrupción, respondió, "Bien,
parece que los Israelíes no estaban especialmente preocupados por el problema."
Ross por supuesto estaba preocupado únicamente por las prioridades de Israel,
que estaban recapituladas en la esperanza de Rabin de que Arafat lucharía contra
el "terrorismo" sin interferencia del "Tribunal Supremo Israelí y del grupo de
derechos humanos B’Tselem." El hecho de que legisladores y activistas Palestinos
estuvieran siendo encarcelados, o algo peor, meramente por denunciar la
corrupción, nunca espoleó a los EEUU para actuar.
La tolerancia de la corrupción abarcaba también la actuación de los Israelíes.
El año pasado, el periódico Israelí Maariv desencadenó una ola de protestas
cuando reveló la extensión de los negocios y la relación financiera entre Arafat
y su compinches, y Yossi Ginossar, el anterior jefe de interrogatorios del Shin
Bet Israelí. A Ginossar se le acusó, entre otras cosas, de manejar cuentas
secretas bancarias suizas para Arafat. El fiscal general de Israel ordenó una
completa investigación criminal sobre lo que muchos Israelíes consideraban
traición. Pero el informe de Haaretz de 1997 ya alegaba que Ginossar estaba
actuando como intermediario personal para los socios más cercanos de Arafat en
sus corruptos tratos, y cobraba el cinco por ciento de cada lado. ¿Qué motivó
que los Israelíes tardaran tanto tiempo en considerarse afrentados?
Bajo la apariencia de "reformar" la Autoridad Palestina por mor de "la paz,"
estamos presenciando la resurrección de la fórmula de Rabin con un mero cambio
de nombre. Las vagas promesas de los acuerdos de Oslo han sido reemplazadas por
las vagas promesas del "Mapa de Ruta." Abbas está siendo promovido, no porque
represente el futuro para los Palestinos, sinó precisamente porque representa un
pasado en el cual el lucro privado y los privilegios se cambiaron secretamente
por derechos fundamentales e intereses del pueblo Palestino.
Este artículo apareció primero en The Daily Star el 23 Abril 2003
http://electronicintifada.net/v2/article1390.shtml
/ La Fogata