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Medio Oriente - Asia - Africa

Jaula dorada con guardias barbudos en Arabia Saud�

Karim El-Gawhary
Al-Ahram Weekly.
Traducido para Rebeli�n por Germ�n Leyens

Es dorada, pero sin duda es una jaula: un complejo habitacional para residentes extranjeros est� ubicado al sur de la capital Riyad, cerca del aeropuerto y de la Universidad Imam, el establecimiento mismo en el que las personalidades religiosas del pa�s reciben su educaci�n. El complejo residencial se parece a otro en Al-Khobar en Arabia Saud� oriental, que fue atacado por un grupo de militantes isl�micos durante esta semana. Los atacantes fueron de casa en casa buscando "infieles" para tomarlos como rehenes, matando o degollando a 22 personas.

La nueva entrada al complejo se parece a la entrada a una fortaleza. Tres coches de la polic�a est�n colocados en la entrada y los autos que ingresan apenas logran pasar entre ellos. Unos pocos metros m�s adelante hay un jeep militar bajo una red de camuflaje color arena, con una ametralladora lista para disparar. Varios soldados aburridos est�n de pie en la calle, transpirando bajo el sol de mediod�a, observando de cerca de los visitantes desde el borde de la ruta. Posicionados directamente detr�s de los soldados hay masivos bloques de ruta de hormig�n y los coches tienen que hacer un slalom entre ellos antes de entrar al �rea. Una vez que la polic�a ha revisado los pasaportes, s�lo permite que pasen residentes del complejo.

Despu�s de un r�pido cacheo, dejan que los visitantes entren al terreno a pie. El paso entre los bloques de hormig�n recuerda el centro de administraci�n de EE.UU. en Bagdad, con la excepci�n de que aqu� el que es protegido no es Paul Bremer en Irak, sino los 1.000 extranjeros occidentales que viven en 70 villas en Arabia Saud�. Pero hay una diferencia: el personal de seguridad llama por radio un carro el�ctrico - como el que utilizan en los campos de golf - para que conduzca a los visitantes los 100 metros que faltan hasta la verdadera entrada del complejo. Es la frontera real del complejo. "No se permiten abayas", las capas negras que llevan las mujeres saud�es, dice un letrero. No se admite a ning�n ciudadano saud�; el acceso de otros �rabes es permitido s�lo si van vestidos a la occidental. El complejo podr� estar ubicado geogr�ficamente en Arabia Saud�, pero nada en su interior debe recordar a visitantes o residentes que estamos, por cierto, en uno de los pa�ses isl�micos m�s conservadores.

Y el coraz�n de la jaula dorada tambi�n brilla. Cada villa, por la que los residentes pagan decenas de miles de euros por mes, tiene un c�sped muy cuidado. En el centro del complejo hay una inmensa piscina y centro de ocio con un tobog�n acu�tico en espiral de varios pisos de altura. �ste, al sur de Riyad, es un ejemplo t�pico de una "residencia para extranjeros a la �rabe saud�" como las que ocupa la mayor�a de los trabajadores extranjeros occidentales que han decidido quedarse - menos de 100.000. Esta residencia en particular no es tan lujosa como el complejo de Al-Khobar donde tuvieron lugar los ataques, que tiene una pista interna de patinaje a la que van a refrescarse los residentes cuando las temperaturas ambiente van m�s all� de los 50 grados cent�grados.

No hay evidencia de p�nico alrededor de la piscina, ni hay evidencia del �xodo de especialistas extranjeros que es pronosticado por algunos diplom�ticos. Parece que algunas familias no volver�n despu�s de las pr�ximas vacaciones escolares que comenzar�n pronto. A pesar de todo, un grupo de ni�os chillones chapotean alegremente en la piscina mientras madres vestidas de bikinis reposan a la sombra - el ciudadano saud� m�s cercano se encuentra lejos, bien seguro detr�s del muro que separa la cultura de los bikinis de la de las abayas. Michel, un ingeniero belga que es uno de los pocos padres al borde de la piscina, est� absorto leyendo varios peri�dicos �rabes en lengua inglesa, trag�ndose cada palabra sobre los ataques en Al-Khobar. Lee como los atacantes fueron de casa en casa preguntando si ah� viv�an musulmanes o "infieles"; como familias enteras de extranjeros occidentales se ocultaron por horas dentro de armarios y lograron escapar a las 24 horas de terror.

Michel tiene tres hijos y no tiene la menor idea de lo que va a hacer ahora. Ha vivido en Arabia Saud� durante los �ltimos 16 a�os. La idea de hacer sus maletas e irse, desde luego, lo preocupa. Particularmente, desde que la Embajada de EE.UU. ha aconsejado a sus ciudadanos de que abandonen el pa�s. "Pienso que deber�a esperar y ver lo que pasa", dice. O sea, exactamente lo mismo que pens� despu�s de los �ltimos ataques en Tanbu hace tres semanas, en los que tres extranjeros fueron asesinados, o la semana pasada cuando mataron a tiros en la calle a un alem�n en Riyad: esperemos y veamos lo que pasa. Al-Khobar est� a 400 kil�metros de Riyad. Se r�e porque no se puede decidir a tomar una decisi�n. "Todo se me pasa por la cabeza", es como describe su humor. Gana buen dinero, libre de impuestos, y no tiene idea de d�nde podr�a encontrar un trabajo con condiciones similares en Europa. As� que esperar� y ver� lo que sucede. Casi todos los extranjeros tienen miedo de hacer declaraciones. "No destacarse - mostrarse lo menos posible - es su consigna.

Algunos llegan a negarse a dar su nombre, como otro ingeniero libre de impuestos que ha estado viviendo en Arabia Saud� desde hace mucho tiempo. "La situaci�n para los extranjeros se ha vuelto m�s cr�tica desde la �ltima guerra de Irak", dijo. Todos temen parecer estadounidenses. No siente p�nico, pero tiene un "permanente sentimiento de intranquilidad". Cientos de j�venes con sus cerebros lavados se han organizado en c�lulas independientes, dispuestos a atacar en todo momento en nombre de al Qaeda. Bajo la superficie hierve un odio generalizado a los extranjeros occidentales, alimentado por historias diarias de horror de Irak y de los territorios palestinos. "Una persona a tu lado delante del sem�foro del tr�nsito gesticula con sus manos como si quisiera degollarte", cuenta. No tiene realmente miedo, pero a pesar de todo toma precauciones y elige una ruta diferente cada d�a. Y ya no lleva a su familia a los inmensos centros comerciales, una de los esparcimientos m�s populares de los extranjeros en Riyad.

"Si vamos, es usualmente a fines de la tarde, cuando la mayor�a de los saud�es duermen su siesta", describe su estrategia. �Cu�ndo considerar�a partir del pa�s? "Si aumenta la cantidad de ataques. Hubo tres el mes pasado", responde. No piensa que la situaci�n vaya a mejorar. El deterioro de la situaci�n en Irak alimenta el fuego del odio contra los extranjeros occidentales en Arabia Saud�. E incluso si la situaci�n en Irak concluyera pac�ficamente, los j�venes �rabes saud�es que fueron a combatir all� en la yih�d, volver�n buscando nuevos campos de batalla para su guerra santa.

Al principio los extranjeros se mudaron a los complejos simplemente porque la vida en ellos era m�s confortable y segura. "Fue antes de que se convirtieran en objetivos para los militantes isl�micos", dice Michel. "Justo antes de que nos mud�ramos aqu�, mataron a tiros a un brit�nico delante de nuestros ojos," dice, agitando la cabeza.

Muchos residentes est�n contentos con la seguridad en la entrada introducida el a�o pasado. Pero pocos tienen confianza en los guardias locales de seguridad. La persona que se asolea junto a Michel lo resume: los soldados en la puerta tuvieron recientemente dos aumentos de salarios de un 25 por ciento cada uno, pero, dice: "siguen con sus barbas fundamentalistas, igual que los atacantes de Al-Khobar" Ninguno de los que toman el sol en la piscina cree realmente que uno de los guardias "se pondr�a en peligro para defender a alguno de los que estamos aqu� si se presenta el caso".



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