Medio Oriente - Asia - Africa
|
La comunidad internacional ha ratificado que el pueblo palestino no tiene derecho a participar en la determinación de su propio destino
"Daño Mental Irreversible"
Uri Avnery
Hace dos semanas, la comunidad internacional hizo una declaración indecente.
Cediendo a una exigencia de George Bush, el "Cuarteto" aceptó el "Plan de
Desconexión Revisado" de Ariel Sharon. Esto significa que las Naciones Unidas,
la Unión Europea, la Federación Rusa y los Estados Unidos ratifican este
documento. Me asombraría si cualquiera de los honorables diplomáticos se hubiera
leído el documento con sus propios ojos.
En el primer párrafo del "plan", aparecen las siguientes palabras: "Israel ha
llegado a la conclusión de que en la actualidad, no hay una contraparte
palestina con la que sea posible realizar progresos en un bilateral proceso de
paz."
Es decir, la comunidad internacional ha ratificado que el pueblo
palestino no tiene derecho a participar en la determinación de su propio
destino. Cualquier cosa será decidida en solitario por el gobierno de
Israel, con el respaldo de los Estados Unidos, cuya posición será
automáticamente aceptada por los otros miembros del " Cuarteto".
La Unión Europea, con 25 estados miembros de la misma, la
Federación Rusa y la organización que representa a todo el
mundo (la ONU) han aceptado humildemente el edicto de Bush, el
dictador del mundo que está a su vez cautivo de Sharon. Sharon decidió hace
mucho tiempo que el Presidente electo del pueblo palestino es "irrelevante",
junto con todo el liderazgo palestino.
El pueblo palestino ha sido eliminado de la lista de los creadores de opinión,
por medio de lo cual también quedan abolidos todos los acuerdos firmados
con él, desde los Acuerdos de Oslo hasta la Hoja de Ruta.
Esto constituye un paso escandaloso, sin precedentes en sus
dimensiones y que ha sucedido sin un comentario. Aparte de Sharon y sus
aduladores, nadie advierte las implicaciones. La gran bota de la
comunidad internacional pisotea al pueblo palestino sin siquiera
advertirlo, como si se tratara de una hormiga.
Esta es la culminación de un proceso que comenzó con el regreso del entonces
Primer Ministro, Ehud Barak, de la cumbre de Camp David del 2000. Tras el
fracaso de la reunión, él mismo acuño el mantra que desde entonces se ha
convertido en la piedra angular de la política de los sucesivos gobiernos
israelíes: "Le he dado la vuelta a cada piedra en el camino de la paz / les he
ofrecido a los palestinos propuestas más generosas que cualquiera de mis
predecesores / Los palestinos han rechazado todas mis propuestas / Arafat quiere
arrojarnos a la mar / No tenemos socio para la paz."
Este mantra está basado en una serie de mentiras que han sido explotadas
desde hace mucho tiempo. Testigos oculares norteamericanos como Robert
Malley, consejero del presidente Clinton en Camp David, así como algunos
israelíes e investigadores internacionales participantes han publicado
detallados informes que prueban que el mismo Barak fue responsable al menos
tanto como Arafat; de hecho, mucho más.
Y como por coincidencia, solo cuando la distraída comunidad internacional acepta
que el pueblo palestino no es un socio para la paz, en el mismo Israel están
sucediendo cosas que están poniéndolo todo patas arriba.
El Sumo Sacerdote del credo "No tenemos socio" es el General (de la reserva)
Amos Gilad, que en tiempos cruciales fue el jefe de la sección (y como tal el
número 2) de investigación del Departamento de Inteligencia del Ejército. Puesto
que la inteligencia del ejército es el único departamento responsable de
la "evaluación de la seguridad nacional", tiene una influencia decisiva en la
conformación de la política nacional.
El hombre de la inteligencia del ejército informa directamente
al Primer Ministro y participa en las reuniones del gabinete. Ningún ministro
osaría cuestionar sus evaluaciones, las cuales son la estrella guía de todo el
estado. El jefe de investigación del departamento de inteligencia se supone
sometido a un sumario profesional de la gran cantidad de datos amasados
por la comunidad de inteligencia. La mayoría de los ministros tienen
prohibido leer los informes escritos, e incluso a los otros pocos se les permite
únicamente darles un vistazo.
Por lo tanto, el resumen oral presentado por el jefe de investigación al Primer
Ministro y al gabinete es de máxima importancia.
Amos Gilad fue más allá: aparecía casi a diario en los medios de
comunicación, comentando casi cada acto político y de seguridad. No era sólo el
"asesor nacional" sino también el "explicador nacional", como se le
llamaba comunmente en dichos medios.
¿Quién es este hombre que ha tenido una influencia mayor que cualquier otra
persona en las políticas de Israel en estos últimos y cruciales años y cuya
kontsepsia ("concepción" en hebreo) está todavía dirigiendo la senda del
estado? Es el mismo Amos Gilad que hace unos días reclamaba para sí los
beneficios correspondientes a los inválidos del ejército. No fue herido
en el campo de batalla, ¡por Dios!, pero afirma que el estrés
causado por su difícil trabajo le ha infringido daños mentales
irreversibles.
Esta afirmación implica una considerable cantidad de chutzpa, de descaro
impertinente, cuanto no algo peor. Pero también suscita la pregunta:
Este daño mental ¿cuándo comenzó? ¿cuáles fueron los primeros síntomas
observados? ¿Fue cuando empezó a repetir incesantemente que Arafat quería
arrojarnos a la mar? ¿ O fue esta misma declaración, quizás, un síntoma de este
problema mental? Y ¿cómo puede continuar cumpliendo con sus deberes actuales?
Las últimas dos semanas, Israel ha sido testigo de un tormentoso debate que
debería haber sacudido hasta los mismos fundamentos del estado.
El antiguo jefe de la Inteligencia del Ejército, el general (en la reserva) Amos
Malka, que era el superior directo de Gilad, rompió su
silencio de muchos años e hizo pública una atronadora acusación:
Que Amos Gilad llegó a su "kontseptsia" sin ninguna base de la inteligencia de
clase alguna. Por el contrario, la gran cantidad de información recopilada por
el departamento de inteligencia indicaba todo lo opuesto. Es decir,
Gilad libremente inventó sus informes de inteligencia, basados en sus
puntos de vista políticos y/o en el deseo de complacer los deseos de sus jefes
políticos, Barak y Sharon.
Esta grave acusación ha levantado una tormenta en círculos profesionales.
Operarios de inteligencia de indudable integridad emergieron de su anonimato
para apoyar públicamente a Malka. Estaban encabezados por el hombre que, en
tiempos pertinentes, estaba al cargo de la Sección de Inteligencia del Ejército
para Asuntos Palestinos, el coronel Efraim Lavie, que era entonces el
responsable de recopilar todo el material de inteligencia sobre el liderazgo
palestino. No hay duda alguna que entre la confrontación entre Amos y Amos, Amos
Malka emergió como el vencedor.
Esto significa, en palabras sencillas: no había material de inteligencia
que respaldara en nada la afirmación de que Arafat está trabajando para
la destrucción del Estado de Israel, de que Arafat había roto el proceso de paz
para iniciar una campaña de terror, de que Arafat no está dispuesto a un
compromiso razonable. Todas estas aserciones, pronunciadas por diversos
políticos y generales israelíes, estaban basadas en la "evaluación" de
un hombre que, mientras aparentaba representar el departamento de
inteligencia, estaba en realidad suprimiendo los informes
de consideración profesional de su propio departamento, así como los del
Servicio General de Seguridad (Shabak).
Cuando el debate se calentó, el orientalista Matti Steinberg, un antiguo
consejero para asuntos palestinos del Shabak, se unió a la pelea. Steinberg
confirmó no sólo que la "kontseptsia" de Gilad era completamente falsa y que
contradecia el material de inteligencia reunido por su propia gente, sino que
también afirmó que la concepción de Gilad "cumplía su propia profecía".
Puesto que Israel es inmensurablemente más fuerte
que los palestinos, sus acciones crean la realidad. Los actos
guiados por la "kopntseptsia" de Gilad crearon resultados que se ajustaban a
esta. Tanto como la "kontseptsia" de Eli Za’ira, el Jefe de inteligencia en los
tiempos de la guerra del Yom Kippur, resultó una catástrofe, Así como la "kontseptsia"
de Amos Gilad causó –y está causando todavía – los desastres de la presente
intifada.
(La concepción de la inteligencia de 1973 era que Egipto no osaría atacar
Israel, la causa de que todos los resplandecientes y obvios signos de lo
contrario fueron ignorados, se impidió así una adecuada preparación y resultaron
muertos 3.000 soldados israelíes. Desde entonces la palabra hebrea "kontseptsia"
ha asumido una connotación casi obscena en Israel.)
Como ahora, el superior inmediato, (Malka) y su inmediato subordinado (Lavie) le
acusaron de presentar sus opiniones personales que no estaban
apoyadas por ningún respaldo de la inteligencia, como si fueran las
evaluaciones oficiales de dichos servicios de inteligencia.
Gilad ha causado daños irreversibles. Su mantra fue aceptado por la gran
mayoría de israelíes, así como por una gran parte de la opinión pública
internacional. Su revelación pública no alterará este hecho. Al
contrario, la reciente decisión del "Cuarteto" muestra cuán hondamente
ha calado está mentira por el mundo.
A propósito, estas revelaciones demuestran que las evaluaciones secretas de los
más altos profesionales de las escalas del Departamento de Inteligencia del
Ejército y del Shabak eran prácticamente idénticas a las publicadas en esos
tiempos por Gush Shalom, las cuales eran recibidas con total descrédito por los
medios de comunicación y por el público, incluyendo una gran parte del "campo de
la paz". Es decir, que el liderazgo palestino encabezado por Arafat,
nunca ha vacilado en su disposición a la creación de un estado
palestino en el 97% de Cisjordania y en la Franja de Gaza (que juntas
hacen un 22% de la Palestina histórica, con compensaciones
territoriales para el restante 3% y soberanía sobre Jerusalén Este y
Haram-al-Sharif ("Templo del Monte"). El problema de los refugiados será
solucionado por un acuerdo con Israel (lo que significa: Israel tendrá veto
sobre cualquier solución).
Los expertos de la inteligencia militar y de los servicios de seguridad, también
están de acuerdo en que Arafat no ha vacilado en su posición. Sobre estas bases,
la paz puede alcanzarse incluso ahora, como el propio Arafat confirmaba esta
semana en una fascinante entrevista con el director de Haaretz, David Landau.
Ariel Sharon niega todo esto, por supuesto, porque no está preparado para la paz
en estos términos. Él quiere anexarse al menos el 55% de Cisjordania,
esperando que la vida de los palestinos en el restante 45% se haga tan imposible
que tengan que dejar el país por convencimiento propio. Simón Peres está ansioso
por ayudarle en la realización de este designio.
Para ello, Sharon necesita el mantra "No Tenemos Socio". Amos Gilad entregó las
pruebas. Ahora el "Cuarteto" las ha aceptado, avergonzándose a sí mismo
y obstruyendo la búsqueda de la paz.