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Medio Oriente - Asia - Africa

Mesopotamia bajo la ocupación inglesa

T. E. Lawrence (Lawrence de Arabia)

(El teniente coronel Lawrence, legendario artífice de la campaña británica contra los turcos, escribió este artículo a solicitud del diario Sunday Times, con el objetivo de dar a la opinión pública de su país una visión de lo que ocurría en Mesopotamia, hoy Irak, durante la ocupación británica de posguerra. Fue publicado el 23 de agosto de 1920.)

El pueblo de Inglaterra ha sido llevado en Mesopotamia a una trampa de la que le será difícil escapar con dignidad y honor. Lo atrajeron a ella con engaños, mediante una constante retención de información. Los comunicados emitidos desde Bagdad son tardíos, insinceros, incompletos. Las cosas han sido mucho peores de lo que nos han dicho; nuestro gobierno allá, más sanguinario e ineficiente de lo que el pueblo sabe. Es una desgracia para nuestra historia imperial, y pronto la herida puede estar tan inflamada que no sea posible aplicarle una cura ordinaria. Hoy no estamos demasiado lejos de un desastre.

Los pecados de comisión son los de las autoridades civiles británicas en Mesopotamia (en especial los tres "coroneles"), a quienes Londres les dio carta blanca. No están controladas desde ninguna dependencia del Estado, sino desde el espacio vacío que divide la Oficina del Exterior de la Oficina de India. Se aprovecharon de la necesaria discreción de tiempos de guerra para extender su peligrosa independencia hacia los tiempos de paz. Se oponen a cuanta sugerencia de auténtico autogobierno se les envía desde la patria.

Una proclama reciente sobre autonomía, que circuló con unción desde Bagdad, fue redactada y publicada allá a toda prisa para anticiparse a una declaración más liberal que se preparaba en Londres. En 1919 se arrancaron a Mesopotamia unos documentos de "autodeterminación" favorables a Inglaterra mediante presión oficial, exhibiciones del poderío de aeroplanos y deportaciones a India.

El gabinete no puede eludir la parte de responsabilidad que le toca. Recibe apenas un poco más de información que el público: debió haber insistido en tener más, y mejor. Ha visto un reclutamiento tras otro de refuerzos sin investigar nada. Cuando las condiciones se volvieron tan malas que ya no fue posible soportar más, decidió enviar como alto comisionado al autor original del sistema actual, con un mensaje conciliador a todos los árabes de que su corazón y su política habían cambiado por completo.* Sin embargo, nuestra política pública no ha cambiado ni necesita cambiar. Lo que ocurre es que ha habido un deplorable contraste entre lo que profesamos y lo que hacemos. Dijimos que íbamos a Mesopotamia a derrotar a los turcos.

Dijimos que nos quedábamos allá para liberar a los árabes de la opresión del gobierno turco, y para hacer asequibles al mundo los recursos de granos y petróleo de la región. A esos propósitos dedicamos un millón de hombres y casi mil millones de libras. Este año estamos destinando 92 mil hombres y 50 millones al mismo fin.

Nuestro gobierno es peor que el viejo sistema turco. Ese régimen mantenía una fuerza de 14 mil conscriptos locales y mataba en promedio a 2 mil árabes cada año para mantener la paz. Nosotros tenemos 90 mil hombres, con aeroplanos, vehículos blindados, tanques, lanchas artilladas y trenes blindados. Hemos matado unos 10 mil árabes en el alzamiento de este verano.

No podemos pensar en mantener semejante promedio: es un país pobre, escasamente poblado, pero Abd el Hamid** aplaudiría si viera lo que estamos haciendo. Nos dijeron que el alzamiento tenía motivos políticos, pero no nos dijeron qué es lo que quiere el pueblo. Puede que sea lo que el gabinete le prometió.

Un ministro de la Cámara de los Comunes dijo que si debemos tener tantos soldados es porque los nativos no se alistan en el ejército. El viernes el gobierno dio a conocer la muerte de algunos reclutas locales que defendían a sus oficiales británicos, y que el servicio de esos hombres no se ha reconocido lo suficiente porque son muy pocos (añadiendo ese toque característico bagdadí de que son hombres de mal carácter). Hay 70 mil reclutas, apenas la mitad de la fuerza turca de ocupación. Con oficiales aptos y una distribución adecuada, podrían relevar a la mitad de nuestro ejército allá. El conde de Cromer controló los seis millones de pobladores de Egipto con 5 mil soldados británicos; el coronel Wilson no puede controlar los 3 millones de Mesopotamia con 90 mil hombres.

No hemos llegado al límite de nuestros compromisos militares. Hace cuatro semanas el estado mayor en Mesopotamia escribió un memorándum en el que demanda cuatro divisiones más. Creo que iba dirigido a la Oficina de Guerra, la cual ahora ha transferido tres brigadas desde India. Si ya no es posible quitar más hombres a la frontera noroeste, ¿de dónde va a venir el equilibrio? En tanto, nuestros infortunados soldados, indios y británicos, se encuentran haciendo labores de policía en una zona inmensa, bajo inclementes condiciones de clima y aprovisionamiento, pagando a diario un alto precio en vidas por la política deliberadamente errónea de la administración civil en Bagdad. El general Dyer fue relevado del mando en India por un error mucho más pequeño, pero la responsabilidad en este caso no es del ejército, el cual ha actuado sólo a solicitud de las autoridades civiles. La Oficina de Guerra ha hecho todos los esfuerzos por reducir nuestras fuerzas, pero la decisión del gabinete ha ido en su contra.

El gobierno en Bagdad ha estado colgando árabes en esa ciudad por delitos políticos, a los que llama rebelión. Los árabes no están en guerra con nosotros. ¿Con estas ejecuciones ilegales se busca provocar a los árabes para que tomen represalias con los 300 británicos que tienen prisioneros? Y si es así, ¿es para que su castigo sea más severo, o para convencer a otros soldados de que combatan hasta lo último? Decimos que nuestra intención en Mesopotamia es impulsar su desarrollo para beneficio del mundo. Todos los expertos afirman que la oferta de mano de obra es el factor dominante en su desarrollo. ¿En qué medida la matanza de 10 mil pobladores de aldeas y ciudades afectará la producción de trigo, algodón y petróleo? ¿Cuánto tiempo más permitiremos que millones de libras, miles de soldados imperiales, y decenas de miles de árabes sean sacrificados por una administración colonial que no puede beneficiar a nadie más que a sus integrantes? * Sir Percy Cox iba a volver a Mesopotamia en 1920 como alto comisionado para formar un gobierno provisional.

** Sultán que gobernó Turquía en 1909-1910.

Traducción: Jorge Anaya