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Sorpresas políticas en India
Txente Rekondo
Parece una epidemia, últimamente la mayoría de los pronósticos electorales
que emiten buena parte de los analistas acaban en sonoros fracasos. El reciente
caso de India es uno más en la larga lista.
Al ya de por sí complejo escenario indio se le acaba de añadir los resultados
electorales y la nominación de primer ministro del país. Y en ambos casos, la
sorpresa ha estado presente.
Los resultados electorales han traído consigo un nuevo parlamento, formado por
el hasta ahora mayoritario Bharatiya Janata Party (BJP) y sus aliados en la
Alianza Democrática Nacional (con 185 diputados); el gran vencedor, el Congreso
Nacional Indio y sus aliados (217); diversos partidos comunistas (59) y
finalmente una larga lista de partidos religiosos, regionalistas y laicos,
generalmente ligados a la figura carismática de algún líder local, que suman los
80 restantes.
Ahí tenemos la primera de las sorpresas, fruto de la probable alianza del
Congreso Indio y las fuerzas de izquierda, el cargo de primer ministro recaerá
en algún miembro del primero, derrotando al gran favorito hasta las vísperas
electorales, el BJP.
Sin embargo, aún asumiendo que el gran derrotado ha sido este partido hinduista,
es demasiado apresurado señalar a su rival como el gran vencedor. Tal vez haya
que hablar de un voto anti BJP como una de las claves para entender esa
situación. Durante la campaña los dirigentes de éste se han esforzado en vender
los buenos resultados económicos que habían logrado durante su mandato, lo que
al mismo tiempo supone poner sus esperanzas en las clases medias urbanas. Por
eso, la mayoría de la población rural y las capas más pobres y desempleadas de
las ciudades han querido castigar con su voto ese "olvido" de sus realidades.
La política exterior del BJP estos años también podía apuntar hacia unos buenos
resultados, pero la clave una vez más ha estado en los asuntos domésticos del
gigante indio. Los fracasos electorales de sus aliados regionalistas son otra
contribución para explicar la derrota que ha sufrido.
Otra sorpresa
Tras la victoria del Congreso Indio, todos los ojos miraban a la líder del
mismo, Sonia Gandhi, como la mujer que asumiría el cargo de primer ministro. No
obstante, ésta nos tenía reservada otra sorpresa. Renunciando a ese cargo ha
logrado realizar una maniobra política que en el futuro puede traerle
importantes beneficios.
Varios factores han podido influir en esa dirección. Primero, no va a ser
sencillo dirigir una coalición tan heterogénea, y mucho menos con el apoyo
parlamentario de los comunistas. Cumplir con las agendas de todos ellos no va a
ser posible siempre, y cada derrota parlamentaria puede ser oxígeno para la
oposición. En segundo lugar, con esta medida puede haber ganad más peso entre
buena parte de la población india, la virtud del espíritu del sacrificio es una
de las más apreciadas por la opinión pública del país.
El tercer factor ha sido neutralizar la campaña del BJP, centrada en sus
orígenes italianos, algo que rechazaba las fuerzas nacionalistas más
conservadoras, que querían hacer bandera de ello en su campaña contra ella. Y
finalmente, ha abierto el camino a sus dos hijos, Rahul y Priyanka, que ya
siguen los pasos políticos de la familia, evitándoles el desgaste añadido que
podría haber supuesto su mandato.
Además no conviene olvidar que esta mujer, con una talla política en aumento,
podrá seguir dirigiendo los destinos del país y de su partido desde una posición
más discreta, ajena a los problemas que se generan por mantenerse en primera
línea.
Los retos
La coalición gobernante se anuncia como de centro izquierda, y los problemas van
a estar a la orden del día. Si el nuevo primer ministro sigue con las reformas
económicas (privatización de empresas estatales rentables, de las líneas aéreas,
vendiendo intereses de los bancos estatales o desrregulando la industria
petrolera) los aplausos de los mercados financieros locales y de los inversores
extranjeros se oirán por todo el país, pero probablemente todo ello no haga sino
enfurecer a sus aliados comunistas, opuestos a ese tipo de medidas.
Y algo parecido puede sucederle en política exterior. El relativo acercamiento
con Pakistán puede seguir cimentándose con los nuevos dirigentes, a pesar de que
se necesitará cierto tiempo para retomar la sintonía que había surgido con los
anteriores protagonistas. Un punto más delicado puede ser la línea de
acercamiento con Estados Unidos e Israel iniciada por el BJP, esta política
también es rechazada por los comunistas, y su apoyo al nuevo gobierno, vital
para éste, puede quedar condicionado en ese ámbito.
El papel del "elegido", Manmohan Singh no va a ser fácil, y menos aún a tenor de
lo señalado por la propia Sonia Gandhi, quien ha afirmado que "hemos ganado la
batalla, la guerra no ha hecho sino comenzar". India, en el contexto de su
complejidad, nos seguirá aportando nuevas sorpresas en el futuro.
TXENTE REKONDO.- Gabinete Vasco de Análisis Internacional.- GAIN