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Medio Oriente - Asia - Africa

5 de febrero del 2004

Nablus: Los soldados israelíes dicen que fue antiterrorismo, pero los testigos describen un asesinato a sangre fría

Conal Urquhart
The Observer
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

El ejército israelí se encuentra bajo creciente presión para explicar una serie de muertes de palestinos en una operación de tres semanas en la ciudad cisjordana de Nablus. Según testigos y la evidencia médica, por lo menos dos de las 19 muertes durante la operación tienen las características de ejecuciones.

La operación fue lanzada el 16 de diciembre para averiguar el paradero de Naif Sharekh, que el ejército dice fue responsable del movimiento de atacantes suicidas de Nablus a Israel. El representante de la ONU en la ciudad la describió como "una de las mayores operaciones militares en Nablus desde que la Operación Escudo Defensivo comenzó en abril de 2002".

Antes de reducir su presencia el 6 de enero, el ejército había matado a cuatro hombres armados y a 16 civiles desarmados, incluyendo a seis niños.

Un grupo de derechos humanos israelí y uno palestino están investigando los asesinatos y quieren que el ejército lance su propia investigación, pero éste se muestra reticente.

Después de la muerte a tiros del estudiante británico Tom Hurndall, de 21 años, el año pasado, el ejército israelí insistió que sus soldados habían matado a un terrorista armado. Seis meses más tarde, después de inmensa presión de la familia Hurndall, el ejército acusó a uno de sus soldados de cuasidelito de homicidio.

Ala Dawaya, 21 años, iba en camino a su trabajo de panadero cuando fue matado por soldados israelíes en la ciudad vieja de Nablus el 18 de diciembre. Llamaron una ambulancia y el conductor Adnan Soso llegó al lugar y vio al hombre herido sentado derecho y aún vivo a unos pocos metros de un jeep del ejército.

"Me llamaron cerca de las 3 de la mañana a un área conocida como el mercado de cebollas", dijo. "Llegué dentro de unos tres minutos y vi a un hombre herido apoyado contra un muro a unos metros de un jeep israelí."

Echó marcha atrás hasta el final de la calle, desde donde podía seguir viendo al hombre herido y al jeep. "Entonces comenzaron a dispararle desde el jeep. Cada vez que disparaban, el cuerpo se movía, esperaban, y le disparaban de nuevo, a veces dos veces. Le dispararon unas diez veces en el lapso de varios minutos", dijo.

Al fin, terminaron los tiros y el jeep permitió que la ambulancia se acercara. "El hombre estaba muerto y sus dos globos oculares colgaban fuera de las órbitas. Miré lo que tenía en la bolsa negra de plástico a su lado. Pantalones, zapatos y un overol, cubiertos de harina. Lo pusimos en una camilla y lo llevamos a la ambulancia".

"Mientras nos preparábamos a partir, se nos acercó el jeep. El soldado dijo: "żEstá muerto? Después preguntó qué había en la bolsa, y se lo mostré. Pidió la tarjeta de identidad del muerto y habló unos pocos minutos por radio. Después nos dijo que no lleváramos el cuerpo."

La ambulancia llevó el cuerpo al Hospital Rafidia donde fue examinado por el doctor Samir Abu Zarour. Aunque no está entrenado para la realización de autopsias, es lo más cercano a un experto en Nablus, después de examinar a 250 víctimas de tiroteos en los últimos tres años.

"Le habían disparado entre ocho y diez veces, incluyendo dos veces en la cara y una en los testículos, y tenía una serie de heridas de fragmentación en sus piernas", dijo.

El portavoz del ejército dijo que Nablus estaba bajo toque de queda cuando sucedieron los disparos a fin de separar a civiles de terroristas.

"Los soldados identificaron a un terrorista que estaba colocando un artefacto explosivo en la ruta. Le dispararon y cuando examinaron la bolsa, contenía material explosivo, tal como lo sospechaban. Después descubrieron que era miembro del Yihád Islámico". El portavoz negó que los soldados le hayan disparado varias veces.

El 7 de enero, como parte de la misma operación, una gran cantidad de soldados entró al vecindario de al Makhsia cerca de las 3 de la mañana, rodeó la casa de la familia Qassas y les ordenó que se fueran, según Mofida Qassas. "Mi padre, mi tío, mi tía y yo tuvimos que partir, pero mantuvieron a mis cuatro hermanos en el interior. La última vez que vi a Abdul estaba atando los cordones de sus zapatos, rodeado de soldados israelíes", dijo.

Abdul Qassas, 25 años, había vuelto a Nablus de Arabia Saudí hace dos años, después de aprender a fabricar cortinas en el negocio de un pariente. A sus tres hermanos se los llevaron los israelíes. Uno sigue en la cárcel, pero los otros fueron liberados. Los soldados registraron la casa, tiroteando algunas habitaciones y afuera comenzó una prolongada balacera. Los testigos no pudieron decir lo que sucedió porque tuvieron que mantener las cabezas bajas. Qassas fue llevado al jardín de al lado, donde lo interrogaron. Nadie sabe lo que pasó con él.

Amra Sadija, secretaria del Ministerio de Educación palestino dijo: "La balacera continuó durante horas. Entre las 5 y las 6 de la mañana, oí a un hombre gritando. Repetía todo el tiempo: "Juro por Dios que no sé quién es". Su voz era tan elevada que no pude reconocer de quién se trataba. No pude saber qué le sucedió porque aún estaban tiroteando por todas partes. Finalmente, todo se silenció. Como a las 5 de la mañana, escuché movimientos y a las 6.30 los soldados se fueron".

Vecinos encontraron el cuerpo de Qassas a unos metros de su casa. Lo llevaron al hospital Rafidia donde el doctor Zarour. "Me llamaron a las 6.45 AM y llegué al hospital a las 7. Sus tiros habían alcanzado a Abdul Qassas dos veces, una vez la bala pasó por el labio superior y salió por el medio de la espalda", dijo.

La trayectoria de la bala sugiere que la víctima estaba arrodillada cuando le dispararon, dijo Zarour y el tamaño de las heridas sugiere que le dispararon desde entre tres y cinco metros.

El portavoz del ejército dijo que los soldados vieron a Qassas escondido y temieron que fuera un francotirador. "Comenzaron un procedimiento de arresto, gritándole en árabe y en hebreo. Hicieron disparos de advertencia. Luego, por temor de que estuviera a punto de disparar, le dispararon. Descubrieron que estaba desarmado, pero los soldados vieron después que era un hombre buscado".

Su familia no sabe por qué le dispararon a Abdul, pero es posible que los soldados sospecharan que estuviera protegiendo a un hombre cuyo cuerpo fue encontrado en el mismo jardín esa mañana: Ibrahim Atawi, 32 años, era una persona importante en la Brigada de los Mártires de al-Aqsa en Nablus.

No es evidente que haya estado involucrado en el tiroteo o cómo murió. Zarour dijo: "Su cuerpo quedó totalmente acribillado. Conté 15 heridas de bala de diferentes calibres y podría haber habido más. Tres balas fueron disparadas directamente sobre su nariz. Su rodilla derecha había sido totalmente despedazada. Pienso que fue con una roca porque las heridas se veían como si hubiera un efecto de machaqueo. Sus pantalones también estaban desgarrados alrededor de la rodilla y había restos de césped sobre su piel y en su carne".

Su brazo izquierdo había sido cortado dos veces con un cuchillo y había lo que parecía ser mordiscos de perro sobre su brazo y alrededor de sus testículos. "No tengo la pericia necesaria para decir si las heridas fueron infligidas antes o después de los tiros", dijo.

El portavoz militar dijo que Atawi se acercó a los soldados con una pistola. "Le tiraron antes de que él pudiera dispararles. Más tarde establecieron que la pistola estaba cargada". Negó que Atawi haya tenido las heridas mencionadas por el doctor.

La gran cantidad de muertes en Nablus durante Navidad y su naturaleza brutal han sido generalmente ignoradas por los grupos de derechos humanos y los medios porque Nablus está aislada, pero lentamente la gente comienza a prestarle atención.

Noam Hossfatter, portavoz de B'tselem, un grupo de derechos humanos israelí, dijo que estaban examinando la muerte de Qassas para presionar por una investigación del ejército: "Por el momento no hay testigos oculares, así que no podemos decir que haya habido una ejecución, pero si alguien estaba detenido y luego se le encuentra muerto, sugeriría que sucedió algo muy poco usual".

Bassem Eid, director del Grupo Palestino de Control de los Derechos Humanos, dijo que esperaba que el abogado de su organización escribiría al fiscal general israelí pidiéndole que investigue.

http://observer.guardian.co.uk/international/story/0,6903,1136426,00.html
1 de febrero de 2004