Medio Oriente - Asia - Africa
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Israel y el silencio de Guatemala
Marco Vinicio Mejía
Juan José Arévalo afirma en 'Despacho Presidencial' que fue el único
Presidente latinoamericano en ofrecer el voto afirmativo para crear el Estado de
Israel, antes de las sesiones en Naciones Unidas (NU), en mayo de 1948.
La defensa del voto de Guatemala en Nueva York se confió a Jorge García
Granados, quien integró en 1947 la Comisión designada por NU para recorrer
territorio palestino y que en agosto de ese año presentó la propuesta conocida
como "partición de Palestina". El representante guatemalteco respaldó la
división, la cual era aceptada por los israelíes pero rechazada por los árabes.
Durante las sesiones de 1948, las NU sometieron a la votación individual de los
Estados si se admitía o rehusaba la referida "partición". El 14 de mayo, Estados
Unidos manifestó su aprobación. La delegación guatemalteca "se apresuró" a
cumplir con compromiso asumido por Arévalo, acto al que se sumó el asentimiento
de Uruguay. Esos "dos votos latinoamericanos sirvieron de estímulo a los
gobiernos indecisos, y los votos favorables a la 'partición' fueron sumándose.
El Estado de Israel quedaba por fin aprobado por las Naciones Unidas." (1998:
328.)
Israel debe su existencia como Estado a una votación de Naciones Unidas, pero
este 9 de julio hizo caso omiso del principal órgano judicial del organismo
mundial, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, la cual declaró
que es "ilegal" el muro construido por Israel para separar a los palestinos en
Cisjordania. El dictamen determinó que las normas del derecho internacional han
sido violadas con esa muralla, pues limita la libertad de locomoción y restringe
los derechos al trabajo, la salud, la educación y al bienestar del pueblo
palestino.
El gobierno hebreo ha declarado que no acatará la resolución. La CIJ determinó
que el muro constituye una "anexión de hecho" de territorios palestinos
ocupados, por lo que solicitó a Tel Aviv derribar la parte de la muralla
edificada en Jerusalén del Este, cesar la obra, pagar indemnizaciones a la
población afectada y devolver las tierras confiscadas. La Corte hizo un llamado
a la Asamblea General y al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para adoptar
las medidas necesarias que pongan fin a la "situación ilegal" creada por la
ignominiosa construcción.
La resolución del supremo tribunal internacional refrenda las denuncias
formuladas en todo el planeta acerca de las graves violaciones perpetradas por
el régimen de Ariel Sharon contra civiles en Cisjordania, en nombre de la
seguridad de Israel. La Corte desechó las justificaciones de Sharon para erigir
el muro; en cambio, reconoció que esa construcción, junto con otras medidas, han
impedido al pueblo palestino ejercer su autodeterminación.
La sentencia de la CIJ sólo recibió el voto en contra del representante
estadounidense en la Corte. Las posiciones de Tel Aviv y Washington quedaron
aisladas en el ámbito internacional y sobrepasadas por el reconocimiento de la
ilegalidad de las políticas del gobierno israelí, las cuales arrojan un saldo
devastador en vidas humanas y destrucción material. El cerco tiene ahora una
longitud de 170 kilómetros, pero sus constructores pretenden que se extienda a
lo largo de 730 kilómetros, en los que quedará cercada una población de 800 mil
palestinos. Con el pretexto de proteger los asentamientos israelíes en la zona,
igualmente ilegales, Sharon pretende consumar el despojo de Jerusalén del Este y
de los territorios ocupados en Cisjordania en 1967 durante la Guerra de los Seis
Días.
En Gaza y Cisjordania se consuma un genocidio ante el cual la comunidad
internacional no debe permanecer inerte. Guatemala no puede ufanarse de que
contribuyó de manera significativa en la creación del Estado israelí si no exige
que las principales instancias de Naciones Unidas dejen de retrasar la toma de
decisiones que pongan fin a la ilegalidad de Tel Aviv y Washington en Medio
Oriente.
29 julio 2004