Medio Oriente - Asia - Africa
|
Explosión centro turístico egipcio
La violencia engendra violencia
Mohamed Elmasry
mediamonitors.net
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
La explosión del jueves por la noche que estremeció al hotel Milton en el
centro turístico egipcio Taba en el Mar Rojo mató a más de 30 personas e hirió a
más de 150, en su mayoría israelíes.
Fue para mí, otro acontecimiento conmovedor, como canadiense de origen egipcio,
y me trajo memorias.
Pero, primero, esta tragedia causó instantáneamente muerte, destrucción y
miseria a tanta gente y también afectará a millones de egipcios que viven de la
industria del turismo, en Sinaí y en todo Egipto cuando la principal temporada
turística está a punto de comenzar.
Nadie ha reivindicado la responsabilidad, pero un portavoz del gobierno egipcio
asoció las explosiones con las operaciones militares israelíes contra los
palestinos en la vecina Franja de Gaza, donde 84 palestinos han sido matados
recientemente.
Un portavoz palestino, sin embargo, declaró a la televisión al Yazira que
ninguna facción palestina fue responsable por la explosión.
Estuve en el mismo hotel hace dos años, gozando de las maravillas submarinas del
hermoso Mar Rojo y mirando hacia los tres países cercanos – Israel, Jordania y
Arabia Saudí.
El hotel es casi un edificio solitario en la península desértica de Sinaí,
frente al Mar Rojo. Es un sitio tranquilo por la noche, donde los turistas
descansan después de un día de submarinismo y buceo con esnórkel. La mayoría de
los turistas son israelíes, judíos y árabes. La tasa de cambio hace que el lugar
les sea muy atractivo.
Una noche inicié una conversación con un judío israelí: ¿Qué quieren ustedes,
judíos, de nosotros árabes y musulmanes?" Me dijo que continuara, sonriendo:
"Nosotros, los musulmanes, los protegimos a ustedes, judíos, cuando los
perseguían durante la Inquisición española y después de las persecuciones rusas.
¿Piensa que ahora, con la ayuda de EE.UU., ustedes pueden exterminar a los
palestinos, después a los árabes y luego a los musulmanes?"
La conversación no duró mucho.
Pero hace sólo dos semanas encontré a Uri Davis, un judío palestino, como se
auto-describe, mientras él se hallaba en una gira de conferencias en Canadá. El
profesor Davis es autor de libros sobre las políticas del apartheid israelíes.
Los medios dominantes en Canadá ignoraron por completo el mensaje de este hombre
extraordinario, porque no es aceptable para la elite de los judíos canadienses.
La respuesta de Davis a mi pregunta directa: "¿Qué es que los judíos quieren
realmente de los palestinos, y del resto de nosotros, árabes y musulmanes?" fue
concisa. Dijo que es la codicia lo que motiva a los sionistas a realizar su
política violenta hacia los palestinos.
Lo quieren todo – quieren la tierra y quieren la paz. Quieren ser los amos,
esclavizando a los palestinos. Esto, dijo, explica el muro del apartheid, los
asesinatos diarios de hombres, mujeres y niños palestinos por el ejército
israelí, y la legislación oculta del apartheid que apunta a un Israel dominado
por los judíos, con sólo los judíos como ciudadanos de primera clase.
Pero la violencia engendra violencia. Un palestino sin esperanzas para el
futuro, cuya casa y cuya vida han sido arrasadas, que ha sufrido la muerte de
uno o más de sus seres queridos, es una bomba de tiempo humana. No tiene nada
más que perder.
Los judíos israelíes pasan más de un 10% de su vida adulta sirviendo en el
ejército del pueblo judío israelí subyugando a civiles palestinos y arrasando
sus casas en Gaza y Cisjordania ocupadas. Durante esas numerosas operaciones
militares bajo el pretexto de "erradicar a los terroristas" los soldados
israelíes se han convertido en máquinas de matar – para defender a judíos que
viven en asentamientos ilegales sólo para judíos en las tierras palestinas
ocupadas.
Pero el día llegará en el que la sangre de un palestino valga lo mismo que la
sangre de un judío. El día llegará en el que los gritos de una madre palestina
que sufre por su hijo perdido sean escuchados con la misma fuerza y claridad
como los de una madre judía que ha perdido a un hijo.
El día llegará en el que los medios occidentales traten con el mismo valor
periodístico el asesinato de niños palestinos durante tantos días de terror como
las muertes de la misma cantidad de niños judíos en un instante de terror.
El día llegará en el que los políticos occidentales, sobre todo los
estadounidenses, comprendan quiénes son los agresores y quiénes son las víctimas
en este conflicto y dejen de creer que Israel no puede hacer algo malo.
Y el día llegará en el que los judíos por doquier vuelvan a su convicción de
principios del siglo XIX de que la agresiva ideología sionista no es buena para
ningún judío.
Sólo entonces la violencia dejará de engendrar violencia y sólo entonces llegará
la paz para judíos y palestinos por igual. Espero y rezo por que ese día llegue
pronto, o por lo menos que ocurra durante mi vida.
9 de octubre de 2004
by courtesy & © 2004 Mohamed Elmasry
http://world.mediamonitors.net/content/view/full/10367/