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Medio Oriente - Asia - Africa

23 de enero del 2004

Suecia, Israel, arte y asesinato

Rannie Amiri
YellowTimes
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Las exposiciones de arte que provocan polémicas son algo común en nuestros días, y provocan rara vez el escándalo que solían ocasionar. Lo que es poco común, sin embargo, es que sucedan brutales actos de vandalismo por parte de los visitantes, mucho menos cuando se trata de un alto representante diplomático. Pero así sucedió la semana pasada cuando el embajador israelí a Suecia, Zvi Mazel, destruyó personalmente una obra intitulada "Blanca nieves y la locura de la verdad" exhibida en el Museo Nacional de Antigüedades de Estocolmo.

El objeto, creado por el expatriado nacido en Israel, Dror Feiler, muestra un pequeño bote con el retrato de la atacante suicida palestina Hanadi Jaradat, flotando en un charco de agua roja que representa sangre. El embajador Mazel fue filmado en vídeo tirando abajo un foco y lanzándolo contra la muestra, que calificó de "antisemita" - a pesar de haber sido creada por un judío para llamar la atención sobre cómo "gente débil, solitaria puede ser capaz de cosas horribles". Mazel recibió el pleno apoyo y elogios del primer ministro israelí Ariel Sharon por sus acciones. Como era de esperar, esto causó un ligero distanciamiento entre Israel y Suecia, e Israel ha amenazado con boicotear el próximo Foro Internacional por la Prevención del Genocidio que se realizará en Estocolmo si no se eliminaba por el completo el objeto.

Lo más irónico de todo el asunto, y que demuestra que las protestas ante el gobierno sueco del diplomático israelí estén bastante fuera de lugar, es la participación directa de un antiguo primer ministro israelí en el asesinato de un diplomático sueco.

El conde Folke Bernadotte, de cincuenta y cuatro años, sobrino del rey Gustavo V de Suecia, fue nombrado en 1948 como mediador en Palestina por la Asamblea General de Naciones Unidas en la capacidad de representante oficial. Se le asignó de inmediato la difícil tarea de negociar una tregua entre los estados árabes y el recién creado estado de Israel, después del estallido de hostilidades en la región causadas por la partición de Palestina.

Bernadotte tuvo éxito en la implementación de una fugaz tregua de 30 días entre las partes, pero terminó por llegar a la conclusión de que el plan de partición de la ONU tal como había sido acordado no era ni práctico ni sostenible. En su lugar, propugnó que se establecieran fronteras similares a las que existían antes de la partición, y alentó el retiro de las fuerzas israelíes del desierto del Negev y de Jerusalén, que consideró debían estar bajo control jordano. También criticó la conducta agresiva de los soldados israelíes en Jerusalén.

Una solución pacífica, sin embargo, no formaba parte de los planes de los fundadores sionistas de Israel, que trataban de expandir las fronteras de su estado lo más lejos posible, y establecer un control total no sólo de Jerusalén, sino de toda Palestina. Una de esas organizaciones sionistas, creada inicialmente para combatir el mandato británico de Palestina, se llamaba LEHI (Lohamei Herut Israel - combatientes por la libertad de Israel), también conocida como la banda Stern. Correspondía a todos los criterios actuales para ser calificada de organización terrorista; la LEHI/banda Stern logró que Bernadotte fracasara en su intento de resolver el conflicto árabe-israelí, asesinándolo brutalmente el 17 de septiembre de 1948.

Este asesinato fue organizado ni más ni menos que por un cierto Yitzhak Shamir, que más tarde llegó a ser primer ministro de Israel en 1983. Aunque fue ampliamente implicado por estar directamente involucrado, jamás fue procesado por su crimen y una el gobierno israelí jamás realizó seriamente la exhaustiva investigación. Fue, por lo tanto, la primera de las numerosas ofensas de Israel contra Naciones Unidas, al no aprehender a Shamir, cometida poco después de su creación, y un presagio del desdeño general que Israel mostraría más adelante hacia el organismo internacional y sus funcionarios.

Es interesante señalar que Bernadotte fue jefe de la Cruz Roja Sueca durante la Segunda Guerra Mundial, y que consta que su trabajo a través de la Cruz Roja Internacional salvó 20.000 vidas de los campos de concentración nazis, algo que aparentemente fue irrelevante para Shamir cuando se trató de asegurar el fin de los esfuerzos diplomáticos en Palestina.

Hay que tener bien presente esta historia cuando se considera el contexto de la amenaza de Israel de boicotear la conferencia sobre el genocidio, y su acusación de que Suecia es demasiado pro-árabe y anti-semita (una relación preferida en la argumentación de Israel).

Por su parte, los suecos deberían exigir que el embajador Mazel pague una multa por su infantil acto de vandalismo y después debieran expulsarlo del país. No expulsarlo por su crimen, sino en señal de protesta hasta que Israel extradite a Yitzhak Shamir, sea al gobierno sueco o a La Haya, por el asesinato del conde Folke Bernadotte.

Esto, por supuesto, jamás ocurrirá. En su lugar, la foto de Hanadi Jaradat flotando en el charco de sangre debería ser reemplazada por la de Yitzhak Shamir. Sería una representación adecuada de la sangre que derramó en el asesinato del conde Folke Bernadotte, y de la sangre de todas las vidas árabes e israelíes que se perdieron posteriormente como resultado de la paz que murió con él. Sin duda, un tributo adecuado a alguien que salvó miles de vida y trató de salvar miles más.

22 de enero de 2004
[Rannie Amiri es un observador, comentarista, y presentador de temas relacionados con los mundos árabe e islámico.] Rannie Amiri apreciaría sus comentarios:

rbamiri@yahoo.com