Latinoamérica
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La credibilidad de James Petras en cuestión
Carlos Santiago
La República
James Petras es un autor interesante. Tiene la facilidad de exponer sobre la
base de un esquema ideológico incambiado que aplica rígidamente a cada ocasión.
Sus posiciones, otrora progresistas, hoy aparecen como elementos ditorsionantes
a las que únicamente se suman los sectores de alguna "ultra" izquierda radical,
cuya prédica coincide en los hechos, muchas veces, con los intereses de la
derecha reaccionaria.
No estamos tratando de cuestionar a Petras por razones subalternas, porque le
reconocemos toda una trayectoria, la de ser una voz válida en la denuncia del
imperialismo, en defensa de los pueblos que tratan de sacudirse el oprobio de la
agresión de las corporaciones del capitalismo. Sus trabajos, debemos
reconocerlo, han servido para desenmascarar las peores facetas de un régimen que
siempre ha sido el modelo a implantar, luego que otras avanzadas, incluso
militares, dejaran "la tierra abonada" para la experiencia neoliberal.
La historia es rica en estas operaciones del gobierno de los EEUU que, al sur
del continente latinoamericano, ha cobrado miles de víctimas, de las que el
propio Petras ha escrito. Los uruguayos en general y la izquierda en particular,
fueron el centro de una agresión infrecuente por su virulencia durante la
dictadura militar. Las víctimas son incontables. Una tierra en que se torturó y
se asesinó en nombre de los valores de un occidente cristiano, utilizándose como
manual de tareas la llamada "Doctrina de la Seguridad Nacional".
Una izquierda, la uruguaya, que viene batallando desde hace más de un siglo,
cuando aparecieran los primeros grupos de anarquistas, luego con la fundación
del Partido Socialista y, posteriormente, del Partido Comunista. Un trabajo
reivindicativo incesante y continuo, con una aspiración finalista: la conquista
del gobierno para desde el poder concretar una política que sirva para
profundizar y consolidar la democracia, tomado este término en el mejor y más
revolucionario de los sentidos.
Esa izquierda fue la que, poco tiempo antes del proceso que llevó al golpe de
Estado, fundó el Frente Amplio, organismo político articulador, que por supuesto
se encuentra en el centro de la actual alternativa electoral que,
indefectiblemente, llevará al doctor Tabaré Vázquez a la presidencia de la
República, que es un militante socialista, que intentará desde la presidencia de
la República, junto a todos los sectores de la izquierda, concretar una política
progresista destinada a multiplicar los panes y los peces con el fin de que los
uruguayos, en su conjunto, podamos construir una sociedad más justa y solidaria.
Por todo ello, por la posibilidad que tiene el Uruguay de tener un gobierno
progresista luego de las elecciones nacionales que se realizarán el próximo
domingo 31 de octubre, es que debo discrepar frontalmente con el profesor
Petras, que no tiene derecho alguno de cuestionar al candidato de toda la
izquierda uruguaya, calificándolo de "servil" con el imperio y que, según la
liviana opinión del comentarista, "ha declarado obediencia a los banqueros, al
FMI y al presidente George Bush".
¿Cómo es posible tamaña afirmación? ¿Por qué el profesor Petras calificó de
manera tan dura al doctor Vázquez? ¿Es que no conoce que la candidatura de
Vázquez es apoyada por toda la izquierda, la que tiene credenciales suficientes
para probar su antiimperialismo, para que no se cuestionen sus intenciones
encaminadas a la felicidad del pueblo uruguayo? Izquierda que, como lo decimos
párrafos antes, ha pagado con mártires su lucha inclaudicable para que este
pequeño país, de algo más de tres millones de habitantes, se convierta en la
tierra prometida, a la que emigraron de manera aluvional, durante el siglo
pasado, todos aquellos que no tenían lugar en la vieja Europa.
¿Por qué este profesor --opinólogo de profesión-- no consultó a cualquier
integrante de la izquierda uruguaya, desde los socialistas a los comunistas, a
quienes antes fueron guerrilleros y hoy son integrantes del Movimiento de
Participación Popular, una de las fuerzas mayores del llamado Encuentro
Progresista-Frente Amplio, organización multipartidaria que apoyará en las
elecciones de octubre a Tabaré Vázquez? Un presidente que llegará al gobierno
con planes resueltos en la misma organización, que discute en base a mecanismos
crecientemente democráticos, todas sus políticas. ¿Por qué Petras, antes de
juzgar las acciones políticas del candidato, no consultó a cualquier integrante
de la izquierda? ¿Por qué su visión es tan estrecha, sectaria, sin resquicios
para la duda?
Sus declaraciones son una sentencia. Como un Catón moderno, apunta y fuego, sin
importarle para nada la opinión de la gente, de toda aquella que tiene
suficientes credenciales ganadas en las luchas políticas y sociales, la que
apoya y ha vehiculizado la candidatura de Vázquez y, toda aquella otra, con un
compromiso menor, pero coincidente en la necesidad de mejorar el futuro del país
(un 51%, del total de los habilitados para votar, según las últimas mediciones
de opinión pública), que seguramente apoye a Vázquez el 31 de octubre.
Por supuesto, los uruguayos no necesitamos un "certificado de aprobación" del
profesor Petras, que puede decir cuanto le plazca, derecho por el cual peleo y
pelearé toda mi vida.
Por algo los uruguayos hemos luchado de manera tan intransigente por la libertad
de expresión. Sin embargo, cuando se habla de manera ligera, sin consultar a
nadie, ni entender las realidades de un país como Uruguay, se está mancillando
su propia credibilidad.
Y James Petras lo ha hecho.