Latinoamérica
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Monseñor Luna contra el país del agua tibia
"Ecuador se ha dejado esclavizar por Estados Unidos"
David Guzmán
Quincenario Tintají
"A monseñor lo busca siempre mucha gente", dice una Hermana que lleva
veinte años en la Catedral de Cuenca y que inscribe a los niños y niñas para que
hagan la primera comunión. Maestro universitario, escritor, religioso, defensor
de las causas sociales, Monseñor Luis Alberto Luna Tobar es por sobre todo
pastor de su pueblo: son los hombres y mujeres sencillos/as, los pobres quienes
más lo buscan. Con su palabra y sus actos, desde la ética va iluminando
conciencias y miradas. Pero sobre todo va haciendo pensar y aveces llorar, que
es otra forma de pensar. Todavía se escuchan las palabras pronunciadas el 17 de
agosto en la misa realizada en la Iglesia Santa Teresita de Quito por el
fallecimiento de la Hermana Laura Glyn de la Comisión Ecuménica de Derechos
Humanos (CEDHU), cuando gran parte de los presentes dejó escapar alguna lágrima.
Desde el Austro, su voz llega a todos los rincones y dice que a la Iglesia le
falta vincularse más con la realidad del país, que la violencia es una reacción
a la injusticia, que hoy el poder está en la mediocridad, que vivimos un momento
de genios sin fundamento, que a George W. Bush le ha tocado aceptar la
"canonización" de Hugo Chávez a regañadientes, que la sociedad ecuatoriana se
conforma con el triunfo barato y que Ecuador se ha dejado esclavizar por Estados
Unidos. De Luna Tobar se podría decir lo que él dijo de Monseñor Leonidas
Proaño, cuando señaló que hasta éste "llegaban creyentes de todos los horizontes
humanos y personas de todos los orígenes, necesitadas de aliento, llegadas de
las situaciones más difíciles y desconcertantes" Unos minutos antes de la misa
Tintají conversó con él en la sacristía de la Catedral de Cuenca.
- ¿Cómo se relaciona la Iglesia católica con la sociedad ecuatoriana en la
actualidad? - Nos hace falta entrar más en la realidad ecuatoriana. Existe una
teoría que propicia una relación muy cómoda con la realidad y que hace que la
forma de examinar la realidad sea muy equivocada. Aparte de una actitud social
profunda para con la sociedad lo que falta y lo fundamental es la relación de
nosotros con la gente que compone el Ecuador. A los ojos de la iglesia se cree
que lo único que existe es una desorganización social. Esta idea sirve para
interpretar la violencia y la migración como fórmula individual y no como un
fenómeno social. La violencia se ha convertido en forma de convivencia social y,
lejos de ser una actitud individual, la violencia es una reacción a la
injusticia.
.- Dentro de esa realidad, ¿cómo ve la situación política del país? - En estos
días se ha utilizado muchísimo una frase que sirve tanto para la defensa como
para el ataque en relación con lo que acontece políticamente en el país:
"Estamos viviendo una época en la que el poder está en la mediocridad" Para
llegar a la aspiración máxima de muchos seres humanos, que es el poder, hay que
ser mediocre. Porque si eres capaz en cualquier sentido, intelectual, si estas
lleno de ti mismo en las decisiones que tomas o si estas lleno de preparación
para tomar otras nuevas decisiones, tienes que saber que en el medio ecuatoriano
lo decisivo y lo terminante no prospera, lo único que prospera es lo mediocre.
Lo mediocre: el agua tibia, los términos medios, la gente sin mayor base, sin
mayor aspiración, la gente acostumbrada a ser excluida y que vive en una especie
de conformismo o de conformidad que le permita no sentirse tan infeliz como de
hecho los seres humanos que están alrededor le hacen sentir.
- ¿A qué obedece este estado de mediocridad? - En primer lugar existe una
generación muy violenta y muy imperante de genios sin fundamento. No hay un
sentido crítico en el país en ninguno de los órdenes de la realización humana:
ni en el social, ni en el político, ni en el religioso, ni en el industrial, ni
en el comercial. No hay una crítica objetiva, real, de los valores de quienes
hacemos esta sociedad. Nos contentamos con el triunfo barato, con el instante
plácido, con el momento conveniente y nada más.
- ¿Ha tenido alguna influencia en esto la caricatura de democracia en que
vivimos, como diría José Saramago? - No tiene una directa relación, pero
indiscutiblemente una fácil democracia nos ha acostumbrado a una cierta
facilidad que determina este triunfo de la mediocridad que ha implantado el
imperio de lo fácil.
- ¿El partido de gobierno y el presidente son un ejemplo de esta mediocridad? -
Por desgracia sería mucho pedir que fueran representantes de la mediocridad. Son
más bien representantes de la infrarealidad humana, porque si pueden presumir de
cierta preparación, (como el mismo presidente presume, más de alguna vez lo
dijo: "Tengo siete grados"), no hilan lo que aprendieron en un grado con lo que
realizan y con lo que aprendieron en cualquier otro de sus grados. Hay una
impreparación total para todo. De ahí le viene esa facilidad de improvisación
con la cual cree que llena lo que debiera llenar como figura real en el país y
no es así. Su política es la del fogonazo que a cualquier grupo mediocre le
puede tranquilizar, y puede aplaudir. Pero hay gente que analiza a fondo lo que
el presidente dice y lo ve tan incongruente, tan poco sólido, tan sin fundamento
y tan sin porvenir, tan sin visión de futuro que es realmente triste y él sigue
y sigue y el país le deja que siga. El país ya está cansado de tomar decisiones
terminantes porque ha visto que ha fracasado y ha fracasado precisamente por
eso, por entregar el poder a la mediocridad para que siga gobernando.
- ¿Y el movimiento indígena también está cansado? - Desgraciadamente Antonio
Vargas, que al principio logró unir al indigenado del oriente, costa (que sí lo
hay) y sierra en una sola realidad, no logró mantener esa unidad. Vargas no
estaba preparado para eso. La oportunidad le dio la posibilidad de hacer eso
pero después no pudo continuar. Yo creo que los indígenas en el Ecuador han
demostrado muchas cosas buenas, muchos valores. Mayor preparación que la que se
creía que tenían. Los indígenas más tomados en cuenta por la prensa han
demostrado mucha más preparación que la de algunos PHD.
- ¿No cree que a algunos los sedujo el poder? - Puede ser que algunos hayan
vivido esa crisis y por sinceros y faltos de teatro la hayan manifestado. Pero
no todos. Acuérdese que los dos primeros ministros indígenas que hemos tenido
fueron formidables en su puesto, Luis Macas y Nina Pacari. Qué abismo entre
Pacari y el actual (Patricio) Zuquilanda. ¿Cuánto tiene Zuquilanda de Ministro
de Relaciones Exteriores? ¡Cuánto tuvo ella!
- Entonces, ¿pdríamos decir que el país no tiene política internacional? - No
hay integración con ningún país. Ecuador es un país solitario, y lo único que ha
demostrado es que cada vez puede dejarse esclavizar más por Estados Unidos. Eso
es lo único que ha hecho el país socialmente, es decir, venderse. En este
momento debemos integrarnos mucho más sólidamente con la comunidad
latinoamericana y asumir con personalidad propia una definición como nación.
- ¿Cuál es su opinión de lo que está ocurriendo en Venezuela? ¿Qué piensa de
Hugo Chávez? - La votación en el referéndum ha sido aplastantemente decidora de
lo que piensa y quiere el pueblo venezolano, en especial con respecto a Estados
Unidos que es al que más le ha costado aceptar los resultados. No exactamente
Estados Unidos sino el individuo que lo dirige. A Bush le ha tocado aceptar la
canonización de Chávez, un hombre que sabe lo que hace y que sirve a consignas
propias. ¿Qué significa Chávez en este instante para América Latina? Es un tipo
muy raro de militarismo tomando en cuenta lo que ha habido antes en el
continente.
- Durante su intervención en un acto de Participación Ciudadana usted depositó
en la urna un voto con la palabra Conciencia, ¿cuál es el sentido de esa palabra
en este momento? - Votar dándole el valor que se le debe dar al voto: definición
de la persona en la comunidad, eso es conciencia.
- En un editorial reciente usted al referirse a Jefferson Pérez hablaba del
saber. ¿Qué significa Jefferson Pérez? - Él representa el saber popular, con una
maestría extraordinaria, con una nobleza pura, muy pura, es auténtico. Lo que
hizo al correr los 50 kilómetros a pesar de no estar preparado para ello
demuestra que no quería huir y acobardarse diciendo yo sólo sirvo para el
triunfo. Ha dado una extraordinaria lección, no es que está aceptando la derrota
como línea de aspiración, está aceptando el sacrificio.
- ¿Qué aspira del saber popular? - Que nos transmita esa sabiduría que es
intuitiva al gobierno personal de cada uno, a la conciencia de cada uno y a la
atribución que tenemos, obligatoria, de hacer el bien común