Latinoamérica
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Stedile habla con la prensa extranjera
Movimiento Sin Tierra, una concepción de lucha y sociedad
Abel Sardiña
ATTAC Informativo
Después de 20 años peleando por la reforma agraria en Brasil, el Movimiento Sin
Tierra (MST), sin abandonar ese objetivo, tiene otras miras más amplias, unidas
a concepciones muy definidas sobre cómo encarar la lucha y el tipo de sociedad a
que aspira
De ello y mucho más habla con la prensa extranjera en Río de Janeiro, con pleno
dominio y sin rehuir ningún tema, su líder, Joao Pedro Stedile, un economista
graduado en la Pontificia Universidad Católica de Río Grande do Sul, procedente
de la Comisión Pastoral de la Tierra, dependiente de la Conferencia Nacional de
Obispos.
De entrada recomienda no prestar mucha atención como fuente a la gran prensa,
pues siete grandes grupos económicos deciden sobre el 85 por ciento de las
informaciones que reciben los brasileños, y explicó que en este país el debate
ideológico, más que en los partidos, se da en los medios, que tienen muchos
prejuicios contra el MST y otros movimientos sociales. Después dejó claro que el
MST no hace invasiones, sino ocupaciones, que no constituyen violación de la ley
cuando son masivas, sin el propósito de sacar provecho personal, sino para
obligar al gobierno a expropiar tierras que no cumplen una función social.
Seguidamente reconoció que la reforma agraria ya no es hoy una necesidad
económica para aumentar la producción, como lo fue en el pasado, sino una
cuestión política y social para enfrentar el desempleo y la miseria, distribuir
mejor la renta, producir para el consumo y atender otras muchas necesidades.
Puso como ejemplo que hoy existen 580 mil familias asentadas (otras 200 mil
están en campamentos esperando por la tierra) y ninguna pasa hambre, todos sus
integrantes tienen trabajo, poseen viviendas, aunque humildes, y sus hijos
tienen acceso a la escuela. 'Si en Brasil se resolvieran para todos esos cuatro
problemas, aunque sea con limitaciones, ya sería un éxito', dijo y puntualizó
que en el mediano plazo es necesario discutir un nuevo modelo de desarrollo para
este país, pues fracasó el de inspiración neoliberal que intentó reemplazar al
industrial dependiente que rigió durante años. Estimó que ese nuevo modelo debe
alcanzarse por consenso y pudiera basarse en el que defendió el Partido de los
Trabajadores antes de llegar al gobierno: producir principalmente para defender
las necesidades del pueblo, distribución de la renta y terminar con el superávit
primario del Producto Interno Bruto para pagar deuda e intereses.
En respuesta a una pregunta sobre la aparente similitud entre los objetivos que
señaló como fundamentales para el MST y los que reiteradamente plantea el
presidente Luiz Inacio Lula da Silva como su política hacia el agro, Stédile
entró en un imprescindible análisis del momento actual que vive Brasil.
'Nosotros hicimos una valoración de que la correlación de fuerzas se alteraría
con el actual gobierno, y eso ocurrió, y hoy está más fácil luchar por la
reforma agraria', dijo; y precisó que esa lucha continúa porque Lula está atado
por compromisos electorales con fuerzas que lo apoyaron y por la presencia en su
equipo de personas que defienden el neoliberalismo.
Apuntó que durante meses el MST insistió con el gobierno en la necesidad de
elaborar un Plan Nacional de Reforma Agraria, pero este no salía del papel
porque había una lucha interna y algunos querían mantener el mismo esquema de la
administración anterior, con sólo 80 mil familias asentadas en sus tierras en
cuatro años.
Se llegó en noviembre del pasado año al acuerdo de asentar 400 mil familias en
los tres años que le restaban al gobierno, y aunque esa no es la reforma agraria
a que aspira el MST, lo consideraron un avance pues en los 20 años anteriores
sólo se consiguió colocar en sus tierras a 580 mil familias. Tras reiterar que
el objetivo de ese movimiento es eliminar el latifundio, al que identifica como
su principal enemigo, dijo que la reforma agraria marcha lentamente no por falta
de voluntad política, sino porque el gobierno no cambió aún la política
económica, y en esta no cabe tal proyecto para el medio rural. Dijo que esa
política es concentradora de renta y volcada hacia la exportación y en favor de
los bancos, mientras nosotros queremos generar empleo, distribuir renta y
desarrollar el mercado interno. Por ello concluimos que tenemos que luchar junto
con los otros movimientos sociales por cambiar esa orientación económica.
Según agregó Stédile en su extensa respuesta, la reforma del agro se traba
porque el Estado brasileño no está estructurado para beneficiar al pobre. Hay
que cambiar esa estructura del Estado y eso lleva tiempo. Remarcó que del modo
que está la estructura estatal -y puso ejemplos de burocracia, de corrupción y
de intereses económicos engarzados en esta- ellos no van a cumplir la meta de
asentar 400 mil familias hasta finales del 2006.
Al definir inicialmente los objetivos del MST, Stédile dijo que el primero es
luchar contra la pobreza y la profunda desigualdad social en el medio rural, con
el gran latifundio identificado como enemigo principal. Agregó que a ese
objetivo inicial agregaron la democratización del crédito, pues comprobaron que
no basta con entregar la tierra si no se ofrece al pueblo acceso al
financiamiento.
Luego añadieron la democratización de la educación, tanto que aseguró que hoy
luchan más por tener escuelas que por la tierra y han firmado convenios de
colaboración con 42 universidades, y otro objetivo apuntó al acceso a la
tecnología agrícola apropiada para la agricultura familiar.
Stédile reafirmó en más de una oportunidad que la lucha emprendida hace 20 años
por el MST continuará, porque la reforma agraria está muy lenta y si no
presionamos, por más que Lula sea nuestro amigo, ella no saldrá del papel.
Agosto 2004