Latinoamérica
|
Nueva Ley de Hidrocarburos o "seguir mareando la perdiz"
Marwan Tahbub
Grupo Pares
¿Cuántos ministros tuvieron que acabar mal con este asunto de los
energéticos? ¿Cuántos proyectos de ley fallidos del mismo Ejecutivo nacional?
¿Cuántos reclamos de los sectores populares respecto a sus intereses amenazados
y mermados por tanta manipulación, han de golpear sordas paredes o evaporarse
como un eco perdido en medio de un sórdido desierto? ¿Hasta cuando va a durar
este divorcio total y absoluto entre el discurso político y politiquero del
ejecutivo nacional y los hechos del mismo ejecutivo? ¿Cuántas víctimas más han
de pagar los bolivianos para defender sus intereses frente a los atropellos de
su mismo gobierno?
Es más ¿se puede obrar, habiendo mediado un febrero y un octubre negros y un
referéndum, tal y como hace el actual ejecutivo nacional, con mala fe tan
explicita por encima del camuflaje politiquero? Veamos; Cuando se hace el
referéndum con sus cinco preguntas, se recurre, como es lógico, a la
terminología en uso en el ordenamiento jurídico boliviano. De acuerdo con la ley
vigente en este momento, la ley 1869 se define el término, boca de pozo, del
siguiente modo; "Artículo 8: Boca de Pozo.- El lugar donde son medidos el
petróleo, gas natural, gas licuado de petróleo y demás hidrocarburos resultantes
de la explotación en el campo, después que los mismos hayan sido adecuados para
ser transportados." Ahora bien, en el actual proyecto de ley, la definición
cambia; "Artículo 118: Boca de Pozo.- Es el punto de salida de la corriente
total de fluidos que produce un pozo (Petróleo, Gas Natural, agua de formación y
sedimentos) antes de ser conducidos a un Sistema de Adecuación."
Es obvio que la definición de la ley 1869 es más ventajosa para los intereses
nacionales, y que la definición que se pretende en el actual proyecto de ley
implica una regresión favorable a las transnacionales petroleras. Además ¿cómo
se puede medir en boca de pozo para definir las partes que corresponden tanto a
la empresa petrolera como al Estado Boliviano? Con la nueva definición no se
puede ya que todo está mezclado. Pero por el momento lo que queremos recalcar es
que esta actitud, en términos de las ciencias jurídicas, tiene figuras
tipificadas que la describen como la de actuar de mala fe, dolo, etc.
En cuanto al contenido del proyecto de ley, si bien nos ofrece ciertos avances
en cuanto a forma y lenguaje, es muy poco y marginal lo que se avanza en
términos concretos en cuanto a la protección y desarrollo de los intereses
nacionales, y es mayor el daño que se causa a los mismos. Para la claridad de la
exposición recurriremos a una explicación por temas y campos.
Exportación y/o industrialización del gas: Aquí se encierra el dilema principal
del tema energético. Un análisis sereno y no sujeto a presiones presupuestarias,
y/o a presiones internas o foráneas, deja a entender que la mayoría de los
bolivianos han optado por ser propietaria de su recurso natural no renovable y
con una marcada preferencia a su industrialización, con el fin lógico y
consecuente de lograr valores añadidos, desarrollo integral y sostenible del
país y de su sistema nacional productivo que permita una mejor electrificación,
una mejor infraestructura, más empleo, más educación, aprovechamiento de otros
recursos mediante el recurso energético como el caso del Mutún, etc.
Pero el espíritu de este proyecto de ley sigue dando prioridad a la exportación
del gas y no a su industrialización en contra de la voluntad de los bolivianos
expresada en el referéndum y acorde con la voluntad de las transnacionales
petroleras. Por un lado el proyecto de ley otorga al ejecutivo la tarea de
definir la política de exportación del gas y buscar los mercados en el exterior,
en cambio se le encarga al ejecutivo mediante un Decreto Supremo, la potestad de
fijar los incentivos para la industrialización. El hecho en sí ya crea un
impedimento principal de cara a la industrialización al excluir su definición de
la presente ley (con su blindaje) y dejarla sujeta a los vaivenes de
negociaciones con el Poder Ejecutivo y los Decretos Supremos, poniendo, desde
ya, en riesgo las posibles inversiones nacionales o extranjeras.
Es más, el avance de las ciencias políticas y sociales desde Montesquieu hasta
nuestros días indica que la buena gestión de gobierno implica tanto la
separación de poderes como el equilibrio entre los mismos. Así la definición de
esta política exportadora, como los contratos de exportación de hidrocarburos o
sus derivados, deben de someterse al legislativo, y se debe incluir este
requisito en el actual texto de ley en discusión. De igual modo la
industrialización, para fomentarla en términos reales y no en términos de saludo
a la bandera, no se le puede relegar a un reglamento que dicte el ejecutivo
nacional sino de igual modo que la exportación, se le debe incluir en el texto
del actual proyecto de ley y ser sometido al legislativo.
Dado que tanto la política de exportación como de la industrialización es
competencia del Estado boliviano, el Sector Privado Nacional debe de participar
en las actividades operativas, entre otras, como almacenaje, transporte y
procesamiento, de acuerdo con la política estatal. Para tal efecto se le debe
dar prioridad a nuestro sector privado y esta prioridad tiene que reflejarse en
el actual texto de ley.
Pero veamos lo que nos dice el proyectado "Artículo 12. (POLÍTICA DE
INDUSTRIALIZACIÓN DE HIDROCARBUROS).- El Estado boliviano fomentará la
Industrialización del Gas Natural y otras actividades inherentes al
procesamiento del Gas Natural en su territorio, otorgando incentivos y creando
condiciones favorables para la inversión nacional y la atracción de capitales,
cuando los proyectos sean compatibles con la política y el interés Nacional".
La cursiva y el subrayado es nuestro, no es del Proyecto de Ley. Lo hacemos
porque nos sorprende que la pretendida compatibilidad con el interés Nacional
quede exclusivamente para la industrialización, en cambio la exportación queda
exenta de tal condicionamiento. ¿Supondría esto la convicción de Nuestro
Ejecutivo Nacional que toda exportación es beneficiosa para el país mientras que
la industrialización puede no serlo? O ¿Cuál convicción refleja nuestro
Ejecutivo Nacional en el actual proyecto de ley: la de las transnacionales o la
del país en su conjunto? Los bolivianos no merecen este trato de parte de su
propio gobierno.
Pero la fobia contra la industrialización de nuestro gobierno traspasa los
limites de lo razonable veamos el "Artículo 90. (NORMAS DE LAS EMPRESAS QUE
INDUSTRIALICEN HIDROCARBUROS).- Las empresas que industrialicen Hidrocarburos,
podrán construir y operar los Ductos Dedicados para el traslado de los
Hidrocarburos a ser utilizados como materia prima para su producción. Estas
instalaciones no contemplan tarifa, ni están sujetas a libre acceso. Dichas
industrias no podrán participar en cogeneración de electricidad salvo
autorización expresa del Ministerio de Minería e Hidrocarburos, para sistemas
aislados con carácter social".
Si tenemos en cuanta que los proyectos de industrialización del gas como el GTL,
producen como sub-producto, energía eléctrica, y la venta de la misma es parte
del flujo de caja que le permite ser rentable, podemos concluir que este
artículo es un obstáculo insalvable a los proyectos de producción de GTL, y como
tal lo es para la producción de Diesel ecológico tanto para el mercado interno
(con lo cual se ahorran una millonada de dólares que se gastan en su
importación) como para su exportación (que a su vez generará otra millonada en
devisas para el país). De este modo se merman las potencialidades bolivianas
respecto a su propia seguridad energética, y aumenta su dependencia en este
campo (y esto es interés primordial de algunas de las transnacionales que están
en nuestro país, que son las que importan diesel desde su refinería ubicada en
el norte argentino).
Para aclarar lo anterior, tomemos como ejemplo un pequeño país de sólo 11.427
Km2 como es Qatar que está instalando cuatro gigantescas plantas de producción
de GTL que en conjunto consumirán diariamente 113 millones de metros cúbicos de
gas, más que el doble de toda la prevista exportación nuestra a Brasil y
Argentina. Otros ejemplos en este tema son Chile, Trinidad y Tobago, África del
Sur, etc.
Tampoco se salva el "Artículo 91. (INCENTIVOS PARA LA INDUSTRIALIZACIÓN).- Las
empresas interesadas en instalar proyectos de industrialización de Gas Natural
en Bolivia, en el marco de la política del Estado, deberán presentar los
estudios de factibilidad para que el Gobierno efectúe un análisis de costo
beneficio del proyecto de manera de identificar el impacto social, económico y
político. Con base a dicha evaluación, además de los beneficios otorgados por la
presente Ley, se podrán otorgar uno o varios de los siguientes incentivos: • Las
importaciones definitivas de bienes, equipos, materiales y maquinarias
destinadas a la Industrialización estarán liberadas del pago del Gravamen
Arancelario (GA). • Otorgamiento de terrenos fiscales, cuando exista
disponibilidad, para la instalación de infraestructura. • Exención o descuento
temporal del Impuesto a la Propiedad de Bienes e Inmuebles destinados a la
infraestructura industrial. Las autoridades administrativas impulsarán de oficio
los trámites de las empresas industriales para la obtención de personería
jurídica, licencias, concesiones, permisos y otros requeridos para establecerse
y operar legalmente en Bolivia."
Esto es lo que se llama comúnmente "cubrir el expediente" y quedarse tranquilo,
es la figura típica y tópica de nuestros burócratas. Veamos; El gravamen
arancelario es de 3 a 5% y su liberación ya está establecida en la Ley "Llave en
Mano". Es decir que nuestro gobierno nos vende lo que ya tenemos. Pero es más,
en el anterior proyecto de ley presentado en abril pasado por el mismo ejecutivo
se planteaba como incentivo la liberación de IVA (13%) a la importación de
plantas y equipos. Entonces ¿qué ha pasado? ¿Quién jaló la oreja de quién? Los
demás incentivos que menciona el artículo solo sirven para lo que ya hemos
dicho; "cubrir el expediente".
Definitivamente el trato que el actual proyecto de ley da a la industrialización
es tan poco serio, por no recurrir a otro adjetivo. Pone en cuestionamiento la
buena voluntad del Gobierno respecto a su propio país, a su propio interés
nacional y a su propia gente; nosotros los Bolivianos.
Las concesiones a las Transnacionales Petroleras:
El modelo de contrato que generó la actual Ley 1689 (mediante el DS 24896) que
se tiene que derogar (por mandato del referéndum), por la que está en discusión
en el parlamento, la propiedad de los hidrocarburos en boca de pozo es de las
petroleras. Con la nueva ley, se quiere aplicar los conceptos de la Constitución
Política del Estado así como la voluntad de los bolivianos expresada en el
referéndum, consagrando la propiedad del recurso energético como propiedad
estatal inalienable e imprescriptible. Pero este proyecto de ley con la figura
de contrato de producción compartida (a los cuales emigrarían los actuales
contratos de riesgo compartido en 180 días) las empresas petroleras tendrán su
parte de la misma producción. El caso es que el actual proyecto de ley de
nuestro ejecutivo no define en ningún momento esta parte, ni asienta los
principios o normas para fijarla. Deja tal definición a la discrecionalidad del
mismo ejecutivo y según el contrato que definirán ambas partes ; Estado y
empresa petrolera (Artículos 15, 16, 17 y 58), eludiendo de este modo la
fiscalización legítima y obligatoria del parlamento. Y lo más grave, deja a la
voluntad del 92% de los bolivianos que dijeron si a la 2ª pregunta del
referéndum, sin la respuesta transparente y adecuada quedando en entredicho la
recuperación de la propiedad en boca de pozo.
El trato favorable a las transnacionales se refleja con excesiva claridad en el
Artículo 30 del actual proyecto de ley, donde se le exime de la obligación de
perforar, en el lapso de cinco años, un pozo por parcela donde haya habido un
descubrimiento comercial, de acuerdo a la actual ley 1689. Si bien el Presidente
Quiroga, en el 2001, mediante el Decreto Supremo 26366, eliminó esa obligación
de inversión de las empresas, causando un grave daño económico, el Presidente
Mesa abrogó dicho decreto en fecha 22 de marzo de 2004. Por añadidura, dicho
compromiso de inversión de parte de las empresas es parte de los contratos
firmados por ellas mismas.
Ahora bien, según La Prensa del 22 de julio de 2004, la obligación pendiente de
inversión en perforación de pozos de parte de las empresas, (es decir, de los
pozos que no perforaron) para que sigan manteniendo bajo su poder las parcelas
con reservas de gas, suma 2300 millones de dólares. Cita que, por ejemplo, en el
Campo Margarita, uno de los más grandes de Bolivia, el cual tiene 36 parcelas,
solamente se han perforado 3 pozos. Esto quiere decir que a cinco años de la
declaración de comercialidad del descubrimiento y en aplicación a la Ley y a los
contratos, si la empresa respectiva no perfora, entonces debe devolver 33
parcelas con reservas de gas al Estado.
Respecto al mismo tema en el anterior proyecto de ley presentado en abril pasado
por el actual ejecutivo nacional, el articulo 28, proponía que si la empresa no
invertía en la perforación de pozo por parcela, y para evitar devolver las
parcelas al Estado, podía realizar dichas inversiones en proyectos de
industrialización, o en proyectos de gas por redes o en proyectos exploratorios
en áreas no tradicionales. Era una salida que permitía que la inversión se haga
y que sea útil tanto para la empresa como para el Estado, cumpliendo el espíritu
de la ley.
Pero según este articulo 30 del actual proyecto de ley, las empresas que ahora
tienen contratos de riesgo compartido – y que tienen una obligación acumulada de
inversión de 2300 millones de dólares- en el marco de los nuevos contratos deben
presentar un plan de desarrollo actualizado. Una vez que Petrobolivia haya
aprobado ese plan de desarrollo, la empresa tiene 5 años más para ejecutarlo. Si
no lo hace, ya no devuelve las parcelas al Estado, sino paga "una suma
equivalente al costo total del último pozo perforado en dicho campo".
Total con esto se exime a las transnacionales de una obligación que ellas mismas
ya habían aceptado, tanto por ley como contractualmente. El Estado y el país
pierden la posibilidad de una inversión de 2300 millones de dólares, ya sea en
la apertura de nuevos pozos, o en la industrialización del gas, etc., o en su
caso en la recuperación de una parte considerable de nuestras reservas de gas
que podrían beneficiar a YPFB permitiéndola la consecución de inversiones, y la
apertura de nuevos mercados para el gas. En fin, una vez más tenemos a nuestro
Estado Nacional pujando en contra de los intereses nacionales y nos queda la
amarga pregunta ¿A quien representa nuestro Ejecutivo Nacional?
En cuanto al aspecto impositivo, cabe destacar dos elementos de fondo: 1) Se
mantiene el 18% de regalías, pero igual que con el anterior proyecto de ley de
abril pasado, la aplicación impositiva de 32% queda para una aplicación gradual
y en función del volumen de producción que puede implicar, dada la amplia gama
de discrecionalidad del ejecutivo para concertar con las petroleras, que se
tarde en lograr la aplicación de este 32% alguna o varias décadas si es que se
llegue a este punto. Es decir que en este tema tenemos más de lo mismo. 2) En
los temas críticos para la aplicación del nuevo ICH, el Poder Ejecutivo deja la
definición final a tratarse mediante "reglamento": Art. 51 " ...Para la
aplicación de la tabla 1, los volúmenes o energía comercializados con destino al
mercado externo se determinarán en proporción a las ventas del Titular del
campo, de acuerdo a reglamento. Los precios de referencia a los que se hace
mención en las tablas anteriores, serán precios internacionales establecidos de
acuerdo a reglamento. Los reglamentos de la ley de Sánchez de Losada fueron los
que posibilitaron la entrega de la propiedad de hidrocarburos, y los reglamentos
de Tuto Quiroga, la eliminación del "pozo por parcela". ¿Qué guardará el
Presidente Mesa en sus reglamentos de esta nueva ley?
El arte de destruir el Sistema Productivo Nacional:
Después de tanta discusión y de tantos reclamos, se va a seguir pagando los
derivados del energético boliviano a precios de paridad de exportación, es decir
como si se importara a precio internacional del petróleo, como si se comprara a
Indonesia, a Arabia Saudita o cualquier otro país menos Bolivia que es de donde
viene. Esto es ilógico, antinacional, y antieconómico.
El mantenimiento de precios congelados de los derivados ha significado una
millonada que el TGN tiene que pagar a las petroleras, dicho de otro modo, que
los bolivianos todos terminamos pagando a las petroleras indirectamente. La
lógica imperante en la mayoría de países productores de petróleo es que su
mercado nacional tiene prioridad en dos aspectos; 1) En ser el primer mercado
para cubrir sus necesidades antes de iniciar la exportación y el proyecto de ley
actual cumple con ello. 2) Los costos de los derivados se basan en los costos
locales de producción (no en la paridad de exportación) más un margen razonable
de ganancia para la parte productora, es lo que se llama "Precios
diferenciados".
Esta segunda parte es la que nuestro gobierno se niega a ejecutar, manteniendo
su típica y tópica actitud de servir a las petroleras perjudicando a todo el
Sistema Productivo Nacional al aumentar desmesuradamente sus costos de
producción. La alternativa que deja a los bolivianos es una de dos; 1ª Mantener
los precios actuales de los derivados haciendo que el TGN pague la diferencia a
las petroleras. Es decir que los bolivianos terminen pagando esta diferencia
indirectamente. 2ª El pago directo a las petroleras por parte del consumidor
liberando los precios en base a la paridad de exportación. Con ello niega la 3ª
alternativa que acabamos de mencionar, la de los "Precios Diferenciados", que es
la común en los países productores y la que incentiva el Sistema Productivo
Nacional.
Conclusión; El Blindaje o el Enroscamiento:
Una larga lucha, marchas, bloqueos, daños a la economía nacional,
manifestaciones, debates, discusiones, muertos y heridos han pagado los
bolivianos para recuperar sus recursos naturales no renovables, principalmente
el gas, y que vuelvan a ser los dueños de la decisión sobre este recurso. Todo
esto desemboca en un referéndum con cinco preguntas amañadas. Pero aun con todo,
los bolivianos se han pronunciado con toda claridad; quieren la propiedad de los
energéticos; quieren la industrialización del gas y del país, quieren que las
utilidades de ello se inviertan en infraestructura, en educación, en salud, en
fin en su bien estar colectivo; quieren la refundación de su Empresa Petrolera,
etc. Lo que queda claro, también, es la respuesta que está dando el Gobierno, en
sentido opuesto, con su actual Proyecto de ley.
La propiedad del energético no esta definida en este Proyecto de ley, queda
relegada a una decisión del mismo gobierno para concertarla posteriormente con
las petroleras, cuando se defina la parte que se entrega en propiedad a las
empresas mediante los nuevos contratos de producción compartida (¿Entonces para
que se ha hecho el referéndum? Y ¿Para qué sirve este Proyecto de ley?). La
industrialización no recibe ningún incentivo real, más bien el actual Proyecto
de ley le trae más obstáculos e impedimentos. La iniciativa privada es relegada
a favor de las transnacionales. El Sistema de Producción Nacional es golpeado
manteniéndole los precios altos y dependientes de acuerdo al precio del petróleo
internacional para los combustibles que se producen y consumen en nuestro país.
Para remarcar su obra y pasar a la historia, el proyecto de ley incluye el
Artículo 10, el artículo del blindaje: para modificarlo se tiene que recurrir a
otro referéndum. O sea que esta ley sería superior a las otras leyes, una nueva
categoría de leyes aun no contempladas en nuestra Constitución. Así que las
cosas están atadas, y bien atadas. Es decir que el enroscamiento es perfecto. En
nombre de la voluntad popular expresada en un referéndum, se les enrosca el
futuro a los bolivianos. Y hablando de enroscamiento, se nos viene a la mente la
rosca minera (La Oligarquía de la Minería) de la primera mitad del siglo pasado
y la batalla por la refinación del estaño. Esta rosca de antaño nos parece que
ya no es de antaño, sino de ahora mismito reencarnada por la "Rosca Petrolera".
Grupo_Pares@hotmail.com