Latinoamérica
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El Movimiento Sin Tierra: entrevista a Juana Chambi
Por la tierra y el territorio... y por otra Bolivia posible
Sergio Ferrari
E-Changer
El problema de la "falta" de tierras, paradójicamente, no tiene fronteras en
América Latina. A pesar de la extensión casi ilimitada de un continente vasto y
sin mayores presiones demográficas son pocos los que poseen mucho. La gran
mayoría no tiene nada, o muy poco. Bolivia no escapa a esta paradoja
económico-social. Cerca de 4 millones de sus habitantes carecen de una parcela
mínima para asegurar su subsistencia, tal como lo señala en entrevista exclusiva
Juana Chambi, joven dirigente y responsable del trabajo con las mujeres en el
Movimiento Sin Tierra (MST). Menos conocido internacionalmente que su homólogo
brasilero, el MST de Bolivia vive, sin embargo, un acelerado proceso de
consolidación, al calor de la protesta, la lucha social y la organización
colectiva.
PROMESAS HISTORICAS INCUMPLIDAS
P : ¿ Qué es el MST de Bolivia ?
R : Un movimiento de familias, de hombres y mujeres sin tierra. En Bolivia
existe una injusta distribución de las tierras por la mala gestión que los
gobiernos de turno han hecho de este tema tan sensitivo. En 1953 se implementó
una reforma agraria, definiéndose retóricamente que la " tierra es de quien la
trabaja ". Pero al mismo tiempo se consolidaba el latifundio en el oriente del
país y el minifundio en el occidente. Luego se promulgó la Ley INRA (Instituto
de Reforma Agraria), por la cual la tierra es de quien tiene dinero , armas y
poder. Como resultado de esta situación nace el MST, movimiento en el que nos
organizamos todos los que no tenemos tierra o la poseemos insuficientemente.
Nuetro objetivo principal: poder vivir y ayudar a encontrar una salida a la
crisis que atraviesa nuestro país.
P : Si se debiera comparar con el MST brasilero, ¿cuáles son los puntos comunes
y cuáles las diferencias entre uno y otro ?
R : Nos animan objetivos similares. Recuperar tierras para las familias que no
la tienen. Impulsar una lucha teórica y práctica en contra de los latifundistas
que las acaparan para la especulación y negocios turbios. Ambos movimientos
impulsamos procesos de información, comunicación, consolidación y organización
de las familias sin tierra. Por otra parte, lamentablemente, ambos tenemos
mártires.
Las diferencias principales provienen de la historia y el desarrollo de uno y
otro. El MST de Brasil tiene 20 años de existencia, nosotros sólo 4. Ellos
lograron ya titular una buena parte de las tierras en conflicto, nosotros
atravesamos apenas un proceso de organización con muy pocos logros de titulación
de tierras ociosas a nuestro favor. El MST Brasil tiene proyectos de desarrollo
en plena ejecución y cuenta con el apoyo de organizaciones internacionales.
Nosotros contamos solamente con un sostén esporádico de algunas ONG y personas
amigas.
P : ¿ Y en lo que respecta a membresía ?
R : Contabilizamos unos 5 mil afiliados directos, 20 mil indirectos. Cerca de
200 mil personas se han acercado al movimiento para solicitar información. De
todas formas el desafío es significativo ya que existen unos 4 millones de
bolivianos que hoy no tienen tierra. Es la población que emigra a los centros
urbanos y periurbanos generando los cinturones de pobreza, transformándose en
mano de obra barata o en verdadero ejército de desempleados.
ETAPA SIEMPRE CRITICA
P : Bolivia se ha proyectado en los últimos tres o cuatro años como una de las
naciones socialmente más dinámicas y combativas del continente. Podría
explicarnos en grandes líneas cuál es el momento político actual que atraviesa
su país?
R : Vivimos una etapa muy crítica. Desde el año 2000 los movimientos sociales
cansados de tanta injusticia y exclusión se levantaron contra las políticas
neoliberales y emprendieron la lucha por mejorar las condiciones de vida. Por
eso Gonzalo Sánchez de Lozada, un claro representantes de las transnacionales,
fue expulsado de la presidencia del país. Se produjo entonces una transferencia
constitucional a manos del actual presidente Carlos Mesa quien, bajo la presión
social, debió iniciar un tibio proceso de transición de una democracia
representativa a una democracia participativa.
Cuando llegó al Gobierno, Mesa asumió tres compromisos principales: realizar el
referéndum sobre la política del gas que se efectuó el 18 de julio pasado;
abrogar la ley de hidrocarburos de Sánchez de Lozada y sustituirla según el
resultado de la consulta y, por último, convocar a una Asamblea Constituyente
fijada para el año próximo.
Actualmente el Gobierno no puede dar respuestas a las demandas principales y más
urgentes y las movilizaciones son constantes. Al mismo tiempo, los partidos
políticos tradicionales y otros sectores que fueron desplazados por la
movilización social impulsan un permamente proceso de desestabilización.
P : ¿ Cuál es el estado actual de los movimiento populares, de las
organizaciones sociales ?
R : Hubo reales expectativas de cambios con la salida de Lozada. Se pensó que el
actual sería un *gobierno de los pobres*. Pero con el paso del tiempo sólo
ofreció algunas respuestas paliativas. Los movimientos populares viven una gran
incertidumbre.
P : El MST de Bolivia participa como su homólogo brasilero en Vía Campesina ¿
Qué significa para ustedes ese referente internacional ?
R : Me tocó participar hace poco tiempo - del 11 al 20 de junio del año en
curso- en un encuentro internacional de Vía Campesina en representación de
nuestro movimiento. Pude conocerla mejor. Nuestra pertenencia es clara ya que
aglutina a nivel internacional a organizaciones de todo el mundo con objetivos
similares. Nos unen nuestras luchas anti-neoliberales, contra las
transnacionales, contra el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio,
contra esos monstruos que nos afectan directamente. Vía Campesina, por otra
parte, nos da fuerza para reclamar nuestros derechos humanos más básicos: a la
tierrra, a la educación, a la salud, a la soberanía alimentaria. Y nos fortalece
y estimula en el principio de la solidaridad intenacional.
P : Imposible terminar este diálogo sin preguntarle algo básico con lo que
tendríamos que haber comenzado. ¿ Cómo percibe en tanto que mujer y militante de
un movimiento popular ese nuevo proceso de acercamiento de los actores sociales
de todo el planeta expresado en el Foro Social Mundial o, por ejemplo, en el
reciente Foro Social de las Américas de Quito, en julio pasado?
R : La mujer, especialmente la campesina, por las múltiples responsabilidades
que concentra, es la más afectada por las actuales políticas mundiales
hegemónicas y la pobreza que de ellas se deriva. De ahí que todo el nuevo
pensamiento e intercambio alter-mundialista se hace cada día más necesario, casi
imprescindible. Como mujeres debemos tomar parte activa. El trabajo cotidiano
que me toca realizar, informando y reflexionando sobre los más variados temas a
otras mujeres, es una forma muy concreta de apoyar esta corriente. Es
fundamental fortalecer las alianzas y hacer crecer esos movimientos. En tanto
que mujeres vivimos en primera línea los problemas cotidianos y los sentimos con
más fuerza. Y de ahí la necesidad de la lucha. Sólo con la lucha de todos,
mujeres, hombres, jóvenes, otra Bolivia y otro mundo será posible. ¡Un gran
sueño que puede hacerse realidad!
Sergio Ferrari Con la colaboración de COVOSU (Coordinación Voluntarios Suizos
en Bolivia)
Servicio de prensa E-Changer (ONG suiza de cooperación solidaria sobre la base
de intercambioNorte-Sur-Norte de personas)
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Una mujer totalmente "rural"
Juana Chambi Mejía, 33 años, es cochabambina, de la provincia de Ayopaya
-comunidad de Sanipaya-. Madre de dos hijos y como una cuarta parte de las
mujeres de ese país andino es " jefa del hogar ". Auxiliar de enfermería , en
tanto formación profesional de base, nunca perdió el contacto directo con las
campesinas. Actualmente se desempeña como responsable de las mujeres del
Movimiento Sin Tierra, " trabajo que busca lograr la inclusión de las mujeres en
el MST nacional, para que tengan una participación más activa y puedan avanzar
así en la obtención de la igualdad de derechos "