Latinoamérica
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El mundo en juego
James Petras
La Jiribilla
El referendo en Venezuela surge como un importante choque entre: EE.UU. y la OPEP; el imperialismo estadounidense y nacionalistas latinoamericanos; el neoliberalismo y el nacionalismo social; entre autoritarias elites gobernantes respaldados por EE.UU. y trabajadores urbanos, desempleados, pequeños comerciantes, trabajadores rurales sin tierra y pequeños campesinos endógenos, socialmente conscientes. Estas confrontaciones históricas encuentran su centro de atención específico en el referendo
El 14 de agosto de 2004, los electores venezolanos tomarán una decisión en un
referendo, que es de suma importancia histórica y estratégica a nivel mundial.
Lo que está en juego es nada menos que el futuro del mundo de la energía, las
relaciones entre EE.UU. y América Latina (en particular Cuba) y el destino
político y socioeconómico de millones de pobres urbanos y rurales de Venezuela.
Si Chávez resulta derrotado y la derecha toma el poder, esta privatizará la
compañía estatal de petróleo y gas, la venderá a multinacionales
estadounidenses, se retirará de la OPEP, aumentará su producción y las
exportaciones a EE.UU.; y, de este modo, reducirá los ingresos de Venezuela a la
mitad o menos. Internamente, terminarán los programas populares de salud en los
"ranchos" urbanos, junto con la campaña de alfabetización y las viviendas
públicas para pobres. Se dará marcha atrás a la reforma agraria y se expulsarán
de las tierras a unas 500 000 personas que las han recibido (100 000 familias).
Esto se realizará a través de un derramamiento
de sangre ―por parte del Estado― extenso e intenso, encarcelamientos y
asesinatos extrajudiciales, y una masiva represión en los barrios, los
sindicatos y los movimientos sociales partidarios de Chávez. Si la oposición
triunfa, el referendo aparentemente "democrático" tendrá resultados
profundamente autoritarios, coloniales y socialmente regresivos.
Desde el punto de vista regional, un resultado contrario a Chávez aumentará el
control de los recursos petroleros de América Latina por parte de EE.UU. y
Europa; la desnacionalización de la industria del petróleo en el período
posterior a Chávez seguirá los pasos de la privatización de PETROBRAS, por parte
de Lula, en Brasil; la privatización de Gutiérrez, en Ecuador; y la continuidad
de la propiedad privada extranjera, en Argentina, Bolivia y Perú. El control del
petróleo de Venezuela aumentará el control estadounidense sobre el petróleo
mundial, reducirá su dependencia del Medio Oriente, en especial, con un
conflicto de alta intensidad en Iraq ahora, y en Arabia Saudita e Irán en el
futuro. Lo que resulta ser de igual importancia: EE.UU. eliminará al más fuerte
adversario del ALCA ―el Tratado de Libre
Comercio― y prepararα el camino para un control estadounidense directo sobre las
reglas y regulaciones para el comercio y las inversiones en el
hemisferio, desde el punto de vista estratégico. El control del petróleo
venezolano por parte de EE.UU. tendrá graves consecuencias en la economía
cubana, ya que Washington pondrá fin de forma abrupta a las exportaciones y
probablemente, su régimen cliente romperá relaciones con Cuba. El control
colonial directo sobre Iraq y Venezuela, dos de los principales suministradores
de petróleo aumentará el poderío global estadounidense sobre sus competidores,
mientras que será una "lección objetiva" para potenciales de oposición.
El referendo en Venezuela surge como un importante choque entre: EE.UU. y la
OPEP; el imperialismo estadounidense y nacionalistas latinoamericanos; el
neoliberalismo y el nacionalismo social; entre autoritarias elites gobernantes
respaldados por EE.UU. y trabajadores urbanos, desempleados, pequeños
comerciantes, trabajadores rurales sin tierra y pequeños campesinos endógenos,
socialmente conscientes. Estas confrontaciones históricas encuentran su centro
de atención específico en el referendo. Los acontecimientos que conducen al
referendo hablan con elocuencia de la crasa intervención estadounidense, la
táctica violenta de las elites, la estrategia de gobernar o arruinar de la
oposición, la desenfrenada propaganda totalitaria de los medios masivos de
propiedad privada. La oposición ha respaldado un violento golpe militar (que fue
derrotado); organizó un cierre patronal que casi destruye la economía (y que
terminó en fracaso); organizó un contingente de más de 130 militares colombianos
y fuerzas paramilitares con la ayuda de oficiales venezolanos en activo para
sembrar la violencia ―que fue abortado por
la inteligencia venezolana. Igualmente siniestro, en la campaρa por garantizar
firmas para el referendo, se produjeron y distribuyeron masivamente
tarjetas de identidad fraudulentas; se falsificaron las firmas de decenas de
miles de fallecidos, incapacitados y víctimas de la coacción; y miles de firmas
fueron escritas por una misma mano. La corrupción y el fraude por parte de la
oposición fueron algo común, pero los observadores internacionales oficiales
instaron al gobierno de Chávez a aceptarlos y proceder al referendo. Lo más
siniestro es que entre las voces principales que hicieron sentir su presencia se
hallaban las del omnipresente James Carter y el notorio José Miguel Vivanco, de
"Human Rights Watch".