Latinoamérica
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Goebbels redivivo en Venezuela
Sobre J. J. Rendrón, asesor de la oposición venezolana
Isabela Rodríguez y Lucía Guevara
Cubadebate
Justo en el momento en que toda Venezuela pasaba de las celebraciones al
trabajo, tras la octava elección en que la mayoría votó por la Revolución
Bolivariana, un hombre elegantemente vestido de liqui-liqui negro y camisa
blanca, aparecía en la entrevista del mediodía de Globovisión para poner sobre
la mesa "las pruebas de la duda".
En cuatro entrevistas que concedió en un solo día a los medios privados, más una
en vivo con CNN en español, cada vez que se le preguntó si estaba avalando la
tesis del fraude, levantada por la oposición sin una sola prueba, J. J. Rendón
respondió que no podía hacer tal afirmación, pero que sus pruebas serían
entregadas a la Coordinadora Democrática para que demandara la correspondiente
investigación del proceso.
A partir de las acusaciones en Globovisión -que tiene por cierto un nombre muy
adecuado para su estilo- la desprestigiada oposición venezolana pareció
encontrar ¡por fin¡, un apoyo para sus pataleos de perdedor que muy pocos
querían aceptar. Inmediatamente comenzó a prosperar la idea de una nueva
auditoría de mesas electorales a los que todas las partes dieron aprobación,
excepto los propios e intolerantes opositores y comenzó a revertirse ligeramente
la opinión de algunos sectores oportunistas que antes habían declarado
disposición a colaborar con el Gobierno. Desde Estados Unidos, el Departamento
de Estado, corregía su declaración de reconocimiento a los resultados.
Esa tarde noche, el comatoso liderazgo opositor, cuestionado hasta en los medios
más adversos al Gobierno, sintió que le daban un nuevo aire, y salió a convocar
manifestaciones y guarimbas. El sector más extremista de los barrios ricos del
este de Caracas, hasta le dedicó un cacerolazo al expresidente James Carter, por
su honesta defensa de los resultados del referendo. A pesar de la furiosa
arremetida de los medios privados, encabezados por las televisoras, Venezuela
dormía en paz esa noche.
¿Qué fue lo que hizo aquel hombre de elegante liqui-liqui para "enguarimbar de
tal modo el ambiente? Lo que J.J. Rendón presentó en televisión y luego
reprodujeron ampliamente los medios impresos, son actas de las mesas electorales
del estado de Bolívar, cuyo gobernador -según el propio Rendón- lo contrató como
abogado. Según él -y mostró las actas originales para probarlo- la OEA y el
Centro Carter no detectaron el fraude porque hicieron auditorias de las mesas de
forma horizontal y no a profundidad. Él sí la hizo y encontró una rara
coincidencia: los votos por el Sí tenían un tope y había varios resultados
exactos en una misma mesa.
Los expertos de la OEA, el Centro Carter, el CNE, salieron a responder las
imputaciones del "experto" y se dijo que habría una última auditoria, pero no
para satisfacer a una oposición que no va a aceptar su fracaso, sino para
despejar cualquier duda de la oposición de base, de la oposición honesta que en
un 40 por ciento votó por el Sí.
Contra los argumentos técnicos de Rendón, se aclaró que el software utilizado
por las máquinas estaba blindado y era imposible el fraude electrónico sugerido
porque bloqueaba el sistema, lo que jamás ocurrió. Por otra parte, las
coincidencias del número de votos es perfectamente posible no en unas, sino en
cientos de máquinas si registraran los votos de un mismo escenario con similares
tendencias políticas.
Lo que no han dicho aun los medios venezolanos, es lo que se puede encontrar
fácilmente buscando en Internet quién es el personaje de liqui-liqui negro y
camisa blanca que se presentó a los medios venezolanos como un abogado
contratado por el Gobernador de Bolívar. J.J. Rendón no es abogado, al menos ese
título no aparece en ninguno de sus amplios currículos. Se trata de un experto
en marketing político, asociado en un grupo de iguales con sede en Miami y
vinculado a la FIU (Universidad de la Florida), y que aparece involucrado en
sonadas estafas políticas electorales tanto en Venezuela como en México.
Aunque aquí el Gobierno solo ha hablado de J.J. Rendón como asesor de imagen de
las Miss Universo, no hay que hacer mucho esfuerzo para encontrar en el número
del domingo 6 de junio de este año, del diario Noticias de Oaxaca y otros medios
locales mexicanos, que se trata de un experto en la siembra de rumores para
modificar tendencias de opinión en situaciones electorales. Es una práctica en
la que se entrena desde los gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera,
cuyas campañas asesoró y que ha perfeccionado al servicio de un importante
partido político mexicano.
Las referencias periodísticas ubican a este venezolano, experto en delitos
políticos, actuando en su país hace apenas un año, mientras se coordinaban
nuevas acciones contra el presidente Hugo Chávez. Y ahora reaparece, bajo el
manto de una actividad que realmente no desempeña (la de abogado) sembrando
personalmente los rumores que han generado "casualmente" una ligera
rectificación de Washington sobre la legitimidad del gobierno chavista. Como
diría alguien al comentar el grueso dossier de J.J. Rendón: un Goebbels
redivivo.
Al cierre de este comentario, las respuestas del Gobierno a los cuestionamientos
diseminados por Rendón han sido muy firmes, pero no han incluido la siniestra
historia del personaje. La verdad, en definitiva, no necesita ser probada. Es lo
que triunfó el domingo en Venezuela
.