VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

 

Jose Artigas, el verbo y la acción (i)

Por: Gonzalo Abella*

El maestro, profesor de Historia de Movimiento Obrero y máster en Ciencias Sociales, Gonzalo Abella, nos presenta un interesante y profundo trabajo, con el que nos permite ayudar descubrir al prócer uruguayo José Artigas (1764-1850).

Algunas preguntas que se nos han hecho:
a) Artigas vivió en el Paraguay entre 1820 y 1850. ¿Por qué no quiso volver después de 1830, cuando ya éramos una República Independiente?
b) Leí en algún lado que cuando fue soldado del Rey, persiguió a los indios.
c) Tuvo como ocho mujeres, ¿o no?
d) Nunca abolió la esclavitud.
Su Reglamento proponía dar tierras a los 'negros libres'.
En realidad:
a) Artigas siempre quiso volver del Paraguay: impidieron esa vuelta sus enemigos, encaramados en el primer gobierno del Estado Oriental y después en el Gobierno colorado de la Defensa de Montevideo, durante la Guerra Grande de 1836 a 1851.
El Partido Colorado era el Partido de la Cisplatina, amigo de los imperiales y el colonialismo europeo.
Artigas siempre estuvo al tanto de lo que acontecía en la Banda Oriental y en Entre Ríos, y por los incontrolables caminos de los ríos selváticos y de los esteros y praderas mantuvo un contacto permanente con su gente.
Ya muy anciano, el Gobierno de la Defensa de Montevideo le ofreció un retorno en los barcos de la flota de intervención anglofrancesa (para ello viajó su hijo colorado José María).
Pero Artigas no quiso ser utilizado por los servidores de la invasión neocolonial, cuya flota había coordinado el mercenario italiano Garibaldi, junto a los ingleses y franceses.
Por otra parte, Paraguay no era el exilio: era parte de su Patria Grande, y el modelo paraguayo, aunque autoritario y contradictorio, tenía la 'dignidad arriba' de la que el Estado Oriental de la época carecía.
Artigas nunca aceptó que la Provincia Oriental sufriera la constitución separatista, excluyente y racista del 18 de julio de 1830.
Lo que festejamos en Uruguay, el 18 de julio, es una constitución antiartiguista que mató la esperanza de negros e indios y devolvió la tierra y el dinero a las familias monárquicas como la de Batlle. Era una constitución para que gobernaran sólo los ricos al servicio de Inglaterra.
b) Artigas jamás persiguió a las comunidades indígenas. Después de vivir en el mundo gaucho desde los 14 años (o sea, en la hermandad con los indios y los perseguidos) se acogió a un indulto y fue soldado del Rey hasta 1811.
Cuando entra en el cuartel, comienza una 'doble vida' apasionante. Va construyendo espacios de libertad por abajo (ayudado en secreto por los gauchos en el campo y por los franciscanos en la ciudad, asesorado por los indios, por Ansina y otros y otras afroamericanos).
Así va ayudando al entretejido de las redes populares multiculturales, y, al mismo tiempo, escribe partes militares en los que aparece como eficiente Capitán del Cuerpo de Blandengues de Frontera.
Claro que por la campaña pululaban bandas de asesinos sin escrúpulos, y en ellas había 'indios infieles' que Artigas persiguió, procurando garantizar una seguridad que beneficiaba a todos.
Sin embargo, la prueba mayor de su apoyo secreto a los indios y a todos los prófugos es la lealtad sin límites con la que esos lo acompañaron después, desde febrero de 1811.
En la campaña, la pregunta acerca de a quién protegía Artigas todos esos años, era un secreto a voces, y su memoria y veneración se conservan hasta hoy.
c) La vida privada de Artigas ha dado pie a múltiples versiones. Lo único comprobado es su amor de juventud con Isabel Sánchez Velázquez, la vecina de Villa Soriano, separada de su primer marido, con la que tuvo hijos que reconoció.
Muerta ésta, su casamiento con Rosalía Rafaela Villagrán Artigas, que enloquece y queda al cuidado de su familia; y, en el vértigo de Purificación, su amor por la lancera paraguaya Melchora Cuenca, la mamá de Santiago, quien lo abandona en Mandisoví (aunque los escritores machistas digan que es Artigas quien la deja a ella).
La paternidad sobre Andresito ha sido sólidamente desmentida. No así la del caciquillo charrúa Manuel, aunque yo afirmo que la carta que el joven indio exhibía, firmada por 'tu padre Artigas', no significa paternidad biológica.
La supuesta relación sentimental con Clara Gómez, en Paraguay (relación que pudo existir: Artigas entra sin pareja a y con 56 años a ese país), no prueba la paternidad biológica sobre el hijo de Clara, bajo ningún concepto.
Otros niños, a los que la familia Artigas da su apellido, demuestran en realidad una relación de padrinazgo y el deseo de proteger a esos niños más allá de la muerte del padrino, en una época en la que no había mucha fidelidad en los testamentos y sólo los documentos de la Iglesia eran garantía sucesoria.
Artigas vivió 86 años y, de ellos, sólo los primeros 14 y los últimos 30 con cierta estabilidad (y eso si excluimos su breve encarcelamiento paraguayo en 1840).
Místico y muchas veces atormentado por las claudicaciones en su entorno, entregado de lleno a un proceso emancipador continental, no tuvo tiempo de ser el conquistador de mujeres que una literatura liviana sugiere.
*Gonzalo Abella (1947). Maestro de Primaria en Uruguay. Cursó estudios en Ciencias Sociales en Cuba y URSS (hasta 1979). Profesor de Historia del Movimiento Obrero en el Tecnológico del Tabaco en Pinar del Río desde 1980 hasta 1982 y en el tecnológico Estrella Roja carretera al Guatao, Provincia Habana, durante 1983. Máster en Ciencias Sociales con Mención en Educación (becario IDRC-Canadá) en 1988. Autor de novelas y cuentos publicados, y de ensayos históricos, entre estos Historia Diferente del Uruguay, Artigas: el Resplandor desconocido, además de dos recopilaciones sobre relatos sobrenaturales del campo uruguayo.


/
La Fogata