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Latinoamérica

MISION EN HAITI

La pelota de la paz


Evandro Bonfim
ADITAL

El fútbol se convierte, una vez más, para el gobierno brasileño, una política de Estado. Como los presidentes militares de la década de 1970, Luís Inácio Lula da Silva cree en la 'corriente pa' delante' de la selección nacional de fútbol, para llevar a cabo una difícil misión del país. En la época de la dictadura, la misión consistía en propiciar el crecimiento económico de la nación, meta tan ardua, que el desarrollo registrado en el período está registrado en los libros de Historia como 'el milagro brasileño'. Pero la misión del presidente de izquierda no resulta menos complicada: se trata de pacificar Haití, país que enfrenta tanto la turbulencia provocada por facciones internas en disputa, como la consecuencia negativa de intervenciones externas.

En vez de palomas blancas, símbolo internacional de la harmonía entre los pueblos, fueron 850 pelotas las que 'volaron' del país sudamericano para el caribeño, representando la paz. Las pelotas desembarcaron ayer en Haití, juntamente con 20 banderas brasileñas. En abril, con la llegada de los primeros soldados participantes de la Fuerza de Paz brasileña que acompaña la transición haitiana tras la derrocada de Jean-Bertrand Aristide, llegaron otras 890 pelotas. Así, hay más pelotas brasileñas (1.690 en total) en la antigua colonia francesa de que militares brasileños para componer las tropas de pacificación, que deben alzar a los 1.200 soldados según el convenio entre Brasil y las Naciones Unidas.

En vez del lema hippie 'haz el amor, y no la guerra', con que la flower generation intentaba disuadir el apoyo social a la Guerra de Vietnam en la década de 1960, 'juega al fútbol, no juegues a la guerra' será el mote diplomático de la posible visita que el jefe de Estado brasileño hará a Haití para presenciar el juego amistoso entre las selecciones de los dos países. Estarán además en la comitiva presidencial funcionarios del Itamaraty (ministerio de relaciones exteriores), los titulares de los ministerios del Deporte y Defensa, e integrantes de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), que ganan con ello status de representantes diplomáticos.

Además de la iniciativa presidencial, los soldados brasileños se ocupan grandemente con la implementación de varios proyectos sociales con niños de calle, entre estos la práctica de deportes. 'Es una manera de calmar y dejar tranquila la población', afirma el gerente de proyectos del Programa Pintando a la libertad, del ministerio del Deporte, dirigido por el ministro Agnelo Queiroz. Para el partido del día 18, los militares estarán cambiando armas por billetes, esperando con esta medida empezar el desarme de los grupos rebeldes que habían recusado deponer las armas cuando el país estaba ocupado por las tropas de emergencia de Francia y Estados Unidos. Se estima que 25 mil haitianos porten armas.

Las fuerzas internacionales comandadas por estos dos países salieron de Haití a pedido de la ONU. Según declaraciones de Aristide y de organizaciones sociales haitianas, los Estados Unidos participaron activamente del proceso de interrupción del mandato presidencial, con fuertes sospechas de golpe de Estado. La dificultad en pacificar Haití ha ofrecido la oportunidad para la ONU evitar el prolongamiento de la presencia de estas dos potencias que ya controlaron el país anteriormente. Han ocurrido bajas considerables entre las fuerzas internacionales, principalmente entre los franceses, que todavía no fueron suficientes para promover la desocupación sin la requisición de la ONU.

Brasil, sin embargo, se fía en la fuerza del fútbol, como si de alguna forma las victorias del último mundial del deporte (2002) y en el reciente torneo entre los países de la región (en julio, en Perú) pudieran ayudar a reflexionar sobre estas cuestiones delicadas. Tanto es así, que el peligro del operativo es relativizado por el ministro de la Defensa, José Viegas. 'El riesgo que los militares corren es relativamente bajo, pues ellos no están yendo para un operativo de guerra, sino para un operativo de paz', afirma el ministro, que señala además que 'Brasil estará siempre a disposición para establecer la paz mundial, pues es un país con tradicional vocación para la paz'. Paz, cuyo símbolo es la pelota.