Latinoam�rica
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Costa Rica por abajo
Silvia Ribeiro
ALAI
Los ngobe viven "desde siempre" en las monta�as tropicales del sur de lo que
ahora es Costa Rica, pero su pueblo se extiende desde Panam�.
El camino a la comunidad ngobe de Abrojo Montezuma se hace a pie la �ltima hora.
En la subida se ve la tremenda diversidad de la selva tropical y en el horizonte
se dibuja la pen�nsula de Osa.
Desde la monta�a, antes del mar azul se ve otro mar que destaca por su extensi�n
y uniformidad: una gran mancha verde lisa, como una enorme herida en medio de
los cientos de matices y formas de la selva: monocultivo de palma africana, otra
de las cosechas con que la poderosa trasnacional Standard Fruit despoja a Costa
Rica. Los ngobe, partidos por la frontera con Panam� y por los cercos que la
trasnacional bananera ha ido empujando, explican que su lucha principal es
recuperar el territorio.
Hace una d�cada, cuando Costa Rica decidi� reconocer que all� hay indios -a
veces a�n negados hasta por el actual presidente- estableci� zonas de "reserva
ind�gena", denominaci�n que los ngobe y dem�s pueblos indios de Costa Rica
rechazan. La mayor�a de la tierra de las reservas pertenece a agricultores
blancos y compa��as trasnacionales. Los ngobe no sab�an lo que era la
"propiedad" de la tierra; para ellos el territorio que habitan, y todos sus
elementos, siempre han sido parte de su sustento, responsabilidad y vida
comunal. Cuando decidieron emprender el camino legal para exigir al Estado la
propiedad de sus territorios ancestrales, el Estado contest� que como no ten�an
c�dula de identidad, no exist�an. Cuando algunos lograron pasar la monta�a de
tr�mites para obtenerla, les entregaron c�dula de extranjeros, no de ciudadanos
costarricenses.
No s�lo las trasnacionales agr�colas cazan en sus territorios; los ngobe
(llamados guaymi por los espa�oles) fueron los primeros seres humanos
patentados: hace m�s de 10 a�os, el gobierno de Estados Unidos patent� la l�nea
celular de una mujer ngobe de Panam�, al descubrir que ten�a especial
resistencia a cierto tipo de leucemia. Gracias a la intervenci�n de RAFI (ahora
llamado Grupo ETC), los ngobe lograron la cancelaci�n de la patente, pero su
material gen�tico nunca fue devuelto. Materiales que ahora probablemente ser�n
utilizados en los nuevos institutos de gen�mica, "para bien de la humanidad".
Estando all�, uno siente como si la conquista hubiera sido ayer, un rayo que no
cesa, multiplicando sus formas de opresi�n. Los ngobe siguen resistiendo, y
aunque la lucha los ha endurecido, mantienen la cadencia dulce de su cultura.
Saben que comparten su destino con muchos indios de la regi�n y del mundo. Cerca
de all� nos encontramos a los boruca de Rey Curr�. Reunidos en el sal�n comunal,
integrantes de la asociaci�n MIEL (Mujeres Ind�genas con Esp�ritu de Lucha)
relatan, junto a otros comuneros, la desigual lucha que llevan contra un
proyecto de represa hidroel�ctrica en sus territorios. Nunca los consultaron,
pero la ICE, compa��a estatal de electricidad, acord� con capitales canadienses
establecer una megarrepresa que inundar� gran parte del territorio boruca, para
exportar electricidad a Centroam�rica y hasta M�xico (donde a su vez se hacen
planes de otras represas para exportar electricidad a Estados Unidos).
Cuentan los boruca que la agresi�n a su pueblo avanz� dram�ticamente cuando la
carretera Interamericana dividi� las comunidades y por primera vez los oblig� a
hacer cercos en sus tierras para que sus animales no fueran atropellados. Con la
carretera llegaron los negocios de comida r�pida y las v�as de llevarse a los
j�venes como mano de obra barata en plantaciones y maquilas. Entre muchas otras
cosas que los comuneros han reunido para defenderse del proyecto de represa, han
hecho un estudio de los sitios arqueol�gicos: en s�lo 5 por ciento del
territorio a ser inundado encontraron m�s de mil sitios con petroglifos y
cer�micas precolombinas. Igual que los ngobe, rendirse no est� en su agenda.
Tampoco se rendir�n los campesinos de Bambuzal, Sarapiqu�, que desde hace tres
meses acampan en la Catedral Metropolitana de San Jos�. Como muchos otros que
fueron expulsados de sus tierras, en 2001, 122 familias campesinas ocuparon
terrenos fiscales, estableciendo sus casas y cultivos para sobrevivir. Eran
terrenos ahora bald�os, que a�os antes hab�an sido acaparados por la Standard
Fruit, pese a que no estaban entre los miles de hect�reas que el gobierno les
regal� en 1967. Por d�cadas, la Standard Fruit explot� estas tierras fiscales.
Los campesinos, en cambio, fueron desalojados violentamente apenas entraron, en
2001. Volvieron meses despu�s y lograron quedarse. En 2003, a pedido de la
Standard Fruit, el Estado costarricence envi� cientos de efectivos policiales
para desalojarlos, esta vez con m�quinas que devastaron sus casas y cultivos. En
ambas ocasiones hubo decenas heridos, y dos campesinos muertos: Randal Mu�oz en
2001 y Gerado Moya en 2003. El tribunal agrario dio la raz�n a los campesinos,
pero la trasnacional sigue contando con el apoyo del gobierno y sus fuerzas
policiacas.
Las historias podr�an ser de Costa Rica o de muchos otros pa�ses de Am�rica
Latina. Las venas siguen abiertas y las heridas se ensanchan con nuevos
instrumentos como la biopirater�a, la venta de servicios ambientales, los nuevos
cultivos para exportaci�n.
Pero, claramente, tambi�n los caminos de la resistencia.
Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC