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Así se vivieron los 120 minutos de los jefes paramilitares en la audiencia en el Congreso
Julio 28 de 2004 La llegada de Salvatore Mancuso,'Ernesto Báez' y Ramón Isaza
significó para el grupo ilegal una oportunidad histórica, como lo dijo uno de
ellos.
Y obraron en consecuencia. Salvatore Mancuso y 'Ernesto 'Baez se tomaron
literalmente la palabra en el Salón Elíptico de la Cámara de Representantes
ayer.
Intervenciones ante todo políticas con ausencia evidente de propuesta para
avanzar en el proceso de negociación con el Gobierno.
Cada uno, en un discurso de 10 páginas, justificó, en directo ante la Comisión
de Paz de la Cámara, y a través de Señal Colombia, ante el país, su existencia,
sus acciones, e incluso la violación del cese de hostilidades prometido al
Gobierno en diciembre del 2002.
"El cese de hostilidades declarado por las autodefensas no nos exime de la
responsabilidad de defender a las poblaciones y regiones de los ataques de las
guerrillas, allí donde el Estado no hace presencia", dijo Mancuso, el primero de
los jefes paramilitares en intervenir.
Para ese momento, Sergio Caramagna, jefe de la misión de la OEA que verifica el
proceso con las autodefensas, esperado en el recinto, se había excusado,
telefónicamente, de asistir a la audiencia.
Su labor como verificador del cese de hostilidades fue precisamente cuestionada
ayer por el vicepresidente Francisco Santos.
"Entendemos que el proceso de paz con las autodefensas tiene un grave problema
de credibilidad. Uno, porque la misión de la OEA hasta este momento no ha
ejercido la función de veedor como tiene que ser, y dos, porque el compromiso de
las autodefensas no ha sido total", dijo. Pidió más agresividad de Caramagnaa en
la misión de verificación.
Más peticiones que compromisos Los negociadores que dieron la cara por las Auc
en el Congreso y a los que el país conoce con uniforme de combate, llegaron poco
después de las 10: 30 de la mañana vestidos con traje y corbata.
Los copresidente de la Comisión de Paz de la Cámara comenzaron la audiencia poco
antes de las 11 pidiendo a Mancuso, 'Baéz' e Isaza "franqueza" y "compromisos"
para que su paso por el Congreso tuviera sentido.
Pero los paramilitares comenzaron pidiendo. Mancuso, con su conocido tono
pausado, demandó la conformación de una comisión "de alto nivel" integrada por
el Gobierno, representantes del Congreso, la magistratura, la Iglesia y los
gremios de la producción.
Esta, según el jefe del estado mayor de las Auc, debe tener "capacidad decisoria
que acompañe al Gobierno y las autodefensas, haga recomendaciones y garantice la
transparencia del proceso".
Y con el argumento de que las Auc son una organización confederada y regional,
insistió en otras zonas de ubicación (hoy en día solo existe la de Santa Fe de
Ralito, en Córdoba) en el Magdalena Medio, sur de Bolívar, Urabá, Cundinamarca,
Llanos Orientales y Norte de Santander.
Dijo, sin embargo, que desmovilizar de tajo a todas las autodefensas sería "una
demencial irresponsabilidad, que provocaría un desastre en gran parte del
territorio nacional y llevaría la derrumbe de la economía". Condicionó la
concentración de las tropas a la presencia de los organismos de seguridad del
Estado en su área de influencia.
Los paramilitares, como era obvio, hablaron duro contra sus enemigo natural, la
guerrilla, pero también, contra algunas estrategias de seguridad de Uribe . Si
no se supiera que se estaba delante de un paramilitar, se hubiera pensado que se
estaba frente un jefe guerrillero.
"Quisiéramos escuchar del Gobierno nacional más estadísticas de sustitución que
de erradicación... ¿Quién ha preguntado a los campesinos con qué alimentan a sus
hijos el día después de las fumigaciones...?, preguntó Mancuso. Y añadió sobre
los campesinos: "Viven en silencio el drama del envenenamiento, el
desplazamiento y la miseria".
La entrada en escena de 'Ernesto Báez' compitió con la irrupción de Dilia
Solano, de la ONG Justicia y Verdad, que aprovechó el cambio de orador para
reclamar justicia y reparación a las víctimas de los paramilitares y protestar
contra el eventual perdón y olvido.
'Báez' no se inmutó ante el reclamo femenino que salía de las barras del Salón
Elíptico de la Cámara. Con estilo de orador experimentado siguió su discurso.
Vehemente, con cambios en el tono de la voz, pausas y manoteo.
Él y Mancuso también pasaron por alto la presencia en las barras de Iván Cepeda,
hijo del asesinado senador de la Unión Patriótica Manuel Cepeda, que mantuvo en
alto, sin pronunciar palabra, un retrato de su padre durante la audiencia.
Pese a su protesta silenciosa, fue apartado de las barras e interpelado por un
policía que le exigió identificación y una explicación sobre su presencia en el
lugar.
Mientras esto pasó, 'Báez' continuaba su discurso. Criticó las capturas masivas.
"(...) La aplicación de la política de allanamientos y detenciones masivas ha
devenido en brutales atropellos a los derechos humanos, expresados en ultrajes,
intimidaciones...
'Báez' fue el encargado de poner sobre la mesa las posiciones de las
autodefensas sobre temas cruciales como el intercambio humanitario con las Farc
y los acercamientos con el Eln.
Sobre un eventual intercambio de secuestrados por guerrilleros presos anunció:
"Desde ya las autodefensas campesinas hacemos formal retiro de nuestras
anteriores advertencias contra la integridad física de los guerrilleros que
salgan de las cárceles". El intercambio, según los paramilitares, debería ser la
puerta a la exploración de una negociación con las Farc.
Sobre el Eln, apoyaron la convención nacional propuesta por el grupo
guerrillero.
Los jefes paramilitares pasaron de largo el espinoso tema de los 'narcos'
presentes en la mesa de negociación en Santa Fe de Ralito, pero invitaron a un
foro que denominaron 'Conflicto armado y narcotráfico, solución integral para la
paz' y que pretenden realizar entre el 17 y 19 de septiembre en la zona de
ubicación.
Casi al final del discurso en el que hizo esta propuesta, 'Baez' pidió perdón al
país.
"Con el corazón expuesto al escrutinio de Dios y de la Nación, ante ustedes, a
nombre del Estado Mayor y de todos los miembros de las autodefensas campesinas
vengo humilde a pedir perdón a todos los familiares y amigos de las víctimas
adversarias y propias de esta guerra triste de la patria...
Y Ramón Isaza, que delegó la lectura de su discurso en uno de los miembros de la
Comisión de Paz de la Cámara, justificó su comienzo en las autodefensas en la
desatención del Estado a los reclamos de seguridad contra las acciones de la
guerrilla.
Dejó constancia de que su presencia en el Congreso era primordialmente para
ratificar su deseo de paz.
Las marchas cruzadas Mientras los negociadores de las Auc cumplían la cita
histórica en el Congreso, desde afuera llegaban al Salón Elíptico los ecos de un
coro que gritaba "paramilitares asesinos", "Ni perdón, ni olvido".
Eran marchantes que sobre las 10:30 de la mañana aparecieron por la carrera
séptima con carteles y dos ataúdes. Casi todos, familiares de víctimas de las
autodefensas o miembros de ONG de derechos humanos.
A pesar de ser mucho menos en número, llegaron para hacerles contrapeso a las
caravanas de apoyo al proceso con los paramilitares, que venían de lugares como
el Magdalena Medio, Antioquia, Cundinamarca y de distintos lugares de Bogotá.
Un primer roce entre los dos grupos se dio cuando los que traían los ataúdes
comenzaron a marchar alrededor de la plaza coreando contra los 'paras', mientras
los otros manifestantes los chiflaban o cantaban el Himno Nacional.
Luego comenzaron los empujones. Jóvenes de Bogotá que apoyaban a las Auc se
cubrieron las caras con camisetas blancas y los otros gritaban: "Tienen ganas de
matar, no se dejen provocar".
Tuvo que intervenir el Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía para
separarlos.
El representante Wilson Borja calmó los ánimos y el grupo de los ataúdes
abandonó la Plaza de Bolívar. Al tiempo, en otro lado de la Plaza de Bolívar,
Gustavo Sánchez se deshacía en llanto porque no lo dejaron entrar el Congreso.
Llevaba una carta para los tres jefes 'paras' en la que les pedía razón de su
hijo Miguel Ángel, secuestrado el 29 de febrero pasado en Antioquia con otros
tres parapentistas.