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Cuando se cumplen dos años del mandato del presidente Uribe
Documentan en un libro cientos de crímenes de lesa humanidad cometidos en Colombia y denuncian una estrategia de genocidio sostenida por el gobierno
Rebelión
El libro "Desde Colombia pedimos justicia. Llamado al mundo contra
ritos de crímenes e impunidad" ha sido editado en España y está firmado
por 15 organizaciones españolas y una de Irlanda, además de tener el respaldo de
otras organizaciones europeas. En él se fundamenta el derecho a perseguir
judicialmente a los responsables de los crímenes reseñados en el libro, que
concretamente fueron cometidos en las regiones de Urabá y Atrato desde diciembre
de 1996 en adelante, mediante los diferentes medios de la justicia universal.
Contiene dos anexos, firmados a su vez por cien organizaciones nacionales e
internacionales defensoras de los derechos humanos, entre las cuales se
encuentran la Federación de Asociaciones de Defensa y Promoción de los Derechos
Humanos de España y la Federación Internacional de Derechos Humanos, así como
otras reconocidas asociaciones que ven con preocupación la consolidación, bajo
el gobierno Uribe, de la estrategia paramilitar y su impunidad.
El próximo 7 de agosto se cumplen dos años de un gobierno que hunde más a
Colombia en el pantano de la guerra y la pobreza extrema. Las desapariciones
forzadas y los asesinatos de opositores sociales, sindicalistas, campesinos,
dirigentes políticos y activistas de derechos humanos no cesan. Por el
contrario, aumentan y se esconden bajo el desarrollo de estrategias de seguridad
autoritaria en contra de los derechos fundamentales y el derecho humanitario,
tales como comprometer en tareas militares y de información a la población
civil, dar facultades a las fuerzas armadas para actuar como autoridades
judiciales con facultades de investigación sin control eficaz y coartar derechos
esenciales.
Debe recordarse que el gobierno Uribe incumple las obligaciones internacionales
de derechos humanos, como lo han expresado instancias intergubernamentales como
Naciones Unidas, a través de diferentes órganos, en especial la Comisión de
Derechos Humanos, así como recientemente la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, que ha dictado una sentencia contra el Estado colombiano por
responsabilidad en crímenes paramilitares, hechos que se remontan a los años
ochenta, así como otras entidades, Amnistía Internacional y Human Rights Watch
entre otras, que junto con las organizaciones nacionales defensoras de los
derechos humanos han sido atacadas reiteradamente por Uribe Vélez, siendo
puestas en peligro en un país donde las denuncias contra el paramilitarismo o
las fuerzas armadas pueden ser causa de asesinato o desaparición.
Las organizaciones que han coeditado el libro "Desde Colombia pedimos
justicia. Llamado al mundo contra ritos de crímenes e impunidad" (Xixón,
agosto de 2004, 123 páginas), ofrecen dicha publicación como un texto de
respuesta al llamado urgente que hacen las comunidades de campesinos,
afrodescendientes, indígenas y poblaciones victimizadas en las regiones de Urabá
y Atrato, al noroccidente de Colombia, en municipios pertenecientes a los
departamentos de Antioquia y Chocó.
Miles de personas han sufrido desde hace cerca de ocho años una sostenida
estrategia de genocidio. Se relatan en el libro cientos de casos de
aberrantes violaciones a los derechos humanos, crímenes de lesa humanidad
cometidos por grupos paramilitares y unidades del Ejército colombiano, con el
apoyo de altos funcionarios civiles que nunca atendieron las urgentes demandas
de protección que exigieron las propias comunidades y organismos defensores de
los derechos humanos, como comisiones de la Iglesia. Con posterioridad a la
alerta temprana, fueron cumplidas las amenazas contra tales comunidades, sin que
intervinieran para evitarlas altos cargos del gobierno. Fueron, por el
contrario, facilitadas y encubiertas.
El texto da cuenta de la impunidad institucional total que cubre tales crímenes,
que fueron puestos en conocimiento de las más altas autoridades del Estado
colombiano en el momento en que fueron perpetrados, acompañándose las denuncias
de peticiones apremiantes para que el Gobierno actuara sobre los mecanismos
institucionales de los cuales se sirven los victimarios. Los sucesivos gobiernos
se han negado a poner en marcha las soluciones administrativas que están en sus
manos, tanto el de Ernesto Samper, como el de Andrés Pastrana como el de Álvaro
Uribe.
Un íntimo amigo y colaborador del hoy presidente Uribe Vélez y de su ex Ministro
de Interior y de Justicia, Londoño Hoyos, el general Rito Alejo del Río, quien
se desempeñó como comandante militar en el área donde era entonces gobernador
Uribe (el departamento de Antioquia) y que fue homenajeado por él, fue absuelto
en marzo de 2004 por la Fiscalía, pese a estar comprobada su responsabilidad en
la conformación de los grupos paramilitares y su acción terrorista contra la
población nativa, para que esta huyera y parte de su territorio fuera presa de
los paramilitares, narcotraficantes y empresas madereras entre otras.
Tales estructuras paramilitares han sido representadas recientemente por tres
conocidos jefes de estos grupos criminales que se hallan en conversaciones para
obtener inmunidad tras su aparente desmovilización. En tal proceso, asistieron
la semana anterior a una sesión en el parlamento colombiano, lo cual ha sido
criticado severamente por diferentes sectores de la opinión que han visto allí
la vocería de grupos narcotraficantes que siguen además cometiendo masacres,
asesinatos y desapariciones, en coordinación con miembros de las fuerzas
armadas, como incluso lo reconoce la carta que la semana pasada dirigieron a
Uribe 22 congresistas de los Estados Unidos, entre ellos el candidato demócrata
John Kerry.