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Latinoamérica

Vientos de renovación en América Latina

James D. Cockcroft
La Jornada

Las inversiones extranjeras directas en América Latina y el Caribe han disminuido por cuatro años consecutivos (2000-2003), mientras que ha aumentado la salida de divisas de la región por concepto de ganancias remitidas por empresas trasnacionales a sus países de origen. Setenta por ciento de la población latinoamericana trabaja en el sector económico "informal". En breve, el genocidio económico de la globalización neoliberal sigue en marcha.
Por eso hay un nuevo ascenso popular y una intensificación de la lucha de clases en toda América Latina. Los movimientos sociales protestan la privatización de la na-turaleza, la commodificación de la vida y el pillaje que significa la globalización neoliberal impuesta por el imperialismo, junto con el chantaje de las deudas externas ilegítimas. A la vez, hay fuertes contratendencias: desestabilización de gobiernos de centro-izquierda o populistas-nacionalistas, complots y movilizaciones contrarrevolucionarias, represiones salvajes y criminalización de los actos de protesta, aceleración de la violencia contra las mu-jeres, gays y transexuales, y las minorías étnicas y asociaciones progresistas, y amenazas graves contra la soberanía de naciones como Venezuela y Cuba.
En el caso mexicano, los ladrones mi-llonarios de México y otros países están tratando de privatizar todo, incluyendo el sistema público de educación. Intentan acabar con el derecho humano a un trabajo y un salario dignos, y cobrar más im-puestos sobre los alimentos, las medicinas, los libros y las prestaciones. Sin embargo, desde antes y después de1994, cuando se levantaron los zapatistas en Chiapas, los movimientos sociales mexicanos han re-sistido al entreguismo de Vicente Fox y sus antecesores priístas en la presidencia. Ejemplos incluyen la campaña del Sindicato Mexicano de Electricistas contra la privatización de electricidad y el movimiento de los ejidatarios de San Salvador Atenco, que derrotó el proyecto de construir un nuevo aeropuerto internacional.
El movimiento social mayor en América Latina es el del pueblo cubano, que resiste el fortalecido asedio de Estados Unidos. En mayo de 2004, más de 10 por ciento de la población cubana llenó las calles de La Habana para denunciar los nuevos planes contrarrevolucionarios del gobierno estadunidense de imponer un "cambio de régimen" en la tierra martiana, la única liberada del imperio. El sistema social y político en Cuba constituye la al-ternativa más completa lograda hasta hoy por una nación al orden imperialista de explotación, depredación ecológica y despojo impuesto al mundo por el imperialismo y su globalización.
Cinco jóvenes cubanos están encarcelados en Estados Unidos bajo los cargos falsos de ser espías o asesinos, mientras los terroristas espiados por ellos en Miami gozan de plena libertad y hasta aparecen junto a Bush II y otros funcionarios públicos que los tratan como héroes. Los cinco cubanos entregaron información al FBI que permitió evitar 170 ataques terroristas. A la vez, es posible que haya inmensos depósitos de petróleo en la parte cubana del Golfo de México. Todo esto ha causado en el gobierno bushiano incrementar la campaña de "cambio de régimen" contra el pueblo cubano, creando un peligro bastante grave para toda "nuestra América", como la llamaba José Martí.
Para entender los movimientos sociales de América Latina, hay que destacar ocho puntos:
1. El rol de los indígenas, notablemente en Bolivia, Perú, Ecuador, Guatemala y México, pero hasta un nivel sorprendente también en países donde hay pocos de ellos, por ejemplo Argentina y Chile. Las etnias de todas las Américas viven y reconocen el hecho que atrás del imperialismo hay más de 500 años de sujeción genocida y su resistencia. En este sentido, los indígenas se dan cuenta de ciertas realidades fundamentales, como la continuidad del im-perialismo, el uso del secuestro, desaparición y tortura rutinarias, destrucción ecológica, y la creación y perpetuación de una deuda externa no pagable para chantajear económicamente a pueblos enteros.
2. Los roles de las mujeres y la gente pobre, vistos en el surgimiento de su resistencia y liderazgo -fueran los casos de las comandantes zapatistas, las Madres de Plaza de Mayo, las piqueteras y obreras argentinas que recuperan fábricas abandonadas por sus patrones; las masas pauperizadas venezolanas y los Círculos Bolivarianos que defienden a su presidente y el constitucionalismo; las obreras, vendedores ambulantes y amas de casa bolivianas de la gran ciudad de El Alto, quienes organizan sus comités barriales de defensa y lucha, cuadra por cuadra; o los miles de hambrientos nicaragüenses, que lanzaron su marcha de protesta hacia Managua en abril de 2004. Es de sus levantamientos, su toma de conciencia -y de los nuevos análisis feministas e investigaciones económicas sobre la pauperización y su rol en la acumulación de capital- que proviene de la necesidad de incorporar una teoría del patriarcado y de la triple explotación de la mujer en cualquier investigación del imperialismo y del desarrollo de los movimientos sociales.
3. El rol de los medios de comunicación como actores políticos. Este papel se ve en los atentos de fuerzas derechistas, mafiosas y pro imperialistas de provocar incidentes y derrocar gobiernos progresistas, como en los casos venezolano y cubano (el acto ilegal y provocador del reciente lanzamiento por el gobierno estadunidense de una plataforma aérea, un C-130 Comando Solo, para la transmisión de radio y TV Martí). Se ve también en la criminalización de los movimientos sociales. En los noticieros se invocan repetidamente las palabras "actos de violencia" (sin referencia a los agentes provocadores del Estado) para describir las protestas pacíficas del movimiento altermundista, durante sucesos como el descarrilamiento de la cumbre de la OMC en Cancún y del ALCA en Miami 2003 (lo que forzó al gobierno de Estados Unidos a aceptar un "ALCA flexible"), y el encuentro ineficaz de la Comunidad Europea y naciones latinoamericanas en Guadalajara 2004.
4. El rol de la juventud, en las calles durante el argentinazo de 2001, en las huelgas estudiantiles, en los movimientos contra la impunidad de los oficiales de las guerras sucias pasadas y actuales, en los movimientos en favor de los derechos de las y los homosexuales y transexuales, o en el movimiento altermundista por "otro mundo posible".
5. El rol de los campesinos, a pesar de las nuevas olas de represión violentísimas dirigidas contra ellos. En muchos países, como México y Brasil, por ejemplo, el campesinado en su mayor parte es un nuevo proletariado y funciona como fuerza de trabajo barata, flexible y migrante, aunque a la vez comienza un proceso de recampesinización cuando tiene que volver a parcelas rurales para cultivar los alimentos mínimos para la supervivencia. Sea en los movimientos cocaleros de los países andinos o el Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem-Terra (MST) de Brasil, las regiones rurales y las afueras urbanas latinoamericanas, por lo general, constituyen una zona de guerra de clases intensísima.
6. El rol de trabajadores sindicalizados o tratando de sindicalizarse. Ellos y ellas desarrollan nuevas formas de lucha contra los patrones y los charros, como la formación de confederaciones sindicales independientes -por ejemplo, Frente Auténtico del Trabajo (FAT) en México- o alternativas -Unión Nacional de Trabajadores (UNT), en México, y la nueva confederación del mismo nombre en Venezuela-. Además, se internacionalizan de las luchas obreras. Casos sobresalientes incluyen las fábricas de Coca Cola en Guatemala y Co-lombia y varias otras luchas en las maquiladoras de México y Centroamérica. Otro caso ejemplar es la huelga de los 625 trabajadores afiliados al independiente Sindicato Nacional Revolucionario de Trabajadores de la Compañía Hulera Euzkadi, propiedad de la trasnacional alemana Continental Tire, en El Salto, Jalisco. En febrero de 2004, el SNRTE ganó el reconocimiento oficial de la existencia legal de su movimiento de huelga iniciado hace más de dos años, y en mayo sus líderes viajaron a Alemania para recibir aún más apoyo internacional. Muchos sindicatos participan también en las grandes manifestaciones altermundialistas, como en Cancún o Miami 2003 y Guadalajara 2004, o en el Foro Social Mundial, que atrae más que 100 mil participantes del movimiento altermundialista a sus encuentros internacionales anuales.
7. El rol de los fundamentalismos, especialmente el del mercado de la globalización neoliberal que subyace todos los fundamentalismos en sus etapas contemporáneos. Este tortura millones de personas diariamente. Por año mueren 36 millones de personas por hambre; la mitad de los niños en el mundo sufren de desnutrición.
8. El creciente reconocimiento entre los pueblos de América Latina de la necesidad de aliarse en sus luchas e internacionalizarlas. Ejemplos del nuevo internacionalismo incluyen la Marcha Mundial de las Mujeres (www.marchemondiale.org); el MST en Brasil, que forma una parte de la Vía Campesina, una red de movimientos de campesinos en 87 países; la campaña por la desmilitarización de América Latina, iniciada en Chiapas en 2003, que ya tiene lazos con la campaña internacional para cerrar las 702 bases militares estadunidenses en el mundo, y el Foro Social Mundial.


James D. Cockcroft es historiador y sociólogo de la Universidad Estatal de Nueva York