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El petroleo hacia la privatizacion
Julio Fumero
El gobierno ecuatoriano sigue empeñado en poner en manos del capital privado el principal recurso del país: el petróleo. Dice que sólo así podrá lograrse un aumento de la producción, pues el Estado no cuenta con el dinero y la tecnología adecuada para ello.
En medio de todo está el Fondo Monetario Internacional (FMI), con sus
sempiternas exigencias, o de lo contrario da la espalda a quienes desean gozar
de sus 'beneficios' crediticios.
Ya el Congreso rechazó recientemente tomar en cuenta un añejo proyecto,
presentado por los socialcristianos, para reformar la Ley de Hidrocarburos, con
una mayoría opuesta a la entrega de los campos operados por la empresa pública
PETROECUADOR.
La contraofensiva de la administración de Lucio Gutiérrez no se hizo esperar,
pues inmediatamente presentó su propia propuesta, esta vez con el carácter de
económica urgente, lo cual hace apurarse a los diputados.
Estos tienen un plazo de 30 días para analizar el texto. De lo contrario
entraría en vigencia por el denominado ministerio de la ley.
Por esa razón el titular del Parlamento, Guillermo Landázuri, piensa en posponer
el inicio del período vacacional señalado para el 6 de julio, dar tiempo para
tomar una decisión y evitar la oficialización automática de la propuesta.
Ese proyecto, de tres 'considerandos' y otros tantos artículos, apuntala los
contratos de asociación con compañías privadas en las áreas de PETROECUADOR, con
una participación favorable al Estado de apenas el 35 por ciento de la nueva
extracción.
Los bloques socialcristiano -mayoritario en ese órgano de 100 curules-,
oficialista de Sociedad Patriótica, roldosista y legisladores independientes,
entre otros, lo apoyan.
Mientras, los socialdemócratas de Izquierda Democrática (ID), indígenas de
Pachakutik e izquierdistas del Movimiento Democrático Popular encabezan la lista
de los opuestos.
Esas bancadas alegan que el plan es inconstitucional y destacan la
inconveniencia de entregar los campos estatales en producción mediante un
proceso de licitación, el cual el Ejecutivo ya anunció para dentro de dos meses.
La ID, por ejemplo, reiteró su postura de tratar de impedir que las entidades
transnacionales logren mayores beneficios de los ya fijados.
Argumentan los antagonistas que esas áreas -Sasha, Shushufindi, Yulebra-Culebra
y Lago Agrio- tienen reservas de crudo probadas de 904 millones de barriles y no
requieren inversiones cuantiosas fuera de PETROECUADOR.
Por ello plantean la probabilidad de crear un grupo parlamentario encargado de
idear una eventual reforma a los preceptos de la empresa pública petrolera.
De tal manera, esa entidad saldría fortalecida técnica y económicamente y podría
encargarse de rehabilitar los campos bajo su administración en la Amazonia.
Allí, según los cálculos revelados por el Ministerio de Energía y Minas, es
indispensable un capital mínimo de mil millones de dólares en su mejoramiento.
Pero a pocos convence la urgencia de la administración de Gutiérrez por
incrementar la producción de crudo con los beneficios que traerá ese proyecto de
cambios a la Ley de Hidrocarburos.
Y es que el gobierno está presionado por condicionamientos del FMI que apuntan a
la privatización del petróleo ecuatoriano.
Ese organismo prestamista incluye tal exigencia en sus negociaciones con las
autoridades de Quito para la eventual concesión de un crédito de contingencia
por 121 millones de dólares, que eventualmente tape la brecha del déficit fiscal
del país.
Convencido de la aprobación en el Congreso de esos cambios, el gobierno anunció
ya la determinación de convocar en dos meses a una nueva licitación petrolera.
Las áreas pasaron por un proceso similar durante largo tiempo, pero nunca
concluyó como esperaba el Ejecutivo.
En primera instancia podrían incluirse sólo Shushufindi y Auca para monitorear
el interés de los inversionistas y, de acuerdo con los resultados, serían
convocados los restantes.
La Dirección Nacional de Hidrocarburos será la encargada de determinar la curva
base (promedio histórico de producción sobre el cual se medirá la participación
privada y del Estado) para las negociaciones de las cuatro áreas.
Para ello usará un software que procesará los datos de las reservas probadas, la
simulación matemática y estudios de yacimientos.
Las empresas ganadoras de la licitación correspondiente tendrán una amplia
participación en la producción de crudo y, por ende, buenas ganancias.
Para los expertos, el perjuicio sería mucho, pues el petróleo es el principal
renglón de exportación y los fondos obtenidos por esas ventas financian
alrededor del 40 por ciento del presupuesto nacional.
Ello no parece preocupar a las autoridades, inmersas más en la captación de
recursos para el pago de sus deudas a los acreedores externos que en, como dicen
los opositores, buscar lo realmente conveniente para los ecuatorianos.