Latinoamérica
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Un análisis de la posición del presidente colombiano frente al Mercosur
Socio Sospechoso
Insurrección
El Mercado Común del Sur (MERCOSUR) avanza como proyecto integrador, en medio
de amenazas y presiones por parte de Estados Unidos y con socios sospechosos,
mientras la Comunidad Andina de Naciones (CAN) retrocede.
Del 7 al 10 de julio se efectuó en Puerto Iguazú (Argentina) la reunión de los
miembros del MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y los países
asociados (Bolivia, Chile y Perú). Estuvieron como invitados México, Colombia y
Venezuela.
Mientras los miembros de este proyecto de integración, especialmente Argentina y
Brasil, luchan por superar algunos desacuerdos y fortalecer el grupo, tanto
logrando acuerdos comerciales, como fortaleciendo los mecanismos
institucionales, el gobierno yanqui busca medios para desestabilizarlo.
La petición del gobierno mexicano para entrar como país asociado, así como el
poco interés que mostró el presidente de Colombia en la reunión de la CAN por
concretar los acuerdos entre los dos bloques regionales, no pueden más que
despertar sospechas, a la luz de las abiertas posiciones proyanquis y
neoliberales de Álvaro Uribe y Vicente Fox.
Los presidentes Toledo del Perú y Lucio Gutiérrez de Ecuador, no asistieron a
Puerto Iguazú, alegando estar impedidos por la situación interna que vive cada
uno en su país, cuestión que solo es una disculpa y que en realidad es una
posición abierta de no contrariar la voluntad del imperio.
Chile ya firmó un Tratado bilateral de Libre Comercio con Estados Unidos y el
presidente Lagos tampoco oculta su concepción neoliberal, claramente reflejada
en sus actos de gobierno y en la manera de conducir sus relaciones
internacionales.
Durante la reunión de la CAN , en Quito (Ecuador) los días 12 y 13 de julio, el
presidente colombiano esgrimió un sospechoso discurso integrador, con propuestas
para que este grupo regional trabaje por lograr acuerdos con los países
centroamericanos que están negociando el tratado de libre comercio (CAFTA) con
Estados Unidos y así empatar la CAN con el Plan Puebla Panamá.
El presidente Hugo Chávez fue la voz disonante a los oídos neoliberales de los
otros miembros de la Comunidad Andina de Naciones.
Con justeza reclamó la actitud de ignorar el acuerdo regional por parte de
Colombia, Ecuador y Perú al negociar el TLC sin mediar consulta alguna y sin
tener en cuenta la forma como este tratado, de peces chicos con tiburón, puede
afectar a cada uno de los países de la CAN.
Las propuestas de Venezuela van en contravía de las de los otros cuatro miembros
de esta comunidad de naciones porque son perspectivas antagónicas.
Uribe Vélez lidera en la región y en América del sur la lucha por la realización
de los planes imperiales, mientras Chávez lidera la lucha por la unidad
latinoamericana, a diferentes niveles, para enfrentar a los Estados Unidos con
una unidad que disminuya las desventajas.
¿Qué se esconderá detrás de la propuesta hecha por Uribe de realizar un tratado
entre la CAN y los países del CAFTA, reforzada con la petición al todopoderoso
FMI de no tener en cuenta para la deuda las inversiones que se hagan para la
interconexión eléctrica, la gasífera y la carretera que unirá a Alaska con la
Patagonia ?
Llama también a sospecha el hecho que, en cambio, defienda a capa y espada el
TLC y asegure que éste servirá para fortalecer la integración andina y para
lograr la "equidad" en la negociación con Estados Unidos, mientras se aplaza la
firma de acuerdos con MERCOSUR y, una vez más luego de 35 años y 14 reuniones de
presidentes, no se llega a un consenso para establecer un Arancel Externo Común
(AEC) para las importaciones de los países de la CAN.
Los énfasis de esta cumbre presidencial andina estuvieron puestos en la urgencia
de fortalecer la integración regional y autorizar acuerdos con terceros países.
Es decir viabilizar la negociación con el CAFTA y el TLC.
Lo demás fue demagogia. Venezuela, en la voz de su presidente hizo el análisis
real en cuanto a que, reunión tras reunión, lo poco se que se ha logrado se
debilita y por ello pidió una revisión profunda del estado del acuerdo.
Otro hecho que mueve a la sospecha es la propuesta de crear la Zona de Paz
Andina con el objetivo de solucionar conflictos de manera concertada y pacífica,
así como sustraer la región de posibles guerras, propósitos sustentados en la
defensa de la democracia, el estado de derecho, la protección de los derechos
ciudadanos, el desarrollo humano y la soberanía nacional.
La declaración sobre este punto plantea que los cinco países deben realizar
esfuerzos para establecer un marco general que canalice la cooperación política
y de seguridad, así como acuerdos sobre una política exterior común y un enfoque
compartido de seguridad.
¿De qué democracia se tratará? Los colombianos y los venezolanos tenemos motivos
de sobra para relacionar esta supuesta defensa de la democracia con la
"seguridad democrática" de Uribe o con la que quieren implantar los gringos en
Venezuela, que es la democracia que concibe la Casa Blanca para su pretendido
"patio trasero".
¿Estarán los presidentes andinos, liderados por Uribe, con excepción de Chávez,
dando otras puntadas para la creación de la fuerza multinacional que tanto
añoran los gringos?
¿El estado de derecho y la protección de los derechos ciudadanos, serán como los
que actualmente imperan en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia?
Y el desarrollo humano, ¿a qué parte de los 120 millones de habitantes de estos
países se referirá? Porque tantos las estadísticas, como los hechos están
indicando que no es para el progreso de todos.
Y ¿la defensa de cuál soberanía?
Son muchos los interrogantes que deja esta reunión de los presidentes de la
Comunidad Andina.
El propósito de los estadounidenses es sabotear el fortalecimiento del MERCOSUR
y de cualquier proyecto alternativo al ALCA. Tratan de cercar e infiltrar al
acuerdo regional del sur y de impulsar proyectos que viabilicen, de un modo u
otro, la anexión de América Latina.
Para los colombianos es una gran vergüenza el papel que desempeña en todo este
plan Álvaro Uribe Vélez. Desde luego él no ha interpretado ni interpretará el
sentir de los colombianos dignos.