Latinoamérica
|
Dia de protesta popular
El FPMR apoya a la protesta social del 29 de Julio
Frente Patriótico Manuel Rodríguez
Un abierto respaldo a la protesta social del 29 de julio declara el FPMR, a
pesar de la zigzagueante posición de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT),
que el primero de mayo en voz de su presidente Arturo Martínez, amenaza al
Gobierno con un paro laboral de no ser retirado el proyecto de flexibilidad
laboral del Congreso, y pasado varios meses y con el proyecto sólo descendido en
su carácter de urgencia por el oficialismo, baja el perfil del "paro" a
"movilización" sin razones convincentes.
No nos sorprende la postura de algunos de sus dirigentes, porque desde la
rearticulación de la CUT a fines de los 80, han seguido una política más cercana
al gobierno que a los trabajadores, expresada en una falta de independencia
respecto a las leyes laborales en general, el sueldo mínimo y otras cuestiones
de gran interés para los miles de asalariados y desempleados del país. Luego,
han insistido en buscar soluciones a partir de los espacios formales de la
política institucional y del sistema, las "mesas de diálogo", la entrega de
pliegos en la Moneda, los acuerdos con el empresariado, la débil posición frente
a los tratados comerciales que afectan a la mano de obra y la soberanía del
país, etc. Y por último, son activos partícipes de la actual crisis de la
Central, una división autodestructiva y cupular dirigida por la Concertación
desde dentro de la propia CUT, que anula a esta organización sindical como actor
fundamental en la defensa de los trabajadores chilenos.
Por ello los Rodriguistas, unidos a otras organizaciones de izquierda y de base,
decidimos romper con esta condicionante, transformando dicha ocasión en un Día
de Protesta Popular, pues independiente se llame a paro o movilización, el
descontento mayoritario del pueblo debe ser canalizado de alguna forma, incluso
más allá de las actuales disputas sindicales. El empobrecimiento creciente, la
marginación y explotación de vastos sectores, lo reclama. Sin más, el Paro del
año pasado tuvo sorprendente masividad, gracias al apoyo territorial de
pobladores, estudiantes y otros sectores, que imprimieron a este movimiento de
los trabajadores un carácter popular y de protesta. Llamamos entonces a todos
los sectores y organizaciones del país y en el exterior, a plegarse con fuerza a
esta nueva jornada de repudio al sistema impuesto, a potenciar sus propias
demandas y formas de lucha, haciendo de esta contingencia un gran acto de
participación y fortalecimiento del campo popular y revolucionario a nivel
nacional e internacional.
Esta fuerza popular emergente necesita estímulos, pequeñas victorias, acciones
colectivas en pro de un proyecto de cambios. Fenómeno que el gobierno teme, por
eso ha intentado atraerla hacia la institucionalidad en contingencias
electoralistas donde ellos son amos y señores ("representantes"). He ahí la
importancia de una salida abierta y coordinada del campo popular ahora, pues
aunque débil todavía, igual puede punzar en el itinerario del bloque en el
poder, además de crecer en protagonismo, representación y experiencia, junto con
romper el aislamiento al cual se le ha querido someter. Es decir, una expresión
de democracia popular, rebeldía y conciencia que la clase logra única y
exclusivamente en la lucha, y desde sus propios territorios y ámbitos sociales.
Por otra parte, un escenario así, permite también poner al descubierto las
posiciones pragmáticas, tradicionalistas y legalistas que se han apostado a
nivel del movimiento de izquierda y las bases sociales luego de la gran crisis
de los 90, que junto con ayudar a atomizar al campo popular, siembran la idea de
no "molestar al gobierno", de seguir las soluciones del Estado neoliberal y
plegarse a los dictámenes de su legalidad, influenciados por la socialdemocracia,
los grupos económicos, el imperialismo criollo mediante la prensa y los espacios
"democráticos", que buscan conservar sus privilegios y ganancias a través de
ello. En definitiva, son éstas contradicciones las que sacan a los chilenos a
las calles, a luchar por sus reivindicaciones, a rechazar la injusticia y el
oscuro futuro que tienen en encima; donde a los organizados sólo nos queda
cumplir el deber de estar ayudando a cualificar y canalizar estas positivas
energías, unidos como un solo cuerpo, como siempre tiene que ser, en función de
las demandas laborales y populares de nuestro pueblo.
Aquí lo que queda es protestar…en cada territorio una fuerza y una demanda
social!
¡Construyendo política revolucionaria desde la base y en todo el país!