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Bolivia: crece presión extranacional a favor del referéndum
Econoticiasbolivia.com
Los presidentes de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, y del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias, se sumaron ayer, por
separado, al coro de organismos internacionales y de países con fuertes
intereses petroleros en Bolivia que apoyan el referéndum del 18 de julio y que
presionan para disuadir sobre una nacionalización del gas y el petróleo.
En su corta visita a la ciudad oriental de Santa Cruz, Lula expresó su respaldo
al presidente Carlos Mesa en todos los proyectos que emprendió desde que asumió
el mando en octubre del 2003. Dijo que el referéndum, las elecciones y la
Constituyente serán positivos para el país.
En La Paz, Iglesias dijo que "el gas era un elemento fundamental para el
desarrollo de este país", por lo que respaldó la consulta que, sin embargo, es
ampliamente cuestionada por los sindicatos y organizaciones populares porque no
permitirá la nacionalización del gas y el petróleo, sino que, por el contrario,
legitimará el control que las transnacionales tienen sobre la totalidad de los
yacimientos y reservas de hidrocarburos de Bolivia, valorados en más de cien mil
millones de dólares.
A nueve días del referéndum, las declaraciones de Lula e Iglesias sobre los
asuntos internos de Bolivia fueron saludadas por la administración de Mesa, que
intensificó una millonaria e imponente campaña propagandística a favor de la
consulta, a la par que amenazó con multas y cárcel para los opositores y
acrecentó la militarización del altiplano en previsión al anunciado boicot de la
Central Obrera Boliviana (COB) que lucha por la nacionalización.
GARANTÍAS PARA LAS PETROLERAS
La fugaz presencia de Lula sirvió también para dejar en claro que el referéndum
no afectará los intereses brasileños y que el gobierno boliviano respetará los
contratos y los privilegios concedidos a Petrobras, que controla la sexta parte
de todas las reservas de gas y petróleo de Bolivia, que lleva gas boliviano a
Brasil y la Argentina, controla ductos, la distribución interna de carburantes y
tiene una posición dominante en la industria energética del país.
La declaración conjunta suscrita por Mesa y Lula, a pesar de su tono
diplomático, no deja lugar a dudas. "Los Presidentes manifestaron la expectativa
de que los resultados del referéndum sobre la política energética de Bolivia y
la futura nueva ley para el sector de hidrocarburos del país, permitan la
continuidad de la cooperación bilateral ya existente y el desarrollo de nuevos
proyectos de interés mutuo, en un ambiente de estabilidad, previsibilidad y
seguridad jurídica", señala el inciso 11 de la Declaración.
Lula también anunció la condonación de la deuda bilateral de 52 millones de
dólares, un crédito por 600 millones de dólares para el desarrollo de la
infraestructura vial que una a ambos países y la creación de un polo de
desarrollo en la frontera con la construcción de una planta gasquímica
binacional y la construcción de dos plantas termoeléctricas.
"Seguro como estoy del éxito del referéndum que condiciona nuestra decisión
nacional, estoy con certeza de que podremos llevar adelante ese emprendimiento
que va a generar una nueva dimensión en Bolivia de lo que entendemos por el uso
adecuado de nuestras materias primas", señaló el Presidente Mesa, avalando el
proyecto que seguramente será desarrollado por Petrobras.
La estatal petrolera del Brasil ha recibido enormes ventajas de los gobiernos
neoliberales bolivianos, que le concedieron, por ejemplo, la explotación de
megacampos de gas como San Alberto y otros, con una rebaja tributaria del 32%,
lo que es cuestionado por la COB y otras organizaciones sociales, que creen que
con el apoyo del proletariado brasileño se podría redefinir, en términos más
justos, la presencia de Petrobras en Bolivia.
GESTIONES DE LAS PETROLERAS
Las gestiones de Lula en defensa de Petrobras tienen el mismo objetivo que las
realizadas por las Embajadas de Estados Unidos y España, que han presionado al
gobierno boliviano para que no afecte los intereses de sus empresas petroleras,
como es el caso de Repsol YPF, Enron, Shell y otras.
El compromiso asumido por Mesa y su gobierno es que, sea cual fuere el resultado
del referéndum del 18 de julio, todas las compañías extranjeras que operan en
Bolivia tendrán la propiedad y podrán explotar y disponer de los 54 trillones de
pies cúbicos de gas y de los más de 480 millones de barriles de petróleo que
tienen de reservas, por lo menos hasta el año 2036, cuando concluyen sus
contratos de 40 años. Una vez vencido este plazo, el Estado podrá fijar nuevas
reglas de juego.
El gobierno boliviano, con el aval de los organismos internacionales, propugna
que el único cambio que tendrían que aceptar las transnacionales es un paulatino
aumento en el pago de tributos, a partir del 2008, pero siempre y cuando se
incrementen notablemente los volúmenes de producción de gas y petróleo y de
exportación a la Argentina, Estados Unidos y México.
Hasta ahora, el arreglo parece muy ventajoso para las petroleras, que están
siendo muy acosadas por los sindicatos y organizaciones campesinas y de
indígenas que reclaman su expulsión y la nacionalización de las reservas de
hidrocarburos y de las instalaciones que tienen en el país.
No extraña, por ello, que el referéndum de Mesa haya desatado la oposición de
los sindicatos y organizaciones sociales, que lo califican de "tramparendum", y
que al mismo tiempo haya concitado el apoyo de las petroleras y el respaldo del
Departamento de Estado y de la Embajada de Estados Unidos para que el sucesor y
vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, derrocado en octubre del 2003, se
mantenga en el cargo hasta el 2007.
Según declaró hace poco el presidente de Repsol, Alfonso Cortina, el referéndum
boliviano arrojaría un "resultado favorable" para el consorcio petrolero, que ha
vuelto a trabajar para impulsar el proyecto de exportación de gas boliviano a
México y Estados Unidos. Tan favorable sería la consulta que los especialistas
bursátiles de España y Europa han adelantado que las acciones de petrolera
española aumentarán su valor unitario en 0.85 dólares, lo que significará una
ganancia de mil millones de dólares para Repsol, si se consolidan los resultados
de la consulta y se frenan las exigencias sobre la nacionalización.
Sobre el tema tributaria, Cortina dijo que estaban negociando y que podrían
llegar a un acuerdo satisfactoria para las partes. Repsol controla, actualmente,
la quinta parte de todas las reservas de gas y petróleo de Bolivia, por lo que
las gestiones de la Embajada española también han sido intensas, al igual que la
presión de los organismos internacionales.
MÁS CONDICIONAMIENTOS
Así, por ejemplo, el Banco Mundial ha condicionado el desembolso de 150 millones
de dólares anuales para Bolivia al verificativo exitoso del referéndum y que
posibilite que se pueda exportar gas a los mercados de ultramar, tal como señala
el informe oficial de ese organismo internacional denominado "Estrategia de
Asistencia al País" correspondiente al 2004.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) también ha dicho lo suyo. "Un resultado
negativo del referéndum sobre las exportaciones de gas no sería entendido por
los gobiernos" que apoyan a Bolivia, había advertido el director del Fondo para
el Hemisferio Occidental, Anoop Singh, según difundió a principios de marzo
Econoticias.
En esa oportunidad, el director del FMI, dijo que las perspectivas de que el
país logre un importante apoyo financiero concesional, necesario para superar
sus críticos niveles de endeudamiento y déficit, "dependerán de que Bolivia
logre un sólido acuerdo interno para aprovechar sus abundantes reservas de gas y
encuentre mercados alternativos para la exportación".