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Las FARC desmienten las cifras de desmovilizados aportadas por el presidente colombiano
Evandro Bonfim
Adital
El gobierno del presidente Álvaro Uribe acaba de realizar un balance sobre
los resultados del Plan de Seguridad Democrática, implementado por la
administración iniciada en el 2003 para sanar la violencia del país atribuida al
conflicto interno, principalmente a través de medidas de combate a los sectores
armados de la oposición como así también para el movimiento social en general.
Según los datos gubernamentales, en poco más de un año, 5.357 integrantes de
grupos guerrilleros como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc)
y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), así como paramilitares de los grupos
de autodefensas aceptaron deponer las armas en los términos del decreto 128,
disciplinando la desmovilización e reincorporación de combatientes de fuerzas
ilegales.
Los números suministrados por el gobierno colombiano son tomados con pleno
descrédito por grupos como las Farc.
De acuerdo con Alfonso Cano, miembro del Secretariado del Estado Mayor Central
de la guerrilla, el servicio de estadísticas oficiales funciona como
"departamento de propaganda del gobierno, que sube y baja los índices, conforme
a la indicación hecha por el Palacio de Nariño, porque, al final de cuentas, sus
jefes son nombrados por el Presidente de la República".
De hecho, la desmovilización de grandes levas de guerrilleros es negada tanto
por las Farc como por el ELN. Inclusive esta última organización guerrillera
vino a público, a inicios de este mes, para negar la existencia de frentes de
combatientes disidentes dispuestas a aceptar el plan de desarme del gobierno.
En lo que e refiere a la desmovilización de paramilitares, con los cuales el
gobierno posee acuerdos especiales, la ampliación de las actividades de
mercenarios vinculados a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), inclusive en
suelo extranjero, como el incidente registrado en Venezuela, parece desautorizar
la intención del gobierno de Uribe de mostrar a través de datos que está
consiguiendo disolver el conflicto armado a través de esta vía.
"Fijémonos que, a pesar de tanto bullicio, la guerra sucia contra los dirigentes
populares se incrementó tanto como la actividad paramilitar, los éxodos
propiciados por los pecuarios para avanzar en la ampliación del latifundio
siguen adelante, el terror oficial que llena las cárceles de presos políticos es
creciente, al mismo tiempo en que aparece ostensivamente la arrogante impunidad
de muchos bandidos enclavados en el poder del Estado", aconseja el comandante de
las Farc en entrevista a la revista Identidad.
Plan de Seguridad Democrática
Para muchos sectores de la sociedad civil colombiana, como las organizaciones de
defensa de los derechos humanos, el Plan de Seguridad Democrática es sinónimo de
violencia, a pesar de que el balance gubernamental afirme que este programa haya
reducido en cerca de 18% los homicidios comunes y en 49% las masacres en los
últimos 22 meses en Colombia.
En comunicado a la comunidad internacional, la organización de derechos humanos
Brigadas Internacionales por la Paz (PIB), registrada oficialmente por las
Naciones Unidas y con diez años de actuación en el conflicto colombiano, afirma
estar siendo "indiciada, atropellada y estigmatizada" por el gobierno del
presidente Uribe.
"Desde diciembre de 2003, Brigadas Internacionales de Paz han sido víctima, en
la'Comunidad de Paz' de San José de Apartado, de acciones represivas de grupos
paramilitares en connivencia con sectores de las Fuerzas Militares colombianas",
denuncia la entidad, mostrando que los paramilitares continúan tan activos
cuanto antes, a pesar de las desmovilizaciones divulgadas por el presidente.
"Desde fines del mes de mayo, el propio presidente de la República de Colombia,
Álvaro Uribe Vélez, dio proseguimiento a los atropellos contra la población de
la Comunidad de Paz y a las PBI, llegando al punto de amenazar con 'la
deportación y prisión', caso no se someta a las arbitrariedades de la
Procuraduría y de las Fuerzas Militares presentes en la zona, en el marco de la
Política de Seguridad Democrática, totalmente antagónica a los principios
universales del derecho internacional de los derechos humanos y el derecho
internacional humanitario", señala el comunicado.