Latinoamérica
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La globalización en Chile
José Cademartori
ALAI-AMLATINA
En los años noventa volvió a repetirse el efecto de la globalización y la
liberalización del comercio exterior, que llevó a una crisis de la agricultura.
Los cultivos tradicionales para el mercado interno se redujeron en pocos años.
Cuando se creía asegurado el autoabastecimiento alimenticio, las importaciones
volvieron a crecer. En los años 1997 al 2002, las deudas de agricultores y
campesinos aumentaron por los altos intereses fijados y la contracción del
mercado interno, resueltos por el Banco Central y el gobierno. Las importaciones
de alimentos a precios artificialmente bajos perjudicaron a los agricultores que
producen para el consumo interno.
La gran masa de los trabajadores del campo no se benefició de los años de auge.
Los puestos de trabajo disminuyeron. En los comienzos de los noventa los
mejoramientos fueron mínimos, comparados con las ganancias de las compañías
exportadoras.
El ingreso promedio del trabajo en las zonas rurales era en el año 2000 inferior
al de 1990. En las faenas agrícolas y forestales, los subcontratistas descuentan
un 30% o más del salario que pagan los empresarios, sin garantizar seguridad en
el transporte, ni el pago de las cotizaciones previsionales y de salud.
Por otro lado, la política del cobre, desde Pinochet a Lagos, se rige por el
Decreto Ley Piñera que transfiere el ejercicio de la propiedad de los recursos
minerales, mediante la llamada "concesión plena". Chile perdió en diez años
4.538 millones de dólares adicionales al permitir que gran parte del mineral
extraído se exporte en forma de concentrados y no de refinados. Por otra parte,
durante los últimos diez años 43 empresas transnacionales de un total de 47,
simuló "pérdidas" en sus balances, con el fin de no pagar impuestos. Un amplio
sector de la opinión pública apoya el establecimiento de un royalty o regalía
similar al que estas mismas compañías pagan a los estados donde tienen
inversiones similares.
Durante los noventa, la deuda externa de Chile siguió aumentando. Al alcanzar la
mitad del Producto Interno Bruto, la Deuda Externa vuelve a convertirse en el
presente en una bomba de tiempo que puede estallar, ante una nueva crisis
internacional. Un ejemplo es Enersis. Sin haber aportado un solo kilowatio ,
Enersis, acumuló una deuda de 12.000 millones de dólares, cifra equivalente a
poco menos de un tercio del total de la Deuda de Chile.
Una expresión del dinamismo con que se expanden las multinacionales en Chile es
el hecho que sus ventas han crecido más que el Producto Interno Bruto, más que
las ventas de las empresas estatales y más que las empresas privadas. Si
continúa la transnacionalización sin límites, al momento de celebrar los 200
años de la Independencia Nacional, la mayor parte de la economía estará
controlada por las multinacionales. A fines del 2003, el valor acumulado de las
inversiones extranjeras sumado a la deuda externa constituía un pasivo total de
unos 85.000 millones de dólares. Como resultado de este proceso, los envíos al
exterior de las rentas netas del capital transnacional se incrementan
constantemente.
La globalización neo-liberal ha contribuido a una mayor concentración de los
activos en pocas manos, no sólo del capital extranjero, sino también de los
grandes empresarios chilenos. Unos 90 grupos financieros controlan la mayor
parte de las grandes empresas. El 10% de la población más rica del país ha
aumentado fuertemente su participación en el ingreso nacional en los últimos
treinta años. En vez del "crecimiento con equidad" el resultado ha sido un
"crecimiento con desigualdad".
El Tratado de Libre Comercio entre Chile y Estados Unidos profundizará la
trasnacionalización de la economía chilena.
La inversión foránea directa, uno de los objetivos del Tratado, no es la única
fuente de capital procedente del exterior. Economías que han experimentado un
formidable desarrollo han recurrido muy poco a este tipo de inversión foránea,
mas bien la han limitado estrictamente. En general, será preferible recurrir al
crédito externo como complemento para financiar inversiones rentables de las
empresas nacionales en vez de fomentar la instalación de las multinacionales. El
Estado debe reservarse el derecho de aceptar o no el proyecto inversor, debe
evaluar las ventajas concretas que representa y compararlo con sus costos y
otras alternativas para el país.
En materia de recursos naturales, un dominio preferente de las inversiones
extranjeras actuales, debe extenderse el principio constitucional de que los
recursos naturales son de posesión plena del Estado, sin perjuicio de formas
limitadas de concesión a privados.
Chile requiere de un Proyecto Nacional de Desarrollo. El PND nos debe instar a
regular respetuosamente nuestro intercambio con la naturaleza. Esto implica
reanudar la estrategia industrializadora, interrumpido hasta hoy, pero adaptado
a las perspectivas del siglo XXI. Se deben caducar las concesiones onerosas,
desarrollar un fuerte sector público, delimitar y garantizar el desarrollo de
las distintas áreas de propiedad, estatal, regional, municipal, social, privada,
mixta, de cooperativas y de trabajadores.
Esto significa una nueva estructura de ingresos, tributarios y otros que
transfiera recursos desde los sectores minoritarios hacia los programas sociales
y hacia la inversión productiva pública. Redistribuir es tarea políticamente
difícil que será resistida por los afectados, por todos los medios. Por eso se
requiere contar con apoyo de una amplia mayoría nacional. Se necesita un nuevo
Estado que se haga respetar, con autoridad moral, pero nada autoritario y muy
participativo, un poder transparente y sometido al control ciudadano.
Pero la soberanía no puede ser un camino solitario, al margen de nuestros
vecinos y hermanos. Nuestros estados latinoamericanos en alianza con los del
mundo en desarrollo, más el apoyo de los movimientos y gobiernos solidarios del
primer mundo, pueden constituir una fuerza capaz de abrir paso a otro mundo
posible, a una nueva vía hacia la integración mundial, pacífica, democrática y
justa.
* Este texto es un resumen del libro "La globalización cuestionada", del
economista José Cademartori, Ministro de Economía del Presidente Salvador
Allende y fundador de ATTAC- Chile.
* José Cademartori. Agencia de Noticias de Chile.